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Martes II de Cuaresma

Liturgia de las Horas

18 de marzo de 2025

Con conmemoración de san Cirilo de Jerusalén, obispo y doctor de la Iglesia.

Nació de padres cristianos el año 315; el año 348 sucedió en la sede de Jerusalén al obispo Máximo. Implicado en las cuestiones arrianas, fue castigado con el destierro más de una vez. Sus sermones, en los que explica a los fieles la doctrina ortodoxa, la sagrada Escritura y la Tradición, son testimonio de su celo pastoral. Murió el año 386.

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Índice

Invitatorio
Oficio de lectura
Laudes
Hora tercia
Hora sexta
Hora nona
I Vísperas (San José, esposo de la bienaventurada María Virgen)
Completas

InvitatorioLa primera oración del día se comienza con el Invitatorio. En el rezo comunitario, durante el Invitatorio todos permanecen de pie.

V.Todos hacen la señal de la cruz sobre la boca. Señor, abre mis labios.En el rezo comunitario, los versículos V. son dichos por el cantor.
R.Y mi boca proclamará tu alabanza.En el rezo comunitario, las respuestas R. son dichas por la asamblea.

Si las oraciones del día comienzan con las Laudes, es posible omitir la siguiente antífona y salmo, y saltar directamente al himno de Laudes.

En lugar de la siguiente antífona puede decirse .

Ant.A Cristo, el Señor, que por nosotros fue tentado y por nosotros murió, venid, adorémosle.En el rezo comunitario, la antífona Ant. es dicha por el cantor y repetida por la asamblea; en el rezo individual no es necesario repetir la antífona.

En lugar del siguiente salmo puede decirse el , o .

Salmo 94

Invitación a la alabanza divina«Animaos unos a otros, día tras día, mientras perdura el “hoy”» (Hb 3, 13).

Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.

Ant.A Cristo, el Señor, que por nosotros fue tentado y por nosotros murió, venid, adorémosle.En el rezo comunitario, la antífona del Invitatorio se repite luego de cada estrofa del salmo; en el rezo individual, y en los demás salmos y cánticos del Oficio sólo es necesario decir la antífona al principio de cada salmo o cántico.

Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes.
Suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.

Ant.A Cristo, el Señor, que por nosotros fue tentado y por nosotros murió, venid, adorémosle.

Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo, el rebaño que él guía.

Ant.A Cristo, el Señor, que por nosotros fue tentado y por nosotros murió, venid, adorémosle.

Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto:
cuando vuestros padres me pusieron a prueba,
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.

Ant.A Cristo, el Señor, que por nosotros fue tentado y por nosotros murió, venid, adorémosle.

Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
“Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso.”»

Ant.A Cristo, el Señor, que por nosotros fue tentado y por nosotros murió, venid, adorémosle.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

En lugar del siguiente salmo puede decirse el , o .

Salmo 99

Alegría de los que entran en el templo«Los redimidos deben entonar un canto de victoria» (S. Atanasio).

Aclama al Señor, tierra entera,
servid al Señor con alegría,
entrad en su presencia con aclamaciones.

Ant.A Cristo, el Señor, que por nosotros fue tentado y por nosotros murió, venid, adorémosle.En el rezo comunitario, la antífona del Invitatorio se repite luego de cada estrofa del salmo; en el rezo individual, y en los demás salmos y cánticos del Oficio sólo es necesario decir la antífona al principio de cada salmo o cántico.

Sabed que el Señor es Dios:
que él nos hizo y somos suyos,
su pueblo y ovejas de su rebaño.

Ant.A Cristo, el Señor, que por nosotros fue tentado y por nosotros murió, venid, adorémosle.

Entrad por sus puertas con acción de gracias,
por sus atrios con himnos,
dándole gracias y bendiciendo su nombre:

Ant.A Cristo, el Señor, que por nosotros fue tentado y por nosotros murió, venid, adorémosle.

«El Señor es bueno,
su misericordia es eterna,
su fidelidad por todas las edades.»

Ant.A Cristo, el Señor, que por nosotros fue tentado y por nosotros murió, venid, adorémosle.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

En lugar del siguiente salmo puede decirse el , o .

Salmo 66

Que todos los pueblos alaben al Señor«Sabed que esta salvación de Dios ha sido enviada a los gentiles» (Hch 28, 28).

El Señor tenga piedad y nos bendiga,
ilumine su rostro sobre nosotros;
conozca la tierra tus caminos,
todos los pueblos tu salvación.

Ant.A Cristo, el Señor, que por nosotros fue tentado y por nosotros murió, venid, adorémosle.En el rezo comunitario, la antífona del Invitatorio se repite luego de cada estrofa del salmo; en el rezo individual, y en los demás salmos y cánticos del Oficio sólo es necesario decir la antífona al principio de cada salmo o cántico.

¡Oh Dios!, que te alaben los pueblos,
que todos los pueblos te alaben.

Ant.A Cristo, el Señor, que por nosotros fue tentado y por nosotros murió, venid, adorémosle.

Que canten de alegría las naciones,
porque riges el mundo con justicia,
riges los pueblos con rectitud
y gobiernas las naciones de la tierra.

Ant.A Cristo, el Señor, que por nosotros fue tentado y por nosotros murió, venid, adorémosle.

¡Oh Dios!, que te alaben los pueblos,
que todos los pueblos te alaben.

Ant.A Cristo, el Señor, que por nosotros fue tentado y por nosotros murió, venid, adorémosle.

La tierra ha dado su fruto,
nos bendice el Señor, nuestro Dios.
Que Dios nos bendiga; que le teman
hasta los confines del orbe.

Ant.A Cristo, el Señor, que por nosotros fue tentado y por nosotros murió, venid, adorémosle.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

En lugar del siguiente salmo puede decirse el , o .

Salmo 23

Entrada solemne de Dios en su templo«Las puertas del cielo se abren ante Cristo que como hombre sube al cielo» (S. Ireneo).

Del Señor es la tierra y cuanto la llena,
el orbe y todos sus habitantes:
él la fundó sobre los mares,
él la afianzó sobre los ríos.

Ant.A Cristo, el Señor, que por nosotros fue tentado y por nosotros murió, venid, adorémosle.En el rezo comunitario, la antífona del Invitatorio se repite luego de cada estrofa del salmo; en el rezo individual, y en los demás salmos y cánticos del Oficio sólo es necesario decir la antífona al principio de cada salmo o cántico.

¿Quién puede subir al monte del Señor?
¿Quién puede estar en el recinto sacro?

Ant.A Cristo, el Señor, que por nosotros fue tentado y por nosotros murió, venid, adorémosle.

El hombre de manos inocentes
y puro corazón,
que no confía en los ídolos
ni jura contra el prójimo en falso.
Ése recibirá la bendición del Señor,
le hará justicia el Dios de salvación.

Ant.A Cristo, el Señor, que por nosotros fue tentado y por nosotros murió, venid, adorémosle.

Éste es el grupo que busca al Señor,
que viene a tu presencia, Dios de Jacob.

Ant.A Cristo, el Señor, que por nosotros fue tentado y por nosotros murió, venid, adorémosle.

¡Portones!, alzad los dinteles,
levantaos, puertas antiguas:
va a entrar el Rey de la gloria.

Ant.A Cristo, el Señor, que por nosotros fue tentado y por nosotros murió, venid, adorémosle.

¿Quién es ese Rey de la gloria?
El Señor, héroe valeroso;
el Señor, héroe de la guerra.

Ant.A Cristo, el Señor, que por nosotros fue tentado y por nosotros murió, venid, adorémosle.

¡Portones!, alzad los dinteles,
levantaos, puertas antiguas:
va a entrar el Rey de la gloria.

Ant.A Cristo, el Señor, que por nosotros fue tentado y por nosotros murió, venid, adorémosle.

¿Quién es ese Rey de la gloria?
El Señor, Dios de los ejércitos.
Él es el Rey de la gloria.

Ant.A Cristo, el Señor, que por nosotros fue tentado y por nosotros murió, venid, adorémosle.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant.A Cristo, el Señor, que por nosotros fue tentado y por nosotros murió, venid, adorémosle.Si se juzga oportuno, puede omitirse la repetición final de la antífona.

En lugar de la siguiente antífona puede decirse .

Ant.Ojalá escuchéis hoy la voz del Señor: «No endurezcáis vuestro corazón.»En el rezo comunitario, la antífona Ant. es dicha por el cantor y repetida por la asamblea; en el rezo individual no es necesario repetir la antífona.

En lugar del siguiente salmo puede decirse el , o .

Salmo 94

Invitación a la alabanza divina«Animaos unos a otros, día tras día, mientras perdura el “hoy”» (Hb 3, 13).

Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.

Ant.Ojalá escuchéis hoy la voz del Señor: «No endurezcáis vuestro corazón.»En el rezo comunitario, la antífona del Invitatorio se repite luego de cada estrofa del salmo; en el rezo individual, y en los demás salmos y cánticos del Oficio sólo es necesario decir la antífona al principio de cada salmo o cántico.

Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes.
Suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.

Ant.Ojalá escuchéis hoy la voz del Señor: «No endurezcáis vuestro corazón.»

Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo, el rebaño que él guía.

Ant.Ojalá escuchéis hoy la voz del Señor: «No endurezcáis vuestro corazón.»

Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto:
cuando vuestros padres me pusieron a prueba,
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.

Ant.Ojalá escuchéis hoy la voz del Señor: «No endurezcáis vuestro corazón.»

Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
“Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso.”»

Ant.Ojalá escuchéis hoy la voz del Señor: «No endurezcáis vuestro corazón.»

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

En lugar del siguiente salmo puede decirse el , o .

Salmo 99

Alegría de los que entran en el templo«Los redimidos deben entonar un canto de victoria» (S. Atanasio).

Aclama al Señor, tierra entera,
servid al Señor con alegría,
entrad en su presencia con aclamaciones.

Ant.Ojalá escuchéis hoy la voz del Señor: «No endurezcáis vuestro corazón.»En el rezo comunitario, la antífona del Invitatorio se repite luego de cada estrofa del salmo; en el rezo individual, y en los demás salmos y cánticos del Oficio sólo es necesario decir la antífona al principio de cada salmo o cántico.

Sabed que el Señor es Dios:
que él nos hizo y somos suyos,
su pueblo y ovejas de su rebaño.

Ant.Ojalá escuchéis hoy la voz del Señor: «No endurezcáis vuestro corazón.»

Entrad por sus puertas con acción de gracias,
por sus atrios con himnos,
dándole gracias y bendiciendo su nombre:

Ant.Ojalá escuchéis hoy la voz del Señor: «No endurezcáis vuestro corazón.»

«El Señor es bueno,
su misericordia es eterna,
su fidelidad por todas las edades.»

Ant.Ojalá escuchéis hoy la voz del Señor: «No endurezcáis vuestro corazón.»

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

En lugar del siguiente salmo puede decirse el , o .

Salmo 66

Que todos los pueblos alaben al Señor«Sabed que esta salvación de Dios ha sido enviada a los gentiles» (Hch 28, 28).

El Señor tenga piedad y nos bendiga,
ilumine su rostro sobre nosotros;
conozca la tierra tus caminos,
todos los pueblos tu salvación.

Ant.Ojalá escuchéis hoy la voz del Señor: «No endurezcáis vuestro corazón.»En el rezo comunitario, la antífona del Invitatorio se repite luego de cada estrofa del salmo; en el rezo individual, y en los demás salmos y cánticos del Oficio sólo es necesario decir la antífona al principio de cada salmo o cántico.

¡Oh Dios!, que te alaben los pueblos,
que todos los pueblos te alaben.

Ant.Ojalá escuchéis hoy la voz del Señor: «No endurezcáis vuestro corazón.»

Que canten de alegría las naciones,
porque riges el mundo con justicia,
riges los pueblos con rectitud
y gobiernas las naciones de la tierra.

Ant.Ojalá escuchéis hoy la voz del Señor: «No endurezcáis vuestro corazón.»

¡Oh Dios!, que te alaben los pueblos,
que todos los pueblos te alaben.

Ant.Ojalá escuchéis hoy la voz del Señor: «No endurezcáis vuestro corazón.»

La tierra ha dado su fruto,
nos bendice el Señor, nuestro Dios.
Que Dios nos bendiga; que le teman
hasta los confines del orbe.

Ant.Ojalá escuchéis hoy la voz del Señor: «No endurezcáis vuestro corazón.»

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

En lugar del siguiente salmo puede decirse el , o .

Salmo 23

Entrada solemne de Dios en su templo«Las puertas del cielo se abren ante Cristo que como hombre sube al cielo» (S. Ireneo).

Del Señor es la tierra y cuanto la llena,
el orbe y todos sus habitantes:
él la fundó sobre los mares,
él la afianzó sobre los ríos.

Ant.Ojalá escuchéis hoy la voz del Señor: «No endurezcáis vuestro corazón.»En el rezo comunitario, la antífona del Invitatorio se repite luego de cada estrofa del salmo; en el rezo individual, y en los demás salmos y cánticos del Oficio sólo es necesario decir la antífona al principio de cada salmo o cántico.

¿Quién puede subir al monte del Señor?
¿Quién puede estar en el recinto sacro?

Ant.Ojalá escuchéis hoy la voz del Señor: «No endurezcáis vuestro corazón.»

El hombre de manos inocentes
y puro corazón,
que no confía en los ídolos
ni jura contra el prójimo en falso.
Ése recibirá la bendición del Señor,
le hará justicia el Dios de salvación.

Ant.Ojalá escuchéis hoy la voz del Señor: «No endurezcáis vuestro corazón.»

Éste es el grupo que busca al Señor,
que viene a tu presencia, Dios de Jacob.

Ant.Ojalá escuchéis hoy la voz del Señor: «No endurezcáis vuestro corazón.»

¡Portones!, alzad los dinteles,
levantaos, puertas antiguas:
va a entrar el Rey de la gloria.

Ant.Ojalá escuchéis hoy la voz del Señor: «No endurezcáis vuestro corazón.»

¿Quién es ese Rey de la gloria?
El Señor, héroe valeroso;
el Señor, héroe de la guerra.

Ant.Ojalá escuchéis hoy la voz del Señor: «No endurezcáis vuestro corazón.»

¡Portones!, alzad los dinteles,
levantaos, puertas antiguas:
va a entrar el Rey de la gloria.

Ant.Ojalá escuchéis hoy la voz del Señor: «No endurezcáis vuestro corazón.»

¿Quién es ese Rey de la gloria?
El Señor, Dios de los ejércitos.
Él es el Rey de la gloria.

Ant.Ojalá escuchéis hoy la voz del Señor: «No endurezcáis vuestro corazón.»

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant.Ojalá escuchéis hoy la voz del Señor: «No endurezcáis vuestro corazón.»Si se juzga oportuno, puede omitirse la repetición final de la antífona.

Si las oraciones del día comienzan con el Oficio de lectura, se salta al himno del Oficio de lectura; si en cambio comienzan con las Laudes, se salta al himno de Laudes.

Oficio de lecturaEl Oficio de lectura es una celebración litúrgica de la palabra de Dios. Puede celebrarse en cualquier momento del día, incluso como vigilia nocturna. Por ser una Hora principal debe dársele máxima prioridad.

Todos hacen la señal de la cruz, desde la frente hasta el pecho y desde el hombro izquierdo al derecho. Invocación inicialLa invocación inicial se omite cuando el Oficio de lectura se dice seguido del Invitatorio.En el rezo comunitario, durante la invocación inicial todos permanecen de pie.

V.Dios mío, ven en mi auxilio.
R.Señor, date prisa en socorrerme.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

HimnoEl himno tiene por fin facilitar el comienzo de la oración.En el rezo comunitario, durante la invocación inicial todos permanecen de pie.Si el Oficio de lectura se dice unido a otra Hora, en lugar de este himno puede decirse el de la referida Hora; en este caso también se omite el himno de la otra Hora.

De la salud la fuente,
coronada de juncos punzadores,
un corazón ardiente
buscaba triste y lleno de dolores,
y, hallándola en la cruz, que atento mira,
así gime, así llora, así suspira:

«Señor, yo soy el ciervo
que tan sediento busco esos cristales;
si te ofendí, protervo,
ya vuelvo arrepentido de mis males;
y no me he de apartar de tu presencia
sin perdón, sin favores, sin clemencia.

En esa cruz clavado,
arco de paz te hicieron tus finezas,
y, pues enamorado
así encender pretendes las tibiezas,
que se abrasen las mías hoy te ruego
con tu luz, con tu llama, con tu fuego.

El Dios de las venganzas
un tiempo los profetas te llamaron,
mas ya mis esperanzas,
desde que hombre te hiciste, mejoraron,
pues Dios de amor te miran en prisiones,
sin carcaj, sin saetas, sin arpones.» Amén.

SalmodiaLa salmodia del Oficio de lectura consta de tres salmos o fragmentos de salmo.En el rezo comunitario los salmos se cantan o recitan bien sea en forma seguida (in directum), bien sea alternando los versos o estrofas entre dos coros o dos partes de la asamblea, o bien sea en forma responsorial.

Ant. 1.Encomienda tu camino al Señor, y él actuará.

Salmo 36

La verdadera y la falsa felicidad«Dichosos los sufridos, porque ellos heredarán la tierra» (Mt 5, 4).

I

No te exasperes por los malvados,
no envidies a los que obran el mal:
se secarán pronto, como la hierba,
como el césped verde se agostarán.

Confía en el Señor y haz el bien,
habita tu tierra y practica la lealtad;
sea el Señor tu delicia,
y él te dará lo que pide tu corazón.

Encomienda tu camino al Señor,
confía en él, y él actuará:
hará brillar tu justicia como el amanecer;
tu derecho, como el mediodía.

Descansa en el Señor y espera en él,
no te exasperes por el hombre que triunfa
empleando la intriga:

cohíbe la ira, reprime el coraje,
no te exasperes, no sea que obres mal;
porque los que obran mal son excluidos,
pero los que esperan en el Señor poseerán la tierra.

Aguarda un momento: desapareció el malvado,
fíjate en su sitio: ya no está;
en cambio, los sufridos poseen la tierra
y disfrutan de paz abundante.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant.Encomienda tu camino al Señor, y él actuará.Si se juzga oportuno, puede omitirse la repetición de la antífona.

Ant. 2.Apártate del mal y haz el bien; al honrado lo sostiene el Señor.

II

El malvado intriga contra el justo,
rechina sus dientes contra él;
pero el Señor se ríe de él,
porque ve que le llega su hora.

Los malvados desenvainan la espada,
asestan el arco,
para abatir a pobres y humildes,
para asesinar a los honrados;
pero su espada les atravesará el corazón,
sus arcos se romperán.

Mejor es ser honrado con poco
que ser malvado en la opulencia;
pues al malvado se le romperán los brazos,
pero al honrado lo sostiene el Señor.

El Señor vela por los días de los buenos,
y su herencia durará siempre;
no se agostarán en tiempo de sequía,
en tiempo de hambre se saciarán;

pero los malvados perecerán,
los enemigos del Señor
se marchitarán como la belleza de un prado,
en humo se disiparán.

El malvado pide prestado y no devuelve,
el justo se compadece y perdona.
Los que el Señor bendice poseen la tierra,
los que él maldice son excluidos.

El Señor asegura los pasos del hombre,
se complace en sus caminos;
si tropieza, no caerá,
porque el Señor lo tiene de la mano.

Fui joven, ya soy viejo:
nunca he visto a un justo abandonado,
ni a su linaje mendigando el pan.
A diario se compadece y da prestado;
bendita será su descendencia.

Apártate del mal y haz el bien,
y siempre tendrás una casa;
porque el Señor ama la justicia
y no abandona a sus fieles.

Los inicuos son exterminados,
la estirpe de los malvados se extinguirá;
pero los justos poseen la tierra,
la habitarán por siempre jamás.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant.Apártate del mal y haz el bien; al honrado lo sostiene el Señor.Si se juzga oportuno, puede omitirse la repetición de la antífona.

Ant. 3.Confía en el Señor y sigue su camino.

III

La boca del justo expone la sabiduría,
su lengua explica el derecho;
porque lleva en el corazón la ley de su Dios,
y sus pasos no vacilan.

El malvado espía al justo
e intenta darle muerte;
pero el Señor no lo entrega en sus manos,
no deja que lo condenen en el juicio.

Confía en el Señor, sigue su camino;
él te levantará a poseer la tierra,
y verás la expulsión de los malvados.

Vi a un malvado que se jactaba,
que prosperaba como un cedro frondoso;
volví a pasar, y ya no estaba;
lo busqué, y no lo encontré.

Observa al honrado, fíjate en el bueno:
su porvenir es la paz;
los impíos serán totalmente aniquilados,
el porvenir de los malvados quedará truncado.

El Señor es quien salva a los justos,
él es su alcázar en el peligro;
el Señor los protege y los libra,
los libra de los malvados y los salva,
porque se acogen a él.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant.Confía en el Señor y sigue su camino.Si se juzga oportuno, puede omitirse la repetición de la antífona.

V.Ahora es el tiempo propicio.Este versículo sirve de transición entre la salmodia y la escucha de la palabra de Dios.
R.Ahora es el día de salvación.

Primera lecturaCada día hay dos lecturas. La primera lectura es bíblica.

Del libro del Deuteronomio 26, 1-19

Profesión de fe de los hijos de Abraham

En aquellos días, dijo Moisés al pueblo estas palabras:

«Cuando entres en la tierra que el Señor, tu Dios, va a darte en heredad, cuando tomes posesión de ella y la habites, tomarás primicias de todos los frutos que coseches de la tierra que va a darte tu Dios, los pondrás en una cesta, irás al lugar que el Señor, tu Dios, haya elegido para morada de su nombre, te presentarás al sacerdote que esté en funciones por aquellos días, y le dirás:

“Hoy confieso ante el Señor, mi Dios, que he entrado en la tierra que el Señor juró a nuestros padres que nos daría a nosotros.”

El sacerdote cogerá de tu mano la cesta, la pondrá ante el altar del Señor, tu Dios, y tú recitarás estas palabras:

“Mi padre era un arameo errante que bajó a Egipto y residió allí con unas cuantas personas más; allí se hizo un pueblo grande, fuerte y numeroso. Los egipcios nos maltrataron y nos humillaron, y nos impusieron dura esclavitud. Gritamos al Señor, Dios de nuestros padres, y el Señor escuchó nuestra voz: vio nuestra miseria, nuestros trabajos, nuestra opresión. El Señor nos sacó de Egipto: con mano fuerte, con brazo extendido, con terribles portentos, con signos y prodigios, y nos trajo a este lugar y nos dio esta tierra, una tierra que mana leche y miel. Por eso vengo aquí con las primicias de los frutos de la tierra que tú me diste, Señor.”

Y lo depositarás ante el Señor, tu Dios, te postrarás ante él, y harás fiesta con el levita y el forastero que viva en tu vecindad, por todos los bienes que el Señor, tu Dios, te haya dado, a ti y a tu casa.

Cada tres años, el año del diezmo, cuando termines de repartir el diezmo de todas tus cosechas y se lo hayas dado al levita, al forastero, al huérfano y a la viuda, para que coman en tus ciudades hasta saciarse, recitarás lo siguiente en presencia del Señor, tu Dios:

“He sacado de mi casa lo que debía ser consagrado: se lo he dado al levita, al forastero, al huérfano y a la viuda, según el precepto que me diste. No he quebrantado ni olvidado ningún precepto. No he comido nada durante mi duelo, nada impuro he consumido, ni se lo he ofrendado a un dios muerto. He escuchado la voz del Señor, mi Dios, he cumplido todo lo que me mandaste. Vuelve los ojos desde tu santa morada, desde el cielo, y bendice a tu pueblo, Israel, y a esta tierra que nos diste, como habías jurado a nuestros padres, una tierra que mana leche y miel.”

Hoy te manda el Señor, tu Dios, que cumplas estos mandatos y decretos. Guárdalos y cúmplelos con todo el corazón y con toda el alma. Hoy has comprometido al Señor para que sea tu Dios, a condición de que sigas sus caminos, guardes sus mandatos, normas y preceptos, y escuches su voz. Y hoy te ha comprometido el Señor a ser su propio pueblo, según él mismo te lo ha dicho, a condición de que guardes sus mandamientos; él te elevará en gloria, nombre y esplendor, por encima de todas las naciones que ha hecho, y tú serás el pueblo santo del Señor.»

Responsorio Cf. 1Pe 2, 9. 10; Dt 7, 6. 8El responsorio se dice como respuesta a la palabra de Dios.

R.Vosotros sois pueblo adquirido por Dios; vosotros que en otro tiempo no erais pueblo sois ahora pueblo de Dios; *En el rezo comunitario, la marca * separa la primera parte, dicho por el cantor, de la segunda parte, dicha por la asamblea. vosotros que estabais excluidos de la misericordia sois ahora objeto de la misericordia de Dios.
V.El Señor os eligió sólo por el amor que os tiene, y os rescató de la esclavitud.
R.Vosotros que estabais excluidos de la misericordia sois ahora objeto de la misericordia de Dios.

Segunda lecturaLa segunda lectura es hagiográfica, patrística o de escritores eclesiásticos.

De los Comentarios de san Agustín, obispo, sobre los salmos

(Salmo 140, 4-6: CCL 40, 2028-2029)

La pasión de todo el cuerpo de Cristo

Señor, te he llamado, ven de prisa. Esto podemos decirlo todos. No lo digo yo solo, sino el Cristo total. Pero es más bien el cuerpo quien habla aquí; pues Cristo, cuando estaba en este mundo, oró en calidad de hombre, y oró al Padre en nombre de todo el cuerpo, y al orar caían de todo su cuerpo gotas de sangre. Así está escrito en el Evangelio: Jesús oraba con mayor intensidad, y sudó como gruesas gotas de sangre. Esta efusión de sangre de todo su cuerpo no significaba otra cosa que la pasión de los mártires de toda la Iglesia.

Señor, te he llamado, ven de prisa, escucha mi voz cuando te llamo. Al decir: Te he llamado, no creas que ya ha cesado el motivo de llamar. Has llamado, pero no por eso puedes estar ya seguro. Si hubiera terminado ya la tribulación, no tendrías que llamar más; pero, como que la tribulación de la Iglesia y del cuerpo de Cristo continúa hasta el fin de los siglos, no sólo hemos de decir: Te he llamado, ven de prisa, sino también: Escucha mi voz cuando te llamo.

Suba mi oración como incienso en tu presencia, el alzar de mis manos como ofrenda de la tarde. Todo cristiano sabe que estas palabras suelen entenderse de la Cabeza en persona. Cuando, en efecto, declinaba el día, el Señor entregó voluntariamente su vida en la cruz, para volver a recobrarla. Pero también entonces estábamos nosotros allí representados. Pues lo que colgó del madero es la misma naturaleza que tomó de nosotros. Si no, ¿cómo hubiera sido nunca posible que el Padre abandonara a su Hijo único, siendo ambos un solo Dios? Y sin embargo, clavando nuestra frágil condición en la cruz, en la cual, como dice el Apóstol, nuestro hombre viejo ha sido crucificado con él, clamó en nombre de este hombre viejo: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?

Aquella ofrenda de la tarde fue, pues, la pasión del Señor, la cruz del Señor, oblación de la víctima salvadora, holocausto agradable a Dios. Aquella ofrenda de la tarde se convirtió, por la resurrección, en ofrenda matinal. Así, la oración que sale con toda pureza de lo íntimo de la fe se eleva como el incienso desde el altar sagrado. Ningún otro aroma es más agradable a Dios que éste; este aroma debe ser ofrecido a él por los creyentes.

Responsorio Ga 2, 19-20El responsorio se dice como respuesta a la palabra de Dios.

R.Estoy crucificado con Cristo; *En el rezo comunitario, la marca * separa la primera parte, dicho por el cantor, de la segunda parte, dicha por la asamblea. vivo yo, pero no soy yo, es Cristo quien vive en mí.
V.Y mientras vivo en esta carne, vivo de la fe en el Hijo de Dios, que me amó hasta entregarse por mí.
R.Vivo yo, pero no soy yo, es Cristo quien vive en mí.

Tercera lectura (de la conmemoración)

De las Catequesis de san Cirilo de Jerusalén, obispo

(Catequesis 3, 1-3: PG 33, 426-430)

Preparad un receptáculo puro para recibir al Espíritu Santo

Alégrese el cielo, goce la tierra, por los que han de ser rociados y purificados con el hisopo espiritual, por el poder de aquél a quien, en su pasión, dieron a beber con un hisopo y una caña. Alégrense también los coros angélicos; y prepárense las almas que van a unirse con el Esposo celestial. Porque una voz clama en el desierto: «Preparad el camino del Señor

Atended, oh hijos de la justicia, a la advertencia de Juan: Corregid el camino del Señor; apartad todo impedimento y estorbo, para que podáis llegar a la vida eterna por el camino recto. Preparad, con fe sincera, vuestras almas, como un receptáculo puro para recibir al Espíritu Santo. Comenzad a lavar vuestros vestidos por la penitencia, para que, cuando el Esposo os llame a su tálamo, os halle limpios.

El Esposo llama a todos sin distinción, ya que su gracia es amplia y liberal; la fuerte voz de sus pregoneros convoca a todos; pero él discierne luego a los que han entrado en aquel banquete de bodas, figura del bautismo.

No suceda ahora que alguno de los que han dado su nombre para ser bautizados llegue a oír aquellas palabras: Amigo, ¿cómo has entrado aquí sin el traje de boda?

Ojalá podáis todos oír: Bien, siervo bueno y fiel: en lo poco has sido fiel, te daré un cargo importante; pasa al banquete de tu Señor.

Hasta ahora, habéis permanecido fuera de la puerta; haga Dios que todos podáis decir: El rey me ha introducido en su alcoba. Me alegro con mi Dios: porque me ha vestido un traje de gala y me ha envuelto en un manto de triunfo, como a un novio que se pone la corona, o a una novia que se adorna con sus joyas.

Así el alma de todos vosotros será hallada sin mancha ni arruga ni cosa parecida —no me refiero a vuestra situación antes del bautismo, pues precisamente habéis sido llamados a él para el perdón de vuestros pecados— y, una vez recibido el don del bautismo, vuestra conciencia, libre de todo motivo de condena, concurrirá al efecto de la gracia divina.

Se trata, hermanos, de una cosa muy importante, y no debéis acercaros a ella de cualquier modo. Cada uno de vosotros comparecerá ante Dios, en presencia de un innumerable ejército de ángeles. El Espíritu Santo sellará vuestras almas, como elegidos para formar parte de la milicia del gran rey.

Por lo tanto, preparaos y disponeos no con unas vestiduras de blancura inmaculada, sino más bien con el fervor de vuestra alma, consciente de lo que va a hacer.

Responsorio Ml 2, 6; Sal 88, 22El responsorio se dice como respuesta a la palabra de Dios.

R.«Una doctrina auténtica llevaba en su boca, y en sus labios no se hallaba maldad; *En el rezo comunitario, la marca * separa la primera parte, dicho por el cantor, de la segunda parte, dicha por la asamblea. en paz y rectitud andaba conmigo», dice el Señor.
V.Mi mano estuvo siempre con él y mi brazo lo hizo valeroso.
R.«En paz y rectitud andaba conmigo», dice el Señor.

Si el Oficio de lectura se dice seguido de otra Hora, se omite la siguiente oración y la conclusión, y se salta, según el caso, a la salmodia de Laudes, salmodia de Tercia, salmodia de Sexta, salmodia de Nona o salmodia de Vísperas.

OraciónLa oración conclusiva cierra el rezo del Oficio de lectura.

Oremos.
Señor, vela con amor constante sobre tu Iglesia, edificada en la debilidad humana, y, pues sin ti la naturaleza mortal sucumbe, que tu protección la preserve siempre del mal y la encamine por las sendas de la salvación. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

ConclusiónEn el rezo comunitario, durante la invocación inicial todos permanecen de pie.

V.Bendigamos al Señor.
R.Demos gracias a Dios.

Enlaces a las próximas Horas: Laudes, Tercia, Sexta, Nona, Vísperas y Completas.

LaudesLas Laudes están dirigidas y ordenadas a santificar la mañana. Habitualmente se celebran con la primera luz del día. Por ser una Hora principal debe dárseles máxima prioridad.

Todos hacen la señal de la cruz, desde la frente hasta el pecho y desde el hombro izquierdo al derecho. Invocación inicialLa invocación inicial se omite cuando las Laudes se dicen seguido del Invitatorio.En el rezo comunitario, durante la invocación inicial todos permanecen de pie.

V.Dios mío, ven en mi auxilio.
R.Señor, date prisa en socorrerme.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

HimnoEl himno tiene por fin facilitar el comienzo de la oración.En el rezo comunitario, durante la invocación inicial todos permanecen de pie.Si las Laudes se dicen unidas a otra Hora, en lugar de este himno puede decirse el de la referida Hora; en este caso también se omite el himno de la otra Hora.

Edificaste una torre
para tu huerta florida;
un lagar para tu vino
y, para el vino, una viña.

Y la viña no dio uvas,
ni el lagar buena bebida:
sólo racimos amargos
y zumos de amarga tinta.

Edificaste una torre,
Señor, para tu guarida;
un huerto de dulces frutos,
una noria de aguas limpias,
un blanco silencio de horas
y un verde beso de brisas.

Y esta casa que es tu torre,
este mi cuerpo de arcilla,
esta sangre que es tu sangre
y esta herida que es tu herida
te dieron frutos amargos,
amargas uvas y espinas.

¡Rompe, Señor, tu silencio,
rompe tu silencio y grita!
Que mi lagar enrojezca
cuando tu planta lo pise,
y que tu mesa se endulce
con el vino de tu viña. Amén.

SalmodiaLa salmodia de las Laudes consta de un salmo matutino, un cántico del antiguo Testamento y un salmo de alabanza.En el rezo comunitario los salmos se cantan o recitan bien sea en forma seguida (in directum), bien sea alternando los versos o estrofas entre dos coros o dos partes de la asamblea, o bien sea en forma responsorial.

Ant. 1.Envíame, Señor, tu luz y tu verdad.

Salmo 42

Deseo del templo«Yo he venido al mundo como luz» (Jn 12, 46).

Hazme justicia, ¡oh Dios!, defiende mi causa
contra gente sin piedad,
sálvame del hombre traidor y malvado.

Tú eres mi Dios y protector,
¿por qué me rechazas?
¿Por qué voy andando sombrío,
hostigado por mi enemigo?

Envía tu luz y tu verdad:
que ellas me guíen
y me conduzcan hasta tu monte santo,
hasta tu morada.

Que yo me acerque al altar de Dios,
al Dios de mi alegría;
que te dé gracias al son de la cítara,
Señor, Dios mío.

¿Por qué te acongojas, alma mía,
por qué te me turbas?
Espera en Dios, que volverás a alabarlo:
«Salud de mi rostro, Dios mío.»

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant.Envíame, Señor, tu luz y tu verdad.Si se juzga oportuno, puede omitirse la repetición de la antífona.

Ant. 2.Protégenos, Señor, todos los días de nuestra vida.

Cántico Is 38, 10-14. 17-20

Angustias de un moribundo y alegría de la curación«Yo soy el que vive y estaba muerto… y tengo las llaves de la muerte» (Ap 1, 17. 18).

Yo pensé: «En medio de mis días
tengo que marchar hacia las puertas del abismo;
me privan del resto de mis años.»

Yo pensé: «Ya no veré más al Señor
en la tierra de los vivos,
ya no miraré a los hombres
entre los habitantes del mundo.

Levantan y enrollan mi vida
como una tienda de pastores.
Como un tejedor devanaba yo mi vida,
y me cortan la trama.»

Día y noche me estás acabando,
sollozo hasta el amanecer.
Me quiebras los huesos como un león,
día y noche me estás acabando.

Estoy piando como una golondrina,
gimo como una paloma.
Mis ojos mirando al cielo se consumen:
¡Señor, que me oprimen, sal fiador por mí!

Me has curado, me has hecho revivir,
la amargura se me volvió paz
cuando detuviste mi alma ante la tumba vacía
y volviste la espalda a todos mis pecados.

El abismo no te da gracias,
ni la muerte te alaba,
ni esperan en tu fidelidad
los que bajan a la fosa.

Los vivos, los vivos son quienes te alaban:
como yo ahora.
El padre enseña a sus hijos tu fidelidad.

Sálvame, Señor, y tocaremos nuestras arpas
todos nuestros días en la casa del Señor.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant.Protégenos, Señor, todos los días de nuestra vida.Si se juzga oportuno, puede omitirse la repetición de la antífona.

Ant. 3.¡Oh Dios!, tú mereces un himno en Sión. Cuando la antífona coincide con los primeros versos de un salmo o cántico, el salmo o cántico se comienza en la marca .

Salmo 64

Solemne acción de gracias«Cuando se habla de Sión debe entenderse del reino eterno» (Orígenes).

¡Oh Dios!, tú mereces un himno en Sión,
y a ti se te cumplen los votos,
porque tú escuchas las súplicas.

A ti acude todo mortal
a causa de sus culpas;
nuestros delitos nos abruman,
pero tú los perdonas.

Dichoso el que tú eliges y acercas
para que viva en tus atrios:
que nos saciemos de los bienes de tu casa,
de los dones sagrados de tu templo.

Con portentos de justicia nos respondes,
Dios, Salvador nuestro;
tú, esperanza del confín de la tierra
y del océano remoto;

tú que afianzas los montes con tu fuerza,
ceñido de poder;
tú que reprimes el estruendo del mar,
el estruendo de las olas
y el tumulto de los pueblos.

Los habitantes del extremo del orbe
se sobrecogen ante tus signos,
y a las puertas de la aurora y del ocaso
las llenas de júbilo.

Tú cuidas de la tierra, la riegas
y la enriqueces sin medida;
la acequia de Dios va llena de agua,
preparas los trigales;

riegas los surcos, igualas los terrones,
tu llovizna los deja mullidos,
bendices sus brotes;
coronas el año con tus bienes,
las rodadas de tu carro rezuman abundancia;

rezuman los pastos del páramo,
y las colinas se orlan de alegría;
las praderas se cubren de rebaños,
y los valles se visten de mieses,
que aclaman y cantan.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant.¡Oh Dios!, tú mereces un himno en Sión.Si se juzga oportuno, puede omitirse la repetición de la antífona.

Lectura breve Jl 2, 12-13La lectura breve está señalada de acuerdo con las características del día, del tiempo o de la fiesta. Hay libertad para reemplazar la lectura breve por una lectura bíblica más extensa, apropiada al caso. En la celebración con el pueblo puede añadirse una homilía ilustrativa de la lectura. También puede añadirse un espacio de silencio a continuación de la lectura o de la homilía.

Convertíos a mí de todo corazón con ayuno, con llanto, con luto. Rasgad vuestros corazones y no vuestras vestiduras, y convertíos al Señor, vuestro Dios, porque es compasivo y misericordioso, lento a la cólera y rico en piedad; y se arrepiente de las amenazas.

Responsorio breveComo respuesta a la palabra de Dios, se ofrece un canto responsorial o responsorio breve, que puede omitirse si se juzga oportuno.

V.Él me librará de la red del cazador.
R.Él me librará de la red del cazador.

V.Me cubrirá con su plumaje.
R.Él me librará de la red del cazador.

V.Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R.Él me librará de la red del cazador.

Cántico evangélicoEl cántico evangélico expresa la alabanza y acción de gracias por la obra de la redención.En el rezo comunitario, durante la invocación inicial todos permanecen de pie.

Ant.Uno solo es vuestro maestro, Cristo el Señor, que está en los cielos.

Todos hacen la señal de la cruz, desde la frente hasta el pecho y desde el hombro izquierdo al derecho. Cántico de Zacarías Lc 1, 68-79

El Mesías y su precursor

Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo,
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas.

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.

Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.

Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant.Uno solo es vuestro maestro, Cristo el Señor, que está en los cielos.Si se juzga oportuno, puede omitirse la repetición de la antífona.

PrecesLas preces de Laudes son peticiones para consagrar el día y el trabajo a Dios. En el rezo comunitario, durante las preces todos se ponen de pie.

Demos gracias a Dios, nuestro Padre, que nos dio a su Hijo unigénito, Palabra hecha carne, para que vivamos de ella, e invoquémosle, diciendo:

R.Que la palabra de Cristo habite en nosotros con toda su riqueza.La respuesta R. se repite luego de cada petición.

Concédenos escuchar con más frecuencia tu palabra en este tiempo cuaresmal,
— para que en la gran solemnidad que se avecina nos unamos con mayor fervor a Cristo, nuestra Pascua. R.

Que tu Espíritu Santo nos asista,
— para que seamos testigos de tu verdad y de tu bondad ante los vacilantes y equivocados. R.

Concédenos vivir más profundamente el misterio de Cristo,
— para que podamos dar testimonio de él con más fuerza y claridad. R.

En este tiempo de penitencia, Señor, renueva y purifica a tu Iglesia,
— para que se manifieste con más claridad como signo de salvación. R.

Se pueden añadir algunas intenciones libres.

Porque sabemos que somos hijos de Dios, llenos de confianza nos atrevemos a decir:

Padre nuestro, que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu Reino;
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal.

OraciónLa oración conclusiva cierra el rezo de las Laudes.

Señor, vela con amor constante sobre tu Iglesia, edificada en la debilidad humana, y, pues sin ti la naturaleza mortal sucumbe, que tu protección la preserve siempre del mal y la encamine por las sendas de la salvación.

Antífona y oración (de la conmemoración)

Ant.Los sabios brillarán con esplendor de cielo, y los que enseñan la justicia a las multitudes serán como estrellas por toda la eternidad.

Señor Dios nuestro, que te serviste de san Cirilo, obispo de Jerusalén, para que tu Iglesia comprendiera más profundamente el sentido de los sacramentos de salvación, concédenos, por sus plegarias, un conocimiento tan profundo de los misterios de tu Hijo que nos haga tener vida abundante. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

ConclusiónEn el rezo comunitario, durante la invocación inicial todos permanecen de pie.

Cuando preside un obispo, presbítero o un diácono, puede bendecir al pueblo con la bendición solemne a continuación, o con . En el rezo individual o en una celebración comunitaria presidida por un ministro no ordenado, se dice .

V.El Señor esté con vosotros.
R.Y con tu espíritu.

V.Que la paz de Dios, que sobrepasa todo anhelo y esfuerzo humano, custodie vuestro corazón y vuestra inteligencia en el amor y conocimiento de Dios y de su Hijo Jesucristo, nuestro Señor.
R.Amén.

V.La bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo Todos hacen la señal de la cruz, desde la frente hasta el pecho y desde el hombro izquierdo al derecho. y Espíritu Santo, descienda sobre vosotros.
R.Amén.

Si se despide a la comunidad, se añade la invitación:

V.Podéis ir en paz.
R.Demos gracias a Dios.

Cuando preside un obispo, presbítero o un diácono, puede bendecir al pueblo con la bendición común a continuación, o con . En el rezo individual o en una celebración comunitaria presidida por un ministro no ordenado, se dice .

V.El Señor esté con vosotros.
R.Y con tu espíritu.

V.La bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo Todos hacen la señal de la cruz, desde la frente hasta el pecho y desde el hombro izquierdo al derecho. y Espíritu Santo, descienda sobre vosotros.
R.Amén.

Si se despide a la comunidad, se añade la invitación:

V.Podéis ir en paz.
R.Demos gracias a Dios.

Cuando preside un obispo, presbítero o un diácono, bendece al pueblo con o . En el rezo individual o en una celebración comunitaria presidida por un ministro no ordenado, se dice la oración de conclusión a continuación.

V.El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R.Amén.

Enlaces a las próximas Horas: Oficio de lectura, Tercia, Sexta, Nona y Vísperas.

Hora terciaLa Hora tercia está orientada a santificar la media mañana. Habitualmente se celebra entre las 9:00 y las 12:00.

Todos hacen la señal de la cruz, desde la frente hasta el pecho y desde el hombro izquierdo al derecho. Invocación inicialEn el rezo comunitario, durante la invocación inicial todos permanecen de pie.

V.Dios mío, ven en mi auxilio.
R.Señor, date prisa en socorrerme.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

En lugar del siguiente himno puede decirse .

HimnoEl himno tiene por fin facilitar el comienzo de la oración.En el rezo comunitario, durante la invocación inicial todos permanecen de pie.Si la Hora tercia se dice unida a otra Hora, en lugar de este himno puede decirse el de la referida Hora; en este caso también se omite el himno de la otra Hora.

Amigo de los hombres, Jesucristo,
tú solo das sentido a nuestra historia,
y, con los ojos fijos al futuro,
la Iglesia vive fiel a tu memoria.

Este tiempo de ayuno te presenta
de nosotros la parte más oscura,
y tus manos clavadas al madero
nos devuelven tu paz y tu ternura.

A lo largo del día no nos dejes,
no nos falte la luz de tu mirada:
llena de amor los pasos que caminan
de este mundo a la luz de tu alborada. Amén.

En lugar del siguiente himno puede decirse .

HimnoEl himno tiene por fin facilitar el comienzo de la oración.En el rezo comunitario, durante la invocación inicial todos permanecen de pie.Si la Hora tercia se dice unida a otra Hora, en lugar de este himno puede decirse el de la referida Hora; en este caso también se omite el himno de la otra Hora.

Como el fuego calcina
la madera reseca,
cuando el pecado nos domina,
Espíritu de Dios,
purifícanos.

Como el río derrama
por la tierra sus aguas
y hay flor y fruto en la rama,
Espíritu de Dios,
vivifícanos.

Como tu fuerte viento
hizo en el mar camino,
cuando haya duda y desaliento,
Espíritu de Dios,
ayúdanos.

Luz, Amor, Viento, Fuego,
los caminos de éxodo
enseña al hombre pobre y ciego.
Espíritu de Dios,
condúcenos. Amén.

SalmodiaLa salmodia de la Hora tercia consta de tres salmos o fragmentos de salmo.En el rezo comunitario los salmos se cantan o recitan bien sea en forma seguida (in directum), bien sea alternando los versos o estrofas entre dos coros o dos partes de la asamblea, o bien sea en forma responsorial.

Cuando se celebra sólo una Hora intermedia (tercia, sexta o nona), se dice la salmodia habitual a continuación. Cuando se celebran las tres Horas intermedias, en lugar de la salmodia habitual a continuación también puede decirse , cuidando de que se diga la salmodia habitual para una Hora intermedia y las salmodias complementarias para las Horas restantes.

Salmo 118, 49-56

Recuerda la palabra que diste a tu siervo,
de la que hiciste mi esperanza;
éste es mi consuelo en la aflicción:
que tu promesa me da vida;
los insolentes me insultan sin parar,
pero yo no me aparto de tus mandatos.

Recordando tus antiguos mandamientos,
Señor, quedé consolado;
sentí indignación ante los malvados,
que abandonan tu voluntad;
tus leyes eran mi canción
en tierra extranjera.

De noche pronuncio tu nombre,
Señor, y velando, tus preceptos;
esto es lo que a mí me toca:
guardar tus decretos.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Salmo 52

Necedad de los pecadores«Todos pecaron y se hallan privados de la gloria de Dios» (Rm 3, 23).

Dice el necio para sí:
«No hay Dios.»
Se han corrompido cometiendo abominaciones,
no hay quien obre bien.

Dios observa desde el cielo
a los hijos de Adán,
para ver si hay alguno sensato
que busque a Dios.

Todos se extravían
igualmente obstinados,
no hay uno que obre bien,
ni uno solo.

Pero ¿no aprenderán los malhechores
que devoran a mi pueblo como pan
y no invocan al Señor?

Pues temblarán de espanto,
porque Dios esparce los huesos del agresor,
y serán derrotados,
porque Dios los rechaza.

¡Ojalá venga desde Sión
la salvación de Israel!
Cuando el Señor cambie la suerte de su pueblo,
se alegrará Jacob y gozará Israel.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Salmo 53, 3-6. 8-9

Petición de auxilio«El profeta pide verse libre de sus enemigos por el nombre del Señor» (Casiano).

¡Oh Dios!, sálvame por tu nombre,
sal por mí con tu poder.
¡Oh Dios!, escucha mi súplica,
atiende a mis palabras:

porque unos insolentes se alzan contra mí,
y hombres violentos me persiguen a muerte
sin tener presente a Dios.

Pero Dios es mi auxilio,
el Señor sostiene mi vida.

Te ofreceré un sacrificio voluntario
dando gracias a tu nombre, que es bueno;
porque me libraste del peligro
y he visto la derrota de mis enemigos.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Cuando se celebra sólo una Hora intermedia (tercia, sexta o nona), en lugar de la salmodia complementaria a continuación, se dice . Cuando se celebran las tres Horas intermedias, en lugar de la salmodia complementaria a continuación también puede decirse , cuidando de que se diga la salmodia habitual para una Hora intermedia y las salmodias complementarias para las Horas restantes.

Ant.Han llegado los días de penitencia; expiemos nuestros pecados y salvaremos nuestras almas.

Salmo 119

Deseo de la paz«Estad firmes en la tribulación, sed asiduos en la oración» (Rm 12, 12).

En mi aflicción llamé al Señor,
y él me respondió.
Líbrame, Señor, de los labios mentirosos,
de la lengua traidora.

¿Qué te va a dar o a mandar Dios,
lengua traidora?
Flechas de arquero,
afiladas con ascuas de retama.

¡Ay de mí, desterrado en Masac,
acampado en Cadar!
Demasiado llevo viviendo
con los que odian la paz;
cuando yo digo: «Paz»,
ellos dicen: «Guerra».

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Salmo 120

El guardián del pueblo«No tendrán hambre ni sed; no les molestará el sol ni calor alguno» (Ap 7, 16).

Levanto mis ojos a los montes:
¿de dónde me vendrá el auxilio?
El auxilio me viene del Señor,
que hizo el cielo y la tierra.

No permitirá que resbale tu pie,
tu guardián no duerme;
no duerme ni reposa
el guardián de Israel.

El Señor te guarda a su sombra,
está a tu derecha;
de día el sol no te hará daño,
ni la luna de noche.

El Señor te guarda de todo mal,
él guarda tu alma;
el Señor guarda tus entradas y salidas,
ahora y por siempre.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Salmo 121

La ciudad santa de Jerusalén«Os habéis acercado al monte de Sión, ciudad del Dios vivo, Jerusalén del cielo» (Hb 12, 22).

¡Qué alegría cuando me dijeron:
«Vamos a la casa del Señor»!
Ya están pisando nuestros pies
tus umbrales, Jerusalén.

Jerusalén está fundada
como ciudad bien compacta.
Allá suben las tribus,
las tribus del Señor,

según la costumbre de Israel,
a celebrar el nombre del Señor;
en ella están los tribunales de justicia
en el palacio de David.

Desead la paz a Jerusalén:
«Vivan seguros los que te aman,
haya paz dentro de tus muros,
seguridad en tus palacios.»

Por mis hermanos y compañeros,
voy a decir: «La paz contigo.»
Por la casa del Señor, nuestro Dios,
te deseo todo bien.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant.Han llegado los días de penitencia; expiemos nuestros pecados y salvaremos nuestras almas.Si se juzga oportuno, puede omitirse la repetición de la antífona.

Lectura breve Jl 2, 17La lectura breve está señalada de acuerdo con las características del día, del tiempo o de la fiesta. Hay libertad para reemplazar la lectura breve por una lectura bíblica más extensa, apropiada al caso. En la celebración con el pueblo puede añadirse una homilía ilustrativa de la lectura. También puede añadirse un espacio de silencio a continuación de la lectura o de la homilía.

Entre el atrio y el altar lloren los sacerdotes, ministros del Señor, y digan: «Perdona, Señor, a tu pueblo; no entregues tu heredad al oprobio, no la dominen las naciones.»

V.Señor, crea en mí un corazón puro.
R.Renuévame por dentro con espíritu firme.

OraciónLa oración conclusiva cierra el rezo de la Hora tercia.

Oremos.
Señor, vela con amor constante sobre tu Iglesia, edificada en la debilidad humana, y, pues sin ti la naturaleza mortal sucumbe, que tu protección la preserve siempre del mal y la encamine por las sendas de la salvación. Por Cristo nuestro Señor. Amén.

ConclusiónEn el rezo comunitario, durante la invocación inicial todos permanecen de pie.

V.Bendigamos al Señor.
R.Demos gracias a Dios.

Enlaces a las próximas Horas: Oficio de lectura, Sexta, Nona y Vísperas.

Hora sextaLa Hora sexta está orientada a santificar el medio día. Habitualmente se celebra entre las 12:00 y las 15:00.

Todos hacen la señal de la cruz, desde la frente hasta el pecho y desde el hombro izquierdo al derecho. Invocación inicialEn el rezo comunitario, durante la invocación inicial todos permanecen de pie.

V.Dios mío, ven en mi auxilio.
R.Señor, date prisa en socorrerme.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

En lugar del siguiente himno puede decirse .

HimnoEl himno tiene por fin facilitar el comienzo de la oración.En el rezo comunitario, durante la invocación inicial todos permanecen de pie.Si la Hora sexta se dice unida a otra Hora, en lugar de este himno puede decirse el de la referida Hora; en este caso también se omite el himno de la otra Hora.

Jesús, contigo iremos al desierto
en medio de la villa populosa,
y tú nos brindarás el pan sabroso
que alimentó tu alma silenciosa.

Contigo pasaremos el mar Rojo,
beberemos el agua de la roca;
tú serás el pastor y, en la montaña,
tú serás nuestra gracia esplendorosa.

Contigo humildemente hasta el Calvario,
contigo por la vía dolorosa,
y al final, oh Jesús, por tu promesa,
contigo viviremos en tu gloria. Amén.

En lugar del siguiente himno puede decirse .

HimnoEl himno tiene por fin facilitar el comienzo de la oración.En el rezo comunitario, durante la invocación inicial todos permanecen de pie.Si la Hora sexta se dice unida a otra Hora, en lugar de este himno puede decirse el de la referida Hora; en este caso también se omite el himno de la otra Hora.

Por el pecado primero
entró la muerte a la vida,
y la muerte fue vencida
por la vida del Cordero.

El Padre lo hizo pecado
para salvar al caído;
el que nunca había sufrido
se quiso crucificado.

La humanidad pecadora
está bien representada,
mas la culpa fue lavada
por la sangre redentora. Amén.

SalmodiaLa salmodia de la Hora sexta consta de tres salmos o fragmentos de salmo.En el rezo comunitario los salmos se cantan o recitan bien sea en forma seguida (in directum), bien sea alternando los versos o estrofas entre dos coros o dos partes de la asamblea, o bien sea en forma responsorial.

Cuando se celebra sólo una Hora intermedia (tercia, sexta o nona), se dice la salmodia habitual a continuación. Cuando se celebran las tres Horas intermedias, en lugar de la salmodia habitual a continuación también puede decirse , cuidando de que se diga la salmodia habitual para una Hora intermedia y las salmodias complementarias para las Horas restantes.

Salmo 118, 49-56

Recuerda la palabra que diste a tu siervo,
de la que hiciste mi esperanza;
éste es mi consuelo en la aflicción:
que tu promesa me da vida;
los insolentes me insultan sin parar,
pero yo no me aparto de tus mandatos.

Recordando tus antiguos mandamientos,
Señor, quedé consolado;
sentí indignación ante los malvados,
que abandonan tu voluntad;
tus leyes eran mi canción
en tierra extranjera.

De noche pronuncio tu nombre,
Señor, y velando, tus preceptos;
esto es lo que a mí me toca:
guardar tus decretos.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Salmo 52

Necedad de los pecadores«Todos pecaron y se hallan privados de la gloria de Dios» (Rm 3, 23).

Dice el necio para sí:
«No hay Dios.»
Se han corrompido cometiendo abominaciones,
no hay quien obre bien.

Dios observa desde el cielo
a los hijos de Adán,
para ver si hay alguno sensato
que busque a Dios.

Todos se extravían
igualmente obstinados,
no hay uno que obre bien,
ni uno solo.

Pero ¿no aprenderán los malhechores
que devoran a mi pueblo como pan
y no invocan al Señor?

Pues temblarán de espanto,
porque Dios esparce los huesos del agresor,
y serán derrotados,
porque Dios los rechaza.

¡Ojalá venga desde Sión
la salvación de Israel!
Cuando el Señor cambie la suerte de su pueblo,
se alegrará Jacob y gozará Israel.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Salmo 53, 3-6. 8-9

Petición de auxilio«El profeta pide verse libre de sus enemigos por el nombre del Señor» (Casiano).

¡Oh Dios!, sálvame por tu nombre,
sal por mí con tu poder.
¡Oh Dios!, escucha mi súplica,
atiende a mis palabras:

porque unos insolentes se alzan contra mí,
y hombres violentos me persiguen a muerte
sin tener presente a Dios.

Pero Dios es mi auxilio,
el Señor sostiene mi vida.

Te ofreceré un sacrificio voluntario
dando gracias a tu nombre, que es bueno;
porque me libraste del peligro
y he visto la derrota de mis enemigos.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Cuando se celebra sólo una Hora intermedia (tercia, sexta o nona), en lugar de la salmodia complementaria a continuación, se dice . Cuando se celebran las tres Horas intermedias, en lugar de la salmodia complementaria a continuación también puede decirse , cuidando de que se diga la salmodia habitual para una Hora intermedia y las salmodias complementarias para las Horas restantes.

Ant.«Por mi vida —dice el Señor—, no me complazco en la muerte del pecador, sino en que cambie de conducta y viva.»

Salmo 122

El Señor, esperanza del pueblo«Dos ciegos… se pusieron a gritar: “Señor, ten compasión de nosotros, Hijo de David”» (Mt 20, 30).

A ti levanto mis ojos,
a ti que habitas en el cielo.
Como están los ojos de los esclavos
fijos en las manos de sus señores,

como están los ojos de la esclava
fijos en las manos de su señora,
así están nuestros ojos
en el Señor, Dios nuestro,
esperando su misericordia.

Misericordia, Señor, misericordia,
que estamos saciados de desprecios;
nuestra alma está saciada
del sarcasmo de los satisfechos,
del desprecio de los orgullosos.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Salmo 123

Nuestro auxilio es el nombre del Señor«El Señor dijo a Pablo: «No temas… que yo estoy contigo» (Hch 18, 9-10).

Si el Señor no hubiera estado de nuestra parte
—que lo diga Israel—,
si el Señor no hubiera estado de nuestra parte,
cuando nos asaltaban los hombres,
nos habrían tragado vivos:
tanto ardía su ira contra nosotros.

Nos habrían arrollado las aguas,
llegándonos el torrente hasta el cuello;
nos habrían llegado hasta el cuello
las aguas espumantes.

Bendito el Señor, que no nos entregó
como presa a sus dientes;
hemos salvado la vida como un pájaro
de la trampa del cazador:
la trampa se rompió y escapamos.

Nuestro auxilio es el nombre del Señor,
que hizo el cielo y la tierra.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Salmo 124

El Señor vela por su pueblo«La paz de Dios sobre Israel» (Ga 6, 16).

Los que confían en el Señor son como el monte Sión:
no tiembla, está asentado para siempre.

Jerusalén está rodeada de montañas,
y el Señor rodea a su pueblo
ahora y por siempre.

No pesará el cetro de los malvados
sobre el lote de los justos,
no sea que los justos extiendan
su mano a la maldad.

Señor, concede bienes a los buenos,
a los sinceros de corazón;
y a los que se desvían por sendas tortuosas,
que los rechace el Señor con los malhechores.
¡Paz a Israel!

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant.«Por mi vida —dice el Señor—, no me complazco en la muerte del pecador, sino en que cambie de conducta y viva.»Si se juzga oportuno, puede omitirse la repetición de la antífona.

Lectura breve Jr 3, 25bLa lectura breve está señalada de acuerdo con las características del día, del tiempo o de la fiesta. Hay libertad para reemplazar la lectura breve por una lectura bíblica más extensa, apropiada al caso. En la celebración con el pueblo puede añadirse una homilía ilustrativa de la lectura. También puede añadirse un espacio de silencio a continuación de la lectura o de la homilía.

Pecamos contra el Señor, nuestro Dios, nosotros y nuestros padres, desde la juventud hasta el día de hoy, y no escuchamos la voz del Señor, nuestro Dios.

V.Aparta de mi pecado tu vista.
R.Borra en mí toda culpa.

OraciónLa oración conclusiva cierra el rezo de la Hora sexta.

Oremos.
Señor, vela con amor constante sobre tu Iglesia, edificada en la debilidad humana, y, pues sin ti la naturaleza mortal sucumbe, que tu protección la preserve siempre del mal y la encamine por las sendas de la salvación. Por Cristo nuestro Señor. Amén.

ConclusiónEn el rezo comunitario, durante la invocación inicial todos permanecen de pie.

V.Bendigamos al Señor.
R.Demos gracias a Dios.

Enlaces a las próximas Horas: Oficio de lectura, Nona y Vísperas.

Hora nonaLa Hora nona está orientada a santificar la media tarde. Habitualmente se celebra entre las 15:00 y las 18:00.

Todos hacen la señal de la cruz, desde la frente hasta el pecho y desde el hombro izquierdo al derecho. Invocación inicialEn el rezo comunitario, durante la invocación inicial todos permanecen de pie.

V.Dios mío, ven en mi auxilio.
R.Señor, date prisa en socorrerme.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

En lugar del siguiente himno puede decirse .

HimnoEl himno tiene por fin facilitar el comienzo de la oración.En el rezo comunitario, durante la invocación inicial todos permanecen de pie.Si la Hora nona se dice unida a otra Hora, en lugar de este himno puede decirse el de la referida Hora; en este caso también se omite el himno de la otra Hora.

Ojos de aquel publicano
hasta la tierra caídos,
el Dios de la luz os mira,
miradle con regocijo.

Mano que pide clemencia
hiriendo el pecho contrito,
el Señor te abre la puerta
de su pecho compasivo.

Lengua que en bajo murmullo
dices tu dolor sentido,
el Juez que sabe juzgar
ha escuchado complacido.

Padre del octavo día,
glorioso siendo propicio,
perdónanos, purifícanos,
por el honor de tu Hijo. Amén.

En lugar del siguiente himno puede decirse .

HimnoEl himno tiene por fin facilitar el comienzo de la oración.En el rezo comunitario, durante la invocación inicial todos permanecen de pie.Si la Hora nona se dice unida a otra Hora, en lugar de este himno puede decirse el de la referida Hora; en este caso también se omite el himno de la otra Hora.

Cada tarde se nos van los días,
y cada tarde el tiempo pasa;
se acaba nuestra vida cada tarde
y miramos la muerte más cercana.

Déjame todavía gozar el milagro
de tu luz, de tu sol, de tus albas;
déjame gozar el milagro de sentirme vivo
y de nacer para ti cada mañana.

Déjame, Señor, gozar de tu milagro
al llegar una vez más la tarde mansa,
porque tú eres el Dios de nuestras horas,
el Dios oculto de nuestra esperanza. Amén.

SalmodiaLa salmodia de la Hora nona consta de tres salmos o fragmentos de salmo.En el rezo comunitario los salmos se cantan o recitan bien sea en forma seguida (in directum), bien sea alternando los versos o estrofas entre dos coros o dos partes de la asamblea, o bien sea en forma responsorial.

Cuando se celebra sólo una Hora intermedia (tercia, sexta o nona), se dice la salmodia habitual a continuación. Cuando se celebran las tres Horas intermedias, en lugar de la salmodia habitual a continuación también puede decirse , cuidando de que se diga la salmodia habitual para una Hora intermedia y las salmodias complementarias para las Horas restantes.

Salmo 118, 49-56

Recuerda la palabra que diste a tu siervo,
de la que hiciste mi esperanza;
éste es mi consuelo en la aflicción:
que tu promesa me da vida;
los insolentes me insultan sin parar,
pero yo no me aparto de tus mandatos.

Recordando tus antiguos mandamientos,
Señor, quedé consolado;
sentí indignación ante los malvados,
que abandonan tu voluntad;
tus leyes eran mi canción
en tierra extranjera.

De noche pronuncio tu nombre,
Señor, y velando, tus preceptos;
esto es lo que a mí me toca:
guardar tus decretos.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Salmo 52

Necedad de los pecadores«Todos pecaron y se hallan privados de la gloria de Dios» (Rm 3, 23).

Dice el necio para sí:
«No hay Dios.»
Se han corrompido cometiendo abominaciones,
no hay quien obre bien.

Dios observa desde el cielo
a los hijos de Adán,
para ver si hay alguno sensato
que busque a Dios.

Todos se extravían
igualmente obstinados,
no hay uno que obre bien,
ni uno solo.

Pero ¿no aprenderán los malhechores
que devoran a mi pueblo como pan
y no invocan al Señor?

Pues temblarán de espanto,
porque Dios esparce los huesos del agresor,
y serán derrotados,
porque Dios los rechaza.

¡Ojalá venga desde Sión
la salvación de Israel!
Cuando el Señor cambie la suerte de su pueblo,
se alegrará Jacob y gozará Israel.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Salmo 53, 3-6. 8-9

Petición de auxilio«El profeta pide verse libre de sus enemigos por el nombre del Señor» (Casiano).

¡Oh Dios!, sálvame por tu nombre,
sal por mí con tu poder.
¡Oh Dios!, escucha mi súplica,
atiende a mis palabras:

porque unos insolentes se alzan contra mí,
y hombres violentos me persiguen a muerte
sin tener presente a Dios.

Pero Dios es mi auxilio,
el Señor sostiene mi vida.

Te ofreceré un sacrificio voluntario
dando gracias a tu nombre, que es bueno;
porque me libraste del peligro
y he visto la derrota de mis enemigos.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Cuando se celebra sólo una Hora intermedia (tercia, sexta o nona), en lugar de la salmodia complementaria a continuación, se dice . Cuando se celebran las tres Horas intermedias, en lugar de la salmodia complementaria a continuación también puede decirse , cuidando de que se diga la salmodia habitual para una Hora intermedia y las salmodias complementarias para las Horas restantes.

Ant.Acreditémonos ante Dios por nuestra constancia en las tribulaciones, por nuestra sed de ser justos.

Salmo 125

Dios, alegría y esperanza nuestra«Como participáis en el sufrimiento, también participáis en el consuelo» (2Co 1, 7).

Cuando el Señor cambió la suerte de Sión,
nos parecía soñar:
la boca se nos llenaba de risas,
la lengua de cantares.

Hasta los gentiles decían:
«El Señor ha estado grande con ellos.»
El Señor ha estado grande con nosotros,
y estamos alegres.

Que el Señor cambie nuestra suerte
como los torrentes del Negueb.
Los que sembraban con lágrimas
cosechan entre cantares.

Al ir, iban llorando,
llevando la semilla;
al volver, vuelven cantando,
trayendo sus gavillas.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Salmo 126

El esfuerzo humano es inútil sin Dios«Sois edificación de Dios» (1Co 3, 9).

Si el Señor no construye la casa,
en vano se cansan los albañiles;
si el Señor no guarda la ciudad,
en vano vigilan los centinelas.

Es inútil que madruguéis,
que veléis hasta muy tarde,
los que coméis el pan de vuestros sudores:
¡Dios lo da a sus amigos mientras duermen!

La herencia que da el Señor son los hijos;
una recompensa es el fruto de las entrañas:
son saetas en mano de un guerrero
los hijos de la juventud.

Dichoso el hombre que llena
con ellas su aljaba:
no quedará derrotado cuando litigue
con su adversario en la plaza.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Salmo 127

Paz doméstica en el hogar del justo«“Que el Señor te bendiga desde Sión”, es decir, desde su Iglesia» (Arnobio).

¡Dichoso el que teme al Señor
y sigue sus caminos!

Comerás del fruto de tu trabajo,
serás dichoso, te irá bien;
tu mujer, como una vid fecunda,
en medio de tu casa;

tus hijos, como renuevos de olivo,
alrededor de tu mesa:
ésta es la bendición del hombre
que teme al Señor.

Que el Señor te bendiga desde Sión,
que veas la prosperidad de Jerusalén
todos los días de tu vida;
que veas a los hijos de tus hijos.
¡Paz a Israel!

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant.Acreditémonos ante Dios por nuestra constancia en las tribulaciones, por nuestra sed de ser justos.Si se juzga oportuno, puede omitirse la repetición de la antífona.

Lectura breve Is 58, 1-2aLa lectura breve está señalada de acuerdo con las características del día, del tiempo o de la fiesta. Hay libertad para reemplazar la lectura breve por una lectura bíblica más extensa, apropiada al caso. En la celebración con el pueblo puede añadirse una homilía ilustrativa de la lectura. También puede añadirse un espacio de silencio a continuación de la lectura o de la homilía.

Grita a voz en cuello, sin cejar, alza la voz como una trompeta, denuncia a mi pueblo sus delitos, a la casa de Jacob sus pecados. Consultan mi oráculo a diario, muestran afán de saber mis caminos, como si fueran un pueblo que practicara la justicia y no hubiesen abandonado los preceptos de Dios.

V.Mi sacrificio es un espíritu contrito.
R.Un corazón quebrantado y humillado tú no lo desprecias.

OraciónLa oración conclusiva cierra el rezo de la Hora nona.

Oremos.
Señor, vela con amor constante sobre tu Iglesia, edificada en la debilidad humana, y, pues sin ti la naturaleza mortal sucumbe, que tu protección la preserve siempre del mal y la encamine por las sendas de la salvación. Por Cristo nuestro Señor. Amén.

ConclusiónEn el rezo comunitario, durante la invocación inicial todos permanecen de pie.

V.Bendigamos al Señor.
R.Demos gracias a Dios.

Enlaces a las próximas Horas: Oficio de lectura y Vísperas.

I Vísperas (San José, esposo de la bienaventurada María Virgen)Las Vísperas se celebran en agradecimiento por cuanto se nos ha otorgado en la jornada y por cuanto hemos logrado realizar con acierto. Habitualmente se celebran al atardecer. Por ser una Hora principal debe dárseles máxima prioridad.Los domingos y las solemnidades tienen dos Vísperas: las I Vísperas, que se celebran el sábado o el día antes de la solemnidad, y las II Vísperas, que se celebran el mismo domingo o día de la solemnidad.

Todos hacen la señal de la cruz, desde la frente hasta el pecho y desde el hombro izquierdo al derecho. Invocación inicialEn el rezo comunitario, durante la invocación inicial todos permanecen de pie.

V.Dios mío, ven en mi auxilio.
R.Señor, date prisa en socorrerme.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

HimnoEl himno tiene por fin facilitar el comienzo de la oración.En el rezo comunitario, durante la invocación inicial todos permanecen de pie.Si las Vísperas se dicen unidas a otra Hora, en lugar de este himno puede decirse el de la referida Hora; en este caso también se omite el himno de la otra Hora.

Cante tu gloria célica armonía,
tú que compartes con la siempre pura
la misteriosa genealogía
de la Escritura.

Esposo virgen de la Virgen Madre,
en quien Dios mismo declinó su oficio;
réplica humilde del eterno Padre,
padre nutricio.

Último anillo de las profecías,
¡oh patriarca de la nueva alianza!,
entre tus brazos se acunó el Mesías,
nuestra esperanza.

Guarda a la Iglesia de quien fue figura
la inmaculada y maternal María;
guárdala intacta, firme y con ternura
de eucaristía.

Gloria a Dios Padre que en tu amor descuida,
gloria a Dios Hijo que te fue confiado,
gloria al Espíritu que alentó tu vida
para el Amado. Amén.

SalmodiaLa salmodia de las Vísperas consta de dos salmos o de dos partes de un salmo más extenso, y de un cántico tomado de las cartas de los apóstoles o del Apocalipsis.En el rezo comunitario los salmos se cantan o recitan bien sea en forma seguida (in directum), bien sea alternando los versos o estrofas entre dos coros o dos partes de la asamblea, o bien sea en forma responsorial.

Ant. 1.Jacob engendró a José, el esposo de María, de la cual nació Jesús, que es el Mesías.

Salmo 112

Alabado sea el nombre del Señor«Derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes» (Lc 1, 52).

Alabad, siervos del Señor,
alabad el nombre del Señor.
Bendito sea el nombre del Señor,
ahora y por siempre:
de la salida del sol hasta su ocaso,
alabado sea el nombre del Señor.

El Señor se eleva sobre todos los pueblos,
su gloria sobre los cielos.
¿Quién como el Señor Dios nuestro,
que se eleva en su trono
y se abaja para mirar
al cielo y a la tierra?

Levanta del polvo al desvalido,
alza de la basura al pobre,
para sentarlo con los príncipes,
los príncipes de su pueblo;
a la estéril le da un puesto en la casa,
como madre feliz de hijos.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant.Jacob engendró a José, el esposo de María, de la cual nació Jesús, que es el Mesías.Si se juzga oportuno, puede omitirse la repetición de la antífona.

Ant. 2.Fue enviado de parte de Dios el ángel Gabriel a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José.

Salmo 145

Felicidad de los que esperan en Dios«Alabemos al Señor mientras vivimos, es decir, con nuestras obras» (Arnobio).

Alaba, alma mía, al Señor:
alabaré al Señor mientras viva,
tañeré para mi Dios mientras exista.

No confiéis en los príncipes,
seres de polvo que no pueden salvar;
exhalan el espíritu y vuelven al polvo,
ese día perecen sus planes.

Dichoso a quien auxilia el Dios de Jacob,
el que espera en el Señor, su Dios,
que hizo el cielo y la tierra,
el mar y cuanto hay en él;

que mantiene su fidelidad perpetuamente,
que hace justicia a los oprimidos,
que da pan a los hambrientos.

El Señor liberta a los cautivos,
el Señor abre los ojos al ciego,
el Señor endereza a los que ya se doblan,
el Señor ama a los justos,

el Señor guarda a los peregrinos;
sustenta al huérfano y a la viuda
y trastorna el camino de los malvados.

El Señor reina eternamente,
tu Dios, Sión, de edad en edad.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant.Fue enviado de parte de Dios el ángel Gabriel a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José.Si se juzga oportuno, puede omitirse la repetición de la antífona.

Ant. 3.Estando desposada María, madre de Jesús, con José, antes de que empezaran a vivir juntos, se encontró encinta por obra del Espíritu Santo.

Cántico Ef 1, 3-10

El plan divino de la salvación

Bendito sea Dios,
Padre de nuestro Señor Jesucristo,
que nos ha bendecido en la persona de Cristo
con toda clase de bienes espirituales y celestiales.

Él nos eligió en la persona de Cristo,
antes de crear el mundo,
para que fuésemos consagrados
e irreprochables ante él por el amor.

Él nos ha destinado en la persona de Cristo,
por pura iniciativa suya,
a ser sus hijos,
para que la gloria de su gracia,
que tan generosamente nos ha concedido
en su querido Hijo,
redunde en alabanza suya.

Por este Hijo, por su sangre,
hemos recibido la redención,
el perdón de los pecados.
El tesoro de su gracia, sabiduría y prudencia
ha sido un derroche para con nosotros,
dándonos a conocer el misterio de su voluntad.

Éste es el plan
que había proyectado realizar por Cristo
cuando llegase el momento culminante:
hacer que todas las cosas tuviesen a Cristo por cabeza,
las del cielo y las de la tierra.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant.Estando desposada María, madre de Jesús, con José, antes de que empezaran a vivir juntos, se encontró encinta por obra del Espíritu Santo.Si se juzga oportuno, puede omitirse la repetición de la antífona.

Lectura breve Col 3, 23-24La lectura breve está señalada de acuerdo con las características del día, del tiempo o de la fiesta. Hay libertad para reemplazar la lectura breve por una lectura bíblica más extensa, apropiada al caso. En la celebración con el pueblo puede añadirse una homilía ilustrativa de la lectura. También puede añadirse un espacio de silencio a continuación de la lectura o de la homilía.

Lo que hacéis, hacedlo con toda el alma, como para servir al Señor y no a los hombres: sabiendo bien que recibiréis del Señor en recompensa la herencia. Servid a Cristo Señor.

Responsorio breveComo respuesta a la palabra de Dios, se ofrece un canto responsorial o responsorio breve, que puede omitirse si se juzga oportuno.

V.El justo florecerá como un lirio.
R.El justo florecerá como un lirio.

V.Y se alegrará eternamente ante el Señor.
R.Como un lirio.

V.Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R.El justo florecerá como un lirio.

Cántico evangélicoEl cántico evangélico expresa la alabanza y acción de gracias por la obra de la redención.En el rezo comunitario, durante la invocación inicial todos permanecen de pie.

Ant.Éste es el administrador fiel y solícito a quien el amo ha puesto al frente de su servidumbre.

Todos hacen la señal de la cruz, desde la frente hasta el pecho y desde el hombro izquierdo al derecho. Cántico de la Santísima Virgen María Lc 1, 46-55

Alegría del alma en el Señor

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
—como lo había prometido a nuestros padres—
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant.Éste es el administrador fiel y solícito a quien el amo ha puesto al frente de su servidumbre.Si se juzga oportuno, puede omitirse la repetición de la antífona.

En lugar de las siguientes preces pueden decirse .

PrecesLas preces de Vísperas son peticiones de intercesión. En el rezo comunitario, durante las preces todos se ponen de pie.

Acudamos suplicantes a Dios Padre todopoderoso, de quien procede toda la familia del cielo y de la tierra, y digámosle suplicantes:

R.Padre nuestro que estás en los cielos, escúchanos.La respuesta R. se repite luego de cada petición.

Padre santo, tú que en la aurora del nuevo Testamento revelaste a José el misterio mantenido en silencio desde el origen de los siglos,
— ayúdanos a conocer cada vez mejor a tu Hijo, verdadero Dios y verdadero hombre. R.

Padre celestial, tú que alimentas las aves del cielo y vistes la hierba del campo,
— concede a todos los hombres el pan de cada día para su cuerpo y el alimento de la eucaristía para su espíritu. R.

Creador del universo, tú que entregaste al hombre la obra de tus manos,
— haz que los trabajadores puedan disfrutar de manera digna del fruto de su trabajo. R.

Señor, tú que eres la fuente de toda la justicia y deseas que todos seamos justos,
— por intercesión de san José, ayúdanos a agradarte en todo. R.

Se pueden añadir algunas intenciones libres.

Haz, Señor, que los moribundos y los que ya han muerto,
— obtengan tu misericordia eterna, por medio de tu Hijo, de María y de san José. R.

Porque somos miembros de la familia de Dios, nos atrevemos a decir:

Padre nuestro, que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu Reino;
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal.

En lugar de las siguientes preces pueden decirse .

PrecesLas preces de Vísperas son peticiones de intercesión. En el rezo comunitario, durante las preces todos se ponen de pie.

Si se cree oportuno, en estas preces pueden citarse los nombres de algunas personas por las que se quiera orar.

Oremos a Dios, que cuida de todas sus creaturas, y digamos con sincera humildad:

R.Escúchanos, Señor.La respuesta R. se repite luego de cada petición.

Acuérdate de tu pueblo.

Protege al papa N. R.

Ayuda a nuestro obispo N. R.

Da prosperidad a nuestra ciudad de N. (nuestro pueblo N.). R.

Recompensa con tus beneficios a nuestros bienhechores. R.

Conserva en el amor y la concordia a los esposos. R.

Da espíritu de reflexión a los novios. R.

Cuida de los que no tienen trabajo. R.

Protege a los pobres. R.

Socorre a los perseguidos. R.

Convierte a los que yerran. R.

Da la gloria eterna a los difuntos. R.

A continuación se dice el Padre Nuestro:

Padre nuestro, que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu Reino;
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal.

OraciónLa oración conclusiva cierra el rezo de las Vísperas.

Dios todopoderoso, que, en los albores del nuevo Testamento, encomendaste a san José los misterios de nuestra salvación, haz que ahora tu Iglesia, sostenida por la intercesión del esposo de María, lleve a su pleno cumplimiento la obra de la salvación de los hombres. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

ConclusiónEn el rezo comunitario, durante la invocación inicial todos permanecen de pie.

Cuando preside un obispo, presbítero o un diácono, puede bendecir al pueblo con la bendición solemne a continuación, o con . En el rezo individual o en una celebración comunitaria presidida por un ministro no ordenado, se dice .

V.El Señor esté con vosotros.
R.Y con tu espíritu.

V.Que la paz de Dios, que sobrepasa todo anhelo y esfuerzo humano, custodie vuestro corazón y vuestra inteligencia en el amor y conocimiento de Dios y de su Hijo Jesucristo, nuestro Señor.
R.Amén.

V.La bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo Todos hacen la señal de la cruz, desde la frente hasta el pecho y desde el hombro izquierdo al derecho. y Espíritu Santo, descienda sobre vosotros.
R.Amén.

Si se despide a la comunidad, se añade la invitación:

V.Podéis ir en paz.
R.Demos gracias a Dios.

Cuando preside un obispo, presbítero o un diácono, puede bendecir al pueblo con la bendición común a continuación, o con . En el rezo individual o en una celebración comunitaria presidida por un ministro no ordenado, se dice .

V.El Señor esté con vosotros.
R.Y con tu espíritu.

V.La bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo Todos hacen la señal de la cruz, desde la frente hasta el pecho y desde el hombro izquierdo al derecho. y Espíritu Santo, descienda sobre vosotros.
R.Amén.

Si se despide a la comunidad, se añade la invitación:

V.Podéis ir en paz.
R.Demos gracias a Dios.

Cuando preside un obispo, presbítero o un diácono, bendece al pueblo con o . En el rezo individual o en una celebración comunitaria presidida por un ministro no ordenado, se dice la oración de conclusión a continuación.

V.El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R.Amén.

Enlaces a las próximas Horas: Oficio de lectura y Completas.

CompletasLas Completas cierran la santificación del día. Habitualmente se celebran antes del descanso nocturno.

Todos hacen la señal de la cruz, desde la frente hasta el pecho y desde el hombro izquierdo al derecho. Invocación inicialEn el rezo comunitario, durante la invocación inicial todos permanecen de pie.

V.Dios mío, ven en mi auxilio.
R.Señor, date prisa en socorrerme.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Examen de concienciaEs muy de alabar que, después de la invocación inicial, se haga un examen de conciencia.

Hermanos, habiendo llegado al final de esta jornada que Dios nos ha concedido, reconozcamos sinceramente nuestros pecados.

Se examina en silencio la conciencia.

En lugar de la siguiente fórmula penitenciaria puede decirse o .

Fórmula penitenciaria

Yo confieso ante Dios todopoderoso
y ante vosotros, hermanos,
que he pecado mucho
de pensamiento, palabra, obra y omisión:
por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.

Por eso ruego a santa María, siempre Virgen,
a los ángeles, a los santos y a vosotros, hermanos,
que intercedáis por mí ante Dios, nuestro Señor.

En lugar de la siguiente fórmula penitenciaria puede decirse o .

Fórmula penitenciaria

V.Señor, ten misericordia de nosotros.
R.Porque hemos pecado contra ti.

V.Muéstranos, Señor, tu misericordia.
R.Y danos tu salvación.

En lugar de la siguiente fórmula penitenciaria puede decirse o .

Fórmula penitenciaria

V.Tú que has sido enviado a sanar los corazones afligidos, Señor, ten piedad (de nosotros).
R.Señor, ten piedad (de nosotros).

V.Tú que has venido a llamar a los pecadores, Cristo, ten piedad (de nosotros).
R.Cristo, ten piedad (de nosotros).

V.Tú que estás sentado a la derecha del Padre para interceder por nosotros, Señor, ten piedad (de nosotros).
R.Señor, ten piedad (de nosotros).

AbsoluciónSi preside la celebración un ministro, él solo dice la absolución; en caso contrario, la dicen todos.

V.El Señor todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.
R.Amén.

En lugar del siguiente himno puede decirse .

HimnoEl himno tiene por fin facilitar el comienzo de la oración.En el rezo comunitario, durante la invocación inicial todos permanecen de pie.Si las Vísperas se dicen unidas a otra Hora, en lugar de este himno puede decirse el de la referida Hora; en este caso también se omite el himno de la otra Hora.

Cuando llegó el instante de tu muerte
inclinaste la frente hacia la tierra,
como todos los mortales;
mas no eras tú el hombre derribado,
sino el Hijo que muerto nos contempla.

Cuando me llegue el tránsito esperado
y siga sin retorno por mi senda,
como todos los mortales,
el sueño de tu rostro será lumbre
y tu gloria mi gloria venidera.

El silencio sagrado de la noche
tu paz y tu venida nos recuerdan,
Cristo, luz de los mortales;
acepta nuestro sueño necesario
como secreto amor que a ti se llega. Amén.

En lugar del siguiente himno puede decirse .

HimnoEl himno tiene por fin facilitar el comienzo de la oración.En el rezo comunitario, durante la invocación inicial todos permanecen de pie.Si las Vísperas se dicen unidas a otra Hora, en lugar de este himno puede decirse el de la referida Hora; en este caso también se omite el himno de la otra Hora.

Tú, a quien he buscado, Señor,
en este día,
a quien he escuchado,
dame el reposo de esta noche.

Tú, a quien he cantado, Señor,
en este día,
a quien he orado,
dame el reposo de esta noche.

Tú, a quien yo he negado, Señor,
en este día,
a quien he amado,
dame el reposo de esta noche. Amén.

SalmodiaLa salmodia de las Completas consta de uno o dos salmos.En el rezo comunitario los salmos se cantan o recitan bien sea en forma seguida (in directum), bien sea alternando los versos o estrofas entre dos coros o dos partes de la asamblea, o bien sea en forma responsorial.

Ant. 1.Ten piedad de mí, Señor, y escucha mi oración.

Salmo 4

Acción de gracias«El Señor hizo maravillas al resucitar a Jesucristo de entre los muertos» (S. Agustín).

Escúchame cuando te invoco, Dios, defensor mío;
tú que en el aprieto me diste anchura,
ten piedad de mí y escucha mi oración.

Y vosotros, ¿hasta cuándo ultrajaréis mi honor,
amaréis la falsedad y buscaréis el engaño?
Sabedlo: el Señor hizo milagros en mi favor,
y el Señor me escuchará cuando lo invoque.

Temblad y no pequéis, reflexionad
en el silencio de vuestro lecho;
ofreced sacrificios legítimos
y confiad en el Señor.

Hay muchos que dicen: «¿Quién nos hará ver la dicha,
si la luz de tu rostro ha huido de nosotros?»

Pero tú, Señor, has puesto en mi corazón más alegría
que si abundara en trigo y en vino.

En paz me acuesto y en seguida me duermo,
porque tú solo, Señor, me haces vivir tranquilo.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant.Ten piedad de mí, Señor, y escucha mi oración.Si se juzga oportuno, puede omitirse la repetición de la antífona.

Ant. 2.Durante la noche, bendecid al Señor.

Salmo 133

Oración vespertina en el templo«Alabad al Señor, sus siervos todos, los que le teméis, pequeños y grandes» (Ap 19, 5).

Y ahora bendecid al Señor,
los siervos del Señor,
los que pasáis la noche
en la casa del Señor:

Levantad las manos hacia el santuario,
y bendecid al Señor.

El Señor te bendiga desde Sión:
el que hizo cielo y tierra.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant.Durante la noche, bendecid al Señor.Si se juzga oportuno, puede omitirse la repetición de la antífona.

Lectura breve Dt 6, 4-7La lectura breve está señalada de acuerdo con las características del día, del tiempo o de la fiesta. Hay libertad para reemplazar la lectura breve por una lectura bíblica más extensa, apropiada al caso. En la celebración con el pueblo puede añadirse una homilía ilustrativa de la lectura. También puede añadirse un espacio de silencio a continuación de la lectura o de la homilía.

Escucha, Israel: El Señor, nuestro Dios, es solamente uno. Amarás al Señor, tu Dios, con todo el corazón, con toda el alma, con todas las fuerzas. Las palabras que hoy te digo quedarán en tu memoria; se las repetirás a tus hijos y hablarás de ellas estando en casa y yendo de camino, acostado y levantado.

Responsorio breveComo respuesta a la palabra de Dios, se ofrece un canto responsorial o responsorio breve, que puede omitirse si se juzga oportuno.

V.En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
R.En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.

V.Tú, el Dios leal, nos librarás.
R.Te encomiendo mi espíritu.

V.Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R.En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.

Cántico evangélicoEl cántico evangélico expresa la alabanza y acción de gracias por la obra de la redención.En el rezo comunitario, durante la invocación inicial todos permanecen de pie.

Ant.Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y descansemos en paz.

Todos hacen la señal de la cruz, desde la frente hasta el pecho y desde el hombro izquierdo al derecho. Cántico de Simeón Lc 2, 29-32

Cristo, luz de las naciones y gloria de Israel

Ahora, Señor, según tu promesa,
puedes dejar a tu siervo irse en paz,

porque mis ojos han visto a tu Salvador,
a quien has presentado ante todos los pueblos:

luz para alumbrar a las naciones
y gloria de tu pueblo Israel.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant.Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y descansemos en paz.Si se juzga oportuno, puede omitirse la repetición de la antífona.

OraciónLa oración conclusiva cierra el rezo de las Completas.

Oremos.
Visita, Señor, esta habitación: aleja de ella las insidias del enemigo; que tus santos ángeles habiten en ella y nos guarden en paz y que tu bendición permanezca siempre con nosotros. Por Cristo nuestro Señor. Amén.

ConclusiónEn el rezo comunitario, durante la invocación inicial todos permanecen de pie.

V.El Señor todopoderoso nos conceda una noche tranquila y una santa muerte.
R.Amén.

En lugar de la siguiente antífona puede decirse , o .

Antífona final

Madre del Redentor, virgen fecunda,
puerta del cielo siempre abierta,
estrella del mar,

ven a librar al pueblo que tropieza
y se quiere levantar.

Ante la admiración de cielo y tierra,
engendraste a tu santo Creador,
y permaneces siempre virgen.

Recibe el saludo del ángel Gabriel,
y ten piedad de nosotros, pecadores.

En lugar de la siguiente antífona puede decirse , o .

Antífona final

Salve, Reina de los cielos
y Señora de los ángeles;
salve raíz, salve puerta,
que dio paso a nuestra luz.

Alégrate, virgen gloriosa,
entre todas la más bella;
salve, agraciada doncella,
ruega a Cristo por nosotros.

En lugar de la siguiente antífona puede decirse , o .

Antífona final

Dios te salve, Reina y Madre de misericordia,
vida, dulzura y esperanza nuestra,
Dios te salve.

A ti llamamos los desterrados hijos de Eva,
a ti suspiramos, gimiendo y llorando,
en este valle de lágrimas.

Ea, pues, Señora, abogada nuestra,
vuelve a nosotros tus ojos misericordiosos,
y después de este destierro muéstranos a Jesús,
fruto bendito de tu vientre.

¡Oh clemente, oh piadosa,
oh dulce Virgen María!

En lugar de la siguiente antífona puede decirse , o .

Antífona final

Bajo tu amparo nos acogemos,
santa Madre de Dios,
no desprecies las oraciones
que te dirigimos en nuestras necesidades,
antes bien líbranos de todo peligro,
oh Virgen gloriosa y bendita.