Santa María junto a la Cruz
Misa: (Común de la Santísima Virgen María)
11 de abril de 2025
A medida que avanza el tiempo de Cuaresma, que está organizado a semejanza del camino de Jesús hacia la ciudad Santa de Jerusalén, lugar de su oblación, se hace más frecuente la contemplación del misterio de la pasión de Cristo; de ahí que se haga también más frecuente, en el corazón de los fieles, el recuerdo del sufrimiento compartido de Santa María Virgen.
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Índice
Ritos iniciales
Liturgia de la Palabra
Liturgia Eucarística
Rito de la conclusión
Ritos inicialesLos ritos iniciales tienen carácter introductorio y de preparación.
Reunido el pueblo, el sacerdote se dirige al altar, con los ministros, mientras se entona el canto de entrada o se dice la antífona de entrada a continuación:
En lugar de la siguiente antífona puede decirse .
Antífona de entrada Jn 19, 25La antífona de entrada tiene por fin abrir la celebración, promover la unión de quienes están congregados, introducir el misterio del tiempo litúrgico o de la festividad, y acompañar la procesión del sacerdote y los ministros.
Junto a la cruz de Jesús,
estaban su madre y la hermana de su madre,
María, mujer de Cleofás, y María Magdalena.
En lugar de la siguiente antífona puede decirse .
Antífona de entrada Cf. Bar 4, 12La antífona de entrada tiene por fin abrir la celebración, promover la unión de quienes están congregados, introducir el misterio del tiempo litúrgico o de la festividad, y acompañar la procesión del sacerdote y los ministros.
Que nadie se alegre al verme viuda y abandonada por muchos.
Estoy desolada por los pecados de mis hijos,
porque se desviaron de la ley de Dios.
Cuando llega al altar, habiendo hecho con los ministros una inclinación profunda, venera el altar con un beso y, si es oportuno, inciensa la cruz y el altar. Después se dirige con los ministros a la sede.
Saludo
Terminado el canto de entrada, el sacerdote y los fieles, de pie, se santiguan con la señal de la cruz, mientras el sacerdote, vuelto hacia el pueblo, dice:
V.En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.Los versículos V. no son dichos por el pueblo.
R.Amén.Las respuestas R. son dichas por el pueblo.
Después el sacerdote, extendiendo las manos, saluda al pueblo, diciendo:
En lugar del siguiente saludo puede decir , , , , , o .
V.La gracia de nuestro Señor Jesucristo,
el amor de Dios Padre
y la comunión del Espíritu Santo
estén con todos ustedes.
R.Y con tu espíritu.
En lugar del siguiente saludo puede decir , , , , , o .
V.La gracia y la paz de parte de Dios, nuestro Padre,
y de Jesucristo el Señor,
estén con todos ustedes.
R.Y con tu espíritu.
En lugar del siguiente saludo puede decir , , , , , o .
V.El Señor esté con ustedes.
R.Y con tu espíritu.
En lugar del siguiente saludo puede decir , , , , , o .
V.La paz esté con ustedes.
R.Y con tu espíritu.
En lugar del siguiente saludo puede decir , , , , , o .
V.La gracia y el amor de Jesucristo,
que nos llama a la conversión,
esté con todos ustedes.
R.Y con tu espíritu.
En lugar del siguiente saludo puede decir , , , , , o .
V.Que el Espíritu de Dios
nos ayude a responder dócilmente a su llamado penitencial,
y que su gracia salvadora
permanezca con cada uno de ustedes.
R.Y con tu espíritu.
En lugar del siguiente saludo puede decir , , , , , o .
V.Que el Señor Jesús los encamine
hacia el amor de Dios Padre
y les dé la perseverancia
para renovar su compromiso bautismal,
y que su amor misericordioso
descienda y esté con todos ustedes.
R.Y con tu espíritu.
En lugar del siguiente saludo puede decir , , , , , o .
V.De parte de Dios Padre y de Jesucristo,
que nos amó y nos purificó de nuestros pecados
con su sangre,
gracia y paz a todos ustedes.
R.Y con tu espíritu.
El sacerdote o el diácono, u otro ministro, puede hacer una monición muy breve para introducir a los fieles en la Misa del día.
Acto penitencialEn el Acto penitencial se realiza una confesión general de toda la comunidad. Nótese que el Acto penitencial carece de la eficacia del sacramento de la Penitencia.El domingo, especialmente en el tiempo pascual, en lugar del Acto penitencial habitual, en algunas ocasiones puede hacerse la bendición y aspersión del agua en memoria del Bautismo.
A continuación se hace el Acto penitencial, al que el sacerdote invita a los fieles, diciendo:
En lugar de la siguiente introducción puede decir , , o .
V.Hermanos:
Para celebrar dignamente estos sagrados misterios,
reconozcamos nuestros pecados.
En lugar de la siguiente introducción puede decir , , o .
V.El Señor Jesús,
que nos invita a la mesa de la Palabra y de la Eucaristía,
nos llama ahora a la conversión.
Reconozcamos, pues, que somos pecadores
e invoquemos con esperanza la misericordia de Dios.
En lugar de la siguiente introducción puede decir , , o .
V.Humildes y penitentes, como el publicano en el templo,
acerquémonos al Dios justo,
y pidámosle que tenga piedad de nosotros,
que también nos reconocemos pecadores.
En lugar de la siguiente introducción puede decir , , o .
V.Jesucristo, el justo, intercede por nosotros
y nos reconcilia con el Padre.
Abramos, pues, nuestro espíritu al arrepentimiento,
para acercarnos a la mesa del Señor.
En lugar de la siguiente introducción puede decir , , o .
V.Pidamos perdón a Dios de todo corazón.
Se hace una breve pausa en silencio.
La invocación a continuación corresponde a la forma I. También puede decir , , , , , , o .
Después, todos hacen en común la fórmula de la confesión general:
R.Yo confieso ante Dios todopoderoso
y ante ustedes, hermanos,
que he pecado mucho
de pensamiento, palabra, obra y omisión;
Y, golpeándose el pecho, dicen:
por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.
Luego, prosiguen:
Por eso ruego a santa María, siempre Virgen,
a los ángeles, a los santos
y a ustedes, hermanos,
que intercedan por mí ante Dios, nuestro Señor.
La invocación a continuación corresponde a la forma II. También puede decir , , , , , , o .
Después el sacerdote dice:
V.Señor, ten misericordia de nosotros.
R.Porque hemos pecado contra ti.
El sacerdote prosigue:
V.Muéstranos, Señor, tu misericordia.
R.Y danos tu salvación.
La invocación a continuación corresponde a Tú que has sido enviado para sanar a los contritos de corazón (forma III). También puede decir , , , , , , o .
Después el sacerdote dice:
V.Tú que has sido enviado para sanar a los contritos de corazón:
Señor, ten piedad.
R.Señor, ten piedad.V.Tú que has venido a llamar a los pecadores:
Cristo, ten piedad.
R.Cristo, ten piedad.V.Tú que estás sentado a la derecha del Padre
para interceder por nosotros:
Señor, ten piedad.
R.Señor, ten piedad.
La invocación a continuación corresponde a Tú que fuiste tentado por el Espíritu del mal (Cuaresma). También puede decir , , , , , , o .
Después el sacerdote dice:
V.Tú que fuiste tentado por el Espíritu del mal:
Señor, ten piedad
R.Señor, ten piedad.V.Tú que venciste la tentación con la Palabra de Dios:
Cristo, ten piedad.
R.Cristo, ten piedad.V.Tú que nos llamas a compartir tu victoria:
Señor, ten piedad.
R.Señor, ten piedad.
La invocación a continuación corresponde a Tú que perdonas nuestros pecados (Cuaresma). También puede decir , , , , , , o .
Después el sacerdote dice:
V.Tú que perdonas nuestros pecados:
Señor, ten piedad.
R.Señor, ten piedad.V.Tú que nos llamas a hacer penitencia:
Cristo, ten piedad.
R.Cristo, ten piedad.V.Tú que confiaste a la Iglesia el signo de tu perdón:
Señor, ten piedad.
R.Señor, ten piedad.
La invocación a continuación corresponde a Tú que borras nuestras culpas (Cuaresma). También puede decir , , , , , , o .
Después el sacerdote dice:
V.Tú que borras nuestras culpas:
Señor, ten piedad.
R.Señor, ten piedad.V.Tú que creas en nosotros un corazón puro:
Cristo, ten piedad.
R.Cristo, ten piedad.V.Tú que nos devuelves la alegría de la salvación:
Señor, ten piedad.
R.Señor, ten piedad.
La invocación a continuación corresponde a Tú que borras nuestras culpas (Cuaresma). También puede decir , , , , , , o .
Después el sacerdote dice:
V.Tú que conoces nuestros pensamientos:
Señor, ten piedad.
R.Señor, ten piedad.V.Tú que iluminas las tinieblas de nuestro corazón:
Cristo, ten piedad.
R.Cristo, ten piedad.V.Tú que nos exhortas a una sincera conversión:
Señor, ten piedad.
R.Señor, ten piedad.
La invocación a continuación corresponde a Tú que nos hiciste renacer por el agua y el Espíritu Santo (Cuaresma). También puede decir , , , , , , o .
Después el sacerdote dice:
V.Tú que nos hiciste renacer por el agua y el Espíritu Santo:
Señor, ten piedad.
R.Señor, ten piedad.V.Tú que nos convertiste en nuevas creaturas:
Cristo, ten piedad
R.Cristo, ten piedad.V.Tú que nos invitas a renovar nuestro Bautismo:
Señor, ten piedad.
R.Señor, ten piedad.
La invocación a continuación corresponde a Tú que llevaste a la Cruz nuestros pecados (Cuaresma). También puede decir , , , , , , o .
Después el sacerdote dice:
V.Tú que llevaste a la Cruz nuestros pecados:
Señor, ten piedad.
R.Señor, ten piedad.V.Tú que resucitaste para nuestra justificación:
Cristo, ten piedad.
R.Cristo, ten piedad.V.Tú que no quieres la muerte del pecador,
sino que se convierta y viva:
Señor, ten piedad.
R.Señor, ten piedad.
Sigue la absolución del sacerdote.
V.Dios todopoderoso
tenga misericordia de nosotros,
perdone nuestros pecados
y nos lleve a la vida eterna.
R.Amén.
Si se ha utilizado la forma I o forma II del Acto penitencial, siguien las invocaciones «Señor, ten piedad» («Kýrie eléison»):
V.Señor, ten piedad.
R.Señor, ten piedad.V.Cristo, ten piedad.
R.Cristo, ten piedad.V.Señor, ten piedad.
R.Señor, ten piedad.
Se pueden tomar las melodías del «Gradual Romano».
El sacerdote, con las manos juntas, dice:
Oremos.
Y todos, junto con el sacerdote, oran en silencio durante un breve espacio de tiempo.
Entonces el sacerdote, con las manos extendidas, dice la oración colecta:
En lugar de la siguiente oración puede decir .
Oración colectaLa oración colecta expresa el carácter de la celebración. Por una tradición de la Iglesia, se dirige a Dios Padre, por Cristo en el Espíritu Santo.
Dios nuestro, tú quisiste que la Virgen Madre
estuviera junto a la Cruz de tu Hijo
participando de su pasión;
protege y acrecienta en tu familia
los frutos de este misterio tan grande.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,
que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo,
y es Dios, por los siglos de los siglos.
En lugar de la siguiente oración puede decir .
Oración colectaLa oración colecta expresa el carácter de la celebración. Por una tradición de la Iglesia, se dirige a Dios Padre, por Cristo en el Espíritu Santo.
Dios nuestro, que por un misericordioso designio
has dispuesto completar la pasión de tu Hijo
con los sufrimientos y los dolores de los hombres,
te pedimos que, así como has querido que la Virgen Madre
estuviera junto al Hijo moribundo
para participar de sus dolores,
también nosotros, imitando a la Virgen,
acompañemos generosamente a tantos hermanos que sufren,
para llevarles tu amor y tu consuelo.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,
que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo,
y es Dios, por los siglos de los siglos.
R.Amén.
Liturgia de la PalabraLa Liturgia de la Palabra se constituye por lecturas de la Sagrada Escritura, cánticos que se intercalan entre ellas, la homilía, la profesión de fe y la oración universal u oración de los fieles.
Las siguientes lecturas corresponden a las lecturas del día. En su lugar pueden leerse .
Después, el lector se dirige al ambón y lee la primera lectura, que todos escuchan sentados.
Primera lecturaEn las lecturas, Dios habla a su pueblo, le desvela los misterios de la redención y de la salvación, y le ofrece alimento espiritual.
Del libro del profeta Jeremías 20, 10-13
El Señor está conmigo como un guerrero temible
Oía los rumores de la gente: «¡Terror por todas partes! ¡Denúncienlo! ¡Sí, lo denunciaremos!» Hasta mis amigos más íntimos acechaban mi caída: «Tal vez se lo pueda seducir; prevaleceremos sobre él y nos tomaremos nuestra venganza».
Pero el Señor está conmigo como un guerrero temible: por eso mis perseguidores tropezarán y no podrán prevalecer; se avergonzarán de su fracaso, será una confusión eterna, inolvidable.
Señor de los ejércitos, que examinas al justo, que ves las entrañas y el corazón, ¡que yo vea tu venganza sobre ellos!, porque a ti he encomendado mi causa.
¡Canten al Señor, alaben al Señor, porque Él libró la vida del indigente del poder de los malhechores!
V.Palabra de Dios.
R.Te alabamos, Señor.
El salmista, o el cantor, canta o recita el salmo, y el pueblo pronuncia la respuesta R.
Salmo responsorial 17, 2-7El salmo responsorial favorece la meditación de la Palabra de Dios.
R.Invoqué al Señor y Él me escuchó.
Yo te amo, Señor, mi fuerza,
Señor, mi Roca, mi fortaleza y mi libertador. R.
Mi Dios, el peñasco en que me refugio,
mi escudo, mi fuerza salvadora, mi baluarte.
Invoqué al Señor, que es digno de alabanza
y quedé a salvo de mis enemigos. R.
Las olas de la muerte me envolvieron,
me aterraron los torrentes devastadores,
me cercaron los lazos del Abismo,
las redes de la muerte llegaron hasta mí. R.
Pero en mi angustia invoqué al Señor,
grité a mi Dios pidiendo auxilio,
y Él escuchó mi voz desde su Templo,
mi grito llegó hasta sus oídos. R.
Sigue un canto determinado por las rúbricas, según lo requiera el tiempo litúrgico, o la aclamación al Evangelio a continuación. Se canta estando todos de pie.
Aclamación al Evangelio Cf. Jn 6, 63c. 68cEn la aclamación al Evangelio, los fieles saludan al Señor antes de escuchar su palabra en el Evangelio.
Tus palabras, Señor, son Espíritu y Vida;
Tú tienes palabras de Vida eterna.
Mientras tanto, si se usa incienso, el sacerdote lo pone en el incensario.
Si el diácono está presente, se realiza la proclamación del Evangelio a continuación. Si el diácono no está presente, se realiza .
El diácono que va a proclamar el Evangelio, profundamente inclinado ante el sacerdote, pide la bendición, diciendo en voz baja:
Padre, dame tu bendición.
El sacerdote, en voz baja, dice:
El Señor esté en tu corazón y en tus labios,
para que anuncies dignamente su Evangelio.
En el nombre del Padre, y del Hijo ✠ y del Espíritu Santo.
El diácono se signa con la señal de la cruz y responde:
Amén.
Si el diácono no está presente, el sacerdote realiza la proclamación del Evangelio a continuación. Si el diácono está presente, se realiza .
El sacerdote, inclinado ante el altar, dice en secreto:
Purifica mi corazón y mis labios, Dios todopoderoso,
para que pueda anunciar dignamente tu santo Evangelio.
Después el diácono, o el sacerdote, se dirige al ambón, acompañado por los ministros que llevan el incienso y los cirios, si es oportuno, y dice:
V.El Señor esté con ustedes.
R.Y con tu espíritu.
El diácono, o el sacerdote:
V.Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san N.
Y, mientras tanto, hace la señal de la cruz sobre el libro y sobre su frente, labios y pecho.
El pueblo aclama:
R.Gloria a ti, Señor.
Luego el diácono, o el sacerdote, si se usa incienso, inciensa el libro y proclama el Evangelio.
✠Todos hacen la señal de la cruz, desde la frente hasta el pecho y desde el hombro izquierdo al derecho. EvangelioEl Evangelio es el centro de la Liturgia de la Palabra, que los fieles deben escuchar con la mayor reverencia, reconociendo y proclamando la presencia de Dios que les habla.
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan 10, 31-42
Intentaron detenerlo, pero Él se les escapó de las manos
Los judíos tomaron piedras para apedrear a Jesús.
Entonces Jesús dijo: «Les hice ver muchas obras buenas que vienen del Padre; ¿por cuál de ellas me quieren apedrear?»
Los judíos le respondieron: «No queremos apedrearte por ninguna obra buena, sino porque blasfemas, ya que, siendo hombre, te haces Dios».
Jesús les respondió: «¿No está escrito en la Ley de ustedes: “Yo dije: Ustedes son dioses”? Si la Ley llama dioses a los que Dios dirigió su Palabra —y la Escritura no puede ser anulada— ¿cómo dicen: “Tú blasfemas”, a quien el Padre santificó y envió al mundo, porque dijo: “Yo soy Hijo de Dios”?
Si no hago las obras de mi Padre, no me crean; pero si las hago, crean en las obras, aunque no me crean a mí. Así reconocerán y sabrán que el Padre está en mí y Yo en el Padre».
Ellos intentaron nuevamente detenerlo, pero Él se les escapó de las manos. Jesús volvió a ir al otro lado del Jordán, al lugar donde Juan Bautista había bautizado, y se quedó allí. Muchos fueron a verlo, y la gente decía: «Juan no ha hecho ningún signo, pero todo lo que dijo de este hombre era verdad». Y en ese lugar muchos creyeron en Él.
V.Palabra del Señor.
R.Gloria a ti, Señor Jesús.
Si la aclamación es cantada, puede usarse la siguiente respuesta de alabanza a Jesucristo, o bien o :
Tu palabra, Señor, es la verdad,
y tu ley nuestra libertad.
Si la aclamación es cantada, puede usarse la siguiente respuesta de alabanza a Jesucristo, o bien o :
Tu palabra, Señor,
es lámpara que alumbra nuestros pasos.
Si la aclamación es cantada, puede usarse la siguiente respuesta de alabanza a Jesucristo, o bien o :
Tu palabra, Señor,
permanece por los siglos.
Después besa el libro, diciendo en secreto:
Las palabras del Evangelio borren nuestros pecados.
Luego se hace la homilía, que corresponde al sacerdote o al diácono, y que debe hacerse obligatoriamente todos los domingos y fiestas de precepto; se recomienda en los otros días.
Las siguientes lecturas corresponden a las lecturas facultativas de la memoria del día. En su lugar pueden leerse .
Después, el lector se dirige al ambón y lee la primera lectura, que todos escuchan sentados.
Primera lecturaEn las lecturas, Dios habla a su pueblo, le desvela los misterios de la redención y de la salvación, y le ofrece alimento espiritual.
De la carta del Apóstol san Pablo a los cristianos de Roma 8, 31b-39
Ni la muerte ni la vida podrá separarnos jamás del amor de Dios
Hermanos:
Si Dios está con nosotros, ¿quién estará contra nosotros? El que no escatimó a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿no nos concederá con Él toda clase de favores? ¿Quién podrá acusar a los elegidos de Dios? «Dios es el que justifica. ¿Quién se atreverá a condenarlos?» ¿Será acaso Jesucristo, el que murió, más aún, el que resucitó, y está a la derecha de Dios e intercede por nosotros?
¿Quién podrá, entonces, separarnos del amor de Cristo? ¿Las tribulaciones, las angustias, la persecución, el hambre, la desnudez, los peligros, la espada? Como dice la Escritura: «Por tu causa somos entregados continuamente a la muerte; se nos considera como a ovejas destinadas al matadero». Pero en todo esto obtenemos una amplia victoria, gracias a Aquél que nos amó.
Porque tengo la certeza de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los principados, ni lo presente ni lo futuro, ni los poderes espirituales, ni lo alto ni lo profundo, ni ninguna otra criatura podrá separarnos jamás del amor de Dios, manifestado en Cristo Jesús, nuestro Señor.
V.Palabra de Dios.
R.Te alabamos, Señor.
El salmista, o el cantor, canta o recita el salmo, y el pueblo pronuncia la respuesta R.
Salmo responsorial 17, 2-3. 5-7. 19-20El salmo responsorial favorece la meditación de la Palabra de Dios.
R.En mi angustia invoqué al Señor y Él me escuchó.
Yo te amo, Señor, mi fuerza,
Señor, mi Roca, mi fortaleza y mi libertador.
Mi Dios, el peñasco en que me refugio,
mi escudo, mi fuerza salvadora, mi baluarte. R.
Las olas de la muerte me envolvieron,
me aterraron los torrentes devastadores,
me cercaron los lazos del Abismo,
las redes de la muerte llegaron hasta mí. R.
Pero en mi angustia invoqué al Señor,
grité a mi Dios pidiendo auxilio,
y Él escuchó mi voz desde su Templo,
mi grito llegó hasta sus oídos. R.
Ellos me enfrentaron en un día nefasto,
pero el Señor fue mi apoyo:
me sacó a un lugar espacioso,
me libró, porque me ama. R.
La siguiente secuencia es optativa.
Secuencia de la virgen dolorosa
Se encontraba la Madre dolorosa
junto a la cruz, llorando,
en que el Hijo moría,
suspendido.
Con el alma dolida y suspirando,
sumida en la tristeza,
que traspasa el acero
de una espada.
Qué afligida y qué triste se encontraba,
de pie aquella bendita
Madre del Hijo único
de Dios.
Cuánto se dolía y padecía
esa piadosa Madre,
contemplando las penas
de su Hijo.
¿A qué hombre no va a hacer llorar,
el mirar a la Madre de Cristo
en un suplicio tan tremendo?
¿Quién es el que podrá no entristecerse
de contemplar tan sólo a esta Madre
que sufre con su Hijo?
Ella vio a Jesús en los tormentos,
sometido al flagelo,
por cargar los pecados
de su pueblo.
Y vio cómo muriendo abandonado,
aquél, su dulce Hijo,
entregaba su espíritu
a los hombres.
Madre, fuente de amor,
que yo sienta tu dolor,
para que llore contigo.
Que arda mi corazón
en el amor de Cristo, mi Dios,
para que pueda agradarle.
Madre santa,
imprime fuertemente en mi corazón
las llagas de Jesús crucificado.
Que yo pueda compartir
las penas de tu Hijo,
que tanto padeció por mí.
Que pueda llorar contigo,
condoliéndome de Cristo
todo el tiempo de mi vida.
Quiero estar a tu lado
y asociarme a ti en el llanto,
junto a la cruz de tu Hijo.
Virgen, la más santa de las vírgenes,
no seas dura conmigo:
que siempre llore contigo.
Que pueda morir con Cristo
y participar de su pasión,
reviviendo sus dolores.
Hiéreme con sus heridas,
embriágame con la sangre
por Él derramada en la cruz.
Para que no arda eternamente
defiéndeme, Virgen,
en el día del Juicio.
Jesús, en la hora final,
concédeme, por tu madre,
la palma de la victoria.
Cuando llegue mi muerte, yo te pido,
oh Cristo, por tu madre,
alcanzar la victoria eterna.
Sigue un canto determinado por las rúbricas, según lo requiera el tiempo litúrgico, o la aclamación al Evangelio a continuación. Se canta estando todos de pie.
Aclamación al EvangelioEn la aclamación al Evangelio, los fieles saludan al Señor antes de escuchar su palabra en el Evangelio.
María, Reina del cielo y Señora del mundo,
estaba junto a la Cruz de nuestro Señor Jesucristo
en el más profundo dolor.
Mientras tanto, si se usa incienso, el sacerdote lo pone en el incensario.
Si el diácono está presente, se realiza la proclamación del Evangelio a continuación. Si el diácono no está presente, se realiza .
El diácono que va a proclamar el Evangelio, profundamente inclinado ante el sacerdote, pide la bendición, diciendo en voz baja:
Padre, dame tu bendición.
El sacerdote, en voz baja, dice:
El Señor esté en tu corazón y en tus labios,
para que anuncies dignamente su Evangelio.
En el nombre del Padre, y del Hijo ✠ y del Espíritu Santo.
El diácono se signa con la señal de la cruz y responde:
Amén.
Si el diácono no está presente, el sacerdote realiza la proclamación del Evangelio a continuación. Si el diácono está presente, se realiza .
El sacerdote, inclinado ante el altar, dice en secreto:
Purifica mi corazón y mis labios, Dios todopoderoso,
para que pueda anunciar dignamente tu santo Evangelio.
Después el diácono, o el sacerdote, se dirige al ambón, acompañado por los ministros que llevan el incienso y los cirios, si es oportuno, y dice:
V.El Señor esté con ustedes.
R.Y con tu espíritu.
El diácono, o el sacerdote:
V.Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san N.
Y, mientras tanto, hace la señal de la cruz sobre el libro y sobre su frente, labios y pecho.
El pueblo aclama:
R.Gloria a ti, Señor.
Luego el diácono, o el sacerdote, si se usa incienso, inciensa el libro y proclama el Evangelio.
✠Todos hacen la señal de la cruz, desde la frente hasta el pecho y desde el hombro izquierdo al derecho. EvangelioEl Evangelio es el centro de la Liturgia de la Palabra, que los fieles deben escuchar con la mayor reverencia, reconociendo y proclamando la presencia de Dios que les habla.
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan 19, 25-27
Aquí tienes a tu hijo. Aquí tienes a tu madre
Junto a la cruz de Jesús, estaba su madre y la hermana de su madre, María, mujer de Cleofás, y María Magdalena.
Al ver a la madre y cerca de ella al discípulo a quien Él amaba, Jesús le dijo: «Mujer, aquí tienes a tu hijo».
Luego dijo al discípulo: «Aquí tienes a tu madre».
Y desde aquella Hora, el discípulo la recibió como suya.
V.Palabra del Señor.
R.Gloria a ti, Señor Jesús.
Si la aclamación es cantada, puede usarse la siguiente respuesta de alabanza a Jesucristo, o bien o :
Tu palabra, Señor, es la verdad,
y tu ley nuestra libertad.
Si la aclamación es cantada, puede usarse la siguiente respuesta de alabanza a Jesucristo, o bien o :
Tu palabra, Señor,
es lámpara que alumbra nuestros pasos.
Si la aclamación es cantada, puede usarse la siguiente respuesta de alabanza a Jesucristo, o bien o :
Tu palabra, Señor,
permanece por los siglos.
Después besa el libro, diciendo en secreto:
Las palabras del Evangelio borren nuestros pecados.
Luego se hace la homilía, que corresponde al sacerdote o al diácono, y que debe hacerse obligatoriamente todos los domingos y fiestas de precepto; se recomienda en los otros días.
Después se hace la oración universal u oración de los fieles.
Oración universal
La oración universal u oración de los fieles se desarrolla de la siguiente manera:
Invitatorio
El sacerdote invita a los fieles a orar, por medio de una breve monición.
Intenciones
Las intenciones son propuestas por un diácono o, si no lo hay, por un lector o por otra persona idónea.
El pueblo manifiesta su participación con una invocación u orando en silencio.
La sucesión de intenciones ordinariamente debe ser la siguiente:
a. Por las necesidades de la Iglesia.
b. Por los gobernantes y por la salvación del mundo entero.
c. Por aquellos que se encuentran en necesidades particulares.
d. Por la comunidad local.
Conclusión
El sacerdote termina la plegaria común con una oración conclusiva.
Liturgia EucarísticaLa liturgia eucarística está compuesta por la preparación y ofrenda de los dones, la plegaria eucarística y la comunión. Esta estructura se basa en los actos que Jesucristo realizó durante la Última Cena, cuando tomó el pan y el vino, pronunció la acción de gracias, lo partió y se lo dio a sus discípulos.
Terminado lo anterior, puede comenzar el canto para el ofertorio. Mientras tanto, los ministros colocan sobre el altar el corporal, el purificador, el cáliz, la palia y el misal.
Conviene que los fieles expresen su participación en la ofrenda, bien sea llevando el pan y el vino para la celebración de la Eucaristía, bien presentando otros dones para las necesidades de la Iglesia o de los pobres.
El sacerdote, de pie junto al altar, toma la patena con el pan y, teniéndola con ambas manos un poco elevada sobre el altar, dice en voz baja:
Bendito seas, Señor, Dios del Universo,
por este pan,
fruto de la tierra y del trabajo del hombre,
que recibimos de tu generosidad y ahora te presentamos;
él será para nosotros pan de vida.
Después, deja sobre el corporal la patena con el pan.
Si no se hace el canto para el ofertorio, el sacerdote puede decir estas palabras en voz alta; al final, el pueblo puede aclamar:
R.Bendito seas por siempre, Señor.
El diácono, o el sacerdote, echa vino y un poco de agua en el cáliz, diciendo en secreto:
Por el misterio de esta agua y este vino,
haz que compartamos la divinidad
de quien se ha dignado participar de nuestra humanidad.
Después, el sacerdote toma el cáliz y, teniéndolo con ambas manos un poco elevado sobre el altar, dice en voz baja:
Bendito seas, Señor, Dios del universo,
por este vino
fruto de la vid y del trabajo del hombre,
que recibimos de tu generosidad y ahora te presentamos;
él será para nosotros bebida de salvación.
Después deja sobre el corporal el cáliz.
Si no se hace el canto para el ofertorio, el sacerdote puede decir estas palabras en voz alta; al final, el pueblo puede aclamar:
R.Bendito seas por siempre, Señor.
Luego, el sacerdote, inclinado profundamente, dice en secreto:
Acepta, Señor, nuestro corazón contrito
y nuestro espíritu humilde;
que éste sea hoy nuestro sacrificio
y que sea agradable en tu presencia, Señor, Dios nuestro.
Y, si es oportuno, inciensa las ofrendas, la cruz y el altar. Después el diácono, u otro ministro, inciensa al sacerdote y al pueblo.
Luego el sacerdote, de pie a un lado del altar, se lava las manos, diciendo en secreto:
Lava del todo mi delito, Señor,
y limpia mi pecado.
Después, de pie en el centro del altar, de cara al pueblo, extendiendo y juntando las manos, dice la oración a continuación, o bien o :
V.Oremos, hermanos,
para que este sacrificio, mío y de ustedes,
sea agradable a Dios, Padre todopoderoso.
Después, de pie en el centro del altar, de cara al pueblo, extendiendo y juntando las manos, dice la oración a continuación, o bien o :
V.En el momento de ofrecer el sacrificio de toda la Iglesia,
oremos a Dios, Padre todopoderoso.
Después, de pie en el centro del altar, de cara al pueblo, extendiendo y juntando las manos, dice la oración a continuación, o bien o :
V.Oremos, hermanos, para que, llevando al altar
los gozos y las fatigas de cada día,
nos dispongamos a ofrecer el sacrificio
agradable a Dios, Padre todopoderoso.
El pueblo se pone de pie y responde:
R.El Señor reciba de tus manos este sacrificio,
para alabanza y gloria de su nombre,
para nuestro bien
y el de toda su santa Iglesia.
Luego el sacerdote, con las manos extendidas, dice la oración sobre las ofrendas.
Oración sobre las ofrendasDepositadas las ofrendas y concluidos los ritos que las acompañan, se dice la oración sobre las ofrendas. El pueblo se une a la súplica, respondiendo «Amén».
Recibe, Señor, los dones de tu familia
y conviértelos en el sacramento de la salvación humana,
con la que colaboró generosamente la Virgen María,
en el sacrificio de la cruz.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
R.Amén.
Entonces el sacerdote empieza la Plegaria eucarística.
Prefacio
María asociada íntimamente a la Redención
Extendiendo las manos, dice:
V.El Señor esté con ustedes.
R.Y con tu espíritu.
El sacerdote, elevando las manos, prosigue:
V.Levantemos el corazón.
R.Lo tenemos levantado hacia el Señor.
El sacerdote con la manos extendidas, dice:
V.Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
R.Es justo y necesario.
El sacerdote prosigue el prefacio, con las manos extendidas.
En verdad es justo y necesario,
es nuestro deber y salvación
darte gracias siempre y en todo lugar,
Señor, Padre santo,
Dios todopoderoso y eterno.
Para restaurar al género humano,
con misericordiosa y sabia determinación
tú asociaste la Virgen María a tu Hijo único,
y ella, que por la acción fecundante del Espíritu Santo,
se convirtió en la Madre de Cristo;
por un nuevo don de tu bondad
llegó a ser su colaboradora en la redención,
y la que no había conocido sufrimientos al dar a luz a tu Hijo,
para hacernos renacer en ti,
al pie de la Cruz padeció un profundísimo dolor.
Por eso, con los ángeles y los arcángeles,
y con todos los coros celestiales
cantamos un himno a tu gloria,
diciendo sin cesar:
Al final del prefacio junta las manos y, en unión con el pueblo, concluye el mismo prefacio, cantando o diciendo con voz clara:
Santo, Santo, Santo es el Señor,
Dios del Universo.
Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria.
Hosanna en el cielo.
Bendito el que viene en nombre del Señor.
Hosanna en el cielo.
En todas las misas, el sacerdote celebrante puede cantar algunas partes de la Plegaria eucarística.
Antífona de Comunión Col 1, 24Durante la Comunión, cuando no hay canto, puede decirse la antífona de Comunión. Pueden hacerlo los fieles en general, o algunos de ellos, un lector o incluso el propio sacerdote después de haber comulgado, antes de distribuir la Comunión a los fieles.
Ahora me alegro de poder sufrir por ustedes
y completo en mi carne lo que falta a los padecimientos de Cristo
para bien de su cuerpo, que es la Iglesia.
Oración después de la ComuniónAl concluir la Comunión, el sacerdote dice la Oración después de la Comunión, rogando por los frutos del misterio que se ha celebrado.
Señor, después de recibir el anticipo de la salvación,
te pedimos humildemente
que derrames sobre toda la humanidad el Espíritu Santo
presente en plenitud en tu Iglesia,
y que Cristo, sumo sacerdote,
nos mereció en el sacrificio de la Cruz
al que fue asociada su Madre.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Rito de la conclusiónEl rito de conclusión incluye: breves avisos, saludo y bendición del sacerdote, despedida del pueblo, beso del altar por parte del sacerdote y del diácono, e inclinación profunda al altar por parte del sacerdote, diácono y otros ministros.
En lugar de la siguiente bendición puede decirse o .
Bendición finalEn la bendición final el sacerdote transmite, con la eficacia y certeza de la liturgia, una bendición, que Cristo finalmente concede a su pueblo.
El sacerdote, con las manos extendidas sobre el pueblo, dice la siguiente oración de despedida:
V.El Señor esté con ustedes.
R.Y con tu espíritu.V.La bendición de Dios todopoderoso,
del Padre, del Hijo ✠Todos hacen la señal de la cruz, desde la frente hasta el pecho y desde el hombro izquierdo al derecho., y del Espíritu Santo,
descienda sobre ustedes.
R.Amén.
En lugar de la siguiente oración sobre el pueblo puede decirse o .
Oración sobre el puebloEn la oración sobre el pueblo el sacerdote transmite, con la eficacia y certeza de la liturgia, una bendición, que Cristo finalmente concede a su pueblo.
El diácono o, a falta de este, el sacerdote, dice:
V.Inclinados, reciban la bendición.
El sacerdote, con las manos extendidas sobre el pueblo, dice la siguiente oración de despedida:
V.Protege, Señor, a tu pueblo
que recuerda con amor
a la santísima Virgen María junto a la Cruz,
y acompáñalo con la abundancia de tu gracia;
que sea maduro en su fe,
solícito en la caridad de Cristo
y fuerte en la esperanza.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
R.Amén.V.La bendición de Dios todopoderoso,
del Padre, del Hijo ✠Todos hacen la señal de la cruz, desde la frente hasta el pecho y desde el hombro izquierdo al derecho., y del Espíritu Santo,
descienda sobre ustedes y permanezca para siempre.
R.Amén.
En lugar de la siguiente bendición puede decirse o .
Bendición solemneEn la bendición solemne el sacerdote transmite, con la eficacia y certeza de la liturgia, una bendición, que Cristo finalmente concede a su pueblo.
Santa María junto a la Cruz
El diácono o, a falta de este, el sacerdote, dice:
V.Inclinados, reciban la bendición.
El sacerdote, con las manos extendidas sobre el pueblo, dice la siguiente oración de despedida:
V.Dios misericordioso, que en la Virgen dolorosa
nos ha dado un ejemplo de amor invencible,
los haga firmes en la fe
y auténticos en la caridad.
R.Amén.V.Él, que ha querido asociar a la Virgen Madre
a los dolores de su Hijo crucificado,
les conceda compartir el misterio de su pasión
en los trabajos y dolores de cada día.
R.Amén.V.Que unidos con Cristo en su pasión y resurrección,
y alentados por la santísima Virgen,
puedan alegrarse profundamente
cuando se revele su gloria.
R.Amén.V.Y la bendición de Dios todopoderoso,
del Padre, del Hijo ✠Todos hacen la señal de la cruz, desde la frente hasta el pecho y desde el hombro izquierdo al derecho., y del Espíritu Santo,
descienda sobre ustedes y permanezca para siempre.
R.Amén.
En lugar de la siguiente despedida puede decirse , o .
V.Pueden ir en paz.
R.Demos gracias a Dios.
En lugar de la siguiente despedida puede decirse , o .
V.La alegría del Señor sea nuestra fuerza.
Pueden ir en paz.
R.Demos gracias a Dios.
En lugar de la siguiente despedida puede decirse , o .
V.Glorifiquen al Señor con su vida.
Pueden ir en paz.
R.Demos gracias a Dios.
En lugar de la siguiente despedida puede decirse , o .
V.En el nombre del Señor, pueden ir en paz.
R.Demos gracias a Dios.