Domingo de Ramos en la Pasión Del Señor«La Iglesia está hoy muy interesada en evocar de nuevo un hecho importantísimo de la vida de Jesús; tan importante, que nos afecta también a nosotros. No se trata solamente de un rito conmemorativo, es decir, de una memoria celebrada para evocar un episodio de la historia evangélica. El episodio de las palmas marca, en el Evangelio un momento decisivo, de extraordinaria importancia: Jesús es reconocido, es proclamado Mesías; es aclamado como el Cristo tan esperado y tan amado. A partir de este momento, la vida, la historia, la suerte de Israel no tendrá ya sentido sino en Él: en Jesús de Nazaret. A Cristo Jesús, Verbo encarnado, Hijo eterno de Dios, nuestra adoración humilde, nuestra fe firme, nuestra esperanza serena, nuestro amor incondicional. Vale verdaderamente la pena comprometer la propia vida en seguirle a Él, sólo a Él, aun sabiendo que esta decisión llevará consigo renuncias, sacrificios, riesgos e incomprensiones. Pero Jesucristo, escribió Pascal, “es un Dios al que uno se acerca sin orgullo y se somete sin desesperación” (Pascal, Pensamientos, fr. 528)». (Pablo VI - Homilías del Domingo de Ramos de 1977 y 1978).
Misa
13 de abril de 2025
La Semana Santa comienza con el Domingo de Ramos en la Pasión del Señor, que comprende a la vez el presagio del triunfo real de Cristo y el anuncio de la Pasión. La relación entre los dos aspectos del Misterio pascual se ha de evidenciar en la celebración y en la catequesis del día.
En este día la Iglesia conmemora la entrada de Cristo, el Señor, en Jerusalén para dar cumplimiento a su misterio pascual. Por esta razón, en todas las Misas se recuerda el ingreso del Señor, por medio de la procesión o la entrada solemne antes de la Misa principal, o por medio de la entrada simple antes de las otras Misas. La entrada solemne, pero no la procesión, puede repetirse antes de aquellas Misas que se celebran con gran asistencia de fieles. La procesión conviene hacerse antes de la Misa en la que haya mayor presencia de fieles y puede realizarse también en horas de la tarde, ya sea del sábado ya del domingo.
Cuando no se pueda celebrar la Misa, es conveniente que se haga una celebración de la Palabra sobre la entrada mesiánica y la Pasión del Señor, ya sea el sábado por la tarde, ya el domingo en una hora oportuna.
¿Correcciones? ¿Comentarios? ¿Sugerencias? ¡Escríbenos!
Índice
Conmemoración de la entrada del Señor en Jerusalén
Ritos iniciales
Liturgia de la Palabra
Liturgia Eucarística
Rito de la conclusión
Conmemoración de la entrada del Señor en Jerusalén
La conmemoración a continuación corresponde a la entrada en la forma de procesión. También puede hacerse la entrada o .
Entrada en la forma de procesión
A la hora indicada el pueblo se reúne en una iglesia menor o en otro lugar apto, pero fuera del templo hacia el cual se dirigirá la procesión. Los fieles tienen en sus manos ramos de palma o de otros árboles; lo mismo los sacerdotes y otros ministros.
El sacerdote y los ministros, revestidos con los ornamentos rojos requeridos para la Misa, se dirigen al lugar donde el pueblo se encuentra congregado. El sacerdote puede usar la capa pluvial roja que dejará, una vez concluida la procesión, para revestir la casulla.
Mientras tanto se canta la siguiente antífona u otro cántico adecuado:
Antífona Cf. Mt 21, 9
Hosanna al Hijo de David.
Bendito el que viene en nombre del Señor, el Rey de Israel.
Hosanna en las alturas.
El sacerdote y los fieles hacen la señal de la cruz, mientras el sacerdote dice:
En el nombre del Padre, y del Hijo ✠Todos hacen la señal de la cruz, desde la frente hasta el pecho y desde el hombro izquierdo al derecho., y del Espíritu Santo.
Después saluda al pueblo:
V.Sean bienaventurados a esta celebración,
y que Cristo muerto y resucitado
por nuestra salvación y la del mundo entero
permanezca ahora y siempre con ustedes.
R.Y con tu espíritu.
Seguidamente, el sacerdote hace una breve monición en la que invita a los fieles a participar activa y conscientemente en la celebración de este día. Puede hacerlo con estas palabras u otras semejantes:
Queridos hermanos:
Después de haber preparado nuestros corazones
desde el comienzo de la Cuaresma,
por medio de la penitencia, la oración y las obras de caridad,
hoy nos congregamos para iniciar con toda la Iglesia
la celebración del misterio pascual de nuestro Señor.
Este sagrado misterio se realiza por su muerte y resurrección;
para ello, Jesús ingresó en Jerusalén, la ciudad santa.
Nosotros, llenos de fe y con gran fervor,
recordando esta entrada triunfal,
sigamos al Señor para que, por la gracia que brota de su Cruz,
lleguemos a tener parte en su resurrección y en su vida.
Oración de bendición de los ramos
Después de esta monición, el sacerdote, para bendecir los ramos, dice, con las manos extendidas, la siguiente oración, o bien :
V.Oremos.
Dios todopoderoso y eterno,
santifica con tu bendición ✠Todos hacen la señal de la cruz, desde la frente hasta el pecho y desde el hombro izquierdo al derecho. estos ramos
para que, cuantos seguimos con aclamaciones a Cristo Rey,
podamos llegar por Él a la Jerusalén celestial.
Que vive y reina por los siglos de los siglos.
R.Amén.
Después de esta monición, el sacerdote, para bendecir los ramos, dice, con las manos extendidas, la siguiente oración, o bien :
V.Oremos.
Dios nuestro, aumenta la fe de cuantos esperamos en ti
y escucha nuestras súplicas,
para que, quienes hoy llevamos estos ramos
en honor de Cristo victorioso,
te presentemos el fruto de las buenas obras, unidos a Él.
Que vive y reina por los siglos de los siglos.
R.Amén.
Y rocía los ramos con agua bendita, en silencio.
Si se usa incienso, el sacerdote coloca incienso en el turíbulo y puede incensiar los ramos.
Luego el diácono, o en su defecto el mismo sacerdote, proclama el Evangelio de la manera acostumbrada. Según las circunstancias, puede usarse el incienso.
✠Todos hacen la señal de la cruz, desde la frente hasta el pecho y desde el hombro izquierdo al derecho. Evangelio
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas 19, 28-40
¡Bendito el que viene en nombre del Señor!
Jesús, acompañado de sus discípulos, iba camino a Jerusalén. Cuando se acercó a Betfagé y Betania, al pie del monte llamado de los Olivos, envió a dos de sus discípulos, diciéndoles:
«Vayan al pueblo que está enfrente y, al entrar, encontrarán un asno atado, que nadie ha montado todavía. Desátenlo y tráiganlo; y si alguien les pregunta: “¿Por qué lo desatan?”, respondan: “El Señor lo necesita”».
Los enviados partieron y encontraron todo como Él les había dicho. Cuando desataron el asno, sus dueños les dijeron:
«¿Por qué lo desatan?»
Y ellos respondieron:
«El Señor lo necesita».
Luego llevaron el asno adonde estaba Jesús y, poniendo sobre él sus mantos, lo hicieron montar. Mientras Él avanzaba, la gente extendía sus mantos sobre el camino.
Cuando Jesús se acercaba a la pendiente del monte de los Olivos, todos los discípulos, llenos de alegría, comenzaron a alabar a Dios en alta voz, por todos los milagros que habían visto. Y decían:
«¡Bendito sea el Rey que viene
en nombre del Señor!
¡Paz en el cielo
y gloria en las alturas!»
Algunos fariseos que se encontraban entre la multitud le dijeron:
«Maestro, reprende a tus discípulos».
Pero Él respondió:
«Les aseguro que si ellos callan, gritarán las piedras».
V.Palabra del Señor.
R.Gloria a ti, Señor Jesús.
Después del Evangelio, si se cree oportuno, puede hacerse una breve homilía. Luego el sacerdote, el diácono o un ministro laico invita a comenzar la procesión con las siguientes palabras, u otras semejantes:
Queridos hermanos:
Imitemos a la muchedumbre que aclamó a Jesús,
y caminemos cantando y glorificando a Dios,
unidos por el vínculo de la paz.
Después del Evangelio, si se cree oportuno, puede hacerse una breve homilía. Luego el sacerdote, el diácono o un ministro laico invita a comenzar la procesión con las siguientes palabras, u otras semejantes:
V.Caminemos en paz.
R.En el nombre de Cristo. Amén.
Y comienza la procesión hacia la iglesia en la que se celebrará la Misa. Si se usa incienso, el turiferario va adelante con el incensario humeante; lo sigue un acólito u otro ministro con la cruz, adornada con ramos según la costumbre del lugar, entre dos ministros con los cirios encendidos. Luego sigue el diácono con el Evangeliario, el sacerdote con los demás ministros, y detrás de ellos los fieles con ramos en las manos.
Durante la procesión, el coro y el pueblo entonan los cánticos siguientes u otros similares en honor de Cristo Rey:
Antífona 1
R.Los niños hebreos, llevando ramos de olivo,
salieron al encuentro del Señor, aclamando y diciendo:
Hosanna en el cielo.
Según las circunstancias, esta antífona puede alternarse con los versículos del salmo 23.
Salmo 23
Del Señor es la tierra y todo lo que hay en ella,
el mundo y todos sus habitantes
porque Él la fundó sobre los mares,
Él la afirmó sobre las corrientes del océano. R.
¿Quién podrá subir a la Montaña del Señor
y permanecer en su recinto sagrado?
El que tiene las manos limpias y puro el corazón;
el que no rinde culto a los ídolos ni jura falsamente. R.
Él recibirá la bendición del Señor,
la recompensa de Dios, su Salvador.
Así son los que buscan al Señor,
los que buscan tu rostro, Dios de Jacob. R.
¡Puertas, levanten sus dinteles,
levántense, puertas eternas,
para que entre el Rey de la gloria!
¿Y quién es ese Rey de la gloria?
Es el Señor, el fuerte, el poderoso,
el Señor poderoso en los combates. R.
¡Puertas, levanten sus dinteles,
levántense, puertas eternas,
para que entre el Rey de la gloria!
¿Y quién es ese Rey de la gloria?
El Rey de la gloria
es el Señor de los ejércitos. R.
Antífona 2
R.Los niños hebreos extendían sus mantos por el camino
y aclamaban diciendo:
Hosanna al Hijo de David.
Bendito el que viene en nombre del Señor.
Según las circunstancias, esta antífona puede alternarse con los versículos del salmo 46.
Salmo 46
Aplaudan, todos los pueblos,
aclamen al Señor con gritos de alegría;
porque el Señor, el Altísimo, es temible,
es el soberano de toda la Tierra. R.
Él puso a los pueblos bajo nuestro yugo,
y a las naciones bajo nuestros pies;
Él eligió para nosotros una herencia,
que es el orgullo de Jacob, su predilecto.
El Señor asciende entre aclamaciones,
asciende al sonido de trompetas. R.
Canten, canten a nuestro Dios,
canten, canten a nuestro Rey.
El Señor es el Rey de toda la tierra,
cántenle un hermoso himno. R.
El Señor reina sobre las naciones,
el Señor se sienta en su trono sagrado.
Los nobles de los pueblos se reúnen
con el pueblo del Dios de Abraham:
del Señor son los poderosos de la tierra,
y Él se ha elevado inmensamente. R.
Himno a Cristo Rey
R.Gloria, alabanza y honor a ti, Cristo,
nuestro Rey y Redentor,
a quien los niños con júbilo cantaban: Hosanna.
Tú eres el Rey de Israel,
noble descendiente de David,
Rey bendito que vienes en nombre del Señor. R.
Los ángeles te alaban en el Cielo;
también los hombres y todo el universo. R.
El pueblo hebreo salió a tu encuentro
con palmas en las manos:
aquí estamos nosotros con himnos,
ofrendas y plegarias. R.
Ellos te aclamaban cuando ibas a morir;
ahora que reinas, nosotros te cantamos. R.
Ellos te agradaron,
acepta también nuestro homenaje;
Rey bueno, Rey piadoso,
que te complaces con todo lo bueno. R.
Al entrar la procesión en la iglesia, se canta el siguiente responsorio u otro cántico alusivo a la entrada del Señor en Jerusalén:
R.Al entrar el Señor en la ciudad santa,
los niños hebreos con palmas en las manos
anunciaban la resurrección de Cristo, diciendo:
* Hosanna en el cielo.
V.Al enterarse de que Jesús llegaba a Jerusalén,
el pueblo salió a su encuentro
y con palmas en las manos, aclamaba:
* Hosanna en el cielo.
También puede cantarse el Salmo 121.
Al llegar al altar, el sacerdote lo venera y, según las circunstancias, lo inciensa. Luego se dirige a la sede; si usó la capa pluvial, la deja, y se coloca la casulla. Omitidos los ritos iniciales y, según el caso, también el «Señor, ten piedad», pronuncia la oración colecta de la Misa como conclusión de la procesión, y continúa como de costumbre.
La conmemoración a continuación corresponde a la entrada en la forma de entrada solemne. También puede hacerse la entrada o .
Entrada solemne
Cuando no es posible hacer la procesión fuera de la iglesia, la entrada del Señor se celebra dentro del templo en forma solemne, antes de la Misa principal.
Los fieles se reúnen ante la puerta del templo, o bien dentro de éste, con los ramos en sus manos. El sacerdote, los ministros y un grupo de fieles se dirigen a un sitio adecuado del templo, fuera del presbiterio, desde donde la mayor parte de los fieles pueda ver el desarrollo del rito.
Mientras el sacerdote se dirige al lugar elegido, se canta la siguiente antífona u otro canto adecuado:
Antífona Cf. Mt 21, 9
Hosanna al Hijo de David.
Bendito el que viene en nombre del Señor, el Rey de Israel.
Hosanna en las alturas.
Oración de bendición de los ramos
Después de esta monición, el sacerdote, para bendecir los ramos, dice, con las manos extendidas, la siguiente oración, o bien :
V.Oremos.
Dios todopoderoso y eterno,
santifica con tu bendición ✠Todos hacen la señal de la cruz, desde la frente hasta el pecho y desde el hombro izquierdo al derecho. estos ramos
para que, cuantos seguimos con aclamaciones a Cristo Rey,
podamos llegar por Él a la Jerusalén celestial.
Que vive y reina por los siglos de los siglos.
R.Amén.
Después de esta monición, el sacerdote, para bendecir los ramos, dice, con las manos extendidas, la siguiente oración, o bien :
V.Oremos.
Dios nuestro, aumenta la fe de cuantos esperamos en ti
y escucha nuestras súplicas,
para que, quienes hoy llevamos estos ramos
en honor de Cristo victorioso,
te presentemos el fruto de las buenas obras, unidos a Él.
Que vive y reina por los siglos de los siglos.
R.Amén.
Y rocía los ramos con agua bendita, en silencio.
Si se usa incienso, el sacerdote coloca incienso en el turíbulo y puede incensiar los ramos.
Luego el diácono, o en su defecto el mismo sacerdote, proclama el Evangelio de la manera acostumbrada. Según las circunstancias, puede usarse el incienso.
✠Todos hacen la señal de la cruz, desde la frente hasta el pecho y desde el hombro izquierdo al derecho. Evangelio
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas 19, 28-40
¡Bendito el que viene en nombre del Señor!
Jesús, acompañado de sus discípulos, iba camino a Jerusalén. Cuando se acercó a Betfagé y Betania, al pie del monte llamado de los Olivos, envió a dos de sus discípulos, diciéndoles:
«Vayan al pueblo que está enfrente y, al entrar, encontrarán un asno atado, que nadie ha montado todavía. Desátenlo y tráiganlo; y si alguien les pregunta: “¿Por qué lo desatan?”, respondan: “El Señor lo necesita”».
Los enviados partieron y encontraron todo como Él les había dicho. Cuando desataron el asno, sus dueños les dijeron:
«¿Por qué lo desatan?»
Y ellos respondieron:
«El Señor lo necesita».
Luego llevaron el asno adonde estaba Jesús y, poniendo sobre él sus mantos, lo hicieron montar. Mientras Él avanzaba, la gente extendía sus mantos sobre el camino.
Cuando Jesús se acercaba a la pendiente del monte de los Olivos, todos los discípulos, llenos de alegría, comenzaron a alabar a Dios en alta voz, por todos los milagros que habían visto. Y decían:
«¡Bendito sea el Rey que viene
en nombre del Señor!
¡Paz en el cielo
y gloria en las alturas!»
Algunos fariseos que se encontraban entre la multitud le dijeron:
«Maestro, reprende a tus discípulos».
Pero Él respondió:
«Les aseguro que si ellos callan, gritarán las piedras».
V.Palabra del Señor.
R.Gloria a ti, Señor Jesús.
Después del Evangelio, el sacerdote con los ministros y el grupo de fieles que lo acompañó más de cerca, se dirigen solemnemente por la iglesia hacia el presbiterio, mientras se canta el siguiente responsorio u otro canto apropiado:
R.Al entrar el Señor en la ciudad santa,
los niños hebreos con palmas en las manos
anunciaban la resurrección de Cristo, diciendo:
* Hosanna en el cielo.
V.Al enterarse de que Jesús llegaba a Jerusalén,
el pueblo salió a su encuentro
y con palmas en las manos, aclamaba:
* Hosanna en el cielo.
También puede cantarse el Salmo 121.
Al llegar al altar, el sacerdote lo venera. Luego se dirige a la sede. Omitidos los ritos iniciales y, según el caso, también el «Señor, ten piedad», pronuncia la oración colecta de la Misa como de costumbre.
La conmemoración a continuación corresponde a la entrada en la forma de entrada simple. También puede hacerse la entrada o .
Entrada simple
En todas las demás Misas de este domingo en las que no se hace la entrada solemne, se conmemora la entrada del Señor en Jerusalén por medio de una entrada simple.
Mientras el sacerdote se dirige al altar, se canta la antífona de entrada con su salmo u otro canto similar. El sacerdote, al llegar al altar, lo venera y se dirige a la sede. Después de la señal de la cruz, saluda al pueblo. Luego, la Misa continúa como de costumbre.
En las Misas en las que no es posible hacer el canto de entrada, el sacerdote llega al altar, lo venera, saluda al pueblo, lee la antífona de entrada y prosigue la Misa de la manera acostumbrada.
Ritos inicialesLos ritos iniciales tienen carácter introductorio y de preparación.
Reunido el pueblo, el sacerdote se dirige al altar, con los ministros, mientras se entona el canto de entrada o se dice la antífona de entrada a continuación:
Antífona de entrada Cf. Jn 12, 1. 12-13; Sal 23, 9-10La antífona de entrada tiene por fin abrir la celebración, promover la unión de quienes están congregados, introducir el misterio del tiempo litúrgico o de la festividad, y acompañar la procesión del sacerdote y los ministros.
Seis días antes de la solemnidad de la Pascua,
cuando el Señor entraba a la ciudad de Jerusalén,
los niños salieron a su encuentro con palmas en sus manos
y aclamaban con toda su voz:
* Hosanna en las alturas. Bendito Tú,
que has venido lleno de misericordia.
Puertas, levanten sus dinteles.
Ábranse, puertas eternas, para que entre el Rey de la gloria.
¿Y quién es ese Rey de la gloria?
El Rey de la gloria es el Señor de los ejércitos.
* Hosanna en las alturas. Bendito Tú,
que has venido lleno de misericordia.
Cuando llega al altar, habiendo hecho con los ministros una inclinación profunda, venera el altar con un beso y, si es oportuno, inciensa la cruz y el altar. Después se dirige con los ministros a la sede.
Saludo
Terminado el canto de entrada, el sacerdote y los fieles, de pie, se santiguan con la señal de la cruz, mientras el sacerdote, vuelto hacia el pueblo, dice:
V.En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.Los versículos V. no son dichos por el pueblo.
R.Amén.Las respuestas R. son dichas por el pueblo.
Después el sacerdote, extendiendo las manos, saluda al pueblo, diciendo:
En lugar del siguiente saludo puede decir , , , , , , o .
V.La gracia de nuestro Señor Jesucristo,
el amor de Dios Padre
y la comunión del Espíritu Santo
estén con todos ustedes.
R.Y con tu espíritu.
En lugar del siguiente saludo puede decir , , , , , , o .
V.La gracia y la paz de parte de Dios, nuestro Padre,
y de Jesucristo el Señor,
estén con todos ustedes.
R.Y con tu espíritu.
En lugar del siguiente saludo puede decir , , , , , , o .
V.El Señor esté con ustedes.
R.Y con tu espíritu.
En lugar del siguiente saludo puede decir , , , , , , o .
V.La paz esté con ustedes.
R.Y con tu espíritu.
En lugar del siguiente saludo puede decir , , , , , , o .
V.La gracia y el amor de Jesucristo,
que nos llama a la conversión,
esté con todos ustedes.
R.Y con tu espíritu.
En lugar del siguiente saludo puede decir , , , , , , o .
V.Que el Espíritu de Dios
nos ayude a responder dócilmente a su llamado penitencial,
y que su gracia salvadora
permanezca con cada uno de ustedes.
R.Y con tu espíritu.
En lugar del siguiente saludo puede decir , , , , , , o .
V.Que el Señor Jesús los encamine
hacia el amor de Dios Padre
y les dé la perseverancia
para renovar su compromiso bautismal,
y que su amor misericordioso
descienda y esté con todos ustedes.
R.Y con tu espíritu.
En lugar del siguiente saludo puede decir , , , , , , o .
V.De parte de Dios Padre y de Jesucristo,
que nos amó y nos purificó de nuestros pecados
con su sangre,
gracia y paz a todos ustedes.
R.Y con tu espíritu.
En lugar del siguiente saludo puede decir , , , , , , o .
V.Sean bienvenidos a esta celebración,
y que Cristo muerto y resucitado
por nuestra salvación y la del mundo entero
permanezca ahora y siempre con ustedes.
R.Y con tu espíritu.
El sacerdote o el diácono, u otro ministro, puede hacer una monición muy breve para introducir a los fieles en la Misa del día.
Acto penitencialEn el Acto penitencial se realiza una confesión general de toda la comunidad. Nótese que el Acto penitencial carece de la eficacia del sacramento de la Penitencia.El domingo, especialmente en el tiempo pascual, en lugar del Acto penitencial habitual, en algunas ocasiones puede hacerse la bendición y aspersión del agua en memoria del Bautismo.
A continuación se hace el Acto penitencial, al que el sacerdote invita a los fieles, diciendo:
En lugar de la siguiente introducción puede decir , , , o .
V.Hermanos:
Para celebrar dignamente estos sagrados misterios,
reconozcamos nuestros pecados.
En lugar de la siguiente introducción puede decir , , , o .
V.El Señor Jesús,
que nos invita a la mesa de la Palabra y de la Eucaristía,
nos llama ahora a la conversión.
Reconozcamos, pues, que somos pecadores
e invoquemos con esperanza la misericordia de Dios.
En lugar de la siguiente introducción puede decir , , , o .
V.Humildes y penitentes, como el publicano en el templo,
acerquémonos al Dios justo,
y pidámosle que tenga piedad de nosotros,
que también nos reconocemos pecadores.
En lugar de la siguiente introducción puede decir , , , o .
V.Jesucristo, el justo, intercede por nosotros
y nos reconcilia con el Padre.
Abramos, pues, nuestro espíritu al arrepentimiento,
para acercarnos a la mesa del Señor.
En lugar de la siguiente introducción puede decir , , , o .
V.Pidamos perdón a Dios de todo corazón.
En lugar de la siguiente introducción puede decir , , , o .
En el día en que celebramos la victoria de Cristo
sobre el pecado y sobre la muerte,
confesemos nuestra necesidad de la misericordia del Padre
para morir al pecado y resucitar a la vida nueva.
Se hace una breve pausa en silencio.
La invocación a continuación corresponde a la forma I. También puede decir , , , , , , o .
Después, todos hacen en común la fórmula de la confesión general:
R.Yo confieso ante Dios todopoderoso
y ante ustedes, hermanos,
que he pecado mucho
de pensamiento, palabra, obra y omisión;
Y, golpeándose el pecho, dicen:
por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.
Luego, prosiguen:
Por eso ruego a santa María, siempre Virgen,
a los ángeles, a los santos
y a ustedes, hermanos,
que intercedan por mí ante Dios, nuestro Señor.
La invocación a continuación corresponde a la forma II. También puede decir , , , , , , o .
Después el sacerdote dice:
V.Señor, ten misericordia de nosotros.
R.Porque hemos pecado contra ti.
El sacerdote prosigue:
V.Muéstranos, Señor, tu misericordia.
R.Y danos tu salvación.
La invocación a continuación corresponde a Tú que has sido enviado para sanar a los contritos de corazón (forma III). También puede decir , , , , , , o .
Después el sacerdote dice:
V.Tú que has sido enviado para sanar a los contritos de corazón:
Señor, ten piedad.
R.Señor, ten piedad.V.Tú que has venido a llamar a los pecadores:
Cristo, ten piedad.
R.Cristo, ten piedad.V.Tú que estás sentado a la derecha del Padre
para interceder por nosotros:
Señor, ten piedad.
R.Señor, ten piedad.
La invocación a continuación corresponde a Tú que fuiste tentado por el Espíritu del mal (Cuaresma). También puede decir , , , , , , o .
Después el sacerdote dice:
V.Tú que fuiste tentado por el Espíritu del mal:
Señor, ten piedad
R.Señor, ten piedad.V.Tú que venciste la tentación con la Palabra de Dios:
Cristo, ten piedad.
R.Cristo, ten piedad.V.Tú que nos llamas a compartir tu victoria:
Señor, ten piedad.
R.Señor, ten piedad.
La invocación a continuación corresponde a Tú que perdonas nuestros pecados (Cuaresma). También puede decir , , , , , , o .
Después el sacerdote dice:
V.Tú que perdonas nuestros pecados:
Señor, ten piedad.
R.Señor, ten piedad.V.Tú que nos llamas a hacer penitencia:
Cristo, ten piedad.
R.Cristo, ten piedad.V.Tú que confiaste a la Iglesia el signo de tu perdón:
Señor, ten piedad.
R.Señor, ten piedad.
La invocación a continuación corresponde a Tú que borras nuestras culpas (Cuaresma). También puede decir , , , , , , o .
Después el sacerdote dice:
V.Tú que borras nuestras culpas:
Señor, ten piedad.
R.Señor, ten piedad.V.Tú que creas en nosotros un corazón puro:
Cristo, ten piedad.
R.Cristo, ten piedad.V.Tú que nos devuelves la alegría de la salvación:
Señor, ten piedad.
R.Señor, ten piedad.
La invocación a continuación corresponde a Tú que borras nuestras culpas (Cuaresma). También puede decir , , , , , , o .
Después el sacerdote dice:
V.Tú que conoces nuestros pensamientos:
Señor, ten piedad.
R.Señor, ten piedad.V.Tú que iluminas las tinieblas de nuestro corazón:
Cristo, ten piedad.
R.Cristo, ten piedad.V.Tú que nos exhortas a una sincera conversión:
Señor, ten piedad.
R.Señor, ten piedad.
La invocación a continuación corresponde a Tú que nos hiciste renacer por el agua y el Espíritu Santo (Cuaresma). También puede decir , , , , , , o .
Después el sacerdote dice:
V.Tú que nos hiciste renacer por el agua y el Espíritu Santo:
Señor, ten piedad.
R.Señor, ten piedad.V.Tú que nos convertiste en nuevas creaturas:
Cristo, ten piedad
R.Cristo, ten piedad.V.Tú que nos invitas a renovar nuestro Bautismo:
Señor, ten piedad.
R.Señor, ten piedad.
La invocación a continuación corresponde a Tú que llevaste a la Cruz nuestros pecados (Cuaresma). También puede decir , , , , , , o .
Después el sacerdote dice:
V.Tú que llevaste a la Cruz nuestros pecados:
Señor, ten piedad.
R.Señor, ten piedad.V.Tú que resucitaste para nuestra justificación:
Cristo, ten piedad.
R.Cristo, ten piedad.V.Tú que no quieres la muerte del pecador,
sino que se convierta y viva:
Señor, ten piedad.
R.Señor, ten piedad.
Sigue la absolución del sacerdote.
V.Dios todopoderoso
tenga misericordia de nosotros,
perdone nuestros pecados
y nos lleve a la vida eterna.
R.Amén.
Si se ha utilizado la forma I o forma II del Acto penitencial, siguien las invocaciones «Señor, ten piedad» («Kýrie eléison»):
V.Señor, ten piedad.
R.Señor, ten piedad.V.Cristo, ten piedad.
R.Cristo, ten piedad.V.Señor, ten piedad.
R.Señor, ten piedad.
Se pueden tomar las melodías del «Gradual Romano».
El sacerdote, con las manos juntas, dice:
Oremos.
Y todos, junto con el sacerdote, oran en silencio durante un breve espacio de tiempo.
Entonces el sacerdote, con las manos extendidas, dice la oración colecta:
Oración colectaLa oración colecta expresa el carácter de la celebración. Por una tradición de la Iglesia, se dirige a Dios Padre, por Cristo en el Espíritu Santo.
Dios todopoderoso y eterno,
Tú mostraste a los hombres
el ejemplo de humildad de nuestro Salvador,
que se encarnó y murió en la Cruz;
concédenos recibir las enseñanzas de su pasión,
para poder participar un día de su gloriosa resurrección.
Él que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo,
y es Dios, por los siglos de los siglos.
R.Amén.
Liturgia de la PalabraLa Liturgia de la Palabra se constituye por lecturas de la Sagrada Escritura, cánticos que se intercalan entre ellas, la homilía, la profesión de fe y la oración universal u oración de los fieles.
Después, el lector se dirige al ambón y lee la primera lectura, que todos escuchan sentados.
Para la lectura de la Pasión, no se llevan cirios ni se inciensa; se omite el saludo y la signación del libro. La lectura está a cargo de un diácono o, en su defecto, del mismo sacerdote. Sin embargo, es recomendable confiar a otros lectores las distintas partes según indica el Leccionario, y reservar al diácono o al sacerdote la parte correspondiente a Cristo. Solamente los diáconos que intervienen en la proclamación piden la bendición del sacerdote, como se hace antes del Evangelio.
Primera lecturaEn las lecturas, Dios habla a su pueblo, le desvela los misterios de la redención y de la salvación, y le ofrece alimento espiritual.
Del libro del profeta Isaías 50, 4-7
No retiré mi rostro cuando me ultrajaban, pero sé muy bien que no seré defraudado
El mismo Señor me ha dado una lengua de discípulo, para que yo sepa reconfortar al fatigado con una palabra de aliento. Cada mañana, Él despierta mi oído para que yo escuche como un discípulo.
El Señor abrió mi oído y yo no me resistí ni me volví atrás. Ofrecí mi espalda a los que me golpeaban y mis mejillas, a los que me arrancaban la barba; no retiré mi rostro cuando me ultrajaban y escupían.
Pero el Señor viene en mi ayuda: por eso, no quedé confundido; por eso, endurecí mi rostro como el pedernal, y sé muy bien que no seré defraudado.
V.Palabra de Dios.
R.Te alabamos, Señor.
El salmista, o el cantor, canta o recita el salmo, y el pueblo pronuncia la respuesta R.
Salmo responsorial 21, 8-9. 17-18a. 19-20. 23-24El salmo responsorial favorece la meditación de la Palabra de Dios.
R.Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?
Los que me ven, se burlan de mí,
hacen una mueca y mueven la cabeza, diciendo:
«Confió en el Señor, que Él lo libre;
que lo salve, si lo quiere tanto». R.
Me rodea una jauría de perros,
me asalta una banda de malhechores;
taladran mis manos y mis pies.
Yo puedo contar todos mis huesos. R.
Se reparten entre sí mi ropa
y sortean mi túnica.
Pero Tú, Señor, no te quedes lejos;
Tú que eres mi fuerza, ven pronto a socorrerme. R.
Yo anunciaré tu Nombre a mis hermanos,
te alabaré en medio de la asamblea:
«Alábenlo, los que temen al Señor;
glorifíquenlo, descendientes de Jacob; témanlo, descendientes de Israel». R.
El lector lee la segunda lectura desde el ambón, como la primera.
Segunda lectura
De la carta del Apóstol san Pablo a los cristianos de Filipos 2, 6-11
Se anonadó a sí mismo. Por eso, Dios lo exaltó
Jesucristo, que era de condición divina, no consideró esta igualdad con Dios como algo que debía guardar celosamente: al contrario, se anonadó a sí mismo, tomando la condición de servidor y haciéndose semejante a los hombres. Y presentándose con aspecto humano, se humilló hasta aceptar por obediencia la muerte y muerte de cruz.
Por eso, Dios lo exaltó y le dio el Nombre que está sobre todo nombre, para que al nombre de Jesús, se doble toda rodilla en el cielo, en la tierra y en los abismos, y toda lengua proclame para gloria de Dios Padre: «Jesucristo es el Señor».
V.Palabra de Dios.
R.Te alabamos, Señor.
Sigue un canto determinado por las rúbricas, según lo requiera el tiempo litúrgico, o la aclamación al Evangelio a continuación. Se canta estando todos de pie.
Aclamación al Evangelio Flp 2, 8-9En la aclamación al Evangelio, los fieles saludan al Señor antes de escuchar su palabra en el Evangelio.
Cristo se humilló por nosotros
hasta aceptar por obediencia la muerte,
y muerte de cruz.
Por eso, Dios lo exaltó
y le dio el Nombre que está sobre todo nombre.
Para la lectura de la Pasión, no se llevan cirios ni se inciensa; se omite el saludo y la signación del libro. La lectura está a cargo de un diácono o, en su defecto, del mismo sacerdote. Sin embargo, es recomendable confiar a otros lectores las distintas partes según indica el Leccionario, y reservar al diácono o al sacerdote la parte correspondiente a Cristo. Solamente los diáconos que intervienen en la proclamación piden la bendición del sacerdote, como se hace antes del Evangelio.
Las indicaciones para los lectores son:
✠Cristo (diácono o presbítero)
C.Cronista (diácono o lector/a)
S.“Sinagoga” (diácono o lector/a)
En los lugares en que pareciera oportuno, durante la lectura de la Pasión se pueden incorporar aclamaciones.
Mientras tanto, si se usa incienso, el sacerdote lo pone en el incensario.
Si el diácono está presente, se realiza la proclamación del Evangelio a continuación. Si el diácono no está presente, se realiza .
El diácono que va a proclamar el Evangelio, profundamente inclinado ante el sacerdote, pide la bendición, diciendo en voz baja:
Padre, dame tu bendición.
El sacerdote, en voz baja, dice:
El Señor esté en tu corazón y en tus labios,
para que anuncies dignamente su Evangelio.
En el nombre del Padre, y del Hijo ✠ y del Espíritu Santo.
El diácono se signa con la señal de la cruz y responde:
Amén.
Si el diácono no está presente, el sacerdote realiza la proclamación del Evangelio a continuación. Si el diácono está presente, se realiza .
El sacerdote, inclinado ante el altar, dice en secreto:
Purifica mi corazón y mis labios, Dios todopoderoso,
para que pueda anunciar dignamente tu santo Evangelio.
Después el diácono, o el sacerdote, se dirige al ambón, acompañado por los ministros que llevan el incienso y los cirios, si es oportuno, y dice:
V.El Señor esté con ustedes.
R.Y con tu espíritu.
El diácono, o el sacerdote:
V.Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san N.
Y, mientras tanto, hace la señal de la cruz sobre el libro y sobre su frente, labios y pecho.
El pueblo aclama:
R.Gloria a ti, Señor.
Luego el diácono, o el sacerdote, si se usa incienso, inciensa el libro y proclama el Evangelio.
En lugar del siguiente Evangelio puede leerse .
✠Todos hacen la señal de la cruz, desde la frente hasta el pecho y desde el hombro izquierdo al derecho. EvangelioEl Evangelio es el centro de la Liturgia de la Palabra, que los fieles deben escuchar con la mayor reverencia, reconociendo y proclamando la presencia de Dios que les habla.
Pasión de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas 22, 7. 14—23, 56
He deseado ardientemente comer esta Pascua con ustedes antes de mi pasión
C.Llegó el día de los Ázimos, en el que se debía inmolar la víctima pascual. Cuando fue la hora, Jesús se sentó a la mesa con los Apóstoles y les dijo:
✠«He deseado ardientemente comer esta Pascua con ustedes antes de mi Pasión, porque les aseguro que ya no la comeré más hasta que llegue a su pleno cumplimiento en el Reino de Dios».
C.Y tomando una copa, dio gracias y dijo:
✠«Tomen y compártanla entre ustedes. Porque les aseguro que desde ahora no beberé más del fruto de la vid hasta que llegue el Reino de Dios».
Hagan esto en memoria mía
C.Luego tomó el pan, dio gracias, lo partió y lo dio a sus discípulos, diciendo:
✠«Esto es mi Cuerpo, que se entrega por ustedes. Hagan esto en memoria mía».
C.Después de la cena hizo lo mismo con la copa, diciendo:
✠«Esta copa es la Nueva Alianza sellada con mi Sangre, que se derrama por ustedes».
¡Ay de aquél que va a entregar al Hijo del hombre!
✠«La mano del traidor está sobre la mesa, junto a mí. Porque el Hijo del hombre va por el camino que le ha sido señalado, pero ¡ay de aquél que lo va a entregar!»
C.Entonces comenzaron a preguntarse unos a otros quién de ellos sería el que iba a hacer eso.
Yo estoy entre ustedes como el que sirve
C.Y surgió una discusión sobre quién debía ser considerado como el más grande.
✠Jesús les dijo: «Los reyes de las naciones dominan sobre ellas, y los que ejercen el poder sobre el pueblo se hacen llamar bienhechores. Pero entre ustedes no debe ser así. Al contrario, el que es más grande, que se comporte como el menor, y el que gobierna, como un servidor. Porque, ¿quién es más grande, el que está a la mesa o el que sirve? ¿No es acaso el que está a la mesa? Y sin embargo, Yo estoy entre ustedes como el que sirve.
Ustedes son los que han permanecido siempre conmigo en medio de mis pruebas. Por eso Yo les confiero la realeza, como mi Padre me la confirió a mí. Y en mi Reino, ustedes comerán y beberán en mi mesa, y se sentarán sobre tronos para juzgar a las doce tribus de Israel».
Tú, después que hayas vuelto, confirma a tus hermanos
✠«Simón, Simón, mira que Satanás ha pedido poder para zarandearlos como el trigo, pero Yo he rogado por ti, para que no te falte la fe. Y tú, después que hayas vuelto, confirma a tus hermanos».
C.Pedro le dijo:
S.«Señor, estoy dispuesto a ir contigo a la cárcel y a la muerte».
C.Pero Jesús replicó:
✠«Yo te aseguro, Pedro, que hoy, antes que cante el gallo, habrás negado tres veces que me conoces».
Debe cumplirse en mí la palabra de la Escritura
C.Después les dijo:
✠«Cuando los envié sin bolsa, ni alforja, ni sandalia, ¿les faltó alguna cosa?»
C.Respondieron:
S.«Nada».
C.El agregó:
✠«Pero ahora el que tenga una bolsa, que la lleve; el que tenga una alforja, que la lleve también; y el que no tenga espada, que venda su manto para comprar una. Porque les aseguro que debe cumplirse en mí esta palabra de la Escritura: Fue contado entre los malhechores. Ya llega a su fin todo lo que se refiere a mí».
C.Ellos le dijeron:
S.«Señor, aquí hay dos espadas».
C.Él les respondió:
✠«Basta».
En medio de la angustia, Él oraba más intensamente
C.En seguida Jesús salió y fue como de costumbre al monte de los Olivos, seguido de sus discípulos. Cuando llegaron, les dijo:
✠«Oren, para no caer en la tentación».
C.Después se alejó de ellos, más o menos a la distancia de un tiro de piedra, y puesto de rodillas, oraba:
✠«Padre, si quieres, aleja de mí este cáliz. Pero que no se haga mi voluntad, sino la tuya».
C.Entonces se le apareció un ángel del cielo que lo reconfortaba. En medio de la angustia, Él oraba más intensamente, y su sudor era como gotas de sangre que corrían hasta el suelo.
Después de orar se levantó, fue hacia donde estaban sus discípulos y los encontró adormecidos por la tristeza. Jesús les dijo:
✠«¿Por qué están durmiendo? Levántense y oren para no caer en la tentación».
Judas, ¿con un beso entregas al Hijo del hombre?
C.Todavía estaba hablando, cuando llegó una multitud encabezada por el que se llamaba Judas, uno de los Doce. Éste se acercó a Jesús para besarlo. Jesús le dijo:
✠«Judas, ¿con un beso entregas al Hijo del hombre?»
C.Los que estaban con Jesús, viendo lo que iba a suceder, le preguntaron:
S.«Señor, ¿usamos la espada?»
C.Y uno de ellos hirió con su espada al servidor del Sumo Sacerdote, cortándole la oreja derecha. Pero Jesús dijo:
✠«Dejen, ya está».
C.Y tocándole la oreja, lo curó. Después dijo a los sumos sacerdotes, a los jefes de la guardia del Templo y a los ancianos que habían venido a arrestarlo:
✠«¿Soy acaso un ladrón para que vengan con espadas y palos? Todos los días estaba con ustedes en el Templo y no me arrestaron. Pero ésta es la hora de ustedes y el poder de las tinieblas».
Pedro, saliendo afuera, lloró amargamente
C.Después de arrestarlo, lo condujeron a la casa del Sumo Sacerdote. Pedro lo seguía de lejos. Encendieron fuego en medio del patio, se sentaron alrededor de Él y Pedro se sentó entre ellos. Una sirvienta que lo vio junto al fuego, lo miró fijamente y dijo:
S.«Éste también estaba con Él».
C.Pedro lo negó diciendo:
S.«Mujer, no lo conozco».
C.Poco después, otro lo vio y dijo:
S.«Tú también eres uno de aquéllos».
C.Pero Pedro respondió:
S.«No, hombre, no lo soy».
C.Alrededor de una hora más tarde, otro insistió, diciendo:
S.«No hay duda de que este hombre estaba con Él; además, Él también es galileo».
C.Dijo Pedro:
S.«Hombre, no sé lo que dices».
C.En ese momento, cuando todavía estaba hablando, cantó el gallo. El Señor, dándose vuelta, miró a Pedro. Éste recordó las palabras que el Señor le había dicho: «Hoy, antes que cante el gallo, me habrás negado tres veces». Y saliendo afuera, lloró amargamente.
Profetiza, ¿quién te golpeó?
C.Los hombres que custodiaban a Jesús lo ultrajaban y lo golpeaban; y tapándole el rostro, le decían:
S.«Profetiza, ¿quién te golpeó?»
C.Y proferían contra Él toda clase de insultos.
Llevaron a Jesús ante el tribunal
C.Cuando amaneció, se reunió el Consejo de los ancianos del pueblo, junto con los sumos sacerdotes y los escribas. Llevaron a Jesús ante el tribunal y le dijeron:
S.«Dinos si eres el Mesías».
C.Él les dijo:
✠«Si yo les respondo, ustedes no me creerán, y si los interrogo, no me responderán. Pero en adelante, el Hijo del hombre se sentará a la derecha de Dios todopoderoso».
C.Todos preguntaron:
S.«¿Entonces eres el Hijo de Dios?»
C.Jesús respondió:
✠«Tienen razón, yo lo soy».
C.Ellos dijeron:
S.«¿Acaso necesitamos otro testimonio? Nosotros mismos lo hemos oído de su propia boca».
C.Después se levantó toda la asamblea y lo llevaron ante Pilato.
No encuentro en este hombre ningún motivo de condena
C.Y comenzaron a acusarlo, diciendo:
S.«Hemos encontrado a este hombre incitando a nuestro pueblo a la rebelión, impidiéndole pagar los impuestos al Emperador y pretendiendo ser el rey Mesías».
C.Pilato lo interrogó, diciendo:
S.«¿Eres Tú el rey de los judíos?»
✠«Tú lo dices».
C.Le respondió Jesús. Pilato dijo a los sumos sacerdotes y a la multitud:
S.«No encuentro en este hombre ningún motivo de condena».
C.Pero ellos insistían:
S.«Subleva al pueblo con su enseñanza en toda la Judea. Comenzó en Galilea y ha llegado hasta aquí».
C.Al oír esto, Pilato preguntó si ese hombre era galileo. Y habiéndose asegurado de que pertenecía a la jurisdicción de Herodes, se lo envió. En esos días, también Herodes se encontraba en Jerusalén.
Herodes y sus guardias lo trataron con desprecio
C.Herodes se alegró mucho al ver a Jesús. Hacía tiempo que deseaba verlo, por lo que había oído decir de Él, y esperaba que hiciera algún prodigio en su presencia. Le hizo muchas preguntas, pero Jesús no le respondió nada. Entre tanto, los sumos sacerdotes y los escribas estaban allí y lo acusaban con vehemencia.
Herodes y sus guardias, después de tratarlo con desprecio y ponerlo en ridículo, lo cubrieron con un magnífico manto y lo enviaron de nuevo a Pilato. Y ese mismo día, Herodes y Pilato, que estaban enemistados, se hicieron amigos.
Pilato entregó a Jesús al arbitrio de ellos
C.Pilato convocó a los sumos sacerdotes, a los jefes y al pueblo, y les dijo:
S.«Ustedes me han traído a este hombre, acusándolo de incitar al pueblo a la rebelión. Pero yo lo interrogué delante de ustedes y no encontré ningún motivo de condena en los cargos de que lo acusan; ni tampoco Herodes, ya que él lo ha devuelto a este tribunal. Como ven, este hombre no ha hecho nada que merezca la muerte. Después de darle un escarmiento, lo dejaré en libertad».
C.Pero la multitud comenzó a gritar:
S.«¡Que muera este hombre! ¡Suéltanos a Barrabás!»
C.A Barrabás lo habían encarcelado por una sedición que tuvo lugar en la ciudad y por homicidio.
Pilato volvió a dirigirles la palabra con la intención de poner en libertad a Jesús. Pero ellos seguían gritando:
S.«¡Crucifícalo! ¡Crucifícalo!»
C.Por tercera vez les dijo:
S.«¿Qué mal ha hecho este hombre? No encuentro en Él nada que merezca la muerte. Después de darle un escarmiento, lo dejaré en libertad».
C.Pero ellos insistían a gritos, reclamando que fuera crucificado, y el griterío se hacía cada vez más violento. Al fin, Pilato resolvió acceder al pedido del pueblo. Dejó en libertad al que ellos pedían, al que había sido encarcelado por sedición y homicidio, y a Jesús lo entregó al arbitrio de ellos.
Hijas de Jerusalén, no lloren por mí
C.Cuando lo llevaban, detuvieron a un tal Simón de Cirene, que volvía del campo, y lo cargaron con la cruz, para que la llevara detrás de Jesús. Lo seguían muchos del pueblo y un buen número de mujeres, que se golpeaban el pecho y se lamentaban por Él. Pero Jesús, volviéndose hacia ellas, les dijo:
✠«¡Hijas de Jerusalén!, no lloren por mí; lloren más bien por ustedes y por sus hijos. Porque se acerca el tiempo en que se dirá: ¡Felices las estériles, felices los senos que no concibieron y los pechos que no amamantaron! Entonces se dirá a las montañas: ¡Caigan sobre nosotros!, y a los cerros: ¡Sepúltennos! Porque si así tratan a la leña verde, ¿qué será de la leña seca?»
C.Con Él llevaban también a otros dos malhechores, para ser ejecutados.
Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen
C.Cuando llegaron al lugar llamado «del Cráneo», lo crucificaron junto con los malhechores, uno a su derecha y el otro a su izquierda. Jesús decía:
✠«Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen».
C.Después se repartieron sus vestiduras, sorteándolas entre ellos.
Éste es el Rey de los judíos
C.El pueblo permanecía allí y miraba. Sus jefes, burlándose, decían:
S.«Ha salvado a otros: ¡que se salve a sí mismo, si es el Mesías de Dios, el Elegido!»
C.También los soldados se burlaban de Él y, acercándose para ofrecerle vinagre, le decían:
S.«Si eres el rey de los judíos, ¡sálvate a ti mismo!»
C.Sobre su cabeza había una inscripción: «Éste es el rey de los judíos».
Hoy estarás conmigo en el Paraíso
C.Uno de los malhechores crucificados lo insultaba, diciendo:
S.«¿No eres Tú el Mesías? Sálvate a ti mismo y a nosotros».
C.Pero el otro lo increpaba, diciéndole: «¿No tienes temor de Dios, tú que sufres la misma pena que Él? Nosotros la sufrimos justamente, porque pagamos nuestras culpas, pero Él no ha hecho nada malo».
C.Y decía:
S.«Jesús, acuérdate de mí cuando vengas a establecer tu Reino».
C.Él le respondió:
✠«Yo te aseguro que hoy estarás conmigo en el Paraíso».
Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu
C.Era alrededor del mediodía. El sol se eclipsó y la oscuridad cubrió toda la tierra hasta las tres de la tarde. El velo del Templo se rasgó por el medio. Jesús, con un grito, exclamó:
✠«Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu».
C.Y diciendo esto, expiró.
Aquí todos se arrodillan, y se hace un breve silencio de adoración.
C.Cuando el centurión vio lo que había pasado, alabó a Dios, exclamando:
S.«Realmente este hombre era un justo».
C.Y la multitud que se había reunido para contemplar el espectáculo, al verlo sucedido, regresaba golpeándose el pecho. Todos sus amigos y las mujeres que lo habían acompañado desde Galilea permanecían a distancia, contemplando lo sucedido.
José colocó el cuerpo de Jesús en un sepulcro cavado en la roca
C.Llegó entonces un miembro del Consejo, llamado José, hombre recto y justo, que había disentido con las decisiones y actitudes de los demás. Era de Arimatea, ciudad de Judea, y esperaba el Reino de Dios. Fue a ver a Pilato para pedirle el cuerpo de Jesús. Después de bajarlo de la cruz, lo envolvió en una sábana y lo colocó en un sepulcro cavado en la roca, donde nadie había sido sepultado.
Era el día de la Preparación, y ya comenzaba el sábado.
Las mujeres que habían venido de Galilea con Jesús siguieron a José, observaron el sepulcro y vieron cómo había sido sepultado. Después regresaron y prepararon los bálsamos y perfumes, pero el sábado observaron el descanso que prescribía la Ley.
En lugar del siguiente Evangelio puede leerse .
✠Todos hacen la señal de la cruz, desde la frente hasta el pecho y desde el hombro izquierdo al derecho. EvangelioEl Evangelio es el centro de la Liturgia de la Palabra, que los fieles deben escuchar con la mayor reverencia, reconociendo y proclamando la presencia de Dios que les habla.
Pasión de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas 22, 66a; 23, 1b-49
Llevaron a Jesús ante el tribunal
C.Cuando amaneció, se reunió el Consejo de los ancianos del pueblo, junto con los sumos sacerdotes y los escribas. Llevaron a Jesús ante Pilato.
No encuentro en este hombre ningún motivo de condena
C.Y comenzaron a acusarlo, diciendo:
S.«Hemos encontrado a este hombre incitando a nuestro pueblo a la rebelión, impidiéndole pagar los impuestos al Emperador y pretendiendo ser el rey Mesías».
C.Pilato lo interrogó, diciendo:
S.«¿Eres Tú el rey de los judíos?»
✠«Tú lo dices».
C.Le respondió Jesús. Pilato dijo a los sumos sacerdotes y a la multitud:
S.«No encuentro en este hombre ningún motivo de condena».
C.Pero ellos insistían:
S.«Subleva al pueblo con su enseñanza en toda la Judea. Comenzó en Galilea y ha llegado hasta aquí».
C.Al oír esto, Pilato preguntó si ese hombre era galileo. Y habiéndose asegurado de que pertenecía a la jurisdicción de Herodes, se lo envió. En esos días, también Herodes se encontraba en Jerusalén.
Herodes y sus guardias lo trataron con desprecio
C.Herodes se alegró mucho al ver a Jesús. Hacía tiempo que deseaba verlo, por lo que había oído decir de Él, y esperaba que hiciera algún prodigio en su presencia. Le hizo muchas preguntas, pero Jesús no le respondió nada. Entre tanto, los sumos sacerdotes y los escribas estaban allí y lo acusaban con vehemencia.
Herodes y sus guardias, después de tratarlo con desprecio y ponerlo en ridículo, lo cubrieron con un magnífico manto y lo enviaron de nuevo a Pilato. Y ese mismo día, Herodes y Pilato, que estaban enemistados, se hicieron amigos.
Pilato entregó a Jesús al arbitrio de ellos
C.Pilato convocó a los sumos sacerdotes, a los jefes y al pueblo, y les dijo:
S.«Ustedes me han traído a este hombre, acusándolo de incitar al pueblo a la rebelión. Pero yo lo interrogué delante de ustedes y no encontré ningún motivo de condena en los cargos de que lo acusan; ni tampoco Herodes, ya que él lo ha devuelto a este tribunal. Como ven, este hombre no ha hecho nada que merezca la muerte. Después de darle un escarmiento, lo dejaré en libertad».
C.Pero la multitud comenzó a gritar:
S.«¡Qué muera este hombre! ¡Suéltanos a Barrabás!»
C.A Barrabás lo habían encarcelado por una sedición que tuvo lugar en la ciudad y por homicidio.
Pilato volvió a dirigirles la palabra con la intención de poner en libertad a Jesús. Pero ellos seguían gritando:
S.«¡Crucifícalo! ¡Crucifícalo!»
C.Por tercera vez les dijo:
S.«¿Qué mal ha hecho este hombre? No encuentro en Él nada que merezca la muerte. Después de darle un escarmiento, lo dejaré en libertad».
C.Pero ellos insistían a gritos, reclamando que fuera crucificado, y el griterío se hacía cada vez más violento. Al fin, Pilato resolvió acceder al pedido del pueblo. Dejó en libertad al que ellos pedían, al que había sido encarcelado por sedición y homicidio, y a Jesús lo entregó al arbitrio de ellos.
Hijas de Jerusalén, no lloren por mí
C.Cuando lo llevaban, detuvieron a un tal Simón de Cirene, que volvía del campo, y lo cargaron con la cruz, para que la llevara detrás de Jesús. Lo seguían muchos del pueblo y un buen número de mujeres, que se golpeaban el pecho y se lamentaban por Él. Pero Jesús, volviéndose hacia ellas, les dijo:
✠«¡Hijas de Jerusalén!, no lloren por mí; lloren más bien por ustedes y por sus hijos. Porque se acerca el tiempo en que se dirá: ¡Felices las estériles, felices los senos que no concibieron y los pechos que no amamantaron! Entonces se dirá a las montañas: ¡Caigan sobre nosotros!, y a los cerros: ¡Sepúltennos! Porque si así tratan a la leña verde, ¿qué será de la leña seca?»
C.Con Él llevaban también a otros dos malhechores, para ser ejecutados.
Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen
C.Cuando llegaron al lugar llamado «del Cráneo», lo crucificaron junto con los malhechores, uno a su derecha y el otro a su izquierda. Jesús decía:
✠«Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen».
C.Después se repartieron sus vestiduras, sorteándolas entre ellos.
Éste es el Rey de los judíos
C.El pueblo permanecía allí y miraba. Sus jefes, burlándose, decían:
S.«Ha salvado a otros: ¡que se salve a sí mismo, si es el Mesías de Dios, el Elegido!»
C.También los soldados se burlaban de Él y, acercándose para ofrecerle vinagre, le decían:
S.«Si eres el rey de los judíos, ¡sálvate a ti mismo!»
C.Sobre su cabeza había una inscripción: «Éste es el rey de los judíos».
Hoy estarás conmigo en el Paraíso
C.Uno de los malhechores crucificados lo insultaba, diciendo:
S.«¿No eres Tú el Mesías? Sálvate a ti mismo y a nosotros».
C.Pero el otro lo increpaba, diciéndole: «¿No tienes temor de Dios, tú que sufres la misma pena que Él? Nosotros la sufrimos justamente, porque pagamos nuestras culpas, pero Él no ha hecho nada malo».
C.Y decía:
S.«Jesús, acuérdate de mí cuando vengas a establecer tu Reino».
C.Él le respondió:
✠«Yo te aseguro que hoy estarás conmigo en el Paraíso».
Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu
C.Era alrededor del mediodía. El sol se eclipsó y la oscuridad cubrió toda la tierra hasta las tres de la tarde. El velo del Templo se rasgó por el medio. Jesús, con un grito, exclamó:
✠«Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu».
C.Y diciendo esto, expiró.
Aquí todos se arrodillan, y se hace un breve silencio de adoración.
C.Cuando el centurión vio lo que había pasado, alabó a Dios, exclamando:
S.«Realmente este hombre era un justo».
C.Y la multitud que se había reunido para contemplar el espectáculo, al verlo sucedido, regresaba golpeándose el pecho. Todos sus amigos y las mujeres que lo habían acompañado desde Galilea permanecían a distancia, contemplando lo sucedido.
V.Palabra del Señor.
R.Gloria a ti, Señor Jesús.
Si la aclamación es cantada, puede usarse la siguiente respuesta de alabanza a Jesucristo, o bien o :
Tu palabra, Señor, es la verdad,
y tu ley nuestra libertad.
Si la aclamación es cantada, puede usarse la siguiente respuesta de alabanza a Jesucristo, o bien o :
Tu palabra, Señor,
es lámpara que alumbra nuestros pasos.
Si la aclamación es cantada, puede usarse la siguiente respuesta de alabanza a Jesucristo, o bien o :
Tu palabra, Señor,
permanece por los siglos.
Después besa el libro, diciendo en secreto:
Las palabras del Evangelio borren nuestros pecados.
Luego se hace la homilía, que corresponde al sacerdote o al diácono, y que debe hacerse obligatoriamente todos los domingos y fiestas de precepto; se recomienda en los otros días.
Después de la proclamación de la Pasión, si se cree oportuno, hágase una breve homilía. Puede hacerse también un momento de silencio.
Acabada la homilía se canta o se dice el Símbolo o Profesión de fe.
En lugar del siguiente Símbolo puede decirse .
Credo de los apóstolesEn el Símbolo o Profesión de fe el pueblo responde a la Palabra de Dios, recordando, confesando y manifestando los grandes misterios de la fe.
Creo en Dios, Padre todopoderoso,
Creador del cielo y de la tierra.
Creo en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor,
En las palabras indicadas en itálica, todos se inclinan:
que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo,
nació de Santa María Virgen,
padeció bajo el poder de Poncio Pilato,
fue crucificado, muerto y sepultado,
descendió a los infiernos,
al tercer día resucitó de entre los muertos,
subió a los cielos
y está sentado a la derecha de Dios, Padre todopoderoso.
Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos.
Creo en el Espíritu Santo,
la santa Iglesia católica,
la comunión de los santos,
el perdón de los pecados,
la resurrección de la carne
y la vida eterna. Amén.
En lugar del siguiente Símbolo puede decirse .
Credo niceno-constantinopolitanoEn el Símbolo o Profesión de fe el pueblo responde a la Palabra de Dios, recordando, confesando y manifestando los grandes misterios de la fe.
Creo en un solo Dios,
Padre todopoderoso,
Creador del cielo y de la tierra,
de todo lo visible y lo invisible.
Creo en un solo Señor, Jesucristo,
Hijo único de Dios,
nacido del Padre antes de todos los siglos:
Dios de Dios,
Luz de Luz,
Dios verdadero de Dios verdadero,
engendrado, no creado,
de la misma naturaleza del Padre,
por quien todo fue hecho;
que por nosotros, los hombres,
y por nuestra salvación
bajó del cielo,
En las palabras indicadas en itálica, todos se inclinan:
y por obra del Espíritu Santo
se encarnó de María, la Virgen,
y se hizo hombre;
y por nuestra causa fue crucificado
en tiempos de Poncio Pilato;
padeció y fue sepultado,
y resucitó al tercer día, según las Escrituras,
y subió al cielo,
y está sentado a la derecha del Padre;
y de nuevo vendrá con gloria
para juzgar a vivos y muertos,
y su reino no tendrá fin.
Creo en el Espíritu Santo,
Señor y dador de vida,
que procede del Padre y del Hijo,
que con el Padre y el Hijo
recibe una misma adoración y gloria,
y que habló por los profetas.
Creo en la Iglesia,
que es una, santa, católica y apostólica.
Confieso que hay un solo Bautismo
para el perdón de los pecados.
Espero la resurrección de los muertos
y la vida del mundo futuro. Amén.
Después se hace la oración universal u oración de los fieles.
Oración universal
La oración universal u oración de los fieles se desarrolla de la siguiente manera:
Invitatorio
El sacerdote invita a los fieles a orar, por medio de una breve monición.
Intenciones
Las intenciones son propuestas por un diácono o, si no lo hay, por un lector o por otra persona idónea.
El pueblo manifiesta su participación con una invocación u orando en silencio.
La sucesión de intenciones ordinariamente debe ser la siguiente:
a. Por las necesidades de la Iglesia.
b. Por los gobernantes y por la salvación del mundo entero.
c. Por aquellos que se encuentran en necesidades particulares.
d. Por la comunidad local.
Conclusión
El sacerdote termina la plegaria común con una oración conclusiva.
Liturgia EucarísticaLa liturgia eucarística está compuesta por la preparación y ofrenda de los dones, la plegaria eucarística y la comunión. Esta estructura se basa en los actos que Jesucristo realizó durante la Última Cena, cuando tomó el pan y el vino, pronunció la acción de gracias, lo partió y se lo dio a sus discípulos.
Terminado lo anterior, puede comenzar el canto para el ofertorio. Mientras tanto, los ministros colocan sobre el altar el corporal, el purificador, el cáliz, la palia y el misal.
Conviene que los fieles expresen su participación en la ofrenda, bien sea llevando el pan y el vino para la celebración de la Eucaristía, bien presentando otros dones para las necesidades de la Iglesia o de los pobres.
El sacerdote, de pie junto al altar, toma la patena con el pan y, teniéndola con ambas manos un poco elevada sobre el altar, dice en voz baja:
Bendito seas, Señor, Dios del Universo,
por este pan,
fruto de la tierra y del trabajo del hombre,
que recibimos de tu generosidad y ahora te presentamos;
él será para nosotros pan de vida.
Después, deja sobre el corporal la patena con el pan.
Si no se hace el canto para el ofertorio, el sacerdote puede decir estas palabras en voz alta; al final, el pueblo puede aclamar:
R.Bendito seas por siempre, Señor.
El diácono, o el sacerdote, echa vino y un poco de agua en el cáliz, diciendo en secreto:
Por el misterio de esta agua y este vino,
haz que compartamos la divinidad
de quien se ha dignado participar de nuestra humanidad.
Después, el sacerdote toma el cáliz y, teniéndolo con ambas manos un poco elevado sobre el altar, dice en voz baja:
Bendito seas, Señor, Dios del universo,
por este vino
fruto de la vid y del trabajo del hombre,
que recibimos de tu generosidad y ahora te presentamos;
él será para nosotros bebida de salvación.
Después deja sobre el corporal el cáliz.
Si no se hace el canto para el ofertorio, el sacerdote puede decir estas palabras en voz alta; al final, el pueblo puede aclamar:
R.Bendito seas por siempre, Señor.
Luego, el sacerdote, inclinado profundamente, dice en secreto:
Acepta, Señor, nuestro corazón contrito
y nuestro espíritu humilde;
que éste sea hoy nuestro sacrificio
y que sea agradable en tu presencia, Señor, Dios nuestro.
Y, si es oportuno, inciensa las ofrendas, la cruz y el altar. Después el diácono, u otro ministro, inciensa al sacerdote y al pueblo.
Luego el sacerdote, de pie a un lado del altar, se lava las manos, diciendo en secreto:
Lava del todo mi delito, Señor,
y limpia mi pecado.
Después, de pie en el centro del altar, de cara al pueblo, extendiendo y juntando las manos, dice la oración a continuación, o bien o :
V.Oremos, hermanos,
para que este sacrificio, mío y de ustedes,
sea agradable a Dios, Padre todopoderoso.
Después, de pie en el centro del altar, de cara al pueblo, extendiendo y juntando las manos, dice la oración a continuación, o bien o :
V.En el momento de ofrecer el sacrificio de toda la Iglesia,
oremos a Dios, Padre todopoderoso.
Después, de pie en el centro del altar, de cara al pueblo, extendiendo y juntando las manos, dice la oración a continuación, o bien o :
V.Oremos, hermanos, para que, llevando al altar
los gozos y las fatigas de cada día,
nos dispongamos a ofrecer el sacrificio
agradable a Dios, Padre todopoderoso.
El pueblo se pone de pie y responde:
R.El Señor reciba de tus manos este sacrificio,
para alabanza y gloria de su nombre,
para nuestro bien
y el de toda su santa Iglesia.
Luego el sacerdote, con las manos extendidas, dice la oración sobre las ofrendas.
Oración sobre las ofrendasDepositadas las ofrendas y concluidos los ritos que las acompañan, se dice la oración sobre las ofrendas. El pueblo se une a la súplica, respondiendo «Amén».
Por la pasión de tu Hijo unigénito
danos, Señor, tu perdón
y aunque no lo merecen nuestras obras,
haz que lo recibamos de tu misericordia
por este único sacrificio.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
R.Amén.
Entonces el sacerdote empieza la Plegaria eucarística.
Prefacio
De la Pasión del Señor
Extendiendo las manos, dice:
V.El Señor esté con ustedes.
R.Y con tu espíritu.
El sacerdote, elevando las manos, prosigue:
V.Levantemos el corazón.
R.Lo tenemos levantado hacia el Señor.
El sacerdote con la manos extendidas, dice:
V.Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
R.Es justo y necesario.
El sacerdote prosigue el prefacio, con las manos extendidas.
En verdad es justo y necesario,
es nuestro deber y salvación
darte gracias siempre y en todo lugar,
Señor, Padre santo,
Dios todopoderoso y eterno,
por Cristo, Señor nuestro.
Él, que era inocente,
quiso padecer por los pecadores
y fue condenado injustamente para salvar a los culpables;
al morir, borró nuestros pecados,
y al resucitar, nos obtuvo la salvación.
Por eso, con todos los ángeles
te alabamos, diciendo con alegría:
Al final del prefacio junta las manos y, en unión con el pueblo, concluye el mismo prefacio, cantando o diciendo con voz clara:
Santo, Santo, Santo es el Señor,
Dios del Universo.
Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria.
Hosanna en el cielo.
Bendito el que viene en nombre del Señor.
Hosanna en el cielo.
En todas las misas, el sacerdote celebrante puede cantar algunas partes de la Plegaria eucarística.
Antífona de Comunión Mt 26, 42Durante la Comunión, cuando no hay canto, puede decirse la antífona de Comunión. Pueden hacerlo los fieles en general, o algunos de ellos, un lector o incluso el propio sacerdote después de haber comulgado, antes de distribuir la Comunión a los fieles.
Padre mío, si no puede pasar este cáliz
sin que yo lo beba, que se haga tu voluntad.
Oración después de la ComuniónAl concluir la Comunión, el sacerdote dice la Oración después de la Comunión, rogando por los frutos del misterio que se ha celebrado.
Alimentados con tus sagrados dones,
te pedimos, Padre, que así como por la muerte de tu Hijo
nos haces esperar lo que creemos,
por su resurrección lleguemos a la gloria que anhelamos.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Rito de la conclusiónEl rito de conclusión incluye: breves avisos, saludo y bendición del sacerdote, despedida del pueblo, beso del altar por parte del sacerdote y del diácono, e inclinación profunda al altar por parte del sacerdote, diácono y otros ministros.
En lugar de la siguiente bendición puede decirse o .
Bendición finalEn la bendición final el sacerdote transmite, con la eficacia y certeza de la liturgia, una bendición, que Cristo finalmente concede a su pueblo.
El sacerdote, con las manos extendidas sobre el pueblo, dice la siguiente oración de despedida:
V.El Señor esté con ustedes.
R.Y con tu espíritu.V.La bendición de Dios todopoderoso,
del Padre, del Hijo ✠Todos hacen la señal de la cruz, desde la frente hasta el pecho y desde el hombro izquierdo al derecho., y del Espíritu Santo,
descienda sobre ustedes.
R.Amén.
En lugar de la siguiente oración sobre el pueblo puede decirse o .
Oración sobre el puebloEn la oración sobre el pueblo el sacerdote transmite, con la eficacia y certeza de la liturgia, una bendición, que Cristo finalmente concede a su pueblo.
El diácono o, a falta de este, el sacerdote, dice:
V.Inclinados, reciban la bendición.
El sacerdote, con las manos extendidas sobre el pueblo, dice la siguiente oración de despedida:
V.Padre, dirige tu mirada sobre esta familia tuya,
por la cual nuestro Señor Jesucristo
no dudó en entregarse a las manos de los verdugos
y sufrir el suplicio de la Cruz.
Él que vive y reina por los siglos de los siglos.
R.Amén.V.La bendición de Dios todopoderoso,
del Padre, del Hijo ✠Todos hacen la señal de la cruz, desde la frente hasta el pecho y desde el hombro izquierdo al derecho., y del Espíritu Santo,
descienda sobre ustedes y permanezca para siempre.
R.Amén.
En lugar de la siguiente bendición puede decirse o .
Bendición solemneEn la bendición solemne el sacerdote transmite, con la eficacia y certeza de la liturgia, una bendición, que Cristo finalmente concede a su pueblo.
Pasión del Señor
El diácono o, a falta de este, el sacerdote, dice:
V.Inclinados, reciban la bendición.
El sacerdote, con las manos extendidas sobre el pueblo, dice la siguiente oración de despedida:
V.Dios Padre misericordioso,
que nos dejó el testimonio de su amor
en la pasión de su Hijo Unigénito,
les conceda el don admirable de su bendición
por el servicio de Dios y de los hombres.
R.Amén.V.Ya que creen que por la muerte temporal de su Hijo
fueron liberados de la muerte eterna,
les dé la recompensa de la vida futura.
R.Amén.V.Y siguiendo sus ejemplos de humildad
merezcan participar de su resurrección.
R.Amén.V.Y la bendición de Dios todopoderoso,
del Padre, del Hijo ✠Todos hacen la señal de la cruz, desde la frente hasta el pecho y desde el hombro izquierdo al derecho., y del Espíritu Santo,
descienda sobre ustedes y permanezca para siempre.
R.Amén.
En lugar de la siguiente despedida puede decirse , o .
V.Pueden ir en paz.
R.Demos gracias a Dios.
En lugar de la siguiente despedida puede decirse , o .
V.La alegría del Señor sea nuestra fuerza.
Pueden ir en paz.
R.Demos gracias a Dios.
En lugar de la siguiente despedida puede decirse , o .
V.Glorifiquen al Señor con su vida.
Pueden ir en paz.
R.Demos gracias a Dios.
En lugar de la siguiente despedida puede decirse , o .
V.En el nombre del Señor, pueden ir en paz.
R.Demos gracias a Dios.