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Lunes Santo

Liturgia de las Horas

14 de abril de 2025

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Índice

Invitatorio
Oficio de lectura
Laudes
Hora tercia
Hora sexta
Hora nona
Vísperas
Completas

InvitatorioLa primera oración del día se comienza con el Invitatorio. En el rezo comunitario, durante el Invitatorio todos permanecen de pie.

V.Todos hacen la señal de la cruz sobre la boca. Señor, abre mis labios.En el rezo comunitario, los versículos V. son dichos por el cantor.
R.Y mi boca proclamará tu alabanza.En el rezo comunitario, las respuestas R. son dichas por la asamblea.

Si las oraciones del día comienzan con las Laudes, es posible omitir la siguiente antífona y salmo, y saltar directamente al himno de Laudes.

Ant.A Cristo, el Señor, que por nosotros fue tentado y por nosotros murió, venid, adorémosle.En el rezo comunitario, la antífona Ant. es dicha por el cantor y repetida por la asamblea; en el rezo individual no es necesario repetir la antífona.

En lugar del siguiente salmo puede decirse el , o .

Salmo 94

Invitación a la alabanza divina«Animaos unos a otros, día tras día, mientras perdura el “hoy”» (Hb 3, 13).

Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.

Ant.A Cristo, el Señor, que por nosotros fue tentado y por nosotros murió, venid, adorémosle.En el rezo comunitario, la antífona del Invitatorio se repite luego de cada estrofa del salmo; en el rezo individual, y en los demás salmos y cánticos del Oficio sólo es necesario decir la antífona al principio de cada salmo o cántico.

Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes.
Suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.

Ant.A Cristo, el Señor, que por nosotros fue tentado y por nosotros murió, venid, adorémosle.

Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo, el rebaño que él guía.

Ant.A Cristo, el Señor, que por nosotros fue tentado y por nosotros murió, venid, adorémosle.

Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto:
cuando vuestros padres me pusieron a prueba,
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.

Ant.A Cristo, el Señor, que por nosotros fue tentado y por nosotros murió, venid, adorémosle.

Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
“Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso.”»

Ant.A Cristo, el Señor, que por nosotros fue tentado y por nosotros murió, venid, adorémosle.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

En lugar del siguiente salmo puede decirse el , o .

Salmo 99

Alegría de los que entran en el templo«Los redimidos deben entonar un canto de victoria» (S. Atanasio).

Aclama al Señor, tierra entera,
servid al Señor con alegría,
entrad en su presencia con aclamaciones.

Ant.A Cristo, el Señor, que por nosotros fue tentado y por nosotros murió, venid, adorémosle.En el rezo comunitario, la antífona del Invitatorio se repite luego de cada estrofa del salmo; en el rezo individual, y en los demás salmos y cánticos del Oficio sólo es necesario decir la antífona al principio de cada salmo o cántico.

Sabed que el Señor es Dios:
que él nos hizo y somos suyos,
su pueblo y ovejas de su rebaño.

Ant.A Cristo, el Señor, que por nosotros fue tentado y por nosotros murió, venid, adorémosle.

Entrad por sus puertas con acción de gracias,
por sus atrios con himnos,
dándole gracias y bendiciendo su nombre:

Ant.A Cristo, el Señor, que por nosotros fue tentado y por nosotros murió, venid, adorémosle.

«El Señor es bueno,
su misericordia es eterna,
su fidelidad por todas las edades.»

Ant.A Cristo, el Señor, que por nosotros fue tentado y por nosotros murió, venid, adorémosle.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

En lugar del siguiente salmo puede decirse el , o .

Salmo 66

Que todos los pueblos alaben al Señor«Sabed que esta salvación de Dios ha sido enviada a los gentiles» (Hch 28, 28).

El Señor tenga piedad y nos bendiga,
ilumine su rostro sobre nosotros;
conozca la tierra tus caminos,
todos los pueblos tu salvación.

Ant.A Cristo, el Señor, que por nosotros fue tentado y por nosotros murió, venid, adorémosle.En el rezo comunitario, la antífona del Invitatorio se repite luego de cada estrofa del salmo; en el rezo individual, y en los demás salmos y cánticos del Oficio sólo es necesario decir la antífona al principio de cada salmo o cántico.

¡Oh Dios!, que te alaben los pueblos,
que todos los pueblos te alaben.

Ant.A Cristo, el Señor, que por nosotros fue tentado y por nosotros murió, venid, adorémosle.

Que canten de alegría las naciones,
porque riges el mundo con justicia,
riges los pueblos con rectitud
y gobiernas las naciones de la tierra.

Ant.A Cristo, el Señor, que por nosotros fue tentado y por nosotros murió, venid, adorémosle.

¡Oh Dios!, que te alaben los pueblos,
que todos los pueblos te alaben.

Ant.A Cristo, el Señor, que por nosotros fue tentado y por nosotros murió, venid, adorémosle.

La tierra ha dado su fruto,
nos bendice el Señor, nuestro Dios.
Que Dios nos bendiga; que le teman
hasta los confines del orbe.

Ant.A Cristo, el Señor, que por nosotros fue tentado y por nosotros murió, venid, adorémosle.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

En lugar del siguiente salmo puede decirse el , o .

Salmo 23

Entrada solemne de Dios en su templo«Las puertas del cielo se abren ante Cristo que como hombre sube al cielo» (S. Ireneo).

Del Señor es la tierra y cuanto la llena,
el orbe y todos sus habitantes:
él la fundó sobre los mares,
él la afianzó sobre los ríos.

Ant.A Cristo, el Señor, que por nosotros fue tentado y por nosotros murió, venid, adorémosle.En el rezo comunitario, la antífona del Invitatorio se repite luego de cada estrofa del salmo; en el rezo individual, y en los demás salmos y cánticos del Oficio sólo es necesario decir la antífona al principio de cada salmo o cántico.

¿Quién puede subir al monte del Señor?
¿Quién puede estar en el recinto sacro?

Ant.A Cristo, el Señor, que por nosotros fue tentado y por nosotros murió, venid, adorémosle.

El hombre de manos inocentes
y puro corazón,
que no confía en los ídolos
ni jura contra el prójimo en falso.
Ése recibirá la bendición del Señor,
le hará justicia el Dios de salvación.

Ant.A Cristo, el Señor, que por nosotros fue tentado y por nosotros murió, venid, adorémosle.

Éste es el grupo que busca al Señor,
que viene a tu presencia, Dios de Jacob.

Ant.A Cristo, el Señor, que por nosotros fue tentado y por nosotros murió, venid, adorémosle.

¡Portones!, alzad los dinteles,
levantaos, puertas antiguas:
va a entrar el Rey de la gloria.

Ant.A Cristo, el Señor, que por nosotros fue tentado y por nosotros murió, venid, adorémosle.

¿Quién es ese Rey de la gloria?
El Señor, héroe valeroso;
el Señor, héroe de la guerra.

Ant.A Cristo, el Señor, que por nosotros fue tentado y por nosotros murió, venid, adorémosle.

¡Portones!, alzad los dinteles,
levantaos, puertas antiguas:
va a entrar el Rey de la gloria.

Ant.A Cristo, el Señor, que por nosotros fue tentado y por nosotros murió, venid, adorémosle.

¿Quién es ese Rey de la gloria?
El Señor, Dios de los ejércitos.
Él es el Rey de la gloria.

Ant.A Cristo, el Señor, que por nosotros fue tentado y por nosotros murió, venid, adorémosle.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant.A Cristo, el Señor, que por nosotros fue tentado y por nosotros murió, venid, adorémosle.Si se juzga oportuno, puede omitirse la repetición final de la antífona.

Si las oraciones del día comienzan con el Oficio de lectura, se salta al himno del Oficio de lectura; si en cambio comienzan con las Laudes, se salta al himno de Laudes.

Oficio de lecturaEl Oficio de lectura es una celebración litúrgica de la palabra de Dios. Puede celebrarse en cualquier momento del día, incluso como vigilia nocturna. Por ser una Hora principal debe dársele máxima prioridad.

Todos hacen la señal de la cruz, desde la frente hasta el pecho y desde el hombro izquierdo al derecho. Invocación inicialLa invocación inicial se omite cuando el Oficio de lectura se dice seguido del Invitatorio.En el rezo comunitario, durante la invocación inicial todos permanecen de pie.

V.Dios mío, ven en mi auxilio.
R.Señor, date prisa en socorrerme.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

HimnoEl himno tiene por fin facilitar el comienzo de la oración.En el rezo comunitario, durante la invocación inicial todos permanecen de pie.Si el Oficio de lectura se dice unido a otra Hora, en lugar de este himno puede decirse el de la referida Hora; en este caso también se omite el himno de la otra Hora.

Vinagre y hiel para sus labios pide,
y perdón para el pueblo que le hiere,
que, como sólo porque viva muere,
con su inmensa piedad sus culpas mide.

Señor, que al que le deja no despide,
que al siervo vil que le aborrece quiere,
que, porque su traidor no desespere,
a llamarle su amigo se comide.

Ya no deja ignorancia al pueblo hebreo
de que es Hijo de Dios, si agonizando
hace de amor por su dureza empleo.

Quien por sus enemigos expirado
pide perdón, mejor, en tal deseo,
mostró ser Dios, que el sol y el mar bramando. Amén.

SalmodiaLa salmodia del Oficio de lectura consta de tres salmos o fragmentos de salmo.En el rezo comunitario los salmos se cantan o recitan bien sea en forma seguida (in directum), bien sea alternando los versos o estrofas entre dos coros o dos partes de la asamblea, o bien sea en forma responsorial.

Ant. 1.Inclina, Señor, tu oído hacia mí; ven a librarme.

Salmo 30, 2-17. 20-25

Súplica confiada y acción de gracias«Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu» (Lc 23, 46).

I

A ti, Señor, me acojo:
no quede yo nunca defraudado;
tú, que eres justo, ponme a salvo,
inclina tu oído hacia mí;

ven aprisa a librarme,
sé la roca de mi refugio,
un baluarte donde me salve,
tú que eres mi roca y mi baluarte;

por tu nombre dirígeme y guíame:
sácame de la red que me han tendido,
porque tú eres mi amparo.

En tus manos encomiendo mi espíritu:
tú, el Dios leal, me librarás;
tú aborreces a los que veneran ídolos inertes,
pero yo confío en el Señor;
tu misericordia sea mi gozo y mi alegría.

Te has fijado en mi aflicción,
velas por mi vida en peligro;
no me has entregado en manos del enemigo,
has puesto mis pies en un camino ancho.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant.Inclina, Señor, tu oído hacia mí; ven a librarme.Si se juzga oportuno, puede omitirse la repetición de la antífona.

Ant. 2.Haz brillar, Señor, tu rostro sobre tu siervo.

II

Piedad, Señor, que estoy en peligro:
se consumen de dolor mis ojos,
mi garganta y mis entrañas.

Mi vida se gasta en el dolor;
mis años, en los gemidos;
mi vigor decae con las penas,
mis huesos se consumen.

Soy la burla de todos mis enemigos,
la irrisión de mis vecinos,
el espanto de mis conocidos:
me ven por la calle y escapan de mí.
Me han olvidado como a un muerto,
me han desechado como a un cacharro inútil.

Oigo las burlas de la gente,
y todo me da miedo;
se conjuran contra mí
y traman quitarme la vida.

Pero yo confío en ti, Señor,
te digo: «Tú eres mi Dios.»
En tu mano está mi destino:
líbrame de los enemigos que me persiguen;
haz brillar tu rostro sobre tu siervo,
sálvame por tu misericordia.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant.Haz brillar, Señor, tu rostro sobre tu siervo.Si se juzga oportuno, puede omitirse la repetición de la antífona.

Ant. 3.Bendito sea el Señor, que ha hecho por mí prodigios de misericordia.

III

¡Qué bondad tan grande, Señor,
reservas para tus fieles,
y concedes a los que a ti se acogen
a la vista de todos!

En el asilo de tu presencia los escondes
de las conjuras humanas;
los ocultas en tu tabernáculo,
frente a las lenguas pendencieras.

Bendito el Señor, que ha hecho por mí
prodigios de misericordia
en la ciudad amurallada.

Yo decía en mi ansiedad:
«Me has arrojado de tu vista»;
pero tú escuchaste mi voz suplicante
cuando yo te gritaba.

Amad al Señor, fieles suyos;
el Señor guarda a sus leales,
y a los soberbios les paga con creces.

Sed fuertes y valientes de corazón
los que esperáis en el Señor.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant.Bendito sea el Señor, que ha hecho por mí prodigios de misericordia.Si se juzga oportuno, puede omitirse la repetición de la antífona.

V.Cuando sea yo levantado en alto sobre la tierra.Este versículo sirve de transición entre la salmodia y la escucha de la palabra de Dios.
R.Atraeré a todos hacia mí.

Primera lecturaCada día hay dos lecturas. La primera lectura es bíblica.

Del libro del profeta Isaías 52, 13—53, 12

El siervo del Señor, maltratado por nuestros pecados

Mirad: mi siervo tendrá éxito, será enaltecido y ensalzado sobremanera. Y, así como muchos se horrorizaron de él, pues tan desfigurado estaba que ya ni parecía hombre, no tenía ni aspecto humano, así también muchos pueblos se admirarán de él y, a su vista, los reyes enmudecerán de asombro porque verán algo jamás narrado y contemplarán algo inaudito.

¿Quién creyó nuestro anuncio? ¿A quién se reveló el brazo del Señor? Creció ante nosotros como un débil brote, como raíz en tierra árida. Lo vimos sin aspecto atrayente, sin gracia ni belleza, despreciado y rechazado por los hombres, como varón de dolores, acostumbrado a los sufrimientos, ante el cual se desvía la mirada, discriminado y desestimado.

Él soportó nuestros sufrimientos y aguantó nuestros dolores: nosotros lo estimamos leproso, herido de Dios y humillado; pero él fue herido por nuestras rebeldías, triturado por nuestros crímenes. Él soportó el castigo que nos trae la paz, por sus llagas hemos sido curados. Todos errábamos como ovejas, cada uno siguiendo su camino; y el Señor cargó sobre él todos nuestros crímenes.

Maltratado, voluntariamente se humillaba y no abría la boca: como cordero llevado al matadero, como oveja ante el esquilador, enmudecía y no abría la boca. Sin defensa, sin justicia se lo llevaron, ¿quién meditó en su destino? Lo arrancaron de la tierra de los vivos, por los pecados de mi pueblo lo hirieron. Le dieron sepultura con los malvados, y una tumba con los malhechores, aunque no había cometido crímenes, ni hubo engaño en su boca. El Señor quiso triturarlo con el sufrimiento y entregar su vida como expiación: verá su descendencia, prolongará sus años, lo que el Señor quiere prosperará por su mano.

Por los trabajos de su alma verá la luz, el justo se saciará de conocimiento. Mi siervo justificará a muchos, porque cargó sobre sí los crímenes de ellos. Le daré una multitud como parte, y tendrá como despojo una muchedumbre, porque se entregó a sí mismo a la muerte y fue contado entre los malhechores; él tomó sobre sí el pecado de las multitudes e intercedió por los pecadores.

Responsorio Cf. Is 53, 7. 12El responsorio se dice como respuesta a la palabra de Dios.

R.Fue conducido como oveja al matadero, fue maltratado y se humilló, enmudecía y no abría la boca; fue entregado a la muerte, *En el rezo comunitario, la marca * separa la primera parte, dicho por el cantor, de la segunda parte, dicha por la asamblea. para dar la vida a su pueblo.
V.Se entregó a sí mismo a la muerte y fue contado entre los malhechores.
R.Para dar la vida a su pueblo.

Segunda lecturaLa segunda lectura es hagiográfica, patrística o de escritores eclesiásticos.

De los Sermones de san Agustín, obispo

(Sermón Güelferbitano 3: PLS 2, 545-546)

Gloriémonos también nosotros en la cruz del Señor

La pasión de nuestro Señor y Salvador Jesucristo es origen de nuestra esperanza en la gloria y nos enseña a sufrir. En efecto, ¿qué hay que no puedan esperar de la bondad divina los corazones de los fieles, si por ellos el Hijo único de Dios, eterno como el Padre, tuvo en poco el hacerse hombre, naciendo del linaje humano, y quiso además morir de manos de los hombres, que él había creado?

Mucho es lo que Dios nos promete; pero es mucho más lo que recordamos que ha hecho ya por nosotros. ¿Dónde estábamos o qué éramos, cuando Cristo murió por nosotros, pecadores? ¿Quién dudará que el Señor ha de dar la vida a sus santos, siendo así que les dio su misma muerte? ¿Por qué vacila la fragilidad humana en creer que los hombres vivirán con Dios en el futuro?

Mucho más increíble es lo que ha sido ya realizado: que Dios ha muerto por los hombres.

¿Quién es, en efecto, Cristo, sino aquella Palabra que existía al comienzo de las cosas, que estaba con Dios y que era Dios? Esta Palabra de Dios se hizo carne y puso su morada entre nosotros. Es que, si no hubiese tomado de nosotros carne mortal, no hubiera podido morir por nosotros. De este modo el que era inmortal pudo morir, de este modo quiso darnos la vida a nosotros, los mortales; y ello para hacernos partícipes de su ser, después de haberse hecho él partícipe del nuestro. Pues, del mismo modo que no había en nosotros principio de vida, así no había en él principio de muerte. Admirable intercambio, pues, el que realizó con esta recíproca participación: de nosotros asumió la mortalidad, de él recibimos la vida.

Por tanto, no sólo no debemos avergonzarnos de la muerte del Señor, nuestro Dios, sino, al contrario, debemos poner en ella toda nuestra confianza y toda nuestra gloria, ya que al tomar de nosotros la mortalidad, cual la encontró en nosotros, nos ofreció la máxima garantía de que nos daría la vida, que no podemos tener por nosotros mismos. Pues quien tanto nos amó, hasta el grado de sufrir el castigo que merecían nuestros pecados, siendo él mismo inocente, ¿cómo va ahora a negarnos, él, que nos ha justificado, lo que con esa justificación nos ha merecido? ¿Cómo no va a dar el que es veraz en sus promesas el premio a sus santos, él, que, sin culpa alguna, soportó el castigo de los pecadores?

Así pues, hermanos, reconozcamos animosamente, mejor aún, proclamemos que Cristo fue crucificado por nosotros; digámoslo no con temor sino con gozo, no con vergüenza sino con orgullo.

El apóstol Pablo se dio cuenta de este título de gloria y lo hizo prevalecer. Él, que podía mencionar muchas cosas grandes y divinas de Cristo, no dijo que se gloriaba en estas grandezas de Cristo —por ejemplo, en que es Dios junto con el Padre, en que creó el mundo, en que, incluso siendo hombre como nosotros, manifestó su dominio sobre el mundo—, sino: En cuanto a mí —dice—, líbreme Dios de gloriarme si no es en la cruz de nuestro Señor Jesucristo.

ResponsorioEl responsorio se dice como respuesta a la palabra de Dios.

R.Señor, adoramos tu cruz y veneramos tu pasión gloriosa. *En el rezo comunitario, la marca * separa la primera parte, dicho por el cantor, de la segunda parte, dicha por la asamblea. Ten misericordia de nosotros, tú que por nosotros padeciste.
V.Muéstrate, pues, amigo y defensor de los hombres que salvaste con tu sangre.
R.Ten misericordia de nosotros, tú que por nosotros padeciste.

Si el Oficio de lectura se dice seguido de otra Hora, se omite la siguiente oración y la conclusión, y se salta, según el caso, a la salmodia de Laudes, salmodia de Tercia, salmodia de Sexta, salmodia de Nona o salmodia de Vísperas.

OraciónLa oración conclusiva cierra el rezo del Oficio de lectura.

Oremos.
Dios todopoderoso, mira la fragilidad de nuestra naturaleza y, con la fuerza de la pasión de tu Hijo, levanta nuestra esperanza. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

ConclusiónEn el rezo comunitario, durante la invocación inicial todos permanecen de pie.

V.Bendigamos al Señor.
R.Demos gracias a Dios.

Enlaces a las próximas Horas: Laudes, Tercia, Sexta, Nona, Vísperas y Completas.

LaudesLas Laudes están dirigidas y ordenadas a santificar la mañana. Habitualmente se celebran con la primera luz del día. Por ser una Hora principal debe dárseles máxima prioridad.

Todos hacen la señal de la cruz, desde la frente hasta el pecho y desde el hombro izquierdo al derecho. Invocación inicialLa invocación inicial se omite cuando las Laudes se dicen seguido del Invitatorio.En el rezo comunitario, durante la invocación inicial todos permanecen de pie.

V.Dios mío, ven en mi auxilio.
R.Señor, date prisa en socorrerme.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

HimnoEl himno tiene por fin facilitar el comienzo de la oración.En el rezo comunitario, durante la invocación inicial todos permanecen de pie.Si las Laudes se dicen unidas a otra Hora, en lugar de este himno puede decirse el de la referida Hora; en este caso también se omite el himno de la otra Hora.

Dieron muerte al Heredero,
su oblación es haz de luz,
reina Dios desde el madero,
fulge el signo de la cruz.

En los cielos contemplamos
nuestra prenda tan locuaz
como símbolo divino
de salud, de amor, de paz.

¡Resplandece, brilla, avanza,
oh estandarte del gran Rey!
¡Oh cruz, única esperanza
y resumen de su ley!

Que presidas nuestra suerte
—cada cual con nuestra cruz—
y en la hora de la muerte
nos conduzcas a Jesús.

Gloria al Padre con el Hijo
y el Espíritu de amor;
las tres Personas reciban
por la cruz igual honor. Amén.

SalmodiaLa salmodia de las Laudes consta de un salmo matutino, un cántico del antiguo Testamento y un salmo de alabanza.En el rezo comunitario los salmos se cantan o recitan bien sea en forma seguida (in directum), bien sea alternando los versos o estrofas entre dos coros o dos partes de la asamblea, o bien sea en forma responsorial.

Ant. 1.Exclamó Jesús: «Siento en mi alma angustias de muerte; aguardad aquí y velad conmigo.»

Salmo 41

Deseo del Señor y ansias de contemplar el templo«El que tenga sed y quiera, que venga a beber el agua de la vida» (Ap 22, 17).

Como busca la cierva
corrientes de agua,
así mi alma te busca
a ti, Dios mío;

tiene sed de Dios,
del Dios vivo:
¿cuándo entraré a ver
el rostro de Dios?

Las lágrimas son mi pan
noche y día,
mientras todo el día me repiten:
«¿Dónde está tu Dios?»

Recuerdo otros tiempos,
y mi alma desfallece de tristeza:
cómo marchaba a la cabeza del grupo,
hacia la casa de Dios,
entre cantos de júbilo y alabanza,
en el bullicio de la fiesta.

¿Por qué te acongojas, alma mía,
por qué te me turbas?
Espera en Dios, que volverás a alabarlo:
«Salud de mi rostro, Dios mío.»

Cuando mi alma se acongoja,
te recuerdo,
desde el Jordán y el Hermón
y el Monte Menor.

Una sima grita a otra sima
con voz de cascadas:
tus torrentes y tus olas
me han arrollado.

De día el Señor
me hará misericordia,
de noche cantaré la alabanza
del Dios de mi vida.

Diré a Dios: Roca mía,
¿por qué me olvidas?
¿Por qué voy andando sombrío,
hostigado por mi enemigo?

Se me rompen los huesos
por las burlas del adversario;
todo el día me preguntan:
«¿Dónde está tu Dios?»

¿Por qué te acongojas, alma mía,
por qué te me turbas?
Espera en Dios, que volverás a alabarlo:
«Salud de mi rostro, Dios mío.»

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant.Exclamó Jesús: «Siento en mi alma angustias de muerte; aguardad aquí y velad conmigo.»Si se juzga oportuno, puede omitirse la repetición de la antífona.

Ant. 2.Ahora viene el juicio de este mundo; ahora el señor de este mundo va a ser arrojado fuera.

Cántico Sir 36, 1-7. 13-16

Súplica en favor de la ciudad santa de Jerusalén«Ésta es la vida eterna: que te conozcan a ti, único Dios verdadero, y a tu enviado Jesucristo» (Jn 17, 3).

Sálvanos, Dios del universo,
infunde tu terror a todas las naciones;
amenaza con tu mano al pueblo extranjero,
para que sienta tu poder.

Como les mostraste tu santidad al castigarnos,
muéstranos así tu gloria castigándolos a ellos:
para que sepan, como nosotros lo sabemos,
que no hay Dios fuera de ti.

Renueva los prodigios, repite los portentos,
exalta tu mano, robustece tu brazo.

Reúne a todas las tribus de Jacob
y dales su heredad como antiguamente.

Ten compasión del pueblo que lleva tu nombre,
de Israel, a quien nombraste tu primogénito.
Ten compasión de tu ciudad santa,
de Jerusalén, lugar de tu reposo.

Llena a Sión de tu majestad
y al templo de tu gloria.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant.Ahora viene el juicio de este mundo; ahora el señor de este mundo va a ser arrojado fuera.Si se juzga oportuno, puede omitirse la repetición de la antífona.

Ant. 3.Jesús, caudillo y consumador de la fe, sufrió con toda constancia la cruz, pasando por encima de su ignominia; y está sentado a la diestra del trono de Dios.

Salmo 18 A

Alabanza al Dios creador del universo«Nos visitará el sol que nace de lo alto… para guiar nuestros pasos por el camino de la paz» (Lc 1, 78-79).

El cielo proclama la gloria de Dios,
el firmamento pregona la obra de sus manos:
el día al día le pasa el mensaje,
la noche a la noche se lo murmura.

Sin que hablen, sin que pronuncien,
sin que resuene su voz,
a toda la tierra alcanza su pregón
y hasta los límites del orbe su lenguaje.

Allí le ha puesto su tienda al sol:
él sale como el esposo de su alcoba,
contento como un héroe, a recorrer su camino.

Asoma por un extremo del cielo,
y su órbita llega al otro extremo:
nada se libra de su calor.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant.Jesús, caudillo y consumador de la fe, sufrió con toda constancia la cruz, pasando por encima de su ignominia; y está sentado a la diestra del trono de Dios.Si se juzga oportuno, puede omitirse la repetición de la antífona.

Lectura breve Jr 11, 19-20La lectura breve está señalada de acuerdo con las características del día, del tiempo o de la fiesta. Hay libertad para reemplazar la lectura breve por una lectura bíblica más extensa, apropiada al caso. En la celebración con el pueblo puede añadirse una homilía ilustrativa de la lectura. También puede añadirse un espacio de silencio a continuación de la lectura o de la homilía.

Yo como cordero manso, llevado al matadero, no sabía los planes homicidas que contra mí planeaban: «Talemos el árbol en su lozanía, arranquémoslo de la tierra de los vivos, que su nombre no se pronuncie más.» Pero tú, Señor de los ejércitos, juzgas rectamente, escudriñas las entrañas y el corazón; veré tu venganza contra ellos, porque a ti he encomendado mi causa.

Responsorio breveComo respuesta a la palabra de Dios, se ofrece un canto responsorial o responsorio breve, que puede omitirse si se juzga oportuno.

V.Nos has comprado, Señor, por tu sangre.
R.Nos has comprado, Señor, por tu sangre.

V.De entre toda raza, lengua, pueblo y nación.
R.Nos has comprado, Señor, por tu sangre.

V.Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R.Nos has comprado, Señor, por tu sangre.

Cántico evangélicoEl cántico evangélico expresa la alabanza y acción de gracias por la obra de la redención.En el rezo comunitario, durante la invocación inicial todos permanecen de pie.

Ant.Padre justo, si es verdad que el mundo no te ha conocido, yo sí te he conocido y sé que tú me has enviado.

Todos hacen la señal de la cruz, desde la frente hasta el pecho y desde el hombro izquierdo al derecho. Cántico de Zacarías Lc 1, 68-79

El Mesías y su precursor

Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo,
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas.

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.

Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.

Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant.Padre justo, si es verdad que el mundo no te ha conocido, yo sí te he conocido y sé que tú me has enviado.Si se juzga oportuno, puede omitirse la repetición de la antífona.

PrecesLas preces de Laudes son peticiones para consagrar el día y el trabajo a Dios. En el rezo comunitario, durante las preces todos se ponen de pie.

Acudamos a Cristo, nuestro Salvador, que nos redimió con su muerte y resurrección, y digámosle:

R.Señor, ten piedad de nosotros.La respuesta R. se repite luego de cada petición.

Tú que subiste a Jerusalén para sufrir la pasión y entrar así en la gloria,
— conduce a tu Iglesia a la Pascua eterna. R.

Tú que, elevado en la cruz, quisiste ser atravesado por la lanza del soldado,
— sana nuestras heridas. R.

Tú que convertiste el madero de la cruz en árbol de vida,
— haz que los renacidos en el bautismo gocen de la abundancia de los frutos de este árbol. R.

Tú que, clavado en la cruz, perdonaste al ladrón arrepentido,
— perdónanos también a nosotros, pecadores. R.

Se pueden añadir algunas intenciones libres.

Como Cristo nos enseñó, pidamos al Padre que perdone nuestros pecados, diciendo:

Padre nuestro, que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu Reino;
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal.

OraciónLa oración conclusiva cierra el rezo de las Laudes.

Dios todopoderoso, mira la fragilidad de nuestra naturaleza y, con la fuerza de la pasión de tu Hijo, levanta nuestra esperanza. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

ConclusiónEn el rezo comunitario, durante la invocación inicial todos permanecen de pie.

Cuando preside un obispo, presbítero o un diácono, puede bendecir al pueblo con la bendición solemne a continuación, o con . En el rezo individual o en una celebración comunitaria presidida por un ministro no ordenado, se dice .

V.El Señor esté con vosotros.
R.Y con tu espíritu.

V.Que la paz de Dios, que sobrepasa todo anhelo y esfuerzo humano, custodie vuestro corazón y vuestra inteligencia en el amor y conocimiento de Dios y de su Hijo Jesucristo, nuestro Señor.
R.Amén.

V.La bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo Todos hacen la señal de la cruz, desde la frente hasta el pecho y desde el hombro izquierdo al derecho. y Espíritu Santo, descienda sobre vosotros.
R.Amén.

Si se despide a la comunidad, se añade la invitación:

V.Podéis ir en paz.
R.Demos gracias a Dios.

Cuando preside un obispo, presbítero o un diácono, puede bendecir al pueblo con la bendición común a continuación, o con . En el rezo individual o en una celebración comunitaria presidida por un ministro no ordenado, se dice .

V.El Señor esté con vosotros.
R.Y con tu espíritu.

V.La bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo Todos hacen la señal de la cruz, desde la frente hasta el pecho y desde el hombro izquierdo al derecho. y Espíritu Santo, descienda sobre vosotros.
R.Amén.

Si se despide a la comunidad, se añade la invitación:

V.Podéis ir en paz.
R.Demos gracias a Dios.

Cuando preside un obispo, presbítero o un diácono, bendece al pueblo con o . En el rezo individual o en una celebración comunitaria presidida por un ministro no ordenado, se dice la oración de conclusión a continuación.

V.El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R.Amén.

Enlaces a las próximas Horas: Oficio de lectura, Tercia, Sexta, Nona y Vísperas.

Hora terciaLa Hora tercia está orientada a santificar la media mañana. Habitualmente se celebra entre las 9:00 y las 12:00.

Todos hacen la señal de la cruz, desde la frente hasta el pecho y desde el hombro izquierdo al derecho. Invocación inicialEn el rezo comunitario, durante la invocación inicial todos permanecen de pie.

V.Dios mío, ven en mi auxilio.
R.Señor, date prisa en socorrerme.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

En lugar del siguiente himno puede decirse .

HimnoEl himno tiene por fin facilitar el comienzo de la oración.En el rezo comunitario, durante la invocación inicial todos permanecen de pie.Si la Hora tercia se dice unida a otra Hora, en lugar de este himno puede decirse el de la referida Hora; en este caso también se omite el himno de la otra Hora.

Amigo de los hombres, Jesucristo,
tú solo das sentido a nuestra historia,
y, con los ojos fijos al futuro,
la Iglesia vive fiel a tu memoria.

Este tiempo de ayuno te presenta
de nosotros la parte más oscura,
y tus manos clavadas al madero
nos devuelven tu paz y tu ternura.

A lo largo del día no nos dejes,
no nos falte la luz de tu mirada:
llena de amor los pasos que caminan
de este mundo a la luz de tu alborada. Amén.

En lugar del siguiente himno puede decirse .

HimnoEl himno tiene por fin facilitar el comienzo de la oración.En el rezo comunitario, durante la invocación inicial todos permanecen de pie.Si la Hora tercia se dice unida a otra Hora, en lugar de este himno puede decirse el de la referida Hora; en este caso también se omite el himno de la otra Hora.

Como el fuego calcina
la madera reseca,
cuando el pecado nos domina,
Espíritu de Dios,
purifícanos.

Como el río derrama
por la tierra sus aguas
y hay flor y fruto en la rama,
Espíritu de Dios,
vivifícanos.

Como tu fuerte viento
hizo en el mar camino,
cuando haya duda y desaliento,
Espíritu de Dios,
ayúdanos.

Luz, Amor, Viento, Fuego,
los caminos de éxodo
enseña al hombre pobre y ciego.
Espíritu de Dios,
condúcenos. Amén.

SalmodiaLa salmodia de la Hora tercia consta de tres salmos o fragmentos de salmo.En el rezo comunitario los salmos se cantan o recitan bien sea en forma seguida (in directum), bien sea alternando los versos o estrofas entre dos coros o dos partes de la asamblea, o bien sea en forma responsorial.

Cuando se celebra sólo una Hora intermedia (tercia, sexta o nona), se dice la salmodia habitual a continuación. Cuando se celebran las tres Horas intermedias, en lugar de la salmodia habitual a continuación también puede decirse , cuidando de que se diga la salmodia habitual para una Hora intermedia y las salmodias complementarias para las Horas restantes.

Salmo 118, 41-48

Señor, que me alcance tu favor,
tu salvación según tu promesa:
así responderé a los que me injurian,
que confío en tu palabra;
no quites de mi boca las palabras sinceras,
porque yo espero en tus mandamientos.

Cumpliré sin cesar tu voluntad,
por siempre jamás;
andaré por un camino ancho,
buscando tus decretos;
comentaré tus preceptos ante los reyes,
y no me avergonzaré.

Serán mi delicia tus mandatos,
que tanto amo;
levantaré mis manos hacia ti
recitando tus mandatos.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Salmo 39, 2-14. 17-18

Acción de gracias y petición de auxilio«No quieres sacrificios ni ofrendas, pero me has preparado un cuerpo» (Hb 10, 5).

I

Yo esperaba con ansia al Señor;
él se inclinó y escuchó mi grito;

me levantó de la fosa fatal,
de la charca fangosa;
afianzó mis pies sobre roca,
y aseguró mis pasos;

me puso en la boca un cántico nuevo,
un himno a nuestro Dios.
Muchos, al verlo, quedaron sobrecogidos
y confiaron en el Señor.

Dichoso el hombre que ha puesto
su confianza en el Señor,
y no acude a los idólatras,
que se extravían con engaños.

¡Cuántas maravillas has hecho,
Señor, Dios mío,
cuántos planes en favor nuestro!
Nadie se te puede comparar:
intento proclamarlas, decirlas,
pero superan todo número.

Tú no quieres sacrificios ni ofrendas,
y, en cambio, me abriste el oído;
no pides sacrificio expiatorio,
entonces yo digo: «Aquí estoy
—como está escrito en mi libro—
para hacer tu voluntad.»

Dios mío, lo quiero,
y llevo tu ley en las entrañas.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

II

He proclamado tu salvación
ante la gran asamblea;
no he cerrado los labios:
Señor, tú lo sabes.

No me he guardado en el pecho tu defensa,
he proclamado tu fidelidad y tu salvación,
no he negado tu misericordia y tu lealtad
ante la gran asamblea.

Tú, Señor, no me niegues tu clemencia,
que tu misericordia y tu lealtad me guarden siempre,
porque me cercan desgracias sin cuento.

Se me echan encima mis culpas,
y no puedo huir;
son más que los cabellos de mi cabeza,
y me falta el valor.

Señor, dígnate librarme;
Señor, date prisa en socorrerme.

Alégrense y gocen contigo
todos los que te buscan;
digan siempre: «Grande es el Señor»,
los que desean tu salvación.

Yo soy pobre y desdichado,
pero el Señor cuida de mí;
tú eres mi auxilio y mi liberación:
Dios mío, no tardes.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Cuando se celebra sólo una Hora intermedia (tercia, sexta o nona), en lugar de la salmodia complementaria a continuación, se dice . Cuando se celebran las tres Horas intermedias, en lugar de la salmodia complementaria a continuación también puede decirse , cuidando de que se diga la salmodia habitual para una Hora intermedia y las salmodias complementarias para las Horas restantes.

Ant.La víspera del día solemne de la Pascua, sabiendo Jesús que había llegado su hora, como amaba a los suyos, les dio la mayor prueba de amor que puede darse.

Salmo 119

Deseo de la paz«Estad firmes en la tribulación, sed asiduos en la oración» (Rm 12, 12).

En mi aflicción llamé al Señor,
y él me respondió.
Líbrame, Señor, de los labios mentirosos,
de la lengua traidora.

¿Qué te va a dar o a mandar Dios,
lengua traidora?
Flechas de arquero,
afiladas con ascuas de retama.

¡Ay de mí, desterrado en Masac,
acampado en Cadar!
Demasiado llevo viviendo
con los que odian la paz;
cuando yo digo: «Paz»,
ellos dicen: «Guerra».

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Salmo 120

El guardián del pueblo«No tendrán hambre ni sed; no les molestará el sol ni calor alguno» (Ap 7, 16).

Levanto mis ojos a los montes:
¿de dónde me vendrá el auxilio?
El auxilio me viene del Señor,
que hizo el cielo y la tierra.

No permitirá que resbale tu pie,
tu guardián no duerme;
no duerme ni reposa
el guardián de Israel.

El Señor te guarda a su sombra,
está a tu derecha;
de día el sol no te hará daño,
ni la luna de noche.

El Señor te guarda de todo mal,
él guarda tu alma;
el Señor guarda tus entradas y salidas,
ahora y por siempre.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Salmo 121

La ciudad santa de Jerusalén«Os habéis acercado al monte de Sión, ciudad del Dios vivo, Jerusalén del cielo» (Hb 12, 22).

¡Qué alegría cuando me dijeron:
«Vamos a la casa del Señor»!
Ya están pisando nuestros pies
tus umbrales, Jerusalén.

Jerusalén está fundada
como ciudad bien compacta.
Allá suben las tribus,
las tribus del Señor,

según la costumbre de Israel,
a celebrar el nombre del Señor;
en ella están los tribunales de justicia
en el palacio de David.

Desead la paz a Jerusalén:
«Vivan seguros los que te aman,
haya paz dentro de tus muros,
seguridad en tus palacios.»

Por mis hermanos y compañeros,
voy a decir: «La paz contigo.»
Por la casa del Señor, nuestro Dios,
te deseo todo bien.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant.La víspera del día solemne de la Pascua, sabiendo Jesús que había llegado su hora, como amaba a los suyos, les dio la mayor prueba de amor que puede darse.Si se juzga oportuno, puede omitirse la repetición de la antífona.

Lectura breve Ez 33, 10b. 11aLa lectura breve está señalada de acuerdo con las características del día, del tiempo o de la fiesta. Hay libertad para reemplazar la lectura breve por una lectura bíblica más extensa, apropiada al caso. En la celebración con el pueblo puede añadirse una homilía ilustrativa de la lectura. También puede añadirse un espacio de silencio a continuación de la lectura o de la homilía.

Nuestros crímenes y nuestros pecados pesan sobre nosotros y por causa de ellos nos consumimos. ¿Cómo podremos vivir? «Por mi vida —dice el Señor—, que yo no me complazco en la muerte del malvado, sino en que el malvado cambie de conducta y viva.»

V.Se humillaba voluntariamente.
R.Y no abría su boca.

OraciónLa oración conclusiva cierra el rezo de la Hora tercia.

Oremos.
Dios todopoderoso, mira la fragilidad de nuestra naturaleza y, con la fuerza de la pasión de tu Hijo, levanta nuestra esperanza. Por Cristo nuestro Señor. Amén.

ConclusiónEn el rezo comunitario, durante la invocación inicial todos permanecen de pie.

V.Bendigamos al Señor.
R.Demos gracias a Dios.

Enlaces a las próximas Horas: Oficio de lectura, Sexta, Nona y Vísperas.

Hora sextaLa Hora sexta está orientada a santificar el medio día. Habitualmente se celebra entre las 12:00 y las 15:00.

Todos hacen la señal de la cruz, desde la frente hasta el pecho y desde el hombro izquierdo al derecho. Invocación inicialEn el rezo comunitario, durante la invocación inicial todos permanecen de pie.

V.Dios mío, ven en mi auxilio.
R.Señor, date prisa en socorrerme.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

En lugar del siguiente himno puede decirse .

HimnoEl himno tiene por fin facilitar el comienzo de la oración.En el rezo comunitario, durante la invocación inicial todos permanecen de pie.Si la Hora sexta se dice unida a otra Hora, en lugar de este himno puede decirse el de la referida Hora; en este caso también se omite el himno de la otra Hora.

Jesús, contigo iremos al desierto
en medio de la villa populosa,
y tú nos brindarás el pan sabroso
que alimentó tu alma silenciosa.

Contigo pasaremos el mar Rojo,
beberemos el agua de la roca;
tú serás el pastor y, en la montaña,
tú serás nuestra gracia esplendorosa.

Contigo humildemente hasta el Calvario,
contigo por la vía dolorosa,
y al final, oh Jesús, por tu promesa,
contigo viviremos en tu gloria. Amén.

En lugar del siguiente himno puede decirse .

HimnoEl himno tiene por fin facilitar el comienzo de la oración.En el rezo comunitario, durante la invocación inicial todos permanecen de pie.Si la Hora sexta se dice unida a otra Hora, en lugar de este himno puede decirse el de la referida Hora; en este caso también se omite el himno de la otra Hora.

Por el pecado primero
entró la muerte a la vida,
y la muerte fue vencida
por la vida del Cordero.

El Padre lo hizo pecado
para salvar al caído;
el que nunca había sufrido
se quiso crucificado.

La humanidad pecadora
está bien representada,
mas la culpa fue lavada
por la sangre redentora. Amén.

SalmodiaLa salmodia de la Hora sexta consta de tres salmos o fragmentos de salmo.En el rezo comunitario los salmos se cantan o recitan bien sea en forma seguida (in directum), bien sea alternando los versos o estrofas entre dos coros o dos partes de la asamblea, o bien sea en forma responsorial.

Cuando se celebra sólo una Hora intermedia (tercia, sexta o nona), se dice la salmodia habitual a continuación. Cuando se celebran las tres Horas intermedias, en lugar de la salmodia habitual a continuación también puede decirse , cuidando de que se diga la salmodia habitual para una Hora intermedia y las salmodias complementarias para las Horas restantes.

Salmo 118, 41-48

Señor, que me alcance tu favor,
tu salvación según tu promesa:
así responderé a los que me injurian,
que confío en tu palabra;
no quites de mi boca las palabras sinceras,
porque yo espero en tus mandamientos.

Cumpliré sin cesar tu voluntad,
por siempre jamás;
andaré por un camino ancho,
buscando tus decretos;
comentaré tus preceptos ante los reyes,
y no me avergonzaré.

Serán mi delicia tus mandatos,
que tanto amo;
levantaré mis manos hacia ti
recitando tus mandatos.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Salmo 39, 2-14. 17-18

Acción de gracias y petición de auxilio«No quieres sacrificios ni ofrendas, pero me has preparado un cuerpo» (Hb 10, 5).

I

Yo esperaba con ansia al Señor;
él se inclinó y escuchó mi grito;

me levantó de la fosa fatal,
de la charca fangosa;
afianzó mis pies sobre roca,
y aseguró mis pasos;

me puso en la boca un cántico nuevo,
un himno a nuestro Dios.
Muchos, al verlo, quedaron sobrecogidos
y confiaron en el Señor.

Dichoso el hombre que ha puesto
su confianza en el Señor,
y no acude a los idólatras,
que se extravían con engaños.

¡Cuántas maravillas has hecho,
Señor, Dios mío,
cuántos planes en favor nuestro!
Nadie se te puede comparar:
intento proclamarlas, decirlas,
pero superan todo número.

Tú no quieres sacrificios ni ofrendas,
y, en cambio, me abriste el oído;
no pides sacrificio expiatorio,
entonces yo digo: «Aquí estoy
—como está escrito en mi libro—
para hacer tu voluntad.»

Dios mío, lo quiero,
y llevo tu ley en las entrañas.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

II

He proclamado tu salvación
ante la gran asamblea;
no he cerrado los labios:
Señor, tú lo sabes.

No me he guardado en el pecho tu defensa,
he proclamado tu fidelidad y tu salvación,
no he negado tu misericordia y tu lealtad
ante la gran asamblea.

Tú, Señor, no me niegues tu clemencia,
que tu misericordia y tu lealtad me guarden siempre,
porque me cercan desgracias sin cuento.

Se me echan encima mis culpas,
y no puedo huir;
son más que los cabellos de mi cabeza,
y me falta el valor.

Señor, dígnate librarme;
Señor, date prisa en socorrerme.

Alégrense y gocen contigo
todos los que te buscan;
digan siempre: «Grande es el Señor»,
los que desean tu salvación.

Yo soy pobre y desdichado,
pero el Señor cuida de mí;
tú eres mi auxilio y mi liberación:
Dios mío, no tardes.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Cuando se celebra sólo una Hora intermedia (tercia, sexta o nona), en lugar de la salmodia complementaria a continuación, se dice . Cuando se celebran las tres Horas intermedias, en lugar de la salmodia complementaria a continuación también puede decirse , cuidando de que se diga la salmodia habitual para una Hora intermedia y las salmodias complementarias para las Horas restantes.

Ant.Como el Padre me conoce a mí, yo conozco al Padre y doy mi vida por mis ovejas.

Salmo 122

El Señor, esperanza del pueblo«Dos ciegos… se pusieron a gritar: “Señor, ten compasión de nosotros, Hijo de David”» (Mt 20, 30).

A ti levanto mis ojos,
a ti que habitas en el cielo.
Como están los ojos de los esclavos
fijos en las manos de sus señores,

como están los ojos de la esclava
fijos en las manos de su señora,
así están nuestros ojos
en el Señor, Dios nuestro,
esperando su misericordia.

Misericordia, Señor, misericordia,
que estamos saciados de desprecios;
nuestra alma está saciada
del sarcasmo de los satisfechos,
del desprecio de los orgullosos.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Salmo 123

Nuestro auxilio es el nombre del Señor«El Señor dijo a Pablo: «No temas… que yo estoy contigo» (Hch 18, 9-10).

Si el Señor no hubiera estado de nuestra parte
—que lo diga Israel—,
si el Señor no hubiera estado de nuestra parte,
cuando nos asaltaban los hombres,
nos habrían tragado vivos:
tanto ardía su ira contra nosotros.

Nos habrían arrollado las aguas,
llegándonos el torrente hasta el cuello;
nos habrían llegado hasta el cuello
las aguas espumantes.

Bendito el Señor, que no nos entregó
como presa a sus dientes;
hemos salvado la vida como un pájaro
de la trampa del cazador:
la trampa se rompió y escapamos.

Nuestro auxilio es el nombre del Señor,
que hizo el cielo y la tierra.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Salmo 124

El Señor vela por su pueblo«La paz de Dios sobre Israel» (Ga 6, 16).

Los que confían en el Señor son como el monte Sión:
no tiembla, está asentado para siempre.

Jerusalén está rodeada de montañas,
y el Señor rodea a su pueblo
ahora y por siempre.

No pesará el cetro de los malvados
sobre el lote de los justos,
no sea que los justos extiendan
su mano a la maldad.

Señor, concede bienes a los buenos,
a los sinceros de corazón;
y a los que se desvían por sendas tortuosas,
que los rechace el Señor con los malhechores.
¡Paz a Israel!

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant.Como el Padre me conoce a mí, yo conozco al Padre y doy mi vida por mis ovejas.Si se juzga oportuno, puede omitirse la repetición de la antífona.

Lectura breve Jr 18, 20bLa lectura breve está señalada de acuerdo con las características del día, del tiempo o de la fiesta. Hay libertad para reemplazar la lectura breve por una lectura bíblica más extensa, apropiada al caso. En la celebración con el pueblo puede añadirse una homilía ilustrativa de la lectura. También puede añadirse un espacio de silencio a continuación de la lectura o de la homilía.

Acuérdate de cómo estuve en tu presencia, intercediendo en su favor, para apartar de ellos tu enojo.

V.Él soportó nuestros sufrimientos.
R.Y aguantó nuestras rebeldías.

OraciónLa oración conclusiva cierra el rezo de la Hora sexta.

Oremos.
Dios todopoderoso, mira la fragilidad de nuestra naturaleza y, con la fuerza de la pasión de tu Hijo, levanta nuestra esperanza. Por Cristo nuestro Señor. Amén.

ConclusiónEn el rezo comunitario, durante la invocación inicial todos permanecen de pie.

V.Bendigamos al Señor.
R.Demos gracias a Dios.

Enlaces a las próximas Horas: Oficio de lectura, Nona y Vísperas.

Hora nonaLa Hora nona está orientada a santificar la media tarde. Habitualmente se celebra entre las 15:00 y las 18:00.

Todos hacen la señal de la cruz, desde la frente hasta el pecho y desde el hombro izquierdo al derecho. Invocación inicialEn el rezo comunitario, durante la invocación inicial todos permanecen de pie.

V.Dios mío, ven en mi auxilio.
R.Señor, date prisa en socorrerme.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

En lugar del siguiente himno puede decirse .

HimnoEl himno tiene por fin facilitar el comienzo de la oración.En el rezo comunitario, durante la invocación inicial todos permanecen de pie.Si la Hora nona se dice unida a otra Hora, en lugar de este himno puede decirse el de la referida Hora; en este caso también se omite el himno de la otra Hora.

Ojos de aquel publicano
hasta la tierra caídos,
el Dios de la luz os mira,
miradle con regocijo.

Mano que pide clemencia
hiriendo el pecho contrito,
el Señor te abre la puerta
de su pecho compasivo.

Lengua que en bajo murmullo
dices tu dolor sentido,
el Juez que sabe juzgar
ha escuchado complacido.

Padre del octavo día,
glorioso siendo propicio,
perdónanos, purifícanos,
por el honor de tu Hijo. Amén.

En lugar del siguiente himno puede decirse .

HimnoEl himno tiene por fin facilitar el comienzo de la oración.En el rezo comunitario, durante la invocación inicial todos permanecen de pie.Si la Hora nona se dice unida a otra Hora, en lugar de este himno puede decirse el de la referida Hora; en este caso también se omite el himno de la otra Hora.

Cada tarde se nos van los días,
y cada tarde el tiempo pasa;
se acaba nuestra vida cada tarde
y miramos la muerte más cercana.

Déjame todavía gozar el milagro
de tu luz, de tu sol, de tus albas;
déjame gozar el milagro de sentirme vivo
y de nacer para ti cada mañana.

Déjame, Señor, gozar de tu milagro
al llegar una vez más la tarde mansa,
porque tú eres el Dios de nuestras horas,
el Dios oculto de nuestra esperanza. Amén.

SalmodiaLa salmodia de la Hora nona consta de tres salmos o fragmentos de salmo.En el rezo comunitario los salmos se cantan o recitan bien sea en forma seguida (in directum), bien sea alternando los versos o estrofas entre dos coros o dos partes de la asamblea, o bien sea en forma responsorial.

Cuando se celebra sólo una Hora intermedia (tercia, sexta o nona), se dice la salmodia habitual a continuación. Cuando se celebran las tres Horas intermedias, en lugar de la salmodia habitual a continuación también puede decirse , cuidando de que se diga la salmodia habitual para una Hora intermedia y las salmodias complementarias para las Horas restantes.

Salmo 118, 41-48

Señor, que me alcance tu favor,
tu salvación según tu promesa:
así responderé a los que me injurian,
que confío en tu palabra;
no quites de mi boca las palabras sinceras,
porque yo espero en tus mandamientos.

Cumpliré sin cesar tu voluntad,
por siempre jamás;
andaré por un camino ancho,
buscando tus decretos;
comentaré tus preceptos ante los reyes,
y no me avergonzaré.

Serán mi delicia tus mandatos,
que tanto amo;
levantaré mis manos hacia ti
recitando tus mandatos.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Salmo 39, 2-14. 17-18

Acción de gracias y petición de auxilio«No quieres sacrificios ni ofrendas, pero me has preparado un cuerpo» (Hb 10, 5).

I

Yo esperaba con ansia al Señor;
él se inclinó y escuchó mi grito;

me levantó de la fosa fatal,
de la charca fangosa;
afianzó mis pies sobre roca,
y aseguró mis pasos;

me puso en la boca un cántico nuevo,
un himno a nuestro Dios.
Muchos, al verlo, quedaron sobrecogidos
y confiaron en el Señor.

Dichoso el hombre que ha puesto
su confianza en el Señor,
y no acude a los idólatras,
que se extravían con engaños.

¡Cuántas maravillas has hecho,
Señor, Dios mío,
cuántos planes en favor nuestro!
Nadie se te puede comparar:
intento proclamarlas, decirlas,
pero superan todo número.

Tú no quieres sacrificios ni ofrendas,
y, en cambio, me abriste el oído;
no pides sacrificio expiatorio,
entonces yo digo: «Aquí estoy
—como está escrito en mi libro—
para hacer tu voluntad.»

Dios mío, lo quiero,
y llevo tu ley en las entrañas.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

II

He proclamado tu salvación
ante la gran asamblea;
no he cerrado los labios:
Señor, tú lo sabes.

No me he guardado en el pecho tu defensa,
he proclamado tu fidelidad y tu salvación,
no he negado tu misericordia y tu lealtad
ante la gran asamblea.

Tú, Señor, no me niegues tu clemencia,
que tu misericordia y tu lealtad me guarden siempre,
porque me cercan desgracias sin cuento.

Se me echan encima mis culpas,
y no puedo huir;
son más que los cabellos de mi cabeza,
y me falta el valor.

Señor, dígnate librarme;
Señor, date prisa en socorrerme.

Alégrense y gocen contigo
todos los que te buscan;
digan siempre: «Grande es el Señor»,
los que desean tu salvación.

Yo soy pobre y desdichado,
pero el Señor cuida de mí;
tú eres mi auxilio y mi liberación:
Dios mío, no tardes.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Cuando se celebra sólo una Hora intermedia (tercia, sexta o nona), en lugar de la salmodia complementaria a continuación, se dice . Cuando se celebran las tres Horas intermedias, en lugar de la salmodia complementaria a continuación también puede decirse , cuidando de que se diga la salmodia habitual para una Hora intermedia y las salmodias complementarias para las Horas restantes.

Ant.Para mí la vida es Cristo, y la muerte una ganancia; líbreme Dios de gloriarme si no es en la cruz de nuestro Señor Jesucristo.

Salmo 125

Dios, alegría y esperanza nuestra«Como participáis en el sufrimiento, también participáis en el consuelo» (2Co 1, 7).

Cuando el Señor cambió la suerte de Sión,
nos parecía soñar:
la boca se nos llenaba de risas,
la lengua de cantares.

Hasta los gentiles decían:
«El Señor ha estado grande con ellos.»
El Señor ha estado grande con nosotros,
y estamos alegres.

Que el Señor cambie nuestra suerte
como los torrentes del Negueb.
Los que sembraban con lágrimas
cosechan entre cantares.

Al ir, iban llorando,
llevando la semilla;
al volver, vuelven cantando,
trayendo sus gavillas.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Salmo 126

El esfuerzo humano es inútil sin Dios«Sois edificación de Dios» (1Co 3, 9).

Si el Señor no construye la casa,
en vano se cansan los albañiles;
si el Señor no guarda la ciudad,
en vano vigilan los centinelas.

Es inútil que madruguéis,
que veléis hasta muy tarde,
los que coméis el pan de vuestros sudores:
¡Dios lo da a sus amigos mientras duermen!

La herencia que da el Señor son los hijos;
una recompensa es el fruto de las entrañas:
son saetas en mano de un guerrero
los hijos de la juventud.

Dichoso el hombre que llena
con ellas su aljaba:
no quedará derrotado cuando litigue
con su adversario en la plaza.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Salmo 127

Paz doméstica en el hogar del justo«“Que el Señor te bendiga desde Sión”, es decir, desde su Iglesia» (Arnobio).

¡Dichoso el que teme al Señor
y sigue sus caminos!

Comerás del fruto de tu trabajo,
serás dichoso, te irá bien;
tu mujer, como una vid fecunda,
en medio de tu casa;

tus hijos, como renuevos de olivo,
alrededor de tu mesa:
ésta es la bendición del hombre
que teme al Señor.

Que el Señor te bendiga desde Sión,
que veas la prosperidad de Jerusalén
todos los días de tu vida;
que veas a los hijos de tus hijos.
¡Paz a Israel!

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant.Para mí la vida es Cristo, y la muerte una ganancia; líbreme Dios de gloriarme si no es en la cruz de nuestro Señor Jesucristo.Si se juzga oportuno, puede omitirse la repetición de la antífona.

Lectura breve Jr 31, 2. 3b-4aLa lectura breve está señalada de acuerdo con las características del día, del tiempo o de la fiesta. Hay libertad para reemplazar la lectura breve por una lectura bíblica más extensa, apropiada al caso. En la celebración con el pueblo puede añadirse una homilía ilustrativa de la lectura. También puede añadirse un espacio de silencio a continuación de la lectura o de la homilía.

Así dice el Señor: «Halló gracia en el desierto el pueblo escapado de la espada; camina a su descanso. Con amor eterno te amé, por eso prolongué mi misericordia. Volveré a construirte y serás reconstruida, Virgen de Israel.»

V.Adoremos el signo de la cruz.
R.Por el que recibimos la salvación.

OraciónLa oración conclusiva cierra el rezo de la Hora nona.

Oremos.
Dios todopoderoso, mira la fragilidad de nuestra naturaleza y, con la fuerza de la pasión de tu Hijo, levanta nuestra esperanza. Por Cristo nuestro Señor. Amén.

ConclusiónEn el rezo comunitario, durante la invocación inicial todos permanecen de pie.

V.Bendigamos al Señor.
R.Demos gracias a Dios.

Enlaces a las próximas Horas: Oficio de lectura y Vísperas.

VísperasLas Vísperas se celebran en agradecimiento por cuanto se nos ha otorgado en la jornada y por cuanto hemos logrado realizar con acierto. Habitualmente se celebran al atardecer. Por ser una Hora principal debe dárseles máxima prioridad.

Todos hacen la señal de la cruz, desde la frente hasta el pecho y desde el hombro izquierdo al derecho. Invocación inicialEn el rezo comunitario, durante la invocación inicial todos permanecen de pie.

V.Dios mío, ven en mi auxilio.
R.Señor, date prisa en socorrerme.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

HimnoEl himno tiene por fin facilitar el comienzo de la oración.En el rezo comunitario, durante la invocación inicial todos permanecen de pie.Si las Vísperas se dicen unidas a otra Hora, en lugar de este himno puede decirse el de la referida Hora; en este caso también se omite el himno de la otra Hora.

Muere Jesús del Gólgota en la cumbre
con amor perdonando al que le hería:
siente deshecho el corazón María
del dolor en la inmensa pesadumbre.

Se aleja con pavor la muchedumbre
cumplida ya la santa profecía;
tiembla la tierra; el luminar del día,
cegado a tanto horror, pierde su lumbre.

Se abren las tumbas, se desgarra el velo
y, a impulsos del amor, grande y fecundo,
parece estar la cruz, signo de duelo,

cerrando, augusta, con el pie el profundo,
con la excelsa cabeza abriendo el cielo
y con los brazos abarcando el mundo. Amén.

SalmodiaLa salmodia de las Vísperas consta de dos salmos o de dos partes de un salmo más extenso, y de un cántico tomado de las cartas de los apóstoles o del Apocalipsis.En el rezo comunitario los salmos se cantan o recitan bien sea en forma seguida (in directum), bien sea alternando los versos o estrofas entre dos coros o dos partes de la asamblea, o bien sea en forma responsorial.

Ant. 1.Lo vimos sin aspecto atrayente, sin gracia ni belleza.

Salmo 44

Las nupcias del rey«¡Llega el esposo, salid a recibirlo!» (Mt 25, 6).

I

Me brota del corazón un poema bello,
recito mis versos a un rey;
mi lengua es ágil pluma de escribano.

Eres el más bello de los hombres,
en tus labios se derrama la gracia,
el Señor te bendice eternamente.

Cíñete al flanco la espada, valiente:
es tu gala y tu orgullo;
cabalga victorioso por la verdad y la justicia,
tu diestra te enseñe a realizar proezas.
Tus flechas son agudas, los pueblos se te rinden,
se acobardan los enemigos del rey.

Tu trono, ¡oh Dios!, permanece para siempre;
cetro de rectitud es tu cetro real;
has amado la justicia y odiado la impiedad:
por eso el Señor, tu Dios, te ha ungido
con aceite de júbilo entre todos tus compañeros.

A mirra, áloe y acacia huelen tus vestidos,
desde los palacios de marfiles te deleitan las arpas.
Hijas de reyes salen a tu encuentro,
de pie a tu derecha está la reina
enjoyada con oro de Ofir.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant.Lo vimos sin aspecto atrayente, sin gracia ni belleza.Si se juzga oportuno, puede omitirse la repetición de la antífona.

Ant. 2.Le daré una multitud como parte, porque se entregó a sí mismo a la muerte.

II

Escucha, hija, mira: inclina el oído,
olvida tu pueblo y la casa paterna:
prendado está el rey de tu belleza,
póstrate ante él, que él es tu señor.
La ciudad de Tiro viene con regalos,
los pueblos más ricos buscan tu favor.

Ya entra la princesa, bellísima,
vestida de perlas y brocado;
la llevan ante el rey, con séquito de vírgenes,
la siguen sus compañeras:
las traen entre alegría y algazara,
van entrando en el palacio real.

«A cambio de tus padres tendrás hijos,
que nombrarás príncipes por toda la tierra.»

Quiero hacer memorable tu nombre
por generaciones y generaciones,
y los pueblos te alabarán
por los siglos de los siglos.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant.Le daré una multitud como parte, porque se entregó a sí mismo a la muerte.Si se juzga oportuno, puede omitirse la repetición de la antífona.

Ant. 3.Dios nos ha concedido la gloria de su gracia en su querido Hijo, por el cual, por su sangre, hemos recibido la redención.

Cántico Ef 1, 3-10

El plan divino de la salvación

Bendito sea Dios,
Padre de nuestro Señor Jesucristo,
que nos ha bendecido en la persona de Cristo
con toda clase de bienes espirituales y celestiales.

Él nos eligió en la persona de Cristo,
antes de crear el mundo,
para que fuésemos consagrados
e irreprochables ante él por el amor.

Él nos ha destinado en la persona de Cristo,
por pura iniciativa suya,
a ser sus hijos,
para que la gloria de su gracia,
que tan generosamente nos ha concedido
en su querido Hijo,
redunde en alabanza suya.

Por este Hijo, por su sangre,
hemos recibido la redención,
el perdón de los pecados.
El tesoro de su gracia, sabiduría y prudencia
ha sido un derroche para con nosotros,
dándonos a conocer el misterio de su voluntad.

Éste es el plan
que había proyectado realizar por Cristo
cuando llegase el momento culminante:
hacer que todas las cosas tuviesen a Cristo por cabeza,
las del cielo y las de la tierra.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant.Dios nos ha concedido la gloria de su gracia en su querido Hijo, por el cual, por su sangre, hemos recibido la redención.Si se juzga oportuno, puede omitirse la repetición de la antífona.

Lectura breve Rm 5, 8-9La lectura breve está señalada de acuerdo con las características del día, del tiempo o de la fiesta. Hay libertad para reemplazar la lectura breve por una lectura bíblica más extensa, apropiada al caso. En la celebración con el pueblo puede añadirse una homilía ilustrativa de la lectura. También puede añadirse un espacio de silencio a continuación de la lectura o de la homilía.

Dios nos demuestra el amor que nos tiene en el hecho de que, siendo todavía pecadores, murió Cristo por nosotros. Así que con mayor razón, ahora que hemos sido justificados por su sangre, seremos salvados por él de la cólera divina.

Responsorio breveComo respuesta a la palabra de Dios, se ofrece un canto responsorial o responsorio breve, que puede omitirse si se juzga oportuno.

V.Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
R.Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.

V.Porque con tu santa cruz redimiste al mundo.
R.Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.

V.Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R.Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.

Cántico evangélicoEl cántico evangélico expresa la alabanza y acción de gracias por la obra de la redención.En el rezo comunitario, durante la invocación inicial todos permanecen de pie.

Ant.Así como Moisés levantó en alto la serpiente en el desierto, así deberá ser levantado en alto el Hijo del hombre, para que todo el que crea en él tenga vida eterna.

Todos hacen la señal de la cruz, desde la frente hasta el pecho y desde el hombro izquierdo al derecho. Cántico de la Santísima Virgen María Lc 1, 46-55

Alegría del alma en el Señor

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
—como lo había prometido a nuestros padres—
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant.Así como Moisés levantó en alto la serpiente en el desierto, así deberá ser levantado en alto el Hijo del hombre, para que todo el que crea en él tenga vida eterna.Si se juzga oportuno, puede omitirse la repetición de la antífona.

En lugar de las siguientes preces pueden decirse .

PrecesLas preces de Vísperas son peticiones de intercesión. En el rezo comunitario, durante las preces todos se ponen de pie.

Adoremos a Jesús, el Salvador del género humano, que muriendo destruyó nuestra muerte y resucitando restauró la vida, y pidámosle humildemente:

R.Santifica, Señor, al pueblo que redimiste con tu sangre.La respuesta R. se repite luego de cada petición.

Redentor nuestro, concédenos que por la penitencia nos unamos más plenamente a tu pasión,
— para que consigamos la gloria de la resurrección. R.

Concédenos la protección de tu Madre, consuelo de los afligidos,
— para poder nosotros consolar a los que están atribulados, mediante el consuelo con que tú nos consuelas. R.

Haz que tus fieles participen en tu pasión mediante los sufrimientos de su vida,
— para que se manifiesten a los hombres los frutos de la salvación. R.

Tú que te humillaste, haciéndote obediente hasta la muerte y una muerte de cruz,
— concede a tus fieles obediencia y paciencia. R.

Se pueden añadir algunas intenciones libres.

Haz que los difuntos sean transformados a semejanza de tu cuerpo glorioso,
— y a nosotros concédenos también que un día participemos de su felicidad. R.

Movidos por el espíritu filial que Cristo nos mereció con su muerte, digamos al Padre:

Padre nuestro, que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu Reino;
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal.

En lugar de las siguientes preces pueden decirse .

PrecesLas preces de Vísperas son peticiones de intercesión. En el rezo comunitario, durante las preces todos se ponen de pie.

Si se cree oportuno, en estas preces pueden citarse los nombres de algunas personas por las que se quiera orar.

Oremos a Dios, que cuida de todas sus creaturas, y digamos con sincera humildad:

R.Visita a tu pueblo, Señor.La respuesta R. se repite luego de cada petición.

Concede la unidad a los cristianos. R.

Conserva la salud del papa N. R.

Protege a nuestro obispo N. R.

Haz que el trabajo de los misioneros dé fruto abundante. R.

Derrama tu Espíritu sobre los ministros de la Iglesia. R.

Santifica a los religiosos. R.

Haz que desaparezca el odio en el mundo. R.

Que los jóvenes adelanten en sabiduría. R.

Protege y ayuda a los ancianos. R.

Bendice con tus dones a nuestros amigos. R.

Admite a los difuntos en la asamblea de tus santos. R.

A continuación se dice el Padre Nuestro:

Padre nuestro, que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu Reino;
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal.

OraciónLa oración conclusiva cierra el rezo de las Vísperas.

Dios todopoderoso, mira la fragilidad de nuestra naturaleza y, con la fuerza de la pasión de tu Hijo, levanta nuestra esperanza. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

ConclusiónEn el rezo comunitario, durante la invocación inicial todos permanecen de pie.

Cuando preside un obispo, presbítero o un diácono, puede bendecir al pueblo con la bendición solemne a continuación, o con . En el rezo individual o en una celebración comunitaria presidida por un ministro no ordenado, se dice .

V.El Señor esté con vosotros.
R.Y con tu espíritu.

V.Que la paz de Dios, que sobrepasa todo anhelo y esfuerzo humano, custodie vuestro corazón y vuestra inteligencia en el amor y conocimiento de Dios y de su Hijo Jesucristo, nuestro Señor.
R.Amén.

V.La bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo Todos hacen la señal de la cruz, desde la frente hasta el pecho y desde el hombro izquierdo al derecho. y Espíritu Santo, descienda sobre vosotros.
R.Amén.

Si se despide a la comunidad, se añade la invitación:

V.Podéis ir en paz.
R.Demos gracias a Dios.

Cuando preside un obispo, presbítero o un diácono, puede bendecir al pueblo con la bendición común a continuación, o con . En el rezo individual o en una celebración comunitaria presidida por un ministro no ordenado, se dice .

V.El Señor esté con vosotros.
R.Y con tu espíritu.

V.La bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo Todos hacen la señal de la cruz, desde la frente hasta el pecho y desde el hombro izquierdo al derecho. y Espíritu Santo, descienda sobre vosotros.
R.Amén.

Si se despide a la comunidad, se añade la invitación:

V.Podéis ir en paz.
R.Demos gracias a Dios.

Cuando preside un obispo, presbítero o un diácono, bendece al pueblo con o . En el rezo individual o en una celebración comunitaria presidida por un ministro no ordenado, se dice la oración de conclusión a continuación.

V.El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R.Amén.

Enlaces a las próximas Horas: Oficio de lectura y Completas.

CompletasLas Completas cierran la santificación del día. Habitualmente se celebran antes del descanso nocturno.

Todos hacen la señal de la cruz, desde la frente hasta el pecho y desde el hombro izquierdo al derecho. Invocación inicialEn el rezo comunitario, durante la invocación inicial todos permanecen de pie.

V.Dios mío, ven en mi auxilio.
R.Señor, date prisa en socorrerme.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Examen de concienciaEs muy de alabar que, después de la invocación inicial, se haga un examen de conciencia.

Hermanos, habiendo llegado al final de esta jornada que Dios nos ha concedido, reconozcamos sinceramente nuestros pecados.

Se examina en silencio la conciencia.

En lugar de la siguiente fórmula penitenciaria puede decirse o .

Fórmula penitenciaria

Yo confieso ante Dios todopoderoso
y ante vosotros, hermanos,
que he pecado mucho
de pensamiento, palabra, obra y omisión:
por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.

Por eso ruego a santa María, siempre Virgen,
a los ángeles, a los santos y a vosotros, hermanos,
que intercedáis por mí ante Dios, nuestro Señor.

En lugar de la siguiente fórmula penitenciaria puede decirse o .

Fórmula penitenciaria

V.Señor, ten misericordia de nosotros.
R.Porque hemos pecado contra ti.

V.Muéstranos, Señor, tu misericordia.
R.Y danos tu salvación.

En lugar de la siguiente fórmula penitenciaria puede decirse o .

Fórmula penitenciaria

V.Tú que has sido enviado a sanar los corazones afligidos, Señor, ten piedad (de nosotros).
R.Señor, ten piedad (de nosotros).

V.Tú que has venido a llamar a los pecadores, Cristo, ten piedad (de nosotros).
R.Cristo, ten piedad (de nosotros).

V.Tú que estás sentado a la derecha del Padre para interceder por nosotros, Señor, ten piedad (de nosotros).
R.Señor, ten piedad (de nosotros).

AbsoluciónSi preside la celebración un ministro, él solo dice la absolución; en caso contrario, la dicen todos.

V.El Señor todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.
R.Amén.

En lugar del siguiente himno puede decirse .

HimnoEl himno tiene por fin facilitar el comienzo de la oración.En el rezo comunitario, durante la invocación inicial todos permanecen de pie.Si las Vísperas se dicen unidas a otra Hora, en lugar de este himno puede decirse el de la referida Hora; en este caso también se omite el himno de la otra Hora.

Cuando llegó el instante de tu muerte
inclinaste la frente hacia la tierra,
como todos los mortales;
mas no eras tú el hombre derribado,
sino el Hijo que muerto nos contempla.

Cuando me llegue el tránsito esperado
y siga sin retorno por mi senda,
como todos los mortales,
el sueño de tu rostro será lumbre
y tu gloria mi gloria venidera.

El silencio sagrado de la noche
tu paz y tu venida nos recuerdan,
Cristo, luz de los mortales;
acepta nuestro sueño necesario
como secreto amor que a ti se llega. Amén.

En lugar del siguiente himno puede decirse .

HimnoEl himno tiene por fin facilitar el comienzo de la oración.En el rezo comunitario, durante la invocación inicial todos permanecen de pie.Si las Vísperas se dicen unidas a otra Hora, en lugar de este himno puede decirse el de la referida Hora; en este caso también se omite el himno de la otra Hora.

Tú, a quien he buscado, Señor,
en este día,
a quien he escuchado,
dame el reposo de esta noche.

Tú, a quien he cantado, Señor,
en este día,
a quien he orado,
dame el reposo de esta noche.

Tú, a quien yo he negado, Señor,
en este día,
a quien he amado,
dame el reposo de esta noche. Amén.

SalmodiaLa salmodia de las Completas consta de uno o dos salmos.En el rezo comunitario los salmos se cantan o recitan bien sea en forma seguida (in directum), bien sea alternando los versos o estrofas entre dos coros o dos partes de la asamblea, o bien sea en forma responsorial.

Ant.Tú, Señor, eres clemente y rico en misericordia.

Salmo 85

Oración de un pobre ante las dificultades«Bendito sea Dios, que nos consuela en todas nuestras luchas» (2Co 1, 3. 4).

Inclina tu oído, Señor; escúchame,
que soy un pobre desamparado;
protege mi vida, que soy un fiel tuyo;
salva a tu siervo, que confía en ti.

Tú eres mi Dios, piedad de mí, Señor,
que a ti te estoy llamando todo el día;
alegra el alma de tu siervo,
pues levanto mi alma hacia ti;

porque tú, Señor, eres bueno y clemente,
rico en misericordia con los que te invocan.
Señor, escucha mi oración,
atiende a la voz de mi súplica.

En el día del peligro te llamo,
y tú me escuchas.
No tienes igual entre los dioses, Señor,
ni hay obras como las tuyas.

Todos los pueblos vendrán
a postrarse en tu presencia, Señor;
bendecirán tu nombre:
«Grande eres tú, y haces maravillas;
tú eres el único Dios.»

Enséñame, Señor, tu camino,
para que siga tu verdad;
mantén mi corazón entero
en el temor de tu nombre.

Te alabaré de todo corazón, Dios mío;
daré gloria a tu nombre por siempre,
por tu grande piedad para conmigo,
porque me salvaste del abismo profundo.

Dios mío, unos soberbios se levantan contra mí,
una banda de insolentes atenta contra mi vida,
sin tenerte en cuenta a ti.

Pero tú, Señor, Dios clemente y misericordioso,
lento a la cólera, rico en piedad y leal,
mírame, ten compasión de mí.

Da fuerza a tu siervo,
salva al hijo de tu esclava;
dame una señal propicia,
que la vean mis adversarios y se avergüencen,
porque tú, Señor, me ayudas y consuelas.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant.Tú, Señor, eres clemente y rico en misericordia.Si se juzga oportuno, puede omitirse la repetición de la antífona.

Lectura breve 1Ts 5, 9-10La lectura breve está señalada de acuerdo con las características del día, del tiempo o de la fiesta. Hay libertad para reemplazar la lectura breve por una lectura bíblica más extensa, apropiada al caso. En la celebración con el pueblo puede añadirse una homilía ilustrativa de la lectura. También puede añadirse un espacio de silencio a continuación de la lectura o de la homilía.

Dios nos ha puesto para obtener la salvación por nuestro Señor Jesucristo, que murió por nosotros, para que, velando o durmiendo, vivamos junto con él.

Responsorio breveComo respuesta a la palabra de Dios, se ofrece un canto responsorial o responsorio breve, que puede omitirse si se juzga oportuno.

V.En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
R.En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.

V.Tú, el Dios leal, nos librarás.
R.Te encomiendo mi espíritu.

V.Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R.En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.

Cántico evangélicoEl cántico evangélico expresa la alabanza y acción de gracias por la obra de la redención.En el rezo comunitario, durante la invocación inicial todos permanecen de pie.

Ant.Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y descansemos en paz.

Todos hacen la señal de la cruz, desde la frente hasta el pecho y desde el hombro izquierdo al derecho. Cántico de Simeón Lc 2, 29-32

Cristo, luz de las naciones y gloria de Israel

Ahora, Señor, según tu promesa,
puedes dejar a tu siervo irse en paz,

porque mis ojos han visto a tu Salvador,
a quien has presentado ante todos los pueblos:

luz para alumbrar a las naciones
y gloria de tu pueblo Israel.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant.Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y descansemos en paz.Si se juzga oportuno, puede omitirse la repetición de la antífona.

OraciónLa oración conclusiva cierra el rezo de las Completas.

Oremos.
Concede, Señor, a nuestros cuerpos fatigados el descanso necesario, y haz que la simiente del reino que con nuestro trabajo hemos sembrado hoy crezca y germine para la cosecha de la vida eterna. Por Cristo nuestro Señor. Amén.

ConclusiónEn el rezo comunitario, durante la invocación inicial todos permanecen de pie.

V.El Señor todopoderoso nos conceda una noche tranquila y una santa muerte.
R.Amén.

En lugar de la siguiente antífona puede decirse , o .

Antífona final

Madre del Redentor, virgen fecunda,
puerta del cielo siempre abierta,
estrella del mar,

ven a librar al pueblo que tropieza
y se quiere levantar.

Ante la admiración de cielo y tierra,
engendraste a tu santo Creador,
y permaneces siempre virgen.

Recibe el saludo del ángel Gabriel,
y ten piedad de nosotros, pecadores.

En lugar de la siguiente antífona puede decirse , o .

Antífona final

Salve, Reina de los cielos
y Señora de los ángeles;
salve raíz, salve puerta,
que dio paso a nuestra luz.

Alégrate, virgen gloriosa,
entre todas la más bella;
salve, agraciada doncella,
ruega a Cristo por nosotros.

En lugar de la siguiente antífona puede decirse , o .

Antífona final

Dios te salve, Reina y Madre de misericordia,
vida, dulzura y esperanza nuestra,
Dios te salve.

A ti llamamos los desterrados hijos de Eva,
a ti suspiramos, gimiendo y llorando,
en este valle de lágrimas.

Ea, pues, Señora, abogada nuestra,
vuelve a nosotros tus ojos misericordiosos,
y después de este destierro muéstranos a Jesús,
fruto bendito de tu vientre.

¡Oh clemente, oh piadosa,
oh dulce Virgen María!

En lugar de la siguiente antífona puede decirse , o .

Antífona final

Bajo tu amparo nos acogemos,
santa Madre de Dios,
no desprecies las oraciones
que te dirigimos en nuestras necesidades,
antes bien líbranos de todo peligro,
oh Virgen gloriosa y bendita.