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San Isidoro, obispo y doctor de la Iglesia

Misa: (Común de doctores de la iglesia)

4 de abril de 2025

(560-636) Nació en Sevilla (España). Fue el menor de cuatro hermanos, todos santos y tres de ellos obispos. Sucedió a su hermano Leandro como obispo de Sevilla y sirvió el ministerio episcopal durante treinta y cinco años. Escribió mucho; sobresalen sus famosas «Etimologías». Se preocupó especialmente por la instrucción del clero. Fue la figura principal del Concilio de Toledo (633).

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Índice

Ritos iniciales
Liturgia de la Palabra
Liturgia Eucarística
Rito de la conclusión

Ritos inicialesLos ritos iniciales tienen carácter introductorio y de preparación.

Reunido el pueblo, el sacerdote se dirige al altar, con los ministros, mientras se entona el canto de entrada o se dice la antífona de entrada a continuación:

En lugar de la siguiente antífona puede decirse , o .

Antífona de entrada Cf. Eclo 15, 5La antífona de entrada tiene por fin abrir la celebración, promover la unión de quienes están congregados, introducir el misterio del tiempo litúrgico o de la festividad, y acompañar la procesión del sacerdote y los ministros.

El Señor lo colmó del espíritu de sabiduría y de inteligencia,
y lo revistió de su gloria,
para que anunciara su palabra en medio de la Iglesia.

En lugar de la siguiente antífona puede decirse , o .

Antífona de entrada Sal 36, 30-31La antífona de entrada tiene por fin abrir la celebración, promover la unión de quienes están congregados, introducir el misterio del tiempo litúrgico o de la festividad, y acompañar la procesión del sacerdote y los ministros.

La boca del justo expresa sabiduría
y su lengua dice lo que es recto:
la ley de Dios está en su corazón.

En lugar de la siguiente antífona puede decirse , o .

Antífona de entrada Cf. Dan 12, 3La antífona de entrada tiene por fin abrir la celebración, promover la unión de quienes están congregados, introducir el misterio del tiempo litúrgico o de la festividad, y acompañar la procesión del sacerdote y los ministros.

Los sabios brillarán como el resplandor del firmamento,
y los que enseñaron a muchos la justicia,
lucirán como las estrellas, por toda la eternidad.

En lugar de la siguiente antífona puede decirse , o .

Antífona de entrada Cf. Eclo 44, 15. 14La antífona de entrada tiene por fin abrir la celebración, promover la unión de quienes están congregados, introducir el misterio del tiempo litúrgico o de la festividad, y acompañar la procesión del sacerdote y los ministros.

Los pueblos proclamen la sabiduría de los santos,
y la Iglesia cante sus alabanzas;
sus nombres vivirán por los siglos de los siglos.

Cuando llega al altar, habiendo hecho con los ministros una inclinación profunda, venera el altar con un beso y, si es oportuno, inciensa la cruz y el altar. Después se dirige con los ministros a la sede.

Saludo

Terminado el canto de entrada, el sacerdote y los fieles, de pie, se santiguan con la señal de la cruz, mientras el sacerdote, vuelto hacia el pueblo, dice:

V.En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.Los versículos V. no son dichos por el pueblo.
R.Amén.Las respuestas R. son dichas por el pueblo.

Después el sacerdote, extendiendo las manos, saluda al pueblo, diciendo:

En lugar del siguiente saludo puede decir , , , , , o .

V.La gracia de nuestro Señor Jesucristo,
el amor de Dios Padre
y la comunión del Espíritu Santo
estén con todos ustedes.
R.Y con tu espíritu.

En lugar del siguiente saludo puede decir , , , , , o .

V.La gracia y la paz de parte de Dios, nuestro Padre,
y de Jesucristo el Señor,
estén con todos ustedes.
R.Y con tu espíritu.

En lugar del siguiente saludo puede decir , , , , , o .

V.El Señor esté con ustedes.
R.Y con tu espíritu.

En lugar del siguiente saludo puede decir , , , , , o .

V.La paz esté con ustedes.
R.Y con tu espíritu.

En lugar del siguiente saludo puede decir , , , , , o .

V.La gracia y el amor de Jesucristo,
que nos llama a la conversión,
esté con todos ustedes.
R.Y con tu espíritu.

En lugar del siguiente saludo puede decir , , , , , o .

V.Que el Espíritu de Dios
nos ayude a responder dócilmente a su llamado penitencial,
y que su gracia salvadora
permanezca con cada uno de ustedes.
R.Y con tu espíritu.

En lugar del siguiente saludo puede decir , , , , , o .

V.Que el Señor Jesús los encamine
hacia el amor de Dios Padre
y les dé la perseverancia
para renovar su compromiso bautismal,
y que su amor misericordioso
descienda y esté con todos ustedes.
R.Y con tu espíritu.

En lugar del siguiente saludo puede decir , , , , , o .

V.De parte de Dios Padre y de Jesucristo,
que nos amó y nos purificó de nuestros pecados
con su sangre,
gracia y paz a todos ustedes.
R.Y con tu espíritu.

El sacerdote o el diácono, u otro ministro, puede hacer una monición muy breve para introducir a los fieles en la Misa del día.

Acto penitencialEn el Acto penitencial se realiza una confesión general de toda la comunidad. Nótese que el Acto penitencial carece de la eficacia del sacramento de la Penitencia.El domingo, especialmente en el tiempo pascual, en lugar del Acto penitencial habitual, en algunas ocasiones puede hacerse la bendición y aspersión del agua en memoria del Bautismo.

A continuación se hace el Acto penitencial, al que el sacerdote invita a los fieles, diciendo:

En lugar de la siguiente introducción puede decir , , o .

V.Hermanos:
Para celebrar dignamente estos sagrados misterios,
reconozcamos nuestros pecados.

En lugar de la siguiente introducción puede decir , , o .

V.El Señor Jesús,
que nos invita a la mesa de la Palabra y de la Eucaristía,
nos llama ahora a la conversión.
Reconozcamos, pues, que somos pecadores
e invoquemos con esperanza la misericordia de Dios.

En lugar de la siguiente introducción puede decir , , o .

V.Humildes y penitentes, como el publicano en el templo,
acerquémonos al Dios justo,
y pidámosle que tenga piedad de nosotros,
que también nos reconocemos pecadores.

En lugar de la siguiente introducción puede decir , , o .

V.Jesucristo, el justo, intercede por nosotros
y nos reconcilia con el Padre.
Abramos, pues, nuestro espíritu al arrepentimiento,
para acercarnos a la mesa del Señor.

En lugar de la siguiente introducción puede decir , , o .

V.Pidamos perdón a Dios de todo corazón.

Se hace una breve pausa en silencio.

La invocación a continuación corresponde a la forma I. También puede decir , , , , , , o .

Después, todos hacen en común la fórmula de la confesión general:

R.Yo confieso ante Dios todopoderoso
y ante ustedes, hermanos,
que he pecado mucho
de pensamiento, palabra, obra y omisión;

Y, golpeándose el pecho, dicen:

por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.

Luego, prosiguen:

Por eso ruego a santa María, siempre Virgen,
a los ángeles, a los santos
y a ustedes, hermanos,
que intercedan por mí ante Dios, nuestro Señor.

La invocación a continuación corresponde a la forma II. También puede decir , , , , , , o .

Después el sacerdote dice:

V.Señor, ten misericordia de nosotros.
R.Porque hemos pecado contra ti.

El sacerdote prosigue:

V.Muéstranos, Señor, tu misericordia.
R.Y danos tu salvación.

La invocación a continuación corresponde a Tú que has sido enviado para sanar a los contritos de corazón (forma III). También puede decir , , , , , , o .

Después el sacerdote dice:

V.Tú que has sido enviado para sanar a los contritos de corazón:
Señor, ten piedad.
R.Señor, ten piedad.

V.Tú que has venido a llamar a los pecadores:
Cristo, ten piedad.
R.Cristo, ten piedad.

V.Tú que estás sentado a la derecha del Padre
para interceder por nosotros:
Señor, ten piedad.
R.Señor, ten piedad.

La invocación a continuación corresponde a Tú que fuiste tentado por el Espíritu del mal (Cuaresma). También puede decir , , , , , , o .

Después el sacerdote dice:

V.Tú que fuiste tentado por el Espíritu del mal:
Señor, ten piedad
R.Señor, ten piedad.

V.Tú que venciste la tentación con la Palabra de Dios:
Cristo, ten piedad.
R.Cristo, ten piedad.

V.Tú que nos llamas a compartir tu victoria:
Señor, ten piedad.
R.Señor, ten piedad.

La invocación a continuación corresponde a Tú que perdonas nuestros pecados (Cuaresma). También puede decir , , , , , , o .

Después el sacerdote dice:

V.Tú que perdonas nuestros pecados:
Señor, ten piedad.
R.Señor, ten piedad.

V.Tú que nos llamas a hacer penitencia:
Cristo, ten piedad.
R.Cristo, ten piedad.

V.Tú que confiaste a la Iglesia el signo de tu perdón:
Señor, ten piedad.
R.Señor, ten piedad.

La invocación a continuación corresponde a Tú que borras nuestras culpas (Cuaresma). También puede decir , , , , , , o .

Después el sacerdote dice:

V.Tú que borras nuestras culpas:
Señor, ten piedad.
R.Señor, ten piedad.

V.Tú que creas en nosotros un corazón puro:
Cristo, ten piedad.
R.Cristo, ten piedad.

V.Tú que nos devuelves la alegría de la salvación:
Señor, ten piedad.
R.Señor, ten piedad.

La invocación a continuación corresponde a Tú que borras nuestras culpas (Cuaresma). También puede decir , , , , , , o .

Después el sacerdote dice:

V.Tú que conoces nuestros pensamientos:
Señor, ten piedad.
R.Señor, ten piedad.

V.Tú que iluminas las tinieblas de nuestro corazón:
Cristo, ten piedad.
R.Cristo, ten piedad.

V.Tú que nos exhortas a una sincera conversión:
Señor, ten piedad.
R.Señor, ten piedad.

La invocación a continuación corresponde a Tú que nos hiciste renacer por el agua y el Espíritu Santo (Cuaresma). También puede decir , , , , , , o .

Después el sacerdote dice:

V.Tú que nos hiciste renacer por el agua y el Espíritu Santo:
Señor, ten piedad.
R.Señor, ten piedad.

V.Tú que nos convertiste en nuevas creaturas:
Cristo, ten piedad
R.Cristo, ten piedad.

V.Tú que nos invitas a renovar nuestro Bautismo:
Señor, ten piedad.
R.Señor, ten piedad.

La invocación a continuación corresponde a Tú que llevaste a la Cruz nuestros pecados (Cuaresma). También puede decir , , , , , , o .

Después el sacerdote dice:

V.Tú que llevaste a la Cruz nuestros pecados:
Señor, ten piedad.
R.Señor, ten piedad.

V.Tú que resucitaste para nuestra justificación:
Cristo, ten piedad.
R.Cristo, ten piedad.

V.Tú que no quieres la muerte del pecador,
sino que se convierta y viva:
Señor, ten piedad.
R.Señor, ten piedad.

Sigue la absolución del sacerdote.

V.Dios todopoderoso
tenga misericordia de nosotros,
perdone nuestros pecados
y nos lleve a la vida eterna.
R.Amén.

Si se ha utilizado la forma I o forma II del Acto penitencial, siguien las invocaciones «Señor, ten piedad» («Kýrie eléison»):

V.Señor, ten piedad.
R.Señor, ten piedad.

V.Cristo, ten piedad.
R.Cristo, ten piedad.

V.Señor, ten piedad.
R.Señor, ten piedad.

Se pueden tomar las melodías del «Gradual Romano».

El sacerdote, con las manos juntas, dice:

Oremos.

Y todos, junto con el sacerdote, oran en silencio durante un breve espacio de tiempo.

Entonces el sacerdote, con las manos extendidas, dice la oración colecta:

Oración colectaLa oración colecta expresa el carácter de la celebración. Por una tradición de la Iglesia, se dirige a Dios Padre, por Cristo en el Espíritu Santo.

Señor Dios, escucha nuestras súplicas,
en esta conmemoración de san Isidoro,
y haz que tu Iglesia, iluminada por sus enseñanzas,
encuentre ayuda en su intercesión.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,
que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo,
y es Dios, por los siglos de los siglos.

R.Amén.

Liturgia de la PalabraLa Liturgia de la Palabra se constituye por lecturas de la Sagrada Escritura, cánticos que se intercalan entre ellas, la homilía, la profesión de fe y la oración universal u oración de los fieles.

Las siguientes lecturas corresponden a las lecturas del día. En su lugar pueden leerse .

Después, el lector se dirige al ambón y lee la primera lectura, que todos escuchan sentados.

Primera lecturaEn las lecturas, Dios habla a su pueblo, le desvela los misterios de la redención y de la salvación, y le ofrece alimento espiritual.

Del libro de la Sabiduría 2, 1a. 12-22

Condenémoslo a una muerte infame

Los impíos dicen entre sí, razonando equivocadamente:

«Tendamos trampas al justo, porque nos molesta y se opone a nuestra manera de obrar; nos echa en cara las transgresiones a la Ley y nos reprocha las faltas contra la enseñanza recibida. Él se gloría de poseer el conocimiento de Dios y se llama a sí mismo hijo del Señor.

Es un vivo reproche contra nuestra manera de pensar y su sola presencia nos resulta insoportable, porque lleva una vida distinta de los demás y va por caminos muy diferentes. Nos considera como algo viciado y se aparta de nuestros caminos como de las inmundicias. Él proclama dichosa la suerte final de los justos y se jacta de tener por padre a Dios.

Veamos si sus palabras son verdaderas y comprobemos lo que le pasará al final. Porque si el justo es hijo de Dios, Él lo protegerá y lo librará de las manos de sus enemigos.

Pongámoslo a prueba con ultrajes y tormentos, para conocer su temple y probar su paciencia. Condenémoslo a una muerte infame, ya que él asegura que Dios lo visitará».

Así razonan ellos, pero se equivocan, porque su malicia los ha enceguecido. No conocen los secretos de Dios, no esperan retribución por la santidad, ni valoran la recompensa de las almas puras.

V.Palabra de Dios.
R.Te alabamos, Señor.

El salmista, o el cantor, canta o recita el salmo, y el pueblo pronuncia la respuesta R.

Salmo responsorial 33, 17-21. 23El salmo responsorial favorece la meditación de la Palabra de Dios.

R.El Señor está cerca del que sufre.

El Señor rechaza a los que hacen el mal
para borrar su recuerdo de la tierra.
Cuando ellos claman, el Señor los escucha
y los libra de todas sus angustias. R.

El Señor está cerca del que sufre
y salva a los que están abatidos.
El justo padece muchos males,
pero el Señor lo libra de ellos. R.

Él cuida todos sus huesos,
no se quebrará ni uno solo.
Pero el Señor rescata a sus servidores,
y los que se refugian en Él no serán castigados. R.

Sigue un canto determinado por las rúbricas, según lo requiera el tiempo litúrgico, o la aclamación al Evangelio a continuación. Se canta estando todos de pie.

Aclamación al Evangelio Mt 4, 4bEn la aclamación al Evangelio, los fieles saludan al Señor antes de escuchar su palabra en el Evangelio.

El hombre no vive solamente de pan,
sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.

Mientras tanto, si se usa incienso, el sacerdote lo pone en el incensario.

Si el diácono está presente, se realiza la proclamación del Evangelio a continuación. Si el diácono no está presente, se realiza .

El diácono que va a proclamar el Evangelio, profundamente inclinado ante el sacerdote, pide la bendición, diciendo en voz baja:

Padre, dame tu bendición.

El sacerdote, en voz baja, dice:

El Señor esté en tu corazón y en tus labios,
para que anuncies dignamente su Evangelio.
En el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo.

El diácono se signa con la señal de la cruz y responde:

Amén.

Si el diácono no está presente, el sacerdote realiza la proclamación del Evangelio a continuación. Si el diácono está presente, se realiza .

El sacerdote, inclinado ante el altar, dice en secreto:

Purifica mi corazón y mis labios, Dios todopoderoso,
para que pueda anunciar dignamente tu santo Evangelio.

Después el diácono, o el sacerdote, se dirige al ambón, acompañado por los ministros que llevan el incienso y los cirios, si es oportuno, y dice:

V.El Señor esté con ustedes.
R.Y con tu espíritu.

El diácono, o el sacerdote:

V.Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san N.

Y, mientras tanto, hace la señal de la cruz sobre el libro y sobre su frente, labios y pecho.

El pueblo aclama:

R.Gloria a ti, Señor.

Luego el diácono, o el sacerdote, si se usa incienso, inciensa el libro y proclama el Evangelio.

Todos hacen la señal de la cruz, desde la frente hasta el pecho y desde el hombro izquierdo al derecho. EvangelioEl Evangelio es el centro de la Liturgia de la Palabra, que los fieles deben escuchar con la mayor reverencia, reconociendo y proclamando la presencia de Dios que les habla.

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan 7, 1-2. 10. 14. 25-30

Quisieron detenerlo, pero todavía no había llegado su hora

Jesús recorría la Galilea; no quería transitar por Judea porque los judíos intentaban matarlo.

Se acercaba la fiesta judía de las Chozas. Cuando sus hermanos subieron para la fiesta, también Él subió, pero en secreto, sin hacerse ver. Promediaba ya la celebración de la fiesta, cuando Jesús subió al Templo y comenzó a enseñar.

Algunos de Jerusalén decían: «¿No es éste Aquél a quien querían matar? ¡Y miren como habla abiertamente y nadie le dice nada! ¿Habrán reconocido las autoridades que es verdaderamente el Mesías? Pero nosotros sabemos de dónde es éste; en cambio, cuando venga el Mesías, nadie sabrá de dónde es».

Entonces Jesús, que enseñaba en el Templo, exclamó:

«¿Así que ustedes me conocen y saben de dónde soy? Sin embargo, Yo no vine por mi propia cuenta; pero el que me envió dice la verdad, y ustedes no lo conocen. Yo sí lo conozco, porque vengo de Él y es Él el que me envió».

Entonces quisieron detenerlo, pero nadie puso las manos sobre Él, porque todavía no había llegado su hora.

V.Palabra del Señor.
R.Gloria a ti, Señor Jesús.

Si la aclamación es cantada, puede usarse la siguiente respuesta de alabanza a Jesucristo, o bien o :

Tu palabra, Señor, es la verdad,
y tu ley nuestra libertad.

Si la aclamación es cantada, puede usarse la siguiente respuesta de alabanza a Jesucristo, o bien o :

Tu palabra, Señor,
es lámpara que alumbra nuestros pasos.

Si la aclamación es cantada, puede usarse la siguiente respuesta de alabanza a Jesucristo, o bien o :

Tu palabra, Señor,
permanece por los siglos.

Después besa el libro, diciendo en secreto:

Las palabras del Evangelio borren nuestros pecados.

Luego se hace la homilía, que corresponde al sacerdote o al diácono, y que debe hacerse obligatoriamente todos los domingos y fiestas de precepto; se recomienda en los otros días.

Las siguientes lecturas corresponden a las lecturas facultativas de la memoria del día. En su lugar pueden leerse .

Después, el lector se dirige al ambón y lee la primera lectura, que todos escuchan sentados.

Primera lecturaEn las lecturas, Dios habla a su pueblo, le desvela los misterios de la redención y de la salvación, y le ofrece alimento espiritual.

De la segunda carta del Apóstol san Pablo a los cristianos de Corinto 4, 1-2. 5-7

Predicamos a Cristo Jesús, y nosotros no somos más que servidores de ustedes por amor de Jesús

Hermanos:

Investidos misericordiosamente del ministerio apostólico, no nos desanimamos y nunca hemos callado nada por vergüenza, ni hemos procedido con astucia o falsificando la Palabra de Dios. Por el contrario, manifestando abiertamente la verdad, nos recomendamos a nosotros mismos, delante de Dios, frente a toda conciencia humana.

Porque no nos predicamos a nosotros mismos, sino a Cristo Jesús, el Señor, y nosotros no somos más que servidores de ustedes por amor de Jesús. Porque el mismo Dios que dijo: «Brille la luz en medio de las tinieblas», es el que hizo brillar su luz en nuestros corazones para que resplandezca el conocimiento de la gloria de Dios, reflejada en el rostro de Cristo. Pero nosotros llevamos ese tesoro en recipientes de barro, para que se vea bien que este poder extraordinario no procede de nosotros, sino de Dios.

V.Palabra de Dios.
R.Te alabamos, Señor.

El salmista, o el cantor, canta o recita el salmo, y el pueblo pronuncia la respuesta R.

Salmo responsorial 36, 3-6. 30-31El salmo responsorial favorece la meditación de la Palabra de Dios.

R.La boca del justo expresa sabiduría.

Confía en el Señor y practica el bien;
habita en la tierra y vive tranquilo:
que el Señor sea tu único deleite,
y Él colmará los deseos de tu corazón. R.

Encomienda tu suerte al Señor,
confía en Él, y Él hará su obra;
hará brillar tu justicia como el sol
y tu derecho, como la luz del mediodía. R.

La boca del justo expresa sabiduría
y su lengua dice lo que es recto:
la ley de Dios está en su corazón
y sus pasos no vacilan. R.

Sigue un canto determinado por las rúbricas, según lo requiera el tiempo litúrgico, o la aclamación al Evangelio a continuación. Se canta estando todos de pie.

Aclamación al Evangelio Jn 15, 5En la aclamación al Evangelio, los fieles saludan al Señor antes de escuchar su palabra en el Evangelio.

«Yo soy la vid, ustedes los sarmientos.
El que permanece en mí, y Yo en él, da mucho fruto», dice el Señor.

Mientras tanto, si se usa incienso, el sacerdote lo pone en el incensario.

Si el diácono está presente, se realiza la proclamación del Evangelio a continuación. Si el diácono no está presente, se realiza .

El diácono que va a proclamar el Evangelio, profundamente inclinado ante el sacerdote, pide la bendición, diciendo en voz baja:

Padre, dame tu bendición.

El sacerdote, en voz baja, dice:

El Señor esté en tu corazón y en tus labios,
para que anuncies dignamente su Evangelio.
En el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo.

El diácono se signa con la señal de la cruz y responde:

Amén.

Si el diácono no está presente, el sacerdote realiza la proclamación del Evangelio a continuación. Si el diácono está presente, se realiza .

El sacerdote, inclinado ante el altar, dice en secreto:

Purifica mi corazón y mis labios, Dios todopoderoso,
para que pueda anunciar dignamente tu santo Evangelio.

Después el diácono, o el sacerdote, se dirige al ambón, acompañado por los ministros que llevan el incienso y los cirios, si es oportuno, y dice:

V.El Señor esté con ustedes.
R.Y con tu espíritu.

El diácono, o el sacerdote:

V.Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san N.

Y, mientras tanto, hace la señal de la cruz sobre el libro y sobre su frente, labios y pecho.

El pueblo aclama:

R.Gloria a ti, Señor.

Luego el diácono, o el sacerdote, si se usa incienso, inciensa el libro y proclama el Evangelio.

Todos hacen la señal de la cruz, desde la frente hasta el pecho y desde el hombro izquierdo al derecho. EvangelioEl Evangelio es el centro de la Liturgia de la Palabra, que los fieles deben escuchar con la mayor reverencia, reconociendo y proclamando la presencia de Dios que les habla.

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas 6, 43-45

De la abundancia del corazón habla la boca

Jesús decía a sus discípulos:

«No hay árbol bueno que dé frutos malos, ni árbol malo que dé frutos buenos: cada árbol se reconoce por su fruto. No se recogen higos de los espinos ni se cosechan uvas de las zarzas.

El hombre bueno saca el bien del tesoro de bondad que tiene en su corazón. El malo saca el mal de su maldad, porque de la abundancia del corazón habla la boca».

V.Palabra del Señor.
R.Gloria a ti, Señor Jesús.

Si la aclamación es cantada, puede usarse la siguiente respuesta de alabanza a Jesucristo, o bien o :

Tu palabra, Señor, es la verdad,
y tu ley nuestra libertad.

Si la aclamación es cantada, puede usarse la siguiente respuesta de alabanza a Jesucristo, o bien o :

Tu palabra, Señor,
es lámpara que alumbra nuestros pasos.

Si la aclamación es cantada, puede usarse la siguiente respuesta de alabanza a Jesucristo, o bien o :

Tu palabra, Señor,
permanece por los siglos.

Después besa el libro, diciendo en secreto:

Las palabras del Evangelio borren nuestros pecados.

Luego se hace la homilía, que corresponde al sacerdote o al diácono, y que debe hacerse obligatoriamente todos los domingos y fiestas de precepto; se recomienda en los otros días.

Después se hace la oración universal u oración de los fieles.

Oración universal

La oración universal u oración de los fieles se desarrolla de la siguiente manera:

Invitatorio

El sacerdote invita a los fieles a orar, por medio de una breve monición.

Intenciones

Las intenciones son propuestas por un diácono o, si no lo hay, por un lector o por otra persona idónea.

El pueblo manifiesta su participación con una invocación u orando en silencio.

La sucesión de intenciones ordinariamente debe ser la siguiente:

a. Por las necesidades de la Iglesia.
b. Por los gobernantes y por la salvación del mundo entero.
c. Por aquellos que se encuentran en necesidades particulares.
d. Por la comunidad local.

Conclusión

El sacerdote termina la plegaria común con una oración conclusiva.

Liturgia EucarísticaLa liturgia eucarística está compuesta por la preparación y ofrenda de los dones, la plegaria eucarística y la comunión. Esta estructura se basa en los actos que Jesucristo realizó durante la Última Cena, cuando tomó el pan y el vino, pronunció la acción de gracias, lo partió y se lo dio a sus discípulos.

Terminado lo anterior, puede comenzar el canto para el ofertorio. Mientras tanto, los ministros colocan sobre el altar el corporal, el purificador, el cáliz, la palia y el misal.

Conviene que los fieles expresen su participación en la ofrenda, bien sea llevando el pan y el vino para la celebración de la Eucaristía, bien presentando otros dones para las necesidades de la Iglesia o de los pobres.

El sacerdote, de pie junto al altar, toma la patena con el pan y, teniéndola con ambas manos un poco elevada sobre el altar, dice en voz baja:

Bendito seas, Señor, Dios del Universo,
por este pan,
fruto de la tierra y del trabajo del hombre,
que recibimos de tu generosidad y ahora te presentamos;
él será para nosotros pan de vida.

Después, deja sobre el corporal la patena con el pan.

Si no se hace el canto para el ofertorio, el sacerdote puede decir estas palabras en voz alta; al final, el pueblo puede aclamar:

R.Bendito seas por siempre, Señor.

El diácono, o el sacerdote, echa vino y un poco de agua en el cáliz, diciendo en secreto:

Por el misterio de esta agua y este vino,
haz que compartamos la divinidad
de quien se ha dignado participar de nuestra humanidad.

Después, el sacerdote toma el cáliz y, teniéndolo con ambas manos un poco elevado sobre el altar, dice en voz baja:

Bendito seas, Señor, Dios del universo,
por este vino
fruto de la vid y del trabajo del hombre,
que recibimos de tu generosidad y ahora te presentamos;
él será para nosotros bebida de salvación.

Después deja sobre el corporal el cáliz.

Si no se hace el canto para el ofertorio, el sacerdote puede decir estas palabras en voz alta; al final, el pueblo puede aclamar:

R.Bendito seas por siempre, Señor.

Luego, el sacerdote, inclinado profundamente, dice en secreto:

Acepta, Señor, nuestro corazón contrito
y nuestro espíritu humilde;
que éste sea hoy nuestro sacrificio
y que sea agradable en tu presencia, Señor, Dios nuestro.

Y, si es oportuno, inciensa las ofrendas, la cruz y el altar. Después el diácono, u otro ministro, inciensa al sacerdote y al pueblo.

Luego el sacerdote, de pie a un lado del altar, se lava las manos, diciendo en secreto:

Lava del todo mi delito, Señor,
y limpia mi pecado.

Después, de pie en el centro del altar, de cara al pueblo, extendiendo y juntando las manos, dice la oración a continuación, o bien o :

V.Oremos, hermanos,
para que este sacrificio, mío y de ustedes,
sea agradable a Dios, Padre todopoderoso.

Después, de pie en el centro del altar, de cara al pueblo, extendiendo y juntando las manos, dice la oración a continuación, o bien o :

V.En el momento de ofrecer el sacrificio de toda la Iglesia,
oremos a Dios, Padre todopoderoso.

Después, de pie en el centro del altar, de cara al pueblo, extendiendo y juntando las manos, dice la oración a continuación, o bien o :

V.Oremos, hermanos, para que, llevando al altar
los gozos y las fatigas de cada día,
nos dispongamos a ofrecer el sacrificio
agradable a Dios, Padre todopoderoso.

El pueblo se pone de pie y responde:

R.El Señor reciba de tus manos este sacrificio,
para alabanza y gloria de su nombre,
para nuestro bien
y el de toda su santa Iglesia.

Luego el sacerdote, con las manos extendidas, dice la oración sobre las ofrendas.

En lugar de la siguiente oración puede decirse .

Oración sobre las ofrendasDepositadas las ofrendas y concluidos los ritos que las acompañan, se dice la oración sobre las ofrendas. El pueblo se une a la súplica, respondiendo «Amén».

Dios todopoderoso y eterno,
recibe con agrado este sacrificio en la fiesta de san Isidoro;
te pedimos que sus enseñanzas nos impulsen
a alabarte con todo nuestro ser.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

En lugar de la siguiente oración puede decirse .

Oración sobre las ofrendasDepositadas las ofrendas y concluidos los ritos que las acompañan, se dice la oración sobre las ofrendas. El pueblo se une a la súplica, respondiendo «Amén».

Señor Dios,
en la celebración de estos misterios divinos
te pedimos que el Espíritu Santo
derrame sobre nosotros aquella misma luz
que iluminó a tu hijo san Isidoro,
y lo impulsó a la propagación de tu gloria.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

R.Amén.

Entonces el sacerdote empieza la Plegaria eucarística.

En lugar del siguiente prefacio puede decirse , , o .

Prefacio de Cuaresma IEl prefacio introduce el momento culminante de la misa: la consagración del pan y del vino.

La significación espiritual de la Cuaresma

Extendiendo las manos, dice:

V.El Señor esté con ustedes.
R.Y con tu espíritu.

El sacerdote, elevando las manos, prosigue:

V.Levantemos el corazón.
R.Lo tenemos levantado hacia el Señor.

El sacerdote con la manos extendidas, dice:

V.Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
R.Es justo y necesario.

El sacerdote prosigue el prefacio, con las manos extendidas.

En verdad es justo y necesario,
es nuestro deber y salvación
darte gracias siempre y en todo lugar,
Señor, Padre santo,
Dios todopoderoso y eterno,
por Cristo, Señor nuestro:

Porque concedes generosamente a tus fieles
disponerse a la celebración de la Pascua
con un corazón purificado,
para que, dedicados con mayor entrega
a la oración y a las obras de caridad,
y participando en los misterios que nos dieron nueva Vida,
lleguemos a ser plenamente hijos tuyos.

Por eso con los ángeles y los arcángeles,
y con todos los coros celestiales,
cantamos un himno a tu gloria, diciendo sin cesar:

Al final del prefacio junta las manos y, en unión con el pueblo, concluye el mismo prefacio, cantando o diciendo con voz clara:

Santo, Santo, Santo es el Señor,
Dios del Universo.
Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria.
Hosanna en el cielo.
Bendito el que viene en nombre del Señor.
Hosanna en el cielo.

En todas las misas, el sacerdote celebrante puede cantar algunas partes de la Plegaria eucarística.

En lugar del siguiente prefacio puede decirse , , o .

Prefacio de Cuaresma IIEl prefacio introduce el momento culminante de la misa: la consagración del pan y del vino.

La penitencia cuaresmal

Extendiendo las manos, dice:

V.El Señor esté con ustedes.
R.Y con tu espíritu.

El sacerdote, elevando las manos, prosigue:

V.Levantemos el corazón.
R.Lo tenemos levantado hacia el Señor.

El sacerdote con la manos extendidas, dice:

V.Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
R.Es justo y necesario.

El sacerdote prosigue el prefacio, con las manos extendidas.

En verdad es justo y necesario,
es nuestro deber y salvación
darte gracias siempre y en todo lugar,
Señor, Padre santo,
Dios todopoderoso y eterno.

Porque has establecido generosamente
un tiempo especial de gracia
para purificar el corazón de tus hijos,
de modo que, libres de todo afecto desordenado,
vivamos las realidades temporales
pero adhiriéndonos a las eternas.

Por eso, con los ángeles y santos
cantamos sin cesar el himno de tu gloria:

Al final del prefacio junta las manos y, en unión con el pueblo, concluye el mismo prefacio, cantando o diciendo con voz clara:

Santo, Santo, Santo es el Señor,
Dios del Universo.
Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria.
Hosanna en el cielo.
Bendito el que viene en nombre del Señor.
Hosanna en el cielo.

En todas las misas, el sacerdote celebrante puede cantar algunas partes de la Plegaria eucarística.

En lugar del siguiente prefacio puede decirse , , o .

Prefacio de Cuaresma IIIEl prefacio introduce el momento culminante de la misa: la consagración del pan y del vino.

Los frutos de las privaciones voluntarias

Extendiendo las manos, dice:

V.El Señor esté con ustedes.
R.Y con tu espíritu.

El sacerdote, elevando las manos, prosigue:

V.Levantemos el corazón.
R.Lo tenemos levantado hacia el Señor.

El sacerdote con la manos extendidas, dice:

V.Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
R.Es justo y necesario.

El sacerdote prosigue el prefacio, con las manos extendidas.

En verdad es justo y necesario,
es nuestro deber y salvación
darte gracias siempre y en todo lugar,
Señor, Padre santo,
Dios todopoderoso y eterno.

Porque con nuestras privaciones voluntarias
nos enseñas a reconocer y agradecer tus dones,
a dominar nuestro orgullo,
e imitar así tu generosidad
compartiendo nuestros bienes con los necesitados.

Por eso, con la multitud de los ángeles,
te alabamos diciendo a una sola voz:

Al final del prefacio junta las manos y, en unión con el pueblo, concluye el mismo prefacio, cantando o diciendo con voz clara:

Santo, Santo, Santo es el Señor,
Dios del Universo.
Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria.
Hosanna en el cielo.
Bendito el que viene en nombre del Señor.
Hosanna en el cielo.

En todas las misas, el sacerdote celebrante puede cantar algunas partes de la Plegaria eucarística.

En lugar del siguiente prefacio puede decirse , , o .

Prefacio de Cuaresma IVEl prefacio introduce el momento culminante de la misa: la consagración del pan y del vino.

Los frutos del ayuno

Extendiendo las manos, dice:

V.El Señor esté con ustedes.
R.Y con tu espíritu.

El sacerdote, elevando las manos, prosigue:

V.Levantemos el corazón.
R.Lo tenemos levantado hacia el Señor.

El sacerdote con la manos extendidas, dice:

V.Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
R.Es justo y necesario.

El sacerdote prosigue el prefacio, con las manos extendidas.

En verdad es justo y necesario,
es nuestro deber y salvación
darte gracias siempre y en todo lugar,
Señor, Padre santo,
Dios todopoderoso y eterno.

Porque con el ayuno corporal
refrenas nuestras pasiones,
elevas nuestro espíritu
y nos das fuerza y recompensa
por Cristo, Señor nuestro.

Por Él, los ángeles y los coros celestiales
celebran tu gloria,
unidos en común alegría.
Permítenos asociarnos a sus voces
cantando humildemente tu alabanza:

Al final del prefacio junta las manos y, en unión con el pueblo, concluye el mismo prefacio, cantando o diciendo con voz clara:

Santo, Santo, Santo es el Señor,
Dios del Universo.
Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria.
Hosanna en el cielo.
Bendito el que viene en nombre del Señor.
Hosanna en el cielo.

En todas las misas, el sacerdote celebrante puede cantar algunas partes de la Plegaria eucarística.

En lugar del siguiente prefacio puede decirse , , o .

Prefacio de Cuaresma VEl prefacio introduce el momento culminante de la misa: la consagración del pan y del vino.

El camino del éxodo en el desierto cuaresmal

Extendiendo las manos, dice:

V.El Señor esté con ustedes.
R.Y con tu espíritu.

El sacerdote, elevando las manos, prosigue:

V.Levantemos el corazón.
R.Lo tenemos levantado hacia el Señor.

El sacerdote con la manos extendidas, dice:

V.Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
R.Es justo y necesario.

El sacerdote prosigue el prefacio, con las manos extendidas.

En verdad es justo bendecir tu nombre,
Padre rico en misericordia,
ahora que, en nuestro itinerario hacia la luz pascual,
seguimos los pasos de Cristo,
maestro y modelo de la humanidad
reconciliada en el amor.

Tú abres a la Iglesia el camino de un nuevo éxodo
a través del desierto cuaresmal,
para que, llegados a la montaña santa,
con el corazón contrito y humillado
reavivemos nuestra vocación de pueblo de la alianza
convocado para bendecir tu nombre,
escuchar tu Palabra
y experimentar con gozo tus maravillas.

Por estos signos de salvación,
unidos a los ángeles, ministros de tu gloria,
proclamamos el canto de tu alabanza:

Al final del prefacio junta las manos y, en unión con el pueblo, concluye el mismo prefacio, cantando o diciendo con voz clara:

Santo, Santo, Santo es el Señor,
Dios del Universo.
Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria.
Hosanna en el cielo.
Bendito el que viene en nombre del Señor.
Hosanna en el cielo.

En todas las misas, el sacerdote celebrante puede cantar algunas partes de la Plegaria eucarística.

En lugar de la siguiente antífona puede decirse o .

Antífona de Comunión Cf. Lc 12, 42Durante la Comunión, cuando no hay canto, puede decirse la antífona de Comunión. Pueden hacerlo los fieles en general, o algunos de ellos, un lector o incluso el propio sacerdote después de haber comulgado, antes de distribuir la Comunión a los fieles.

Éste es el administrador fiel y previsor,
a quien el Señor ha puesto al frente de su casa
para distribuir la ración de trigo en el momento oportuno.

En lugar de la siguiente antífona puede decirse o .

Antífona de Comunión Cf. Sal 1, 2-3Durante la Comunión, cuando no hay canto, puede decirse la antífona de Comunión. Pueden hacerlo los fieles en general, o algunos de ellos, un lector o incluso el propio sacerdote después de haber comulgado, antes de distribuir la Comunión a los fieles.

El que medita la ley del Señor de día y de noche
da fruto a su debido tiempo.

En lugar de la siguiente antífona puede decirse o .

Antífona de Comunión Cf. 1 Cor 1, 23-24Durante la Comunión, cuando no hay canto, puede decirse la antífona de Comunión. Pueden hacerlo los fieles en general, o algunos de ellos, un lector o incluso el propio sacerdote después de haber comulgado, antes de distribuir la Comunión a los fieles.

Nosotros predicamos a Cristo crucificado,
fuerza y sabiduría de Dios.

En lugar de la siguiente oración puede decirse .

Oración después de la ComuniónAl concluir la Comunión, el sacerdote dice la Oración después de la Comunión, rogando por los frutos del misterio que se ha celebrado.

Te pedimos, Padre,
que a tus hijos que alimentas con Cristo, Pan de vida,
también los instruyas por Cristo, verdadero Maestro,
para que, en la fiesta de san Isidoro,
reciban tu verdad y la realicen en el amor.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

En lugar de la siguiente oración puede decirse .

Oración después de la ComuniónAl concluir la Comunión, el sacerdote dice la Oración después de la Comunión, rogando por los frutos del misterio que se ha celebrado.

Te pedimos, Padre,
por este alimento celestial que hemos recibido,
que siguiendo las enseñanzas de san Isidoro
vivamos en continua acción de gracias.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

Rito de la conclusiónEl rito de conclusión incluye: breves avisos, saludo y bendición del sacerdote, despedida del pueblo, beso del altar por parte del sacerdote y del diácono, e inclinación profunda al altar por parte del sacerdote, diácono y otros ministros.

En lugar de la siguiente bendición puede decirse o .

Bendición finalEn la bendición final el sacerdote transmite, con la eficacia y certeza de la liturgia, una bendición, que Cristo finalmente concede a su pueblo.

El sacerdote, con las manos extendidas sobre el pueblo, dice la siguiente oración de despedida:

V.El Señor esté con ustedes.
R.Y con tu espíritu.

V.La bendición de Dios todopoderoso,
del Padre, del Hijo Todos hacen la señal de la cruz, desde la frente hasta el pecho y desde el hombro izquierdo al derecho., y del Espíritu Santo,
descienda sobre ustedes.
R.Amén.

En lugar de la siguiente oración sobre el pueblo puede decirse o .

Oración sobre el puebloEn la oración sobre el pueblo el sacerdote transmite, con la eficacia y certeza de la liturgia, una bendición, que Cristo finalmente concede a su pueblo.

El diácono o, a falta de este, el sacerdote, dice:

V.Inclinados, reciban la bendición.

El sacerdote, con las manos extendidas sobre el pueblo, dice la siguiente oración de despedida:

V.Dirige tu mirada sobre tus servidores, Señor,
y protege bondadosamente con tu auxilio celestial
a quienes confían en tu misericordia.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
R.Amén.

V.La bendición de Dios todopoderoso,
del Padre, del Hijo Todos hacen la señal de la cruz, desde la frente hasta el pecho y desde el hombro izquierdo al derecho., y del Espíritu Santo,
descienda sobre ustedes y permanezca para siempre.
R.Amén.

En lugar de la siguiente bendición puede decirse o .

Bendición solemneEn la bendición solemne el sacerdote transmite, con la eficacia y certeza de la liturgia, una bendición, que Cristo finalmente concede a su pueblo.

Cuaresma

El diácono o, a falta de este, el sacerdote, dice:

V.Inclinados, reciban la bendición.

El sacerdote, con las manos extendidas sobre el pueblo, dice la siguiente oración de despedida:

V.Dios, Padre misericordioso,
les conceda, como al hijo pródigo,
el gozo de volver a la casa paterna.
R.Amén.

V.Cristo, modelo de oración y de vida,
los guíe a la auténtica conversión del corazón,
a través del camino de la Cuaresma.
R.Amén.

V.El Espíritu de sabiduría y de fortaleza
los sostenga en la lucha contra el maligno,
para que puedan celebrar con Cristo la victoria pascual.
R.Amén.

V.Y la bendición de Dios todopoderoso,
del Padre, del Hijo Todos hacen la señal de la cruz, desde la frente hasta el pecho y desde el hombro izquierdo al derecho., y del Espíritu Santo,
descienda sobre ustedes y permanezca para siempre.
R.Amén.

En lugar de la siguiente despedida puede decirse , o .

V.Pueden ir en paz.
R.Demos gracias a Dios.

En lugar de la siguiente despedida puede decirse , o .

V.La alegría del Señor sea nuestra fuerza.
Pueden ir en paz.
R.Demos gracias a Dios.

En lugar de la siguiente despedida puede decirse , o .

V.Glorifiquen al Señor con su vida.
Pueden ir en paz.
R.Demos gracias a Dios.

En lugar de la siguiente despedida puede decirse , o .

V.En el nombre del Señor, pueden ir en paz.
R.Demos gracias a Dios.