Los santos Ángeles custodios
Liturgia de las Horas: Memoria obligatoria
2 de octubre de 2025
¿Correcciones? ¿Comentarios? ¿Sugerencias? ¡Escríbenos!
Índice
— Invitatorio
— Oficio de lectura
— Laudes
— Hora tercia
— Hora sexta
— Hora nona
— Vísperas
— Completas
InvitatorioLa primera oración del día se comienza con el Invitatorio. En el rezo comunitario, durante el Invitatorio todos permanecen de pie.
V.✠Todos hacen la señal de la cruz sobre la boca. Señor, abre mis labios.En el rezo comunitario, los versículos V. son dichos por el cantor.
R.Y mi boca proclamará tu alabanza.En el rezo comunitario, las respuestas R. son dichas por la asamblea.
Si las oraciones del día comienzan con las Laudes, es posible omitir la siguiente antífona y salmo, y saltar directamente al himno de Laudes.
Ant.Venid, adoremos al Señor, a quien sirven los ángeles.En el rezo comunitario, la antífona Ant. es dicha por el cantor y repetida por la asamblea; en el rezo individual no es necesario repetir la antífona.
En lugar del siguiente salmo puede decirse el , o .
Salmo 94
Invitación a la alabanza divina«Animaos unos a otros, día tras día, mientras perdura el “hoy”» (Hb 3, 13).
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Ant.Venid, adoremos al Señor, a quien sirven los ángeles.En el rezo comunitario, la antífona del Invitatorio se repite luego de cada estrofa del salmo; en el rezo individual, y en los demás salmos y cánticos del Oficio sólo es necesario decir la antífona al principio de cada salmo o cántico.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes.
Suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Ant.Venid, adoremos al Señor, a quien sirven los ángeles.
Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo, el rebaño que él guía.
Ant.Venid, adoremos al Señor, a quien sirven los ángeles.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto:
cuando vuestros padres me pusieron a prueba,
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Ant.Venid, adoremos al Señor, a quien sirven los ángeles.
Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
“Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso.”»
Ant.Venid, adoremos al Señor, a quien sirven los ángeles.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
En lugar del siguiente salmo puede decirse el , o .
Salmo 99
Alegría de los que entran en el templo«Los redimidos deben entonar un canto de victoria» (S. Atanasio).
Aclama al Señor, tierra entera,
servid al Señor con alegría,
entrad en su presencia con aclamaciones.
Ant.Venid, adoremos al Señor, a quien sirven los ángeles.En el rezo comunitario, la antífona del Invitatorio se repite luego de cada estrofa del salmo; en el rezo individual, y en los demás salmos y cánticos del Oficio sólo es necesario decir la antífona al principio de cada salmo o cántico.
Sabed que el Señor es Dios:
que él nos hizo y somos suyos,
su pueblo y ovejas de su rebaño.
Ant.Venid, adoremos al Señor, a quien sirven los ángeles.
Entrad por sus puertas con acción de gracias,
por sus atrios con himnos,
dándole gracias y bendiciendo su nombre:
Ant.Venid, adoremos al Señor, a quien sirven los ángeles.
«El Señor es bueno,
su misericordia es eterna,
su fidelidad por todas las edades.»
Ant.Venid, adoremos al Señor, a quien sirven los ángeles.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
En lugar del siguiente salmo puede decirse el , o .
Salmo 66
Que todos los pueblos alaben al Señor«Sabed que esta salvación de Dios ha sido enviada a los gentiles» (Hch 28, 28).
El Señor tenga piedad y nos bendiga,
ilumine su rostro sobre nosotros;
conozca la tierra tus caminos,
todos los pueblos tu salvación.
Ant.Venid, adoremos al Señor, a quien sirven los ángeles.En el rezo comunitario, la antífona del Invitatorio se repite luego de cada estrofa del salmo; en el rezo individual, y en los demás salmos y cánticos del Oficio sólo es necesario decir la antífona al principio de cada salmo o cántico.
¡Oh Dios!, que te alaben los pueblos,
que todos los pueblos te alaben.
Ant.Venid, adoremos al Señor, a quien sirven los ángeles.
Que canten de alegría las naciones,
porque riges el mundo con justicia,
riges los pueblos con rectitud
y gobiernas las naciones de la tierra.
Ant.Venid, adoremos al Señor, a quien sirven los ángeles.
¡Oh Dios!, que te alaben los pueblos,
que todos los pueblos te alaben.
Ant.Venid, adoremos al Señor, a quien sirven los ángeles.
La tierra ha dado su fruto,
nos bendice el Señor, nuestro Dios.
Que Dios nos bendiga; que le teman
hasta los confines del orbe.
Ant.Venid, adoremos al Señor, a quien sirven los ángeles.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
En lugar del siguiente salmo puede decirse el , o .
Salmo 23
Entrada solemne de Dios en su templo«Las puertas del cielo se abren ante Cristo que como hombre sube al cielo» (S. Ireneo).
Del Señor es la tierra y cuanto la llena,
el orbe y todos sus habitantes:
él la fundó sobre los mares,
él la afianzó sobre los ríos.
Ant.Venid, adoremos al Señor, a quien sirven los ángeles.En el rezo comunitario, la antífona del Invitatorio se repite luego de cada estrofa del salmo; en el rezo individual, y en los demás salmos y cánticos del Oficio sólo es necesario decir la antífona al principio de cada salmo o cántico.
¿Quién puede subir al monte del Señor?
¿Quién puede estar en el recinto sacro?
Ant.Venid, adoremos al Señor, a quien sirven los ángeles.
El hombre de manos inocentes
y puro corazón,
que no confía en los ídolos
ni jura contra el prójimo en falso.
Ése recibirá la bendición del Señor,
le hará justicia el Dios de salvación.
Ant.Venid, adoremos al Señor, a quien sirven los ángeles.
Éste es el grupo que busca al Señor,
que viene a tu presencia, Dios de Jacob.
Ant.Venid, adoremos al Señor, a quien sirven los ángeles.
¡Portones!, alzad los dinteles,
levantaos, puertas antiguas:
va a entrar el Rey de la gloria.
Ant.Venid, adoremos al Señor, a quien sirven los ángeles.
¿Quién es ese Rey de la gloria?
El Señor, héroe valeroso;
el Señor, héroe de la guerra.
Ant.Venid, adoremos al Señor, a quien sirven los ángeles.
¡Portones!, alzad los dinteles,
levantaos, puertas antiguas:
va a entrar el Rey de la gloria.
Ant.Venid, adoremos al Señor, a quien sirven los ángeles.
¿Quién es ese Rey de la gloria?
El Señor, Dios de los ejércitos.
Él es el Rey de la gloria.
Ant.Venid, adoremos al Señor, a quien sirven los ángeles.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.Venid, adoremos al Señor, a quien sirven los ángeles.Si se juzga oportuno, puede omitirse la repetición final de la antífona.
Si las oraciones del día comienzan con el Oficio de lectura, se salta al himno del Oficio de lectura; si en cambio comienzan con las Laudes, se salta al himno de Laudes.
Oficio de lecturaEl Oficio de lectura es una celebración litúrgica de la palabra de Dios. Puede celebrarse en cualquier momento del día, incluso como vigilia nocturna. Por ser una Hora principal debe dársele máxima prioridad.
✠Todos hacen la señal de la cruz, desde la frente hasta el pecho y desde el hombro izquierdo al derecho. Invocación inicialLa invocación inicial se omite cuando el Oficio de lectura se dice seguido del Invitatorio.En el rezo comunitario, durante la invocación inicial todos permanecen de pie.
V.Dios mío, ven en mi auxilio.
R.Señor, date prisa en socorrerme.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
HimnoEl himno tiene por fin facilitar el comienzo de la oración.En el rezo comunitario, durante la invocación inicial todos permanecen de pie.Si el Oficio de lectura se dice unido a otra Hora, en lugar de este himno puede decirse el de la referida Hora; en este caso también se omite el himno de la otra Hora.
Ángeles de la mañana,
ángeles del mediodía,
de la tarde y de la noche
son tu presencia divina.
Llenos de gozo, Señor,
te damos nuestra alegría,
peregrinos de la tierra,
huéspedes ya de tu vida.
¡Que nunca nos abandone,
en el sueño o la vigilia,
el ángel que nos pusiste
como compañero y guía! Amén.
SalmodiaLa salmodia del Oficio de lectura consta de tres salmos o fragmentos de salmo.En el rezo comunitario los salmos se cantan o recitan bien sea en forma seguida (in directum), bien sea alternando los versos o estrofas entre dos coros o dos partes de la asamblea, o bien sea en forma responsorial.
Ant. 1.Nos diste, Señor, la victoria sobre el enemigo; por eso damos gracias a tu nombre.
Salmo 43
Oración del pueblo de Dios que sufre entregado a sus enemigos«En todo vencemos fácilmente por aquél que nos ha amado» (Rm 8, 37).
I
¡Oh Dios!, nuestros oídos lo oyeron,
nuestros padres nos lo han contado:
la obra que realizaste en sus días,
en los años remotos.
Tú mismo, con tu mano, desposeíste a los gentiles,
y los plantaste a ellos;
trituraste a las naciones,
y los hiciste crecer a ellos.
Porque no fue su espada la que ocupó la tierra,
ni su brazo el que les dio la victoria;
sino tu diestra y tu brazo y la luz de tu rostro,
porque tú los amabas.
Mi rey y mi Dios eres tú,
que das la victoria a Jacob:
con tu auxilio embestimos al enemigo,
en tu nombre pisoteamos al agresor.
Pues yo no confío en mi arco,
ni mi espada me da la victoria;
tú nos das la victoria sobre el enemigo
y derrotas a nuestros adversarios.
Dios ha sido siempre nuestro orgullo,
y siempre damos gracias a tu nombre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.Nos diste, Señor, la victoria sobre el enemigo; por eso damos gracias a tu nombre.Si se juzga oportuno, puede omitirse la repetición de la antífona.
Ant. 2.Perdónanos, Señor, y no entregues tu heredad al oprobio.
II
Ahora, en cambio, nos rechazas y nos avergüenzas,
y ya no sales, Señor, con nuestras tropas:
nos haces retroceder ante el enemigo,
y nuestro adversario nos saquea.
Nos entregas como ovejas a la matanza
y nos has dispersado por las naciones;
vendes a tu pueblo por nada,
no lo tasas muy alto.
Nos haces el escarnio de nuestros vecinos,
irrisión y burla de los que nos rodean;
nos has hecho el refrán de los gentiles,
nos hacen muecas las naciones.
Tengo siempre delante mi deshonra,
y la vergüenza me cubre la cara
al oír insultos e injurias,
al ver a mi rival y a mi enemigo.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.Perdónanos, Señor, y no entregues tu heredad al oprobio.Si se juzga oportuno, puede omitirse la repetición de la antífona.
Ant. 3.Levántate, Señor, y redímenos por tu misericordia.
III
Todo esto nos viene encima,
sin haberte olvidado
ni haber violado tu alianza,
sin que se volviera atrás nuestro corazón
ni se desviaran de tu camino nuestros pasos;
y tú nos arrojaste a un lugar de chacales
y nos cubriste de tinieblas.
Si hubiéramos olvidado el nombre de nuestro Dios
y extendido las manos a un dios extraño,
el Señor lo habría averiguado,
pues él penetra los secretos del corazón.
Por tu causa nos degüellan cada día,
nos tratan como a ovejas de matanza.
Despierta, Señor, ¿por qué duermes?
Levántate, no nos rechaces más.
¿Por qué nos escondes tu rostro
y olvidas nuestra desgracia y opresión?
Nuestro aliento se hunde en el polvo,
nuestro vientre está pegado al suelo.
Levántate a socorrernos,
redímenos por tu misericordia.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.Levántate, Señor, y redímenos por tu misericordia.Si se juzga oportuno, puede omitirse la repetición de la antífona.
V.Señor, ¿a quién vamos a ir?Este versículo sirve de transición entre la salmodia y la escucha de la palabra de Dios.
R.Tú tienes palabras de vida eterna.
Primera lecturaCada día hay dos lecturas. La primera lectura es bíblica.
Del segundo libro de las Crónicas 29, 1-2; 30, 1-16a
La Pascua sacerdotal del rey Ezequías
Cuando Ezequías subió al trono tenía veinticinco años y reinó en Jerusalén veintinueve años. Su madre se llamaba Abí, hija de Zacarías. Hizo lo que el Señor aprueba, igual que su antepasado David.
Ezequías envió mensajeros por todo Israel y Judá, y escribió cartas a Efraím y Manasés para que acudiesen al templo de Jerusalén, con el fin de celebrar la Pascua del Señor, Dios de Israel. El rey, las autoridades y toda la comunidad de Jerusalén decidieron en consejo celebrar la Pascua durante el segundo mes, ya que no habían podido hacerlo a su debido tiempo porque quedaban muchos sacerdotes por purificarse y el pueblo no se había reunido aún en Jerusalén. Al rey y a toda la comunidad les pareció acertada la decisión. Entonces, acordaron pregonar por todo Israel, desde Berseba hasta Dan, que viniesen a Jerusalén a celebrar la Pascua del Señor, Dios de Israel, porque muchos no la celebraban como está mandado. Los mensajeros recorrieron todo Israel y Judá llevando las cartas del rey y de las autoridades, y pregonando por orden del rey:
«Israelitas, volved al Señor, Dios de Abraham, Isaac e Israel, y el Señor volverá a estar con todos los supervivientes del poder de los reyes asirios. No seáis como vuestros padres y hermanos, que se rebelaron contra el Señor, Dios de sus padres, y éste los convirtió en objeto de espanto, como vosotros mismos podéis ver. No seáis tercos como vuestros padres. Entregaos al Señor, acudid al santuario que ha sido consagrado para siempre. Servid al Señor, vuestro Dios, y él apartará de vosotros el ardor de su cólera. Si os convertís al Señor, los que deportaron a vuestros hermanos e hijos sentirán compasión de ellos y los dejarán volver a este país. Porque el Señor, vuestro Dios, es clemente y misericordioso, y no os volverá la espalda si volvéis a él.»
Los mensajeros recorrieron de ciudad en ciudad la tierra de Efraím y Manasés, hasta Zabulón, pero se reían y se burlaban de ellos. Sólo algunos de Aser, Manasés y Zabulón se mostraron humildes y acudieron a Jerusalén. Los judíos, por gracia de Dios, cumplieron unánimes lo que el Señor había dispuesto por orden del rey y de las autoridades.
El segundo mes se reunió en Jerusalén una gran multitud para celebrar la fiesta de los Ázimos; fue una asamblea numerosísima. Suprimieron todos los altares que había por Jerusalén y eliminaron todas las aras de incensar, arrojándolas al torrente Cedrón. El catorce del segundo mes inmolaron la Pascua. Los sacerdotes levíticos confesaron sus pecados, se purificaron y llevaron holocaustos al templo. Cada cual ocupó el puesto que le correspondía según la ley de Moisés, hombre de Dios.
Responsorio 2Cro 30, 8; Is 30, 29El responsorio se dice como respuesta a la palabra de Dios.
R.Entregaos al Señor, acudid al santuario que ha sido consagrado para siempre. *En el rezo comunitario, la marca * separa la primera parte, dicho por el cantor, de la segunda parte, dicha por la asamblea. Servid al Señor, vuestro Dios, y él apartará de vosotros el ardor de su cólera.
V.Entonaréis un cántico como en noche sagrada de fiesta: se os alegrará el corazón como se le alegra al que va al compás de la flauta hacia el monte del Señor.
R.Servid al Señor, vuestro Dios, y él apartará de vosotros el ardor de su cólera.
Segunda lecturaLa segunda lectura es hagiográfica, patrística o de escritores eclesiásticos.
De los Sermones de san Bernardo, abad
(Sermón 12 sobre el salmo «Qui habitat», 3, 6-8: Opera omnia, edición cisterciense, 4 [1966], 458-462)
Que te guarden en tus caminos
A sus ángeles ha dado órdenes para que te guarden en tus caminos. Den gracias al Señor por su misericordia, por las maravillas que hace con los hombres. Den gracias y digan entre los gentiles: «El Señor ha estado grande con ellos.» Señor, ¿qué es el hombre para que le des importancia, para que te ocupes de él? Porque te ocupas ciertamente de él, demuestras tu solicitud y tu interés para con él. Llegas hasta enviarle tu Hijo único, le infundes tu Espíritu, incluso le prometes la visión de tu rostro. Y, para que ninguno de los seres celestiales deje de tomar parte en esta solicitud por nosotros, envías a los espíritus bienaventurados para que nos sirvan y nos ayuden, los constituyes nuestros guardianes, mandas que sean nuestros ayos.
A sus ángeles ha dado órdenes para que te guarden en tus caminos. Estas palabras deben inspirarte una gran reverencia, deben infundirte una gran devoción y conferirte una gran confianza. Reverencia por la presencia de los ángeles, devoción por su benevolencia, confianza por su custodia. Porque ellos están presentes junto a ti, y lo están para tu bien. Están presentes para protegerte, lo están en beneficio tuyo. Y, aunque lo están porque Dios les ha dado esta orden, no por ello debemos dejar de estarles agradecidos, pues que cumplen con tanto amor esta orden y nos ayudan en nuestras necesidades, que son tan grandes.
Seamos, pues, devotos y agradecidos a unos guardianes tan eximios; correspondamos a su amor, honrémoslos cuanto podamos y según debemos. Sin embargo, no olvidemos que todo nuestro amor y honor ha de tener por objeto a aquél de quien procede todo, tanto para ellos como para nosotros, gracias al cual podemos amar y honrar, ser amados y honrados.
En él, hermanos, amemos con verdadero afecto a sus ángeles, pensando que un día hemos de participar con ellos de la misma herencia y que, mientras llega este día, el Padre los ha puesto junto a nosotros, a manera de tutores y administradores. En efecto, ahora somos ya hijos de Dios, aunque ello no es aún visible, ya que, por ser todavía menores de edad, estamos bajo tutores y administradores, como si en nada nos distinguiéramos de los esclavos.
Por lo demás, aunque somos menores de edad y aunque nos queda por recorrer un camino tan largo y tan peligroso, nada debemos temer bajo la custodia de unos guardianes tan eximios. Ellos, los que nos guardan en nuestros caminos, no pueden ser vencidos ni engañados, y menos aún pueden engañarnos. Son fieles, son prudentes, son poderosos: ¿por qué espantarnos? Basta con que los sigamos, con que estemos unidos a ellos, y viviremos así a la sombra del Omnipotente.
Responsorio Sal 90, 11-12. 10El responsorio se dice como respuesta a la palabra de Dios.
R.A sus ángeles ha dado órdenes para que te guarden en tus caminos; *En el rezo comunitario, la marca * separa la primera parte, dicho por el cantor, de la segunda parte, dicha por la asamblea. te llevarán en sus palmas, para que tu pie no tropiece en la piedra.
V.No se te acercará la desgracia, ni la plaga llegará hasta tu tienda.
R.Te llevarán en sus palmas, para que tu pie no tropiece en la piedra.
Si el Oficio de lectura se dice seguido de otra Hora, se omite la siguiente oración y la conclusión, y se salta, según el caso, a la salmodia de Laudes, salmodia de Tercia, salmodia de Sexta, salmodia de Nona o salmodia de Vísperas.
OraciónLa oración conclusiva cierra el rezo del Oficio de lectura.
Oremos.
Dios, Padre misericordioso, que, en tu providencia inefable, te has dignado enviar, para nuestra guarda, a tus santos ángeles, concede a quienes te suplican ser siempre defendidos por su protección y gozar eternamente de su compañía. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
ConclusiónEn el rezo comunitario, durante la invocación inicial todos permanecen de pie.
V.Bendigamos al Señor.
R.Demos gracias a Dios.
Enlaces a las próximas Horas: Laudes, Tercia, Sexta, Nona, Vísperas y Completas.
LaudesLas Laudes están dirigidas y ordenadas a santificar la mañana. Habitualmente se celebran con la primera luz del día. Por ser una Hora principal debe dárseles máxima prioridad.
✠Todos hacen la señal de la cruz, desde la frente hasta el pecho y desde el hombro izquierdo al derecho. Invocación inicialLa invocación inicial se omite cuando las Laudes se dicen seguido del Invitatorio.En el rezo comunitario, durante la invocación inicial todos permanecen de pie.
V.Dios mío, ven en mi auxilio.
R.Señor, date prisa en socorrerme.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
HimnoEl himno tiene por fin facilitar el comienzo de la oración.En el rezo comunitario, durante la invocación inicial todos permanecen de pie.Si las Laudes se dicen unidas a otra Hora, en lugar de este himno puede decirse el de la referida Hora; en este caso también se omite el himno de la otra Hora.
Cantemos hoy a los ángeles,
custodios nuestros y hermanos,
que velan por los humanos
y van de su bien en pos.
Ven siempre la faz del Padre,
él los ampara benigno,
y luchan contra el maligno
en las batallas de Dios.
¡Oh espíritus inmortales!
Tenéis por reina a María,
sois su vital letanía,
su enamorada legión.
Por vuestro medio nos llegan
dones y gracias del cielo,
la fe, la luz, el consuelo,
la paz y la inspiración.
Terribles como un ejército
bien ordenado en batalla,
vuestra asistencia no falla
contra la insidia infernal.
Silentes guardas y amigos,
de nuestra noche luceros,
seréis nuestros compañeros
en la patria celestial.
La gloria a Dios que ha creado
ejército tan prolijo:
que adore sumiso al Hijo,
su rey y su plenitud,
y que al Espíritu Santo,
terrenos y celestiales,
le rindan universales
tributos de gratitud. Amén.
SalmodiaLa salmodia de las Laudes consta de un salmo matutino, un cántico del antiguo Testamento y un salmo de alabanza.En el rezo comunitario los salmos se cantan o recitan bien sea en forma seguida (in directum), bien sea alternando los versos o estrofas entre dos coros o dos partes de la asamblea, o bien sea en forma responsorial.
Ant. 1.El Señor enviará a su ángel contigo y dará éxito a tu empresa.
Salmo 62, 2-9
El alma sedienta de Dios«Madruga por Dios todo el que rechaza las obras de las tinieblas».
¡Oh Dios!, tú eres mi Dios, por ti madrugo,
mi alma está sedienta de ti;
mi carne tiene ansia de ti,
como tierra reseca, agostada, sin agua.
¡Cómo te contemplaba en el santuario
viendo tu fuerza y tu gloria!
Tu gracia vale más que la vida,
te alabarán mis labios.
Toda mi vida te bendeciré
y alzaré las manos invocándote.
Me saciaré de manjares exquisitos,
y mis labios te alabarán jubilosos.
En el lecho me acuerdo de ti
y velando medito en ti,
porque fuiste mi auxilio,
y a la sombra de tus alas canto con júbilo;
mi alma está unida a ti,
y tu diestra me sostiene.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.El Señor enviará a su ángel contigo y dará éxito a tu empresa.Si se juzga oportuno, puede omitirse la repetición de la antífona.
Ant. 2.Bendito sea Dios, que envió a su ángel y libró a sus siervos que en él confiaron.
Cántico Dn 3, 57-88. 56
Toda la creación alabe al Señor«Alabad al Señor sus siervos todos» (Ap 19, 5).
Creaturas todas del Señor, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Ángeles del Señor, bendecid al Señor;
cielos, bendecid al Señor.
Aguas del espacio, bendecid al Señor;
ejércitos del Señor, bendecid al Señor.
Sol y luna, bendecid al Señor;
astros del cielo, bendecid al Señor.
Lluvia y rocío, bendecid al Señor;
vientos todos, bendecid al Señor.
Fuego y calor, bendecid al Señor;
fríos y heladas, bendecid al Señor.
Rocíos y nevadas, bendecid al Señor;
témpanos y hielos, bendecid al Señor.
Escarchas y nieves, bendecid al Señor;
noche y día, bendecid al Señor.
Luz y tinieblas, bendecid al Señor;
rayos y nubes, bendecid al Señor.
Bendiga la tierra al Señor,
ensálcelo con himnos por los siglos.
Montes y cumbres, bendecid al Señor;
cuanto germina en la tierra, bendiga al Señor.
Manantiales, bendecid al Señor;
mares y ríos, bendecid al Señor.
Cetáceos y peces, bendecid al Señor;
aves del cielo, bendecid al Señor.
Fieras y ganados, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Hijos de los hombres, bendecid al Señor;
bendiga Israel al Señor.
Sacerdotes del Señor, bendecid al Señor;
siervos del Señor, bendecid al Señor.
Almas y espíritus justos, bendecid al Señor;
santos y humildes de corazón, bendecid al Señor.
Ananías, Azarías y Misael, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Bendigamos al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo,
ensalcémoslo con himnos por los siglos.
Bendito el Señor en la bóveda del cielo,
alabado y glorioso y ensalzado por los siglos.
No se dice «Gloria al Padre».
Ant.Bendito sea Dios, que envió a su ángel y libró a sus siervos que en él confiaron.Si se juzga oportuno, puede omitirse la repetición de la antífona.
Ant. 3.Alabad al Señor, todos sus ángeles; alabadlo, todos sus ejércitos.
Salmo 149
Alegría de los santos«Los hijos de la Iglesia, nuevo pueblo de Dios, se alegran en su Rey, Cristo, el Señor» (Hesiquio).
Cantad al Señor un cántico nuevo,
resuene su alabanza en la asamblea de los fieles;
que se alegre Israel por su Creador,
los hijos de Sión por su Rey.
Alabad su nombre con danzas,
cantadle con tambores y cítaras;
porque el Señor ama a su pueblo
y adorna con la victoria a los humildes.
Que los fieles festejen su gloria
y canten jubilosos en filas:
con vítores a Dios en la boca
y espadas de dos filos en las manos:
para tomar venganza de los pueblos
y aplicar el castigo a las naciones,
sujetando a los reyes con argollas,
a los nobles con esposas de hierro.
Ejecutar la sentencia dictada
es un honor para todos sus fieles.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.Alabad al Señor, todos sus ángeles; alabadlo, todos sus ejércitos.Si se juzga oportuno, puede omitirse la repetición de la antífona.
Lectura breve Ex 23, 20-21aLa lectura breve está señalada de acuerdo con las características del día, del tiempo o de la fiesta. Hay libertad para reemplazar la lectura breve por una lectura bíblica más extensa, apropiada al caso. En la celebración con el pueblo puede añadirse una homilía ilustrativa de la lectura. También puede añadirse un espacio de silencio a continuación de la lectura o de la homilía.
Voy a enviar un ángel delante de ti, para que te cuide en el camino y te conduzca al lugar que te he preparado. Pórtate bien en su presencia y obedécelo.
Responsorio breveComo respuesta a la palabra de Dios, se ofrece un canto responsorial o responsorio breve, que puede omitirse si se juzga oportuno.
V.Delante de los ángeles tañeré para ti, Dios mío.
R.Delante de los ángeles tañeré para ti, Dios mío.V.Y daré gracias a tu nombre.
R.Tañeré para ti, Dios mío.V.Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R.Delante de los ángeles tañeré para ti, Dios mío.
Cántico evangélicoEl cántico evangélico expresa la alabanza y acción de gracias por la obra de la redención.En el rezo comunitario, durante la invocación inicial todos permanecen de pie.
Ant.Todos los ángeles son espíritus destinados a una misión, enviados en servicio de los que han de heredar la salvación.
✠Todos hacen la señal de la cruz, desde la frente hasta el pecho y desde el hombro izquierdo al derecho. Cántico de Zacarías Lc 1, 68-79
El Mesías y su precursor
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo,
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas.
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.Todos los ángeles son espíritus destinados a una misión, enviados en servicio de los que han de heredar la salvación.Si se juzga oportuno, puede omitirse la repetición de la antífona.
PrecesLas preces de Laudes son peticiones para consagrar el día y el trabajo a Dios. En el rezo comunitario, durante las preces todos se ponen de pie.
Adoremos, hermanos, al Señor, ante quien los ángeles se postran, y, suplicándole que mande a estos servidores de su reino para que nos ayuden en nuestro camino, digamos:
R.Bendecid al Señor, todos sus ángeles.La respuesta R. se repite luego de cada petición.
Tú, Señor, que has dado órdenes a tus ángeles para que nos guarden en nuestros caminos,
— condúcenos hoy por tus sendas y no permitas que caigamos en el pecado. R.
Haz que te busquemos a ti en todo lo que hagamos
— y seamos así semejantes a los ángeles que están viendo siempre tu rostro. R.
Concédenos, Señor, la pureza del alma y la castidad del cuerpo,
— para que seamos como tus ángeles en el cielo. R.
Manda, Señor, en ayuda de tu pueblo al gran arcángel Miguel,
— para que nos sintamos protegidos en nuestras luchas contra Satanás y sus ángeles. R.
Se pueden añadir algunas intenciones libres.
Terminemos nuestra oración con las palabras del Señor:
Padre nuestro, que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu Reino;
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal.
OraciónLa oración conclusiva cierra el rezo de las Laudes.
Dios, Padre misericordioso, que, en tu providencia inefable, te has dignado enviar, para nuestra guarda, a tus santos ángeles, concede a quienes te suplican ser siempre defendidos por su protección y gozar eternamente de su compañía. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
ConclusiónEn el rezo comunitario, durante la invocación inicial todos permanecen de pie.
Cuando preside un obispo, presbítero o un diácono, puede bendecir al pueblo con la bendición solemne a continuación, o con . En el rezo individual o en una celebración comunitaria presidida por un ministro no ordenado, se dice .
V.El Señor esté con vosotros.
R.Y con tu espíritu.V.Que la paz de Dios, que sobrepasa todo anhelo y esfuerzo humano, custodie vuestro corazón y vuestra inteligencia en el amor y conocimiento de Dios y de su Hijo Jesucristo, nuestro Señor.
R.Amén.V.La bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo ✠Todos hacen la señal de la cruz, desde la frente hasta el pecho y desde el hombro izquierdo al derecho. y Espíritu Santo, descienda sobre vosotros.
R.Amén.
Si se despide a la comunidad, se añade la invitación:
V.Podéis ir en paz.
R.Demos gracias a Dios.
Cuando preside un obispo, presbítero o un diácono, puede bendecir al pueblo con la bendición común a continuación, o con . En el rezo individual o en una celebración comunitaria presidida por un ministro no ordenado, se dice .
V.El Señor esté con vosotros.
R.Y con tu espíritu.V.La bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo ✠Todos hacen la señal de la cruz, desde la frente hasta el pecho y desde el hombro izquierdo al derecho. y Espíritu Santo, descienda sobre vosotros.
R.Amén.
Si se despide a la comunidad, se añade la invitación:
V.Podéis ir en paz.
R.Demos gracias a Dios.
Cuando preside un obispo, presbítero o un diácono, bendece al pueblo con o . En el rezo individual o en una celebración comunitaria presidida por un ministro no ordenado, se dice la oración de conclusión a continuación.
V.El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R.Amén.
Enlaces a las próximas Horas: Oficio de lectura, Tercia, Sexta, Nona y Vísperas.
Hora terciaLa Hora tercia está orientada a santificar la media mañana. Habitualmente se celebra entre las 9:00 y las 12:00.
✠Todos hacen la señal de la cruz, desde la frente hasta el pecho y desde el hombro izquierdo al derecho. Invocación inicialEn el rezo comunitario, durante la invocación inicial todos permanecen de pie.
V.Dios mío, ven en mi auxilio.
R.Señor, date prisa en socorrerme.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
En lugar del siguiente himno puede decirse o .
HimnoEl himno tiene por fin facilitar el comienzo de la oración.En el rezo comunitario, durante la invocación inicial todos permanecen de pie.Si la Hora tercia se dice unida a otra Hora, en lugar de este himno puede decirse el de la referida Hora; en este caso también se omite el himno de la otra Hora.
Ven, Espíritu Santo, luz y gozo,
Amor, que en tus incendios nos abrasas:
renueva el alma de este pueblo tuyo
que por mis labios canta tu alabanza.
En sus fatigas diarias, sé descanso;
en su lucha tenaz, vigor y gracia:
haz germinar la caridad del Padre,
que engendra flores y que quema zarzas.
Ven, Amor, que iluminas el camino,
compañero divino de las almas:
ven con tu viento a sacudir al mundo
y a abrir nuevos senderos de esperanza. Amén.
En lugar del siguiente himno puede decirse o .
HimnoEl himno tiene por fin facilitar el comienzo de la oración.En el rezo comunitario, durante la invocación inicial todos permanecen de pie.Si la Hora tercia se dice unida a otra Hora, en lugar de este himno puede decirse el de la referida Hora; en este caso también se omite el himno de la otra Hora.
Ven del seno de Dios, oh Santo Espíritu,
a visitar las mentes de tus fieles;
y haz que los corazones que creaste
se llenen con tus dádivas celestes.
Ilumine tu luz nuestros sentidos,
encienda el fuego de tu amor los pechos;
Espíritu de Cristo, fortalece
este barro mortal de nuestros corazones.
Danos, Amor, tu amor y la alegría
de conocer al Padre y a su Hijo,
de poseerte a ti que eres de entreambos
eternamente el inefable Espíritu. Amén.
En lugar del siguiente himno puede decirse o .
HimnoEl himno tiene por fin facilitar el comienzo de la oración.En el rezo comunitario, durante la invocación inicial todos permanecen de pie.Si la Hora tercia se dice unida a otra Hora, en lugar de este himno puede decirse el de la referida Hora; en este caso también se omite el himno de la otra Hora.
El trabajo, Señor, de cada día
nos sea por tu amor santificado,
convierte su dolor en alegría
de amor, que para dar tú nos has dado.
Paciente y larga es nuestra tarea
en la noche oscura del amor que espera;
dulce huésped del alma, al que flaquea
dale tu luz, tu fuerza que aligera.
En el alto gozoso del camino,
demos gracias a Dios, que nos concede
la esperanza sin fin del don divino;
todo lo puede en él quien nada puede. Amén.
SalmodiaLa salmodia de la Hora tercia consta de tres salmos o fragmentos de salmo.En el rezo comunitario los salmos se cantan o recitan bien sea en forma seguida (in directum), bien sea alternando los versos o estrofas entre dos coros o dos partes de la asamblea, o bien sea en forma responsorial.
Cuando se celebra sólo una Hora intermedia (tercia, sexta o nona), se dice la salmodia habitual a continuación. Cuando se celebran las tres Horas intermedias, en lugar de la salmodia habitual a continuación también puede decirse , cuidando de que se diga la salmodia habitual para una Hora intermedia y las salmodias complementarias para las Horas restantes.
Ant. 1.Más estimo yo los preceptos de tu boca que miles de monedas de oro y plata.
Salmo 118, 65-72
Has dado bienes a tu siervo,
Señor, conforme a tus palabras;
enséñame a gustar y a comprender,
porque me fío de tus mandatos;
antes de sufrir, yo andaba extraviado,
pero ahora me ajusto a tu promesa.
Tú eres bueno y haces el bien;
instrúyeme en tus leyes;
los insolentes urden engaños contra mí,
pero yo custodio tus leyes;
tienen el corazón espeso como grasa,
pero mi delicia es tu voluntad,
Me estuvo bien el sufrir,
así aprendí tus mandamientos;
más estimo yo los preceptos de tu boca
que miles de monedas de oro y plata.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.Más estimo yo los preceptos de tu boca que miles de monedas de oro y plata.Si se juzga oportuno, puede omitirse la repetición de la antífona.
Ant. 2.En Dios confío y no temo lo que pueda hacerme un mortal.
Salmo 55, 2-7b. 9-14
Confianza en la palabra de Dios«En este salmo aparece Cristo en su pasión» (S. Jerónimo).
Misericordia, Dios mío, que me hostigan,
me atacan y me acosan todo el día;
todo el día me hostigan mis enemigos,
me atacan en masa.
Levántame en el día terrible,
yo confío en ti.
En Dios, cuya promesa alabo,
en Dios confío y no temo:
¿qué podrá hacerme un mortal?
Todos los días discuten y planean
pensando sólo en mi daño;
buscan un sitio para espiarme,
acechan mis pasos y atentan contra mi vida.
Anota en tu libro mi vida errante,
recoge mis lágrimas en tu odre, Dios mío.
Que retrocedan mis enemigos cuando te invoco,
y así sabré que eres mi Dios.
En Dios, cuya promesa alabo;
en el Señor, cuya promesa alabo,
en Dios confío y no temo:
¿qué podrá hacerme un hombre?
Te debo, Dios mío, los votos que hice,
los cumpliré con acción de gracias;
porque libraste mi alma de la muerte,
mis pies de la caída;
para que camine en presencia de Dios
a la luz de la vida.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.En Dios confío y no temo lo que pueda hacerme un mortal.Si se juzga oportuno, puede omitirse la repetición de la antífona.
Ant. 3.Tu bondad, Señor, es más grande que los cielos.
Salmo 56
Oración matutina de un afligido«Este salmo canta la pasión del Señor» (S. Agustín).
Misericordia, Dios mío, misericordia,
que mi alma se refugia en ti;
me refugio a la sombra de tus alas
mientras pasa la calamidad.
Invoco al Dios Altísimo,
al Dios que hace tanto por mí:
desde el cielo me enviará la salvación,
confundirá a los que ansían matarme,
enviará su gracia y su lealtad.
Estoy echado entre leones
devoradores de hombres;
sus dientes son lanzas y flechas,
su lengua es una espada afilada.
Elévate sobre el cielo, Dios mío,
y llene la tierra tu gloria.
Han tendido una red a mis pasos
para que sucumbiera;
me han cavado delante una fosa,
pero han caído en ella.
Mi corazón está firme, Dios mío,
mi corazón está firme.
Voy a cantar y a tocar:
despierta, gloria mía;
despertad, cítara y arpa;
despertaré a la aurora.
Te daré gracias ante los pueblos, Señor;
tocaré para ti ante las naciones:
por tu bondad, que es más grande que los cielos;
por tu fidelidad, que alcanza a las nubes.
Elévate sobre el cielo, Dios mío,
y llene la tierra tu gloria.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.Tu bondad, Señor, es más grande que los cielos.Si se juzga oportuno, puede omitirse la repetición de la antífona.
Cuando se celebra sólo una Hora intermedia (tercia, sexta o nona), en lugar de la salmodia complementaria a continuación, se dice . Cuando se celebran las tres Horas intermedias, en lugar de la salmodia complementaria a continuación también puede decirse , cuidando de que se diga la salmodia habitual para una Hora intermedia y las salmodias complementarias para las Horas restantes.
Ant. 1.Llamé, y él me respondió.
Salmo 119
Deseo de la paz«Estad firmes en la tribulación, sed asiduos en la oración» (Rm 12, 12).
En mi aflicción llamé al Señor,
y él me respondió.
Líbrame, Señor, de los labios mentirosos,
de la lengua traidora.
¿Qué te va a dar o a mandar Dios,
lengua traidora?
Flechas de arquero,
afiladas con ascuas de retama.
¡Ay de mí, desterrado en Masac,
acampado en Cadar!
Demasiado llevo viviendo
con los que odian la paz;
cuando yo digo: «Paz»,
ellos dicen: «Guerra».
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.Llamé, y él me respondió.Si se juzga oportuno, puede omitirse la repetición de la antífona.
Ant. 2.El Señor guarda tus entradas y salidas.
Salmo 120
El guardián del pueblo«No tendrán hambre ni sed; no les molestará el sol ni calor alguno» (Ap 7, 16).
Levanto mis ojos a los montes:
¿de dónde me vendrá el auxilio?
El auxilio me viene del Señor,
que hizo el cielo y la tierra.
No permitirá que resbale tu pie,
tu guardián no duerme;
no duerme ni reposa
el guardián de Israel.
El Señor te guarda a su sombra,
está a tu derecha;
de día el sol no te hará daño,
ni la luna de noche.
El Señor te guarda de todo mal,
él guarda tu alma;
el Señor guarda tus entradas y salidas,
ahora y por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.El Señor guarda tus entradas y salidas.Si se juzga oportuno, puede omitirse la repetición de la antífona.
Ant. 3.Me he alegrado por lo que me dijeron.
Salmo 121
La ciudad santa de Jerusalén«Os habéis acercado al monte de Sión, ciudad del Dios vivo, Jerusalén del cielo» (Hb 12, 22).
¡Qué alegría cuando me dijeron:
«Vamos a la casa del Señor»!
Ya están pisando nuestros pies
tus umbrales, Jerusalén.
Jerusalén está fundada
como ciudad bien compacta.
Allá suben las tribus,
las tribus del Señor,
según la costumbre de Israel,
a celebrar el nombre del Señor;
en ella están los tribunales de justicia
en el palacio de David.
Desead la paz a Jerusalén:
«Vivan seguros los que te aman,
haya paz dentro de tus muros,
seguridad en tus palacios.»
Por mis hermanos y compañeros,
voy a decir: «La paz contigo.»
Por la casa del Señor, nuestro Dios,
te deseo todo bien.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.Me he alegrado por lo que me dijeron.Si se juzga oportuno, puede omitirse la repetición de la antífona.
Lectura breve Hch 5, 17-20La lectura breve está señalada de acuerdo con las características del día, del tiempo o de la fiesta. Hay libertad para reemplazar la lectura breve por una lectura bíblica más extensa, apropiada al caso. En la celebración con el pueblo puede añadirse una homilía ilustrativa de la lectura. También puede añadirse un espacio de silencio a continuación de la lectura o de la homilía.
El sumo sacerdote y los de su partido —la secta de los saduceos—, llenos de coraje, mandaron prender a los apóstoles y meterlos en la cárcel común. Pero por la noche el ángel del Señor les abrió las puertas y los sacó fuera, diciéndoles: «Id al templo y explicadle allí al pueblo este modo de vida.»
V.Delante de los ángeles tañeré para ti, Dios mío.
R.Me postraré hacia tu santuario, daré gracias a tu nombre.
OraciónLa oración conclusiva cierra el rezo de la Hora tercia.
Oremos.
Dios, Padre misericordioso, que, en tu providencia inefable, te has dignado enviar, para nuestra guarda, a tus santos ángeles, concede a quienes te suplican ser siempre defendidos por su protección y gozar eternamente de su compañía. Por Cristo nuestro Señor. Amén.
ConclusiónEn el rezo comunitario, durante la invocación inicial todos permanecen de pie.
V.Bendigamos al Señor.
R.Demos gracias a Dios.
Enlaces a las próximas Horas: Oficio de lectura, Sexta, Nona y Vísperas.
Hora sextaLa Hora sexta está orientada a santificar el medio día. Habitualmente se celebra entre las 12:00 y las 15:00.
✠Todos hacen la señal de la cruz, desde la frente hasta el pecho y desde el hombro izquierdo al derecho. Invocación inicialEn el rezo comunitario, durante la invocación inicial todos permanecen de pie.
V.Dios mío, ven en mi auxilio.
R.Señor, date prisa en socorrerme.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
En lugar del siguiente himno puede decirse o .
HimnoEl himno tiene por fin facilitar el comienzo de la oración.En el rezo comunitario, durante la invocación inicial todos permanecen de pie.Si la Hora sexta se dice unida a otra Hora, en lugar de este himno puede decirse el de la referida Hora; en este caso también se omite el himno de la otra Hora.
Te está cantando el martillo
y rueda en tu honor la rueda.
Puede que la luz no pueda
librar del humo su brillo.
¡Qué sudoroso y sencillo
te pones a mediodía,
Dios de esta dura porfía
de estar sin pausa creando,
y verte necesitando
del hombre más cada día!
Quien diga que Dios ha muerto
que salga a la luz y vea
si el mundo es o no tarea
de un Dios que sigue despierto.
Ya no es su sitio el desierto
ni en la montaña se esconde;
decid, si preguntan dónde,
que Dios está —sin mortaja—
en donde un hombre trabaja
y un corazón le responde. Amén.
En lugar del siguiente himno puede decirse o .
HimnoEl himno tiene por fin facilitar el comienzo de la oración.En el rezo comunitario, durante la invocación inicial todos permanecen de pie.Si la Hora sexta se dice unida a otra Hora, en lugar de este himno puede decirse el de la referida Hora; en este caso también se omite el himno de la otra Hora.
El pan de cada día
dánoslo hoy, Señor, a manos llenas;
convierte en alegría
nuestras labores buenas
y acaricia el dolor de nuestras penas.
¡Horas de tedio largas
sin la presencia buena de tus manos!
¡Ay, las horas amargas
nos veulven inhumanos,
si no abrimos el alma a los hermanos!
Santifica el momento
de este ruido tenaz, de esta fatiga.
Busquemos el aliento
de tu presencia amiga
que acreciente el esfuerzo y nos bendiga. Amén.
En lugar del siguiente himno puede decirse o .
HimnoEl himno tiene por fin facilitar el comienzo de la oración.En el rezo comunitario, durante la invocación inicial todos permanecen de pie.Si la Hora sexta se dice unida a otra Hora, en lugar de este himno puede decirse el de la referida Hora; en este caso también se omite el himno de la otra Hora.
Este mundo del hombre, en que él se afana
tras la felicidad que tanto ansía,
tú lo vistes, Señor, de luz temprana
y de radiante sol al mediodía.
Así el poder de tu presencia encierra
el secreto más hondo de esta vida;
un nuevo cielo y una nueva tierra
colmarán nuestro anhelo sin medida.
Poderoso Señor de nuestra historia,
no tardes en venir gloriosamente;
tu luz resplandeciente y tu victoria
inunden nuestra vida eternamente. Amén.
SalmodiaLa salmodia de la Hora sexta consta de tres salmos o fragmentos de salmo.En el rezo comunitario los salmos se cantan o recitan bien sea en forma seguida (in directum), bien sea alternando los versos o estrofas entre dos coros o dos partes de la asamblea, o bien sea en forma responsorial.
Cuando se celebra sólo una Hora intermedia (tercia, sexta o nona), se dice la salmodia habitual a continuación. Cuando se celebran las tres Horas intermedias, en lugar de la salmodia habitual a continuación también puede decirse , cuidando de que se diga la salmodia habitual para una Hora intermedia y las salmodias complementarias para las Horas restantes.
Ant. 1.Más estimo yo los preceptos de tu boca que miles de monedas de oro y plata.
Salmo 118, 65-72
Has dado bienes a tu siervo,
Señor, conforme a tus palabras;
enséñame a gustar y a comprender,
porque me fío de tus mandatos;
antes de sufrir, yo andaba extraviado,
pero ahora me ajusto a tu promesa.
Tú eres bueno y haces el bien;
instrúyeme en tus leyes;
los insolentes urden engaños contra mí,
pero yo custodio tus leyes;
tienen el corazón espeso como grasa,
pero mi delicia es tu voluntad,
Me estuvo bien el sufrir,
así aprendí tus mandamientos;
más estimo yo los preceptos de tu boca
que miles de monedas de oro y plata.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.Más estimo yo los preceptos de tu boca que miles de monedas de oro y plata.Si se juzga oportuno, puede omitirse la repetición de la antífona.
Ant. 2.En Dios confío y no temo lo que pueda hacerme un mortal.
Salmo 55, 2-7b. 9-14
Confianza en la palabra de Dios«En este salmo aparece Cristo en su pasión» (S. Jerónimo).
Misericordia, Dios mío, que me hostigan,
me atacan y me acosan todo el día;
todo el día me hostigan mis enemigos,
me atacan en masa.
Levántame en el día terrible,
yo confío en ti.
En Dios, cuya promesa alabo,
en Dios confío y no temo:
¿qué podrá hacerme un mortal?
Todos los días discuten y planean
pensando sólo en mi daño;
buscan un sitio para espiarme,
acechan mis pasos y atentan contra mi vida.
Anota en tu libro mi vida errante,
recoge mis lágrimas en tu odre, Dios mío.
Que retrocedan mis enemigos cuando te invoco,
y así sabré que eres mi Dios.
En Dios, cuya promesa alabo;
en el Señor, cuya promesa alabo,
en Dios confío y no temo:
¿qué podrá hacerme un hombre?
Te debo, Dios mío, los votos que hice,
los cumpliré con acción de gracias;
porque libraste mi alma de la muerte,
mis pies de la caída;
para que camine en presencia de Dios
a la luz de la vida.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.En Dios confío y no temo lo que pueda hacerme un mortal.Si se juzga oportuno, puede omitirse la repetición de la antífona.
Ant. 3.Tu bondad, Señor, es más grande que los cielos.
Salmo 56
Oración matutina de un afligido«Este salmo canta la pasión del Señor» (S. Agustín).
Misericordia, Dios mío, misericordia,
que mi alma se refugia en ti;
me refugio a la sombra de tus alas
mientras pasa la calamidad.
Invoco al Dios Altísimo,
al Dios que hace tanto por mí:
desde el cielo me enviará la salvación,
confundirá a los que ansían matarme,
enviará su gracia y su lealtad.
Estoy echado entre leones
devoradores de hombres;
sus dientes son lanzas y flechas,
su lengua es una espada afilada.
Elévate sobre el cielo, Dios mío,
y llene la tierra tu gloria.
Han tendido una red a mis pasos
para que sucumbiera;
me han cavado delante una fosa,
pero han caído en ella.
Mi corazón está firme, Dios mío,
mi corazón está firme.
Voy a cantar y a tocar:
despierta, gloria mía;
despertad, cítara y arpa;
despertaré a la aurora.
Te daré gracias ante los pueblos, Señor;
tocaré para ti ante las naciones:
por tu bondad, que es más grande que los cielos;
por tu fidelidad, que alcanza a las nubes.
Elévate sobre el cielo, Dios mío,
y llene la tierra tu gloria.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.Tu bondad, Señor, es más grande que los cielos.Si se juzga oportuno, puede omitirse la repetición de la antífona.
Cuando se celebra sólo una Hora intermedia (tercia, sexta o nona), en lugar de la salmodia complementaria a continuación, se dice . Cuando se celebran las tres Horas intermedias, en lugar de la salmodia complementaria a continuación también puede decirse , cuidando de que se diga la salmodia habitual para una Hora intermedia y las salmodias complementarias para las Horas restantes.
Ant. 1.Tú que habitas en el cielo, ten misericordia de nosotros.
Salmo 122
El Señor, esperanza del pueblo«Dos ciegos… se pusieron a gritar: “Señor, ten compasión de nosotros, Hijo de David”» (Mt 20, 30).
A ti levanto mis ojos,
a ti que habitas en el cielo.
Como están los ojos de los esclavos
fijos en las manos de sus señores,
como están los ojos de la esclava
fijos en las manos de su señora,
así están nuestros ojos
en el Señor, Dios nuestro,
esperando su misericordia.
Misericordia, Señor, misericordia,
que estamos saciados de desprecios;
nuestra alma está saciada
del sarcasmo de los satisfechos,
del desprecio de los orgullosos.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.Tú que habitas en el cielo, ten misericordia de nosotros.Si se juzga oportuno, puede omitirse la repetición de la antífona.
Ant. 2.Nuestro auxilio es el nombre del Señor.
Salmo 123
Nuestro auxilio es el nombre del Señor«El Señor dijo a Pablo: «No temas… que yo estoy contigo» (Hch 18, 9-10).
Si el Señor no hubiera estado de nuestra parte
—que lo diga Israel—,
si el Señor no hubiera estado de nuestra parte,
cuando nos asaltaban los hombres,
nos habrían tragado vivos:
tanto ardía su ira contra nosotros.
Nos habrían arrollado las aguas,
llegándonos el torrente hasta el cuello;
nos habrían llegado hasta el cuello
las aguas espumantes.
Bendito el Señor, que no nos entregó
como presa a sus dientes;
hemos salvado la vida como un pájaro
de la trampa del cazador:
la trampa se rompió y escapamos.
Nuestro auxilio es el nombre del Señor,
que hizo el cielo y la tierra.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.Nuestro auxilio es el nombre del Señor.Si se juzga oportuno, puede omitirse la repetición de la antífona.
Ant. 3.El Señor rodea a su pueblo ahora y por siempre.
Salmo 124
El Señor vela por su pueblo«La paz de Dios sobre Israel» (Ga 6, 16).
Los que confían en el Señor son como el monte Sión:
no tiembla, está asentado para siempre.
Jerusalén está rodeada de montañas,
y el Señor rodea a su pueblo
ahora y por siempre.
No pesará el cetro de los malvados
sobre el lote de los justos,
no sea que los justos extiendan
su mano a la maldad.
Señor, concede bienes a los buenos,
a los sinceros de corazón;
y a los que se desvían por sendas tortuosas,
que los rechace el Señor con los malhechores.
¡Paz a Israel!
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.El Señor rodea a su pueblo ahora y por siempre.Si se juzga oportuno, puede omitirse la repetición de la antífona.
Lectura breve Hch 12, 7La lectura breve está señalada de acuerdo con las características del día, del tiempo o de la fiesta. Hay libertad para reemplazar la lectura breve por una lectura bíblica más extensa, apropiada al caso. En la celebración con el pueblo puede añadirse una homilía ilustrativa de la lectura. También puede añadirse un espacio de silencio a continuación de la lectura o de la homilía.
Se presentó un ángel del Señor, y el calabozo se llenó de luz. El ángel tocó a Pedro en el costado, lo despertó y le dijo: «Levántate en seguida.» Y, al momento, cayeron las cadenas de sus manos.
V.El Señor ha enviado a su ángel.
R.Me ha librado de las garras de Herodes.
OraciónLa oración conclusiva cierra el rezo de la Hora sexta.
Oremos.
Dios, Padre misericordioso, que, en tu providencia inefable, te has dignado enviar, para nuestra guarda, a tus santos ángeles, concede a quienes te suplican ser siempre defendidos por su protección y gozar eternamente de su compañía. Por Cristo nuestro Señor. Amén.
ConclusiónEn el rezo comunitario, durante la invocación inicial todos permanecen de pie.
V.Bendigamos al Señor.
R.Demos gracias a Dios.
Enlaces a las próximas Horas: Oficio de lectura, Nona y Vísperas.
Hora nonaLa Hora nona está orientada a santificar la media tarde. Habitualmente se celebra entre las 15:00 y las 18:00.
✠Todos hacen la señal de la cruz, desde la frente hasta el pecho y desde el hombro izquierdo al derecho. Invocación inicialEn el rezo comunitario, durante la invocación inicial todos permanecen de pie.
V.Dios mío, ven en mi auxilio.
R.Señor, date prisa en socorrerme.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
En lugar del siguiente himno puede decirse o .
HimnoEl himno tiene por fin facilitar el comienzo de la oración.En el rezo comunitario, durante la invocación inicial todos permanecen de pie.Si la Hora nona se dice unida a otra Hora, en lugar de este himno puede decirse el de la referida Hora; en este caso también se omite el himno de la otra Hora.
Fundamento de todo lo que existe,
de tu pueblo elegido eterna roca,
de los tiempos Señor, que prometiste
dar tu vigor al que con fe te invoca.
Mira al hombre que es fiel y no te olvida,
tu Espíritu, tu paz háganlo fuerte
para amarte y servirte en esta vida
y gozarte después de santa muerte.
Jesús, Hijo del Padre, ven aprisa
en este atardecer que se avecina,
serena claridad y dulce brisa
será tu amor que todo lo domina. Amén.
En lugar del siguiente himno puede decirse o .
HimnoEl himno tiene por fin facilitar el comienzo de la oración.En el rezo comunitario, durante la invocación inicial todos permanecen de pie.Si la Hora nona se dice unida a otra Hora, en lugar de este himno puede decirse el de la referida Hora; en este caso también se omite el himno de la otra Hora.
Oh Jesús, que en tu cruz has demostrado
tu gran amor, tu gran misericordia,
y tu fuerza nos das para seguirte
por el mismo camino hacia la gloria.
Que fielmente cumplamos en tu Iglesia
nuestra parte en tu obra salvadora,
y, al llegar a la tarde de la vida,
en gozo eterno el Padre nos acoja.
Gracias, Padre, a ti porque nos llamas,
a Jesús, que en su sangre nos redime,
y al Espíritu Santo, luz y guía
de este pueblo que al cielo se dirige. Amén.
En lugar del siguiente himno puede decirse o .
HimnoEl himno tiene por fin facilitar el comienzo de la oración.En el rezo comunitario, durante la invocación inicial todos permanecen de pie.Si la Hora nona se dice unida a otra Hora, en lugar de este himno puede decirse el de la referida Hora; en este caso también se omite el himno de la otra Hora.
Danos, Señor, la firme voluntad,
compañera y sostén de la virtud,
que sabe en la fatiga hallar quietud
y en medio de las sombras claridad:
La que trueca en tesón la veleidad,
y el ocio en perennal solicitud,
y las ásperas fiebres en salud
y los torpes engaños en verdad.
Y así conseguirá mi corazón
que los favores que a tu amor debí
le ofrezcan algún fruto en galardón.
Y aún tú, Señor, conseguirás así
que no llegue a romper mi confusión
la imagen tuya que pusiste en mí. Amén.
SalmodiaLa salmodia de la Hora nona consta de tres salmos o fragmentos de salmo.En el rezo comunitario los salmos se cantan o recitan bien sea en forma seguida (in directum), bien sea alternando los versos o estrofas entre dos coros o dos partes de la asamblea, o bien sea en forma responsorial.
Cuando se celebra sólo una Hora intermedia (tercia, sexta o nona), se dice la salmodia habitual a continuación. Cuando se celebran las tres Horas intermedias, en lugar de la salmodia habitual a continuación también puede decirse , cuidando de que se diga la salmodia habitual para una Hora intermedia y las salmodias complementarias para las Horas restantes.
Ant. 1.Más estimo yo los preceptos de tu boca que miles de monedas de oro y plata.
Salmo 118, 65-72
Has dado bienes a tu siervo,
Señor, conforme a tus palabras;
enséñame a gustar y a comprender,
porque me fío de tus mandatos;
antes de sufrir, yo andaba extraviado,
pero ahora me ajusto a tu promesa.
Tú eres bueno y haces el bien;
instrúyeme en tus leyes;
los insolentes urden engaños contra mí,
pero yo custodio tus leyes;
tienen el corazón espeso como grasa,
pero mi delicia es tu voluntad,
Me estuvo bien el sufrir,
así aprendí tus mandamientos;
más estimo yo los preceptos de tu boca
que miles de monedas de oro y plata.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.Más estimo yo los preceptos de tu boca que miles de monedas de oro y plata.Si se juzga oportuno, puede omitirse la repetición de la antífona.
Ant. 2.En Dios confío y no temo lo que pueda hacerme un mortal.
Salmo 55, 2-7b. 9-14
Confianza en la palabra de Dios«En este salmo aparece Cristo en su pasión» (S. Jerónimo).
Misericordia, Dios mío, que me hostigan,
me atacan y me acosan todo el día;
todo el día me hostigan mis enemigos,
me atacan en masa.
Levántame en el día terrible,
yo confío en ti.
En Dios, cuya promesa alabo,
en Dios confío y no temo:
¿qué podrá hacerme un mortal?
Todos los días discuten y planean
pensando sólo en mi daño;
buscan un sitio para espiarme,
acechan mis pasos y atentan contra mi vida.
Anota en tu libro mi vida errante,
recoge mis lágrimas en tu odre, Dios mío.
Que retrocedan mis enemigos cuando te invoco,
y así sabré que eres mi Dios.
En Dios, cuya promesa alabo;
en el Señor, cuya promesa alabo,
en Dios confío y no temo:
¿qué podrá hacerme un hombre?
Te debo, Dios mío, los votos que hice,
los cumpliré con acción de gracias;
porque libraste mi alma de la muerte,
mis pies de la caída;
para que camine en presencia de Dios
a la luz de la vida.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.En Dios confío y no temo lo que pueda hacerme un mortal.Si se juzga oportuno, puede omitirse la repetición de la antífona.
Ant. 3.Tu bondad, Señor, es más grande que los cielos.
Salmo 56
Oración matutina de un afligido«Este salmo canta la pasión del Señor» (S. Agustín).
Misericordia, Dios mío, misericordia,
que mi alma se refugia en ti;
me refugio a la sombra de tus alas
mientras pasa la calamidad.
Invoco al Dios Altísimo,
al Dios que hace tanto por mí:
desde el cielo me enviará la salvación,
confundirá a los que ansían matarme,
enviará su gracia y su lealtad.
Estoy echado entre leones
devoradores de hombres;
sus dientes son lanzas y flechas,
su lengua es una espada afilada.
Elévate sobre el cielo, Dios mío,
y llene la tierra tu gloria.
Han tendido una red a mis pasos
para que sucumbiera;
me han cavado delante una fosa,
pero han caído en ella.
Mi corazón está firme, Dios mío,
mi corazón está firme.
Voy a cantar y a tocar:
despierta, gloria mía;
despertad, cítara y arpa;
despertaré a la aurora.
Te daré gracias ante los pueblos, Señor;
tocaré para ti ante las naciones:
por tu bondad, que es más grande que los cielos;
por tu fidelidad, que alcanza a las nubes.
Elévate sobre el cielo, Dios mío,
y llene la tierra tu gloria.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.Tu bondad, Señor, es más grande que los cielos.Si se juzga oportuno, puede omitirse la repetición de la antífona.
Cuando se celebra sólo una Hora intermedia (tercia, sexta o nona), en lugar de la salmodia complementaria a continuación, se dice . Cuando se celebran las tres Horas intermedias, en lugar de la salmodia complementaria a continuación también puede decirse , cuidando de que se diga la salmodia habitual para una Hora intermedia y las salmodias complementarias para las Horas restantes.
Ant. 1.El Señor ha estado grande con nosotros, y estamos alegres.
Salmo 125
Dios, alegría y esperanza nuestra«Como participáis en el sufrimiento, también participáis en el consuelo» (2Co 1, 7).
Cuando el Señor cambió la suerte de Sión,
nos parecía soñar:
la boca se nos llenaba de risas,
la lengua de cantares.
Hasta los gentiles decían:
«El Señor ha estado grande con ellos.»
El Señor ha estado grande con nosotros,
y estamos alegres.
Que el Señor cambie nuestra suerte
como los torrentes del Negueb.
Los que sembraban con lágrimas
cosechan entre cantares.
Al ir, iban llorando,
llevando la semilla;
al volver, vuelven cantando,
trayendo sus gavillas.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.El Señor ha estado grande con nosotros, y estamos alegres.Si se juzga oportuno, puede omitirse la repetición de la antífona.
Ant. 2.El Señor nos construya la casa y nos guarde la ciudad.
Salmo 126
El esfuerzo humano es inútil sin Dios«Sois edificación de Dios» (1Co 3, 9).
Si el Señor no construye la casa,
en vano se cansan los albañiles;
si el Señor no guarda la ciudad,
en vano vigilan los centinelas.
Es inútil que madruguéis,
que veléis hasta muy tarde,
los que coméis el pan de vuestros sudores:
¡Dios lo da a sus amigos mientras duermen!
La herencia que da el Señor son los hijos;
una recompensa es el fruto de las entrañas:
son saetas en mano de un guerrero
los hijos de la juventud.
Dichoso el hombre que llena
con ellas su aljaba:
no quedará derrotado cuando litigue
con su adversario en la plaza.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.El Señor nos construya la casa y nos guarde la ciudad.Si se juzga oportuno, puede omitirse la repetición de la antífona.
Ant. 3.Dichoso el que teme al Señor. ▶Cuando la antífona coincide con los primeros versos de un salmo o cántico, el salmo o cántico se comienza en la marca ▶.
Salmo 127
Paz doméstica en el hogar del justo«“Que el Señor te bendiga desde Sión”, es decir, desde su Iglesia» (Arnobio).
¡Dichoso el que teme al Señor
▶ y sigue sus caminos!
Comerás del fruto de tu trabajo,
serás dichoso, te irá bien;
tu mujer, como una vid fecunda,
en medio de tu casa;
tus hijos, como renuevos de olivo,
alrededor de tu mesa:
ésta es la bendición del hombre
que teme al Señor.
Que el Señor te bendiga desde Sión,
que veas la prosperidad de Jerusalén
todos los días de tu vida;
que veas a los hijos de tus hijos.
¡Paz a Israel!
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.Dichoso el que teme al Señor.Si se juzga oportuno, puede omitirse la repetición de la antífona.
Lectura breve Hch 10, 3-5La lectura breve está señalada de acuerdo con las características del día, del tiempo o de la fiesta. Hay libertad para reemplazar la lectura breve por una lectura bíblica más extensa, apropiada al caso. En la celebración con el pueblo puede añadirse una homilía ilustrativa de la lectura. También puede añadirse un espacio de silencio a continuación de la lectura o de la homilía.
Un día, a eso de las tres de la tarde, Cornelio tuvo una visión. Vio claramente que un ángel del Señor entraba a donde estaba él y le decía: «¡Cornelio!» Él lo miró fijamente y respondió atemorizado: «¿Qué quieres, señor?» El ángel le dijo: «Tus oraciones y tus obras de caridad han subido hasta Dios como el sacrificio del memorial. Manda ahora unos hombres a Joppe y haz venir a un tal Simón, a quien llaman Pedro.»
V.El humo del incienso subió a la presencia de Dios, de mano del ángel.
R.En representación de las oraciones de todos los santos.
OraciónLa oración conclusiva cierra el rezo de la Hora nona.
Oremos.
Dios, Padre misericordioso, que, en tu providencia inefable, te has dignado enviar, para nuestra guarda, a tus santos ángeles, concede a quienes te suplican ser siempre defendidos por su protección y gozar eternamente de su compañía. Por Cristo nuestro Señor. Amén.
ConclusiónEn el rezo comunitario, durante la invocación inicial todos permanecen de pie.
V.Bendigamos al Señor.
R.Demos gracias a Dios.
Enlaces a las próximas Horas: Oficio de lectura y Vísperas.
VísperasLas Vísperas se celebran en agradecimiento por cuanto se nos ha otorgado en la jornada y por cuanto hemos logrado realizar con acierto. Habitualmente se celebran al atardecer. Por ser una Hora principal debe dárseles máxima prioridad.
✠Todos hacen la señal de la cruz, desde la frente hasta el pecho y desde el hombro izquierdo al derecho. Invocación inicialEn el rezo comunitario, durante la invocación inicial todos permanecen de pie.
V.Dios mío, ven en mi auxilio.
R.Señor, date prisa en socorrerme.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
HimnoEl himno tiene por fin facilitar el comienzo de la oración.En el rezo comunitario, durante la invocación inicial todos permanecen de pie.Si las Vísperas se dicen unidas a otra Hora, en lugar de este himno puede decirse el de la referida Hora; en este caso también se omite el himno de la otra Hora.
Ángeles de la gloria y del servicio,
que vivís junto a la fuente de la vida,
la santidad de Dios es vuestra estancia
y su divina faz es vuestra dicha.
Ángeles servidores de la paz
en Belén junto al Hijo de María,
ángeles que rendís adoración
en el desierto al vencedor Mesías,
mensajeros de blancas vestiduras
para anunciar en Pascua la noticia,
la Iglesia reconoce vuestros pasos
y da gracias al Padre que os envía.
Ángeles invisibles y callados,
vuestra gracia supera fantasía;
sois gozo de la excelsa Trinidad
y ayuda de la Iglesia peregrina.
Honor y majestad a Jesucristo,
cuyo rostro los ángeles ansían;
honor y gratitud al Unigénito,
al que nos dio su honor con su venida. Amén.
SalmodiaLa salmodia de las Vísperas consta de dos salmos o de dos partes de un salmo más extenso, y de un cántico tomado de las cartas de los apóstoles o del Apocalipsis.En el rezo comunitario los salmos se cantan o recitan bien sea en forma seguida (in directum), bien sea alternando los versos o estrofas entre dos coros o dos partes de la asamblea, o bien sea en forma responsorial.
Ant. 1.El ángel del Señor acampa en torno a sus fieles y los protege.
Salmo 33
El Señor, salvación de los justos«Habéis saboreado lo bueno que es el Señor» (1Pe 2, 3).
I
Bendigo al Señor en todo momento,
su alabanza está siempre en mi boca;
mi alma se gloría en el Señor:
que los humildes lo escuchen y se alegren.
Proclamad conmigo la grandeza del Señor,
ensalcemos juntos su nombre.
Yo consulté al Señor, y me respondió,
me libró de todas mis ansias.
Contempladlo y quedaréis radiantes,
vuestro rostro no se avergonzará.
Si el afligido invoca al Señor, él lo escucha
y lo salva de sus angustias.
El ángel del Señor acampa
en torno a sus fieles y los protege.
Gustad y ved qué bueno es el Señor,
dichoso el que se acoge a él.
Todos sus santos, temed al Señor,
porque nada les falta a los que lo temen;
los ricos empobrecen y pasan hambre,
los que buscan al Señor no carecen de nada.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.El ángel del Señor acampa en torno a sus fieles y los protege.Si se juzga oportuno, puede omitirse la repetición de la antífona.
Ant. 2.Vive el Señor, cuyo ángel me ha protegido.
II
Venid, hijos, escuchadme:
os instruiré en el temor del Señor;
¿hay alguien que ame la vida
y desee días de prosperidad?
Guarda tu lengua del mal,
tus labios de la falsedad;
apártate del mal, obra el bien,
busca la paz y corre tras ella.
Los ojos del Señor miran a los justos,
sus oídos escuchan sus gritos;
pero el Señor se enfrenta con los malhechores,
para borrar de la tierra su memoria.
Cuando uno grita, el Señor lo escucha
y lo libra de sus angustias;
el Señor está cerca de los atribulados,
salva a los abatidos.
Aunque el justo sufra muchos males,
de todos lo libra el Señor;
él cuida de todos sus huesos,
y ni uno solo se quebrará.
La maldad da muerte al malvado,
y los que odian al justo serán castigados.
El Señor redime a sus siervos,
no será castigado quien se acoge a él.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.Vive el Señor, cuyo ángel me ha protegido.Si se juzga oportuno, puede omitirse la repetición de la antífona.
Ant. 3.Bendecid a Dios y proclamad ante todos los vivientes los beneficios que os ha hecho, pues él os ha mostrado su misericordia.
Cántico Ap 11, 17-18; 12, 10b-12a
El juicio de Dios
Gracias te damos, Señor Dios omnipotente,
el que eres y el que eras,
porque has asumido el gran poder
y comenzaste a reinar.
Se encolerizaron las naciones,
llegó tu cólera,
y el tiempo de que sean juzgados los muertos,
y de dar el galardón a tus siervos los profetas,
y a los santos y a los que temen tu nombre,
y a los pequeños y a los grandes,
y de arruinar a los que arruinaron la tierra.
Ahora se estableció la salud y el poderío,
y el reinado de nuestro Dios,
y la potestad de su Cristo;
porque fue precipitado
el acusador de nuestros hermanos,
el que los acusaba ante nuestro Dios día y noche.
Ellos le vencieron en virtud de la sangre del Cordero
y por la palabra del testimonio que dieron,
y no amaron tanto su vida que temieran la muerte.
Por esto, estad alegres, cielos,
y los que moráis en sus tiendas.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.Bendecid a Dios y proclamad ante todos los vivientes los beneficios que os ha hecho, pues él os ha mostrado su misericordia.Si se juzga oportuno, puede omitirse la repetición de la antífona.
Lectura breve Ap 8, 3-4La lectura breve está señalada de acuerdo con las características del día, del tiempo o de la fiesta. Hay libertad para reemplazar la lectura breve por una lectura bíblica más extensa, apropiada al caso. En la celebración con el pueblo puede añadirse una homilía ilustrativa de la lectura. También puede añadirse un espacio de silencio a continuación de la lectura o de la homilía.
Vino un ángel y se puso en pie junto al altar, con un incensario de oro. Y se le dio gran cantidad de incienso, para que lo ofreciese en representación de las oraciones de todos los santos sobre el altar de oro, que está delante del trono. Y el humo del incienso subió a la presencia de Dios, de mano del ángel, en representación de las oraciones de los santos.
Responsorio breveComo respuesta a la palabra de Dios, se ofrece un canto responsorial o responsorio breve, que puede omitirse si se juzga oportuno.
V.A sus ángeles Dios ha dado órdenes.
R.A sus ángeles Dios ha dado órdenes.V.Para que te guarden en tus caminos.
R.Dios ha dado órdenes.V.Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R.A sus ángeles Dios ha dado órdenes.
Cántico evangélicoEl cántico evangélico expresa la alabanza y acción de gracias por la obra de la redención.En el rezo comunitario, durante la invocación inicial todos permanecen de pie.
Ant.Sus ángeles están de continuo viendo el rostro de mi Padre celestial.
✠Todos hacen la señal de la cruz, desde la frente hasta el pecho y desde el hombro izquierdo al derecho. Cántico de la Santísima Virgen María Lc 1, 46-55
Alegría del alma en el Señor
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
—como lo había prometido a nuestros padres—
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.Sus ángeles están de continuo viendo el rostro de mi Padre celestial.Si se juzga oportuno, puede omitirse la repetición de la antífona.
En lugar de las siguientes preces pueden decirse .
PrecesLas preces de Vísperas son peticiones de intercesión. En el rezo comunitario, durante las preces todos se ponen de pie.
Oremos al Señor, pidiéndole que nos haga siempre prontos a la voz de su palabra, como los ángeles, y démosle gracias, diciendo:
R.Con los ángeles, cantamos el himno de tu gloria.La respuesta R. se repite luego de cada petición.
Señor, tú que quisiste que los ángeles anunciaran tus maravillas a los hombres,
— haz que nosotros con su ayuda proclamemos también tus grandezas ante nuestros hermanos. R.
Dios altísimo, cuya santidad proclaman sin cesar los ángeles,
— haz que tu Iglesia cante también siempre tu alabanza. R.
Tú, Señor, que has dado órdenes a tus ángeles para que guarden siempre los caminos de tus hijos,
— haz que cuantos viajan por la tierra, por el mar y por el aire puedan regresar con paz y alegría a sus hogares. R.
Tú que quisiste que los ángeles anunciaran la paz a los hombres que tú amas,
— envía también a tus ángeles a los que gobiernan las naciones para que procuren la paz de los pueblos. R.
Se pueden añadir algunas intenciones libres.
Cuando mandes a tus ángeles con la trompeta atronadora para reunir a tus elegidos de los cuatro vientos,
— haz que nuestros difuntos sean colocados entre tus elegidos. R.
Terminemos nuestra oración con las palabras del Señor:
Padre nuestro, que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu Reino;
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal.
En lugar de las siguientes preces pueden decirse .
PrecesLas preces de Vísperas son peticiones de intercesión. En el rezo comunitario, durante las preces todos se ponen de pie.
Si se cree oportuno, en estas preces pueden citarse los nombres de algunas personas por las que se quiera orar.
Oremos a Dios, que cuida de todas sus creaturas, y digamos con sincera humildad:
R.En ti esperamos, Señor.La respuesta R. se repite luego de cada petición.
Haz que los cristianos alcancen la unidad. R.
Da tu gozo al papa N. R.
Ilumina a nuestro obispo N. R.
Multiplica las vocaciones en la Iglesia. R.
Bendice a nuestros familiares. R.
Da salud a los enfermos. R.
Visita a los agonizantes. R.
Haz que los desterrados y emigrantes puedan volver a su patria. R.
Aleja de nosotros toda calamidad. R.
Concede buen tiempo a las cosechas. R.
Da el descanso eterno a los difuntos. R.
A continuación se dice el Padre Nuestro:
Padre nuestro, que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu Reino;
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal.
OraciónLa oración conclusiva cierra el rezo de las Vísperas.
Dios, Padre misericordioso, que, en tu providencia inefable, te has dignado enviar, para nuestra guarda, a tus santos ángeles, concede a quienes te suplican ser siempre defendidos por su protección y gozar eternamente de su compañía. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
ConclusiónEn el rezo comunitario, durante la invocación inicial todos permanecen de pie.
Cuando preside un obispo, presbítero o un diácono, puede bendecir al pueblo con la bendición solemne a continuación, o con . En el rezo individual o en una celebración comunitaria presidida por un ministro no ordenado, se dice .
V.El Señor esté con vosotros.
R.Y con tu espíritu.V.Que la paz de Dios, que sobrepasa todo anhelo y esfuerzo humano, custodie vuestro corazón y vuestra inteligencia en el amor y conocimiento de Dios y de su Hijo Jesucristo, nuestro Señor.
R.Amén.V.La bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo ✠Todos hacen la señal de la cruz, desde la frente hasta el pecho y desde el hombro izquierdo al derecho. y Espíritu Santo, descienda sobre vosotros.
R.Amén.
Si se despide a la comunidad, se añade la invitación:
V.Podéis ir en paz.
R.Demos gracias a Dios.
Cuando preside un obispo, presbítero o un diácono, puede bendecir al pueblo con la bendición común a continuación, o con . En el rezo individual o en una celebración comunitaria presidida por un ministro no ordenado, se dice .
V.El Señor esté con vosotros.
R.Y con tu espíritu.V.La bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo ✠Todos hacen la señal de la cruz, desde la frente hasta el pecho y desde el hombro izquierdo al derecho. y Espíritu Santo, descienda sobre vosotros.
R.Amén.
Si se despide a la comunidad, se añade la invitación:
V.Podéis ir en paz.
R.Demos gracias a Dios.
Cuando preside un obispo, presbítero o un diácono, bendece al pueblo con o . En el rezo individual o en una celebración comunitaria presidida por un ministro no ordenado, se dice la oración de conclusión a continuación.
V.El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R.Amén.
Enlaces a las próximas Horas: Oficio de lectura y Completas.
CompletasLas Completas cierran la santificación del día. Habitualmente se celebran antes del descanso nocturno.
✠Todos hacen la señal de la cruz, desde la frente hasta el pecho y desde el hombro izquierdo al derecho. Invocación inicialEn el rezo comunitario, durante la invocación inicial todos permanecen de pie.
V.Dios mío, ven en mi auxilio.
R.Señor, date prisa en socorrerme.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Examen de concienciaEs muy de alabar que, después de la invocación inicial, se haga un examen de conciencia.
Hermanos, habiendo llegado al final de esta jornada que Dios nos ha concedido, reconozcamos sinceramente nuestros pecados.
Se examina en silencio la conciencia.
En lugar de la siguiente fórmula penitenciaria puede decirse o .
Fórmula penitenciaria
Yo confieso ante Dios todopoderoso
y ante vosotros, hermanos,
que he pecado mucho
de pensamiento, palabra, obra y omisión:
por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.
Por eso ruego a santa María, siempre Virgen,
a los ángeles, a los santos y a vosotros, hermanos,
que intercedáis por mí ante Dios, nuestro Señor.
En lugar de la siguiente fórmula penitenciaria puede decirse o .
Fórmula penitenciaria
V.Señor, ten misericordia de nosotros.
R.Porque hemos pecado contra ti.V.Muéstranos, Señor, tu misericordia.
R.Y danos tu salvación.
En lugar de la siguiente fórmula penitenciaria puede decirse o .
Fórmula penitenciaria
V.Tú que has sido enviado a sanar los corazones afligidos, Señor, ten piedad (de nosotros).
R.Señor, ten piedad (de nosotros).V.Tú que has venido a llamar a los pecadores, Cristo, ten piedad (de nosotros).
R.Cristo, ten piedad (de nosotros).V.Tú que estás sentado a la derecha del Padre para interceder por nosotros, Señor, ten piedad (de nosotros).
R.Señor, ten piedad (de nosotros).
AbsoluciónSi preside la celebración un ministro, él solo dice la absolución; en caso contrario, la dicen todos.
V.El Señor todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.
R.Amén.
En lugar del siguiente himno puede decirse o .
HimnoEl himno tiene por fin facilitar el comienzo de la oración.En el rezo comunitario, durante la invocación inicial todos permanecen de pie.Si las Vísperas se dicen unidas a otra Hora, en lugar de este himno puede decirse el de la referida Hora; en este caso también se omite el himno de la otra Hora.
Cuando la luz del sol es ya poniente,
gracias, Señor, es nuestra melodía;
recibe, como ofrenda, amablemente,
nuestro dolor, trabajo y alegría.
Si poco fue el amor en nuestro empeño
de darle vida al día que fenece,
convierta en realidad lo que fue un sueño
tu gran amor que todo lo engrandece.
Tu cruz, Señor, redime nuestra suerte
de pecadora en justa, e ilumina
la senda de la vida y de la muerte
del hombre que en la fe lucha y camina.
Jesús, Hijo del Padre, cuando avanza
la noche oscura sobre nuestro día,
concédenos la paz y la esperanza
de esperar cada noche tu gran día. Amén.
En lugar del siguiente himno puede decirse o .
HimnoEl himno tiene por fin facilitar el comienzo de la oración.En el rezo comunitario, durante la invocación inicial todos permanecen de pie.Si las Vísperas se dicen unidas a otra Hora, en lugar de este himno puede decirse el de la referida Hora; en este caso también se omite el himno de la otra Hora.
Se inclina ya mi frente,
sellado está el trabajo;
Señor, tu pecho sea
la gracia del descanso.
Mis ojos se retiran,
la voz deja su canto,
pero el amor enciende
su lámpara velando.
Lucero que te fuiste,
con gran amor amado,
en tu gloria dormimos
y en sueños te adoramos. Amén.
En lugar del siguiente himno puede decirse o .
HimnoEl himno tiene por fin facilitar el comienzo de la oración.En el rezo comunitario, durante la invocación inicial todos permanecen de pie.Si las Vísperas se dicen unidas a otra Hora, en lugar de este himno puede decirse el de la referida Hora; en este caso también se omite el himno de la otra Hora.
Cristo, Señor de la noche,
que disipas las tinieblas:
mientras los cuerpos reposan,
sé tú nuestro centinela.
Después de tanta fatiga,
después de tanta dureza,
acógenos en tus brazos
y danos noche serena.
Si nuestros ojos se duermen,
que el alma esté siempre en vela;
en paz cierra nuestros párpados
para que cesen las penas.
Y que al despuntar el alba,
otra vez con fuerzas nuevas,
te demos gracias, oh Cristo,
por la vida que comienza. Amén.
SalmodiaLa salmodia de las Completas consta de uno o dos salmos.En el rezo comunitario los salmos se cantan o recitan bien sea en forma seguida (in directum), bien sea alternando los versos o estrofas entre dos coros o dos partes de la asamblea, o bien sea en forma responsorial.
Ant.Mi carne descansa serena.
Salmo 15
Cristo y sus miembros esperan la resurrección«Dios resucitó a Jesús, rompiendo las ataduras de la muerte» (Hch 2, 24).
Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti;
yo digo al Señor: «Tú eres mi bien.»
Los dioses y señores de la tierra
no me satisfacen.
Multiplican las estatuas
de dioses extraños;
no derramaré sus libaciones con mis manos,
ni tomaré sus nombres en mis labios.
El Señor es mi heredad y mi copa;
mi suerte está en tu mano:
me ha tocado un lote hermoso,
me encanta mi heredad.
Bendeciré al Señor, que me aconseja,
hasta de noche me instruye internamente.
Tengo siempre presente al Señor,
con él a mi derecha no vacilaré.
Por eso se me alegra el corazón,
se gozan mis entrañas,
y mi carne descansa serena.
Porque no me entregarás a la muerte,
ni dejarás a tu fiel conocer la corrupción.
Me enseñarás el sendero de la vida,
me saciarás de gozo en tu presencia,
de alegría perpetua a tu derecha.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.Mi carne descansa serena.Si se juzga oportuno, puede omitirse la repetición de la antífona.
Lectura breve 1Ts 5, 23La lectura breve está señalada de acuerdo con las características del día, del tiempo o de la fiesta. Hay libertad para reemplazar la lectura breve por una lectura bíblica más extensa, apropiada al caso. En la celebración con el pueblo puede añadirse una homilía ilustrativa de la lectura. También puede añadirse un espacio de silencio a continuación de la lectura o de la homilía.
Que el mismo Dios de la paz os consagre totalmente y que todo vuestro ser, alma y cuerpo, sea custodiado sin reproche hasta la Parusía de nuestro Señor Jesucristo.
Responsorio breveComo respuesta a la palabra de Dios, se ofrece un canto responsorial o responsorio breve, que puede omitirse si se juzga oportuno.
V.En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
R.En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.V.Tú, el Dios leal, nos librarás.
R.Te encomiendo mi espíritu.V.Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R.En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
Cántico evangélicoEl cántico evangélico expresa la alabanza y acción de gracias por la obra de la redención.En el rezo comunitario, durante la invocación inicial todos permanecen de pie.
Ant.Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y descansemos en paz.
✠Todos hacen la señal de la cruz, desde la frente hasta el pecho y desde el hombro izquierdo al derecho. Cántico de Simeón Lc 2, 29-32
Cristo, luz de las naciones y gloria de Israel
Ahora, Señor, según tu promesa,
puedes dejar a tu siervo irse en paz,
porque mis ojos han visto a tu Salvador,
a quien has presentado ante todos los pueblos:
luz para alumbrar a las naciones
y gloria de tu pueblo Israel.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y descansemos en paz.Si se juzga oportuno, puede omitirse la repetición de la antífona.
OraciónLa oración conclusiva cierra el rezo de las Completas.
Oremos.
Señor, Dios nuestro, concédenos un descanso tranquilo que restaure nuestras fuerzas, desgastadas ahora por el trabajo del día; así, fortalecidos con tu ayuda, te serviremos siempre con todo nuestro cuerpo y nuestro espíritu. Por Cristo nuestro Señor. Amén.
ConclusiónEn el rezo comunitario, durante la invocación inicial todos permanecen de pie.
V.El Señor todopoderoso nos conceda una noche tranquila y una santa muerte.
R.Amén.
En lugar de la siguiente antífona puede decirse , o .
Antífona final
Madre del Redentor, virgen fecunda,
puerta del cielo siempre abierta,
estrella del mar,
ven a librar al pueblo que tropieza
y se quiere levantar.
Ante la admiración de cielo y tierra,
engendraste a tu santo Creador,
y permaneces siempre virgen.
Recibe el saludo del ángel Gabriel,
y ten piedad de nosotros, pecadores.
En lugar de la siguiente antífona puede decirse , o .
Antífona final
Salve, Reina de los cielos
y Señora de los ángeles;
salve raíz, salve puerta,
que dio paso a nuestra luz.
Alégrate, virgen gloriosa,
entre todas la más bella;
salve, agraciada doncella,
ruega a Cristo por nosotros.
En lugar de la siguiente antífona puede decirse , o .
Antífona final
Dios te salve, Reina y Madre de misericordia,
vida, dulzura y esperanza nuestra,
Dios te salve.
A ti llamamos los desterrados hijos de Eva,
a ti suspiramos, gimiendo y llorando,
en este valle de lágrimas.
Ea, pues, Señora, abogada nuestra,
vuelve a nosotros tus ojos misericordiosos,
y después de este destierro muéstranos a Jesús,
fruto bendito de tu vientre.
¡Oh clemente, oh piadosa,
oh dulce Virgen María!
En lugar de la siguiente antífona puede decirse , o .
Antífona final
Bajo tu amparo nos acogemos,
santa Madre de Dios,
no desprecies las oraciones
que te dirigimos en nuestras necesidades,
antes bien líbranos de todo peligro,
oh Virgen gloriosa y bendita.