Santa María en sábado
Liturgia de las Horas: Memoria libre (Común de la Santísima Virgen María)
5 de octubre de 2024
En los sábados del tiempo ordinario, cuando se permite la celebración de una memoria libre, se puede celebrar, con el mismo rito, la memoria de santa María.
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Índice
Invitatorio
Oficio de lectura
Laudes
Hora tercia
Hora sexta
Hora nona
I Vísperas (Domingo XXVII del tiempo ordinario)
Completas
InvitatorioLa primera oración del día se comienza con el Invitatorio. En el rezo comunitario, durante el Invitatorio todos permanecen de pie.
V.✠Todos hacen la señal de la cruz sobre la boca. Señor, abre mis labios.En el rezo comunitario, los versículos V. son dichos por el cantor.
R.Y mi boca proclamará tu alabanza.En el rezo comunitario, las respuestas R. son dichas por la asamblea.
Si las oraciones del día comienzan con las Laudes, es posible omitir la siguiente antífona y salmo, y saltar directamente al himno de Laudes.
En lugar de la siguiente antífona puede decirse .
Ant.Venid, adoremos a Cristo, Hijo de María Virgen.En el rezo comunitario, la antífona Ant. es dicha por el cantor y repetida por la asamblea; en el rezo individual no es necesario repetir la antífona.
En lugar del siguiente salmo puede decirse el , o .
Salmo 94
Invitación a la alabanza divina«Animaos unos a otros, día tras día, mientras perdura el “hoy”» (Hb 3, 13).
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Ant.Venid, adoremos a Cristo, Hijo de María Virgen.En el rezo comunitario, la antífona del Invitatorio se repite luego de cada estrofa del salmo; en el rezo individual, y en los demás salmos y cánticos del Oficio sólo es necesario decir la antífona al principio de cada salmo o cántico.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes.
Suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Ant.Venid, adoremos a Cristo, Hijo de María Virgen.
Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo, el rebaño que él guía.
Ant.Venid, adoremos a Cristo, Hijo de María Virgen.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto:
cuando vuestros padres me pusieron a prueba,
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Ant.Venid, adoremos a Cristo, Hijo de María Virgen.
Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
“Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso.”»
Ant.Venid, adoremos a Cristo, Hijo de María Virgen.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
En lugar del siguiente salmo puede decirse el , o .
Salmo 99
Alegría de los que entran en el templo«Los redimidos deben entonar un canto de victoria» (S. Atanasio).
Aclama al Señor, tierra entera,
servid al Señor con alegría,
entrad en su presencia con aclamaciones.
Ant.Venid, adoremos a Cristo, Hijo de María Virgen.En el rezo comunitario, la antífona del Invitatorio se repite luego de cada estrofa del salmo; en el rezo individual, y en los demás salmos y cánticos del Oficio sólo es necesario decir la antífona al principio de cada salmo o cántico.
Sabed que el Señor es Dios:
que él nos hizo y somos suyos,
su pueblo y ovejas de su rebaño.
Ant.Venid, adoremos a Cristo, Hijo de María Virgen.
Entrad por sus puertas con acción de gracias,
por sus atrios con himnos,
dándole gracias y bendiciendo su nombre:
Ant.Venid, adoremos a Cristo, Hijo de María Virgen.
«El Señor es bueno,
su misericordia es eterna,
su fidelidad por todas las edades.»
Ant.Venid, adoremos a Cristo, Hijo de María Virgen.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
En lugar del siguiente salmo puede decirse el , o .
Salmo 66
Que todos los pueblos alaben al Señor«Sabed que esta salvación de Dios ha sido enviada a los gentiles» (Hch 28, 28).
El Señor tenga piedad y nos bendiga,
ilumine su rostro sobre nosotros;
conozca la tierra tus caminos,
todos los pueblos tu salvación.
Ant.Venid, adoremos a Cristo, Hijo de María Virgen.En el rezo comunitario, la antífona del Invitatorio se repite luego de cada estrofa del salmo; en el rezo individual, y en los demás salmos y cánticos del Oficio sólo es necesario decir la antífona al principio de cada salmo o cántico.
¡Oh Dios!, que te alaben los pueblos,
que todos los pueblos te alaben.
Ant.Venid, adoremos a Cristo, Hijo de María Virgen.
Que canten de alegría las naciones,
porque riges el mundo con justicia,
riges los pueblos con rectitud
y gobiernas las naciones de la tierra.
Ant.Venid, adoremos a Cristo, Hijo de María Virgen.
¡Oh Dios!, que te alaben los pueblos,
que todos los pueblos te alaben.
Ant.Venid, adoremos a Cristo, Hijo de María Virgen.
La tierra ha dado su fruto,
nos bendice el Señor, nuestro Dios.
Que Dios nos bendiga; que le teman
hasta los confines del orbe.
Ant.Venid, adoremos a Cristo, Hijo de María Virgen.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
En lugar del siguiente salmo puede decirse el , o .
Salmo 23
Entrada solemne de Dios en su templo«Las puertas del cielo se abren ante Cristo que como hombre sube al cielo» (S. Ireneo).
Del Señor es la tierra y cuanto la llena,
el orbe y todos sus habitantes:
él la fundó sobre los mares,
él la afianzó sobre los ríos.
Ant.Venid, adoremos a Cristo, Hijo de María Virgen.En el rezo comunitario, la antífona del Invitatorio se repite luego de cada estrofa del salmo; en el rezo individual, y en los demás salmos y cánticos del Oficio sólo es necesario decir la antífona al principio de cada salmo o cántico.
¿Quién puede subir al monte del Señor?
¿Quién puede estar en el recinto sacro?
Ant.Venid, adoremos a Cristo, Hijo de María Virgen.
El hombre de manos inocentes
y puro corazón,
que no confía en los ídolos
ni jura contra el prójimo en falso.
Ése recibirá la bendición del Señor,
le hará justicia el Dios de salvación.
Ant.Venid, adoremos a Cristo, Hijo de María Virgen.
Éste es el grupo que busca al Señor,
que viene a tu presencia, Dios de Jacob.
Ant.Venid, adoremos a Cristo, Hijo de María Virgen.
¡Portones!, alzad los dinteles,
levantaos, puertas antiguas:
va a entrar el Rey de la gloria.
Ant.Venid, adoremos a Cristo, Hijo de María Virgen.
¿Quién es ese Rey de la gloria?
El Señor, héroe valeroso;
el Señor, héroe de la guerra.
Ant.Venid, adoremos a Cristo, Hijo de María Virgen.
¡Portones!, alzad los dinteles,
levantaos, puertas antiguas:
va a entrar el Rey de la gloria.
Ant.Venid, adoremos a Cristo, Hijo de María Virgen.
¿Quién es ese Rey de la gloria?
El Señor, Dios de los ejércitos.
Él es el Rey de la gloria.
Ant.Venid, adoremos a Cristo, Hijo de María Virgen.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.Venid, adoremos a Cristo, Hijo de María Virgen.Si se juzga oportuno, puede omitirse la repetición final de la antífona.
En lugar de la siguiente antífona puede decirse .
Ant.Aclamemos al Señor en esta fiesta de María Virgen.En el rezo comunitario, la antífona Ant. es dicha por el cantor y repetida por la asamblea; en el rezo individual no es necesario repetir la antífona.
En lugar del siguiente salmo puede decirse el , o .
Salmo 94
Invitación a la alabanza divina«Animaos unos a otros, día tras día, mientras perdura el “hoy”» (Hb 3, 13).
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Ant.Aclamemos al Señor en esta fiesta de María Virgen.En el rezo comunitario, la antífona del Invitatorio se repite luego de cada estrofa del salmo; en el rezo individual, y en los demás salmos y cánticos del Oficio sólo es necesario decir la antífona al principio de cada salmo o cántico.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes.
Suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Ant.Aclamemos al Señor en esta fiesta de María Virgen.
Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo, el rebaño que él guía.
Ant.Aclamemos al Señor en esta fiesta de María Virgen.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto:
cuando vuestros padres me pusieron a prueba,
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Ant.Aclamemos al Señor en esta fiesta de María Virgen.
Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
“Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso.”»
Ant.Aclamemos al Señor en esta fiesta de María Virgen.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
En lugar del siguiente salmo puede decirse el , o .
Salmo 99
Alegría de los que entran en el templo«Los redimidos deben entonar un canto de victoria» (S. Atanasio).
Aclama al Señor, tierra entera,
servid al Señor con alegría,
entrad en su presencia con aclamaciones.
Ant.Aclamemos al Señor en esta fiesta de María Virgen.En el rezo comunitario, la antífona del Invitatorio se repite luego de cada estrofa del salmo; en el rezo individual, y en los demás salmos y cánticos del Oficio sólo es necesario decir la antífona al principio de cada salmo o cántico.
Sabed que el Señor es Dios:
que él nos hizo y somos suyos,
su pueblo y ovejas de su rebaño.
Ant.Aclamemos al Señor en esta fiesta de María Virgen.
Entrad por sus puertas con acción de gracias,
por sus atrios con himnos,
dándole gracias y bendiciendo su nombre:
Ant.Aclamemos al Señor en esta fiesta de María Virgen.
«El Señor es bueno,
su misericordia es eterna,
su fidelidad por todas las edades.»
Ant.Aclamemos al Señor en esta fiesta de María Virgen.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
En lugar del siguiente salmo puede decirse el , o .
Salmo 66
Que todos los pueblos alaben al Señor«Sabed que esta salvación de Dios ha sido enviada a los gentiles» (Hch 28, 28).
El Señor tenga piedad y nos bendiga,
ilumine su rostro sobre nosotros;
conozca la tierra tus caminos,
todos los pueblos tu salvación.
Ant.Aclamemos al Señor en esta fiesta de María Virgen.En el rezo comunitario, la antífona del Invitatorio se repite luego de cada estrofa del salmo; en el rezo individual, y en los demás salmos y cánticos del Oficio sólo es necesario decir la antífona al principio de cada salmo o cántico.
¡Oh Dios!, que te alaben los pueblos,
que todos los pueblos te alaben.
Ant.Aclamemos al Señor en esta fiesta de María Virgen.
Que canten de alegría las naciones,
porque riges el mundo con justicia,
riges los pueblos con rectitud
y gobiernas las naciones de la tierra.
Ant.Aclamemos al Señor en esta fiesta de María Virgen.
¡Oh Dios!, que te alaben los pueblos,
que todos los pueblos te alaben.
Ant.Aclamemos al Señor en esta fiesta de María Virgen.
La tierra ha dado su fruto,
nos bendice el Señor, nuestro Dios.
Que Dios nos bendiga; que le teman
hasta los confines del orbe.
Ant.Aclamemos al Señor en esta fiesta de María Virgen.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
En lugar del siguiente salmo puede decirse el , o .
Salmo 23
Entrada solemne de Dios en su templo«Las puertas del cielo se abren ante Cristo que como hombre sube al cielo» (S. Ireneo).
Del Señor es la tierra y cuanto la llena,
el orbe y todos sus habitantes:
él la fundó sobre los mares,
él la afianzó sobre los ríos.
Ant.Aclamemos al Señor en esta fiesta de María Virgen.En el rezo comunitario, la antífona del Invitatorio se repite luego de cada estrofa del salmo; en el rezo individual, y en los demás salmos y cánticos del Oficio sólo es necesario decir la antífona al principio de cada salmo o cántico.
¿Quién puede subir al monte del Señor?
¿Quién puede estar en el recinto sacro?
Ant.Aclamemos al Señor en esta fiesta de María Virgen.
El hombre de manos inocentes
y puro corazón,
que no confía en los ídolos
ni jura contra el prójimo en falso.
Ése recibirá la bendición del Señor,
le hará justicia el Dios de salvación.
Ant.Aclamemos al Señor en esta fiesta de María Virgen.
Éste es el grupo que busca al Señor,
que viene a tu presencia, Dios de Jacob.
Ant.Aclamemos al Señor en esta fiesta de María Virgen.
¡Portones!, alzad los dinteles,
levantaos, puertas antiguas:
va a entrar el Rey de la gloria.
Ant.Aclamemos al Señor en esta fiesta de María Virgen.
¿Quién es ese Rey de la gloria?
El Señor, héroe valeroso;
el Señor, héroe de la guerra.
Ant.Aclamemos al Señor en esta fiesta de María Virgen.
¡Portones!, alzad los dinteles,
levantaos, puertas antiguas:
va a entrar el Rey de la gloria.
Ant.Aclamemos al Señor en esta fiesta de María Virgen.
¿Quién es ese Rey de la gloria?
El Señor, Dios de los ejércitos.
Él es el Rey de la gloria.
Ant.Aclamemos al Señor en esta fiesta de María Virgen.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.Aclamemos al Señor en esta fiesta de María Virgen.Si se juzga oportuno, puede omitirse la repetición final de la antífona.
Si las oraciones del día comienzan con el Oficio de lectura, se salta al himno del Oficio de lectura; si en cambio comienzan con las Laudes, se salta al himno de Laudes.
Oficio de lecturaEl Oficio de lectura es una celebración litúrgica de la palabra de Dios. Puede celebrarse en cualquier momento del día, incluso como vigilia nocturna. Por ser una Hora principal debe dársele máxima prioridad.
✠Todos hacen la señal de la cruz, desde la frente hasta el pecho y desde el hombro izquierdo al derecho. Invocación inicialLa invocación inicial se omite cuando el Oficio de lectura se dice seguido del Invitatorio.En el rezo comunitario, durante la invocación inicial todos permanecen de pie.
V.Dios mío, ven en mi auxilio.
R.Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
HimnoEl himno tiene por fin facilitar el comienzo de la oración.En el rezo comunitario, durante la invocación inicial todos permanecen de pie.Si el Oficio de lectura se dice unido a otra Hora, en lugar de este himno puede decirse el de la referida Hora; en este caso también se omite el himno de la otra Hora.
Llena de rosas mi herida,
llena de estrellas mis ojos,
llena de paz mis abrojos,
llena de gracia mi vida
y, de esplendor revestida,
ven a mí en la última hora,
a cerrar, Consoladora,
mis ojos, fijos en ti
y, vaciándome de mí,
lléname de ti, Señora. Amén.
SalmodiaLa salmodia del Oficio de lectura consta de tres salmos o fragmentos de salmo.En el rezo comunitario los salmos se cantan o recitan bien sea en forma seguida (in directum), bien sea alternando los versos o estrofas entre dos coros o dos partes de la asamblea, o bien sea en forma responsorial.
Ant. 1.Sólo el Señor hizo grandes maravillas: es eterna su misericordia.
Salmo 135
Himno a Dios por las maravillas de la creación y del éxodo«Alabar a Dios es narrar sus maravillas» (Casiodoro).
I
Dad gracias al Señor porque es bueno:
porque es eterna su misericordia.
Dad gracias al Dios de los dioses:
porque es eterna su misericordia.
Dad gracias al Señor de los señores:
porque es eterna su misericordia.
Sólo él hizo grandes maravillas:
porque es eterna su misericordia.
Él hizo sabiamente los cielos:
porque es eterna su misericordia.
Él afianzó sobre las aguas la tierra:
porque es eterna su misericordia.
Él hizo lumbreras gigantes:
porque es eterna su misericordia.
El sol que gobierna el día:
porque es eterna su misericordia.
La luna que gobierna la noche:
porque es eterna su misericordia.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.Sólo el Señor hizo grandes maravillas: es eterna su misericordia.Si se juzga oportuno, puede omitirse la repetición de la antífona.
Ant. 2.Con mano poderosa, con brazo extendido, sacó a Israel de Egipto.
II
Él hirió a Egipto en sus primogénitos:
porque es eterna su misericordia.
Y sacó a Israel de aquel país:
porque es eterna su misericordia.
Con mano poderosa, con brazo extendido:
porque es eterna su misericordia.
Él dividió en dos partes el mar Rojo:
porque es eterna su misericordia.
Y condujo por en medio a Israel:
porque es eterna su misericordia.
Arrojó en el mar Rojo al Faraón:
porque es eterna su misericordia.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.Con mano poderosa, con brazo extendido, sacó a Israel de Egipto.Si se juzga oportuno, puede omitirse la repetición de la antífona.
Ant. 3.Dad gracias al Dios del cielo: él nos libró de nuestros opresores.
III
Guió por el desierto a su pueblo:
porque es eterna su misericordia.
Él hirió a reyes famosos:
porque es eterna su misericordia.
Dio muerte a reyes poderosos:
porque es eterna su misericordia.
A Sijón, rey de los amorreos:
porque es eterna su misericordia.
Y a Hog, rey de Basán:
porque es eterna su misericordia.
Les dio su tierra en heredad:
porque es eterna su misericordia.
En heredad a Israel, su siervo:
porque es eterna su misericordia.
En nuestra humillación se acordó de nosotros:
porque es eterna su misericordia.
Y nos libró de nuestros opresores:
porque es eterna su misericordia.
Él da alimento a todo viviente:
porque es eterna su misericordia.
Dad gracias al Dios del cielo:
porque es eterna su misericordia.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.Dad gracias al Dios del cielo: él nos libró de nuestros opresores.Si se juzga oportuno, puede omitirse la repetición de la antífona.
V.Señor, enséñame tus caminos.Este versículo sirve de transición entre la salmodia y la escucha de la palabra de Dios.
R.Instrúyeme en tus sendas.
Primera lecturaCada día hay dos lecturas. La primera lectura es bíblica.
Del libro de Judit 13, 6-26
Muerte de Holofernes y acción de gracias del pueblo
En aquellos días, cuando salieron todos, sin que quedara en la alcoba nadie, ni chico ni grande, Judit, de pie junto al lecho de Holofernes, oró interiormente:
«Señor, Dios todopoderoso, mira ahora benévolo lo que voy a hacer para exaltación de Jerusalén. Ha llegado el momento de ayudar a tu heredad, y de cumplir mi plan, hiriendo al enemigo que se ha levantado contra nosotros.»
Avanzó hacia la columna del lecho que quedaba junto a la cabeza de Holofernes; descolgó el alfanje y, acercándose al lecho, agarró la melena de Holofernes y oró:
«¡Dame fuerza ahora, Señor, Dios de Israel!»
Le asestó dos golpes en el cuello con todas sus fuerzas, y le cortó la cabeza. Luego, haciendo rodar el cuerpo de Holofernes, lo tiró del lecho y arrancó el dosel de las columnas. Poco después, salió, entregó a su ama de llaves la cabeza de Holofernes, y el ama la metió en la alforja de la comida. Luego, salieron las dos juntas para orar, como acostumbraban. Atravesaron el campamento, rodearon el barranco, subieron la pendiente de Betulia y llegaron a las puertas de la ciudad. Judit gritó desde lejos a los centinelas:
«¡Abrid, abrid la puerta! Dios, nuestro Dios, está con nosotros, demostrando todavía su fuerza en Israel y su poder contra el enemigo. ¡Acaba de pasar hoy!»
Cuando los de la ciudad la oyeron, bajaron en seguida hacia la puerta y convocaron a los ancianos. Todos fueron corriendo, chicos y grandes. Les parecía increíble que llegara Judit. Abrieron la puerta y las recibieron; luego, hicieron una gran hoguera para poder ver, y se arremolinaron en torno a ellas. Judit les dijo gritando:
«¡Alabad a Dios, alabadlo! Alabad a Dios, que no ha retirado su misericordia de la casa de Israel; que por mi mano ha dado muerte al enemigo esta misma noche.»
Y, sacando la cabeza guardada en la alforja, la mostró y dijo:
«Ésta es la cabeza de Holofernes, generalísimo del ejército asirio. Éste es el dosel bajo el que dormía su borrachera. ¡El Señor lo hirió por mano de una mujer! Vive el Señor que me protegió en mi camino: os juro que mi rostro sedujo a Holofernes para su ruina, pero no me hizo pecar. Mi honor está sin mancha.»
Todos se quedaron asombrados, y, postrándose en adoración a Dios, dijeron a una voz:
«Bendito eres, Dios nuestro, que has aniquilado hoy a los enemigos de tu pueblo.»
Y Ozías dijo a Judit:
«El Señor te ha bendecido, hija, más que a todas las mujeres de la tierra. Bendito sea el Señor, creador del cielo y de la tierra, porque enderezó tu golpe contra la cabeza del general enemigo. El Señor ha glorificado tanto tu nombre en este día, que tu alabanza no se apartará de la boca de los hombres, que recordarán por siempre esta hazaña de Dios. Que el Señor te engrandezca siempre y te dé prosperidad, porque no dudaste en exponer tu vida ante la humillación de nuestra raza, sino que vengaste nuestra ruina, procediendo con rectitud en presencia de nuestro Dios.»
Todos aclamaron:
«¡Así sea, así sea!»
Responsorio Jdt 13, 22. 25. 24El responsorio se dice como respuesta a la palabra de Dios.
R.El Señor te ha bendecido con su poder, pues por tu medio ha aniquilado a nuestros enemigos. *En el rezo comunitario, la marca * separa la primera parte, dicho por el cantor, de la segunda parte, dicha por la asamblea. Tu alabanza no se apartará de la boca de los hombres.
V.Bendito sea el Señor, creador del cielo y de la tierra, porque ha glorificado tu nombre en este día.
R.Tu alabanza no se apartará de la boca de los hombres.
En lugar de la siguiente lectura puede leerse , , , , , , , , , o .
Segunda lecturaLa segunda lectura es hagiográfica, patrística o de escritores eclesiásticos.
De las Disertaciones de san Sofronio, obispo
(Disertación 2, Sobre la anunciación de la Santísima Virgen, 21-22. 26: PG 87, 3, 3242. 3250)
Por María, la bendición del Padre ha brillado sobre los hombres
Alégrate, llena de gracia, el Señor es contigo. ¿Y qué puede haber más sublime que esta alegría, oh Virgen Madre? ¿O qué puede haber más excelente que esta gracia, que tú sola has alcanzado de Dios? ¿O qué puede imaginarse más amable o espléndido que esta gracia? Nada puede equipararse a las maravillas que en ti vemos realizadas, nada hay que iguale la gracia que tú posees; todo lo demás, por excelente que sea, ocupa un lugar secundario y goza de una excelencia claramente inferior.
El Señor es contigo; ¿quién, pues, se atreverá a competir contigo? De ti nacerá Dios; ¿quién, por tanto, no se reconocerá al momento inferior a ti y no admitirá de buen grado tu primacía y superioridad? Es por esto que, al contemplar tus eminentes prerrogativas, que superan las de cualquier otra creatura, te aclamo lleno de entusiasmo: Alégrate, llena de gracia, el Señor es contigo. Por ti ha venido la alegría, no sólo a los hombres, sino también a los mismos coros celestiales.
Verdaderamente, bendita tú eres entre todas las mujeres, ya que has cambiado en bendición la maldición de Eva y has hecho que Adán, que yacía postrado bajo el peso de la maldición, alcanzara, por ti, la bendición.
Verdaderamente, bendita tú eres entre todas las mujeres, ya que, por ti, la bendición del Padre ha brillado sobre los hombres, librándolos de la antigua maldición.
Verdaderamente, bendita tú eres entre todas las mujeres, ya que, por ti, alcanzan la salvación tus progenitores; pues has de dar a luz a aquél que les obtendrá la salvación divina.
Verdaderamente, bendita tú eres entre todas las mujeres, ya que, sin concurso de semilla, has producido aquel fruto que esparce la bendición sobre el orbe de la tierra, redimiéndola de la maldición que le hacía producir espinas y abrojos.
Verdaderamente, bendita tú eres entre todas las mujeres, ya que, siendo por condición natural una mujer como las demás, llegarás a ser en verdad Madre de Dios. Efectivamente, si el que ha de nacer de ti es, con toda verdad, el Dios hecho hombre, con toda razón eres llamada Madre de Dios, ya que realmente das a luz a Dios.
Llevas en la intimidad de tu seno al mismo Dios, el cual mora en ti según la carne, y sale de ti como un esposo, trayendo a todos la alegría y comunicando a todos la luz divina.
Pues en ti, oh Virgen, como en un cielo nítido y purísimo, ha puesto Dios su tienda; y saldrá de ti como el esposo de su alcoba; y, cual gigante que emprende su carrera, recorrerá el camino de su vida, provechosa en todo para todos, alcanzando con su giro del término del cielo hasta el opuesto confín, llenándolo todo de su calor divino y de su resplandor vivificante.
Responsorio S. Sofronio, Disertación 2El responsorio se dice como respuesta a la palabra de Dios.
R.Verdaderamente, bendita tú eres entre todas las mujeres, ya que has cambiado en bendición la maldición de Eva. *En el rezo comunitario, la marca * separa la primera parte, dicho por el cantor, de la segunda parte, dicha por la asamblea. Por ti la bendición del Padre ha brillado sobre los hombres.
V.Por ti alcanzan la salvación tus progenitores.
R.Por ti la bendición del Padre ha brillado sobre los hombres.
En lugar de la siguiente lectura puede leerse , , , , , , , , , o .
Segunda lecturaLa segunda lectura es hagiográfica, patrística o de escritores eclesiásticos.
De los Sermones del beato Elredo, abad
(Sermón 20, En la Natividad de la Virgen María: PL 195, 322-324)
María, madre nuestra
Acudamos a la que es su esposa, su madre, su perfecta esclava. Todo esto es María.
Pero, ¿qué haremos en su presencia? ¿Qué presentes le ofreceremos? ¡Ojalá pudiéramos, por lo menos, devolverle lo que le debemos en justicia! Le debemos honor, servicio, amor, alabanza. Le debemos honor, porque es madre de nuestro Señor. Pues el que no honra a la madre, sin duda deshonra al hijo. Y la Escritura dice: Honra a tu padre y a tu madre.
¿Qué más diremos, hermanos? ¿No es ella nuestra madre? Ciertamente, hermanos, es realmente madre nuestra, ya que por ella hemos nacido, no para el mundo, sino para Dios.
Nos hallábamos todos, como creéis y sabéis, en la muerte, en la caducidad, en las tinieblas, en la miseria. En la muerte, porque habíamos perdido al Señor; en la caducidad, porque estábamos sometidos a la corrupción; en las tinieblas, porque habíamos perdido la luz de la sabiduría, y así estábamos totalmente perdidos.
Mas, por María, hemos nacido mucho mejor que por Eva, por el hecho de haber nacido de ella Cristo. En vez de la caducidad hemos recobrado la novedad, en vez de la corrupción la incorrupción, en vez de las tinieblas la luz.
Ella es madre nuestra, madre de nuestra vida, de nuestra incorrupción, de nuestra luz. Dice el Apóstol, refiriéndose a nuestro Señor: Dios lo ha hecho para nosotros sabiduría, justicia, santificación y redención.
Ella, pues, por ser madre de Cristo, es madre de nuestra sabiduría, de nuestra justicia, de nuestra santificación, de nuestra redención. Por ello es más madre nuestra que la misma madre carnal, ya que nuestro nacimiento de ella es superior; de ella, en efecto, procede nuestra santidad, nuestra sabiduría, nuestra justicia, nuestra santificación, nuestra redención.
Dice la Escritura: Alabad a Dios por sus santos. Si hemos de alabar a nuestro Señor por sus santos, a través de los cuales realiza portentos y milagros, ¡cuánto más no hemos de alabarlo por aquélla en la cual se hizo a sí mismo aquél que es admirable sobre todo lo admirable!
ResponsorioEl responsorio se dice como respuesta a la palabra de Dios.
R.Dichosa eres, santa Virgen María, y digna de toda alabanza. *En el rezo comunitario, la marca * separa la primera parte, dicho por el cantor, de la segunda parte, dicha por la asamblea. De ti nació el sol de justicia, Cristo, nuestro Dios, por quien hemos sido salvados y redimidos.
V.Celebremos con gozo esta fiesta de santa María Virgen.
R.De ti nació el sol de justicia, Cristo, nuestro Dios, por quien hemos sido salvados y redimidos.
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Segunda lecturaLa segunda lectura es hagiográfica, patrística o de escritores eclesiásticos.
De la Constitución dogmática Lumen géntium, sobre la Iglesia, del Concilio Vaticano segundo
(Núms. 61-62)
La maternidad de María en la economía de la gracia
La Bienaventurada Virgen, predestinada desde toda la eternidad cual madre de Dios junto con la encarnación del Verbo por designio de la divina providencia, fue en la tierra la esclarecida madre del divino Redentor y en forma singular la generosa colaboradora entre todas las creaturas y la humilde esclava del Señor. Concibiendo a Cristo, engendrándolo, alimentándolo, presentándolo en el templo al Padre, padeciendo con su Hijo mientras él moría en la cruz, cooperó en forma del todo singular, por la obediencia, la fe, la esperanza y la encendida caridad, en la restauración de la vida sobrenatural de las almas. Por tal motivo es nuestra madre en el orden de la gracia.
Y esta maternidad de María perdura sin cesar en la economía de la gracia, desde el momento en que prestó fiel asentimiento en la anunciación, y lo mantuvo sin vacilación al pie de la cruz, hasta la consumación perfecta de todos los elegidos. Pues una vez recibida en los cielos, no dejó su oficio salvador, sino que continúa alcanzándonos por su múltiple intercesión los dones de la eterna salvación.
Por su amor materno cuida de los hermanos de su Hijo que peregrinan y se debaten entre peligros y angustias y luchan contra el pecado hasta que sean llevados a la patria feliz.
Por eso la Bienaventurada Virgen en la Iglesia es invocada con los títulos de abogada, auxiliadora, favorecedora, mediadora. Lo cual, sin embargo, se entiende de manera que nada quite ni agregue a la dignidad y eficacia de Cristo, único mediador.
Porque ninguna creatura puede compararse jamás con el Verbo encarnado, nuestro Redentor; pero así como el sacerdocio de Cristo es participado de varias maneras, tanto por los ministros como por el pueblo fiel, y así como la única bondad de Dios se difunde realmente en formas distintas en las creaturas, así también la única mediación del Redentor no excluye sino que suscita en sus creaturas una múltiple cooperación que participa de la fuente única.
La Iglesia no duda en atribuir a María un tal oficio subordinado, lo experimenta continuamente y lo recomienda al corazón de los fieles para que, apoyados en esta protección maternal, se unan más íntimamente al Mediador y Salvador.
ResponsorioEl responsorio se dice como respuesta a la palabra de Dios.
R.No hay alabanza digna de ti, virginidad inmaculada y santa. *En el rezo comunitario, la marca * separa la primera parte, dicho por el cantor, de la segunda parte, dicha por la asamblea. Porque en tu seno has llevado al que ni el cielo puede contener.
V.Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre.
R.Porque en tu seno has llevado al que ni el cielo puede contener.
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Segunda lecturaLa segunda lectura es hagiográfica, patrística o de escritores eclesiásticos.
De los Sermones de san León Magno, papa
(Sermón 1, En la Natividad del Señor, 2. 3: PL 54, 191-192)
María, antes de concebir corporalmente, concibió en su espíritu
Dios elige a una virgen de la descendencia real de David; y esta virgen, destinada a llevar en su seno el fruto de una sagrada fecundación, antes de concebir corporalmente a su prole, divina y humana a la vez, la concibió en su espíritu. Y, para que no se espantara, ignorando los designios divinos, al observar en su cuerpo unos cambios inesperados, conoce, por la conversación con el ángel, lo que el Espíritu Santo ha de operar en ella. Y la que ha de ser Madre de Dios confía en que su virginidad ha de permanecer sin detrimento. ¿Por qué había de dudar de este nuevo género de concepción, si se le promete que el Altísimo pondrá en juego su poder? Su fe y su confianza quedan, además, confirmadas cuando el ángel le da una prueba de la eficacia maravillosa de este poder divino, haciéndole saber que Isabel ha obtenido también una inesperada fecundidad: el que es capaz de hacer concebir a una mujer estéril puede hacer lo mismo con una mujer virgen.
Así, pues, el Verbo de Dios, que es Dios, el Hijo de Dios, que ya al comienzo estaba con Dios, por quien empezaron a existir todas las cosas, y ninguna de las que existen empezó a ser sino por él, se hace hombre para librar al hombre de la muerte eterna; se abaja hasta asumir nuestra pequeñez, sin menguar por ello su majestad, de tal modo que, permaneciendo lo que era y asumiendo lo que no era, une la auténtica condición de esclavo a su condición divina, por la que es igual al Padre; la unión que establece entre ambas naturalezas es tan admirable, que ni la gloria de la divinidad absorbe la humanidad, ni la humanidad disminuye en nada la divinidad.
Quedando, pues, a salvo el carácter propio de cada una de las naturalezas, y unidas ambas en una sola persona, la majestad asume la humildad, el poder la debilidad, la eternidad la mortalidad; y, para saldar la deuda contraída por nuestra condición pecadora, la naturaleza invulnerable se une a la naturaleza pasible, Dios verdadero y hombre verdadero se conjugan armoniosamente en la única persona del Señor; de este modo, tal como convenía para nuestro remedio, el único y mismo mediador entre Dios y los hombres pudo a la vez morir y resucitar, por la conjunción en él de esta doble condición. Con razón, pues, este nacimiento salvador había de dejar intacta la virginidad de la madre, ya que fue a la vez salvaguarda del pudor y alumbramiento de la verdad.
Tal era, amadísimos, la clase de nacimiento que convenía a Cristo, fuerza y sabiduría de Dios; con él se mostró igual a nosotros por su humanidad, superior a nosotros por su divinidad. Si no hubiera sido Dios verdadero, no hubiera podido remediar nuestra situación; si no hubiera sido hombre verdadero, no hubiera podido darnos ejemplo.
Por eso, al nacer el Señor, los ángeles cantan llenos de gozo: Gloria a Dios en el cielo, y proclaman: y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor. Ellos ven, en efecto, que la Jerusalén celestial se va edificando por medio de todas las naciones del orbe. ¿Cómo, pues, no habría de alegrarse la pequeñez humana ante esta obra inenarrable de la misericordia divina, cuando incluso los coros sublimes de los ángeles encontraban en ella un gozo tan intenso?
ResponsorioEl responsorio se dice como respuesta a la palabra de Dios.
R.Celebremos la festividad de la gloriosa Virgen María, en cuya humildad puso el Señor sus ojos; *En el rezo comunitario, la marca * separa la primera parte, dicho por el cantor, de la segunda parte, dicha por la asamblea. ella concibió al Salvador del mundo, como el ángel lo anunció.
V.Cantemos alabanzas a Cristo en este día, al celebrar las glorias de la admirable Madre de Dios.
R.Ella concibió al Salvador del mundo, como el ángel lo anunció.
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De la Homilía de san Cirilo de Alejandría, obispo, pronunciada en el Concilio de Éfeso
(Homilía 4: PG 77, 991. 995-996)
Alabanzas de la Madre de Dios
Tengo ante mis ojos la asamblea de los santos padres, que, llenos de gozo y fervor, han acudido aquí, respondiendo con prontitud a la invitación de la santa Madre de Dios, la siempre Virgen María. Este espectáculo ha trocado en gozo la gran tristeza que antes me oprimía. Vemos realizadas en esta reunión aquellas hermosas palabras de David, el salmista: Ved qué paz y qué alegría, convivir los hermanos unidos.
Te saludamos, santa y misteriosa Trinidad, que nos has convocado a todos nosotros en esta iglesia de santa María Madre de Dios.
Te saludamos, María Madre de Dios, tesoro digno de ser venerado por todo el orbe, lámpara inextinguible, corona de la virginidad, trono de la recta doctrina, templo indestructible, lugar propio de aquél que no puede ser contenido en lugar alguno, madre y virgen, por quien es llamado bendito, en los santos Evangelios, el que viene en nombre del Señor.
Te saludamos, a ti, que encerraste en tu seno virginal a aquél que es inmenso e inabarcable; a ti, por quien la santa Trinidad es adorada y glorificada; por quien la cruz preciosa es celebrada y adorada en todo el orbe; por quien exulta el cielo; por quien se alegran los ángeles y arcángeles; por quien son puestos en fuga los demonios; por quien el diablo tentador cayó del cielo; por quien la creatura, caída en el pecado, es elevada al cielo; por quien toda la creación, sujeta a la insensatez de la idolatría, llega al conocimiento de la verdad; por quien los creyentes obtienen la gracia del bautismo y el aceite de la alegría; por quien han sido fundamentadas las Iglesias en todo el orbe de la tierra; por quien todos los hombres son llamados a la conversión.
Y ¿qué más diré? Por ti el Hijo unigénito de Dios ha iluminado a los que vivían en tiniebla y en sombra de muerte; por ti los profetas anunciaron las cosas futuras; por ti los apóstoles predicaron la salvación a los gentiles; por ti los muertos resucitan; por ti reinan los reyes, por la santísima Trinidad.
¿Quién habrá que sea capaz de cantar como es debido las alabanzas de María? Ella es madre y virgen a la vez; ¡qué cosa tan admirable! Es una maravilla que me llena de estupor. ¿Quién ha oído jamás decir que le esté prohibido al constructor habitar en el mismo templo que él ha construido? ¿Quién podrá tachar de ignominia el hecho de que la sirviente sea adoptada como madre?
Mirad: hoy todo el mundo se alegra; quiera Dios que todos nosotros reverenciemos y adoremos la unidad, que rindamos un culto impregnado de santo temor a la Trinidad indivisa, al celebrar, con nuestras alabanzas, a María siempre Virgen, el templo santo de Dios, y a su Hijo y esposo inmaculado: porque a él pertenece la gloria por los siglos de los siglos. Amén.
ResponsorioEl responsorio se dice como respuesta a la palabra de Dios.
R.Felicitadme, todos los que amáis al Señor; porque, siendo pequeña, agradé al Altísimo, *En el rezo comunitario, la marca * separa la primera parte, dicho por el cantor, de la segunda parte, dicha por la asamblea. y de mis entrañas engendré al Dios-Hombre.
V.Me felicitarán todas las generaciones, porque Dios puso sus ojos en su humilde esclava.
R.Y de mis entrañas engendré al Dios-Hombre.
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De las Homilías de san Amadeo de Lausana, obispo
(Homilía 7: SC 72, 188. 190. 192. 200)
Reina del mundo y de la paz
Observa cuán adecuadamente brilló por toda la tierra, ya antes de la asunción, el admirable nombre de María y se difundió por todas partes su ilustre fama, antes de que fuera ensalzada su majestad sobre los cielos. Convenía, en efecto, que la Madre virgen, por el honor debido a su Hijo, reinase primero en la tierra y, así, penetrara luego gloriosa en el cielo; convenía que fuera engrandecida aquí abajo, para penetrar luego, llena de santidad, en las mansiones celestiales, yendo de virtud en virtud y de gloria en gloria por obra del Espíritu del Señor.
Así pues, durante su vida mortal gustaba anticipadamente las primicias del reino futuro, ya sea elevándose hasta Dios con inefable sublimidad, como también descendiendo hacia sus prójimos con indescriptible caridad. Los ángeles la servían, los hombres le tributaban su veneración. Gabriel y los ángeles la asistían con sus servicios; también los apóstoles cuidaban de ella, especialmente san Juan, gozoso de que el Señor, en la cruz, le hubiese encomendado su madre virgen, a él, también virgen. Aquéllos se alegraban de contemplar a su reina, éstos a su señora, y unos y otros se esforzaban en complacerla con sentimientos de piedad y devoción.
Y ella, situada en la altísima cumbre de sus virtudes, inundada como estaba por el mar inagotable de los carismas divinos, derramaba en abundancia sobre el pueblo creyente y sediento el abismo de sus gracias, que superaban a las de cualquiera otra creatura. Daba la salud a los cuerpos y el remedio para las almas, dotada como estaba del poder de resucitar de la muerte corporal y espiritual. Nadie se apartó jamás triste o deprimido de su lado, o ignorante de los misterios celestiales. Todos volvían contentos a sus casas, habiendo alcanzado por la madre del Señor lo que deseaban.
Plena hasta rebosar de tan grandes bienes, la esposa, madre del esposo único, suave y agradable, llena de delicias, como una fuente de los jardines espirituales, como un pozo de agua viva y vivificante, que mana con fuerza del Líbano divino, desde el monte de Sión hasta las naciones extranjeras, hacía derivar ríos de paz y torrentes de gracia celestial. Por esto, cuando la Virgen de las vírgenes fue llevada al cielo por el que era su Dios y su Hijo, el rey de reyes, en medio de la alegría y exultación de los ángeles y arcángeles y de la aclamación de todos los bienaventurados, entonces se cumplió la profecía del Salmista, que decía al Señor: De pie a tu derecha está la reina enjoyada con oro de Ofir.
Responsorio Ap 12, 1; Sal 44, 10El responsorio se dice como respuesta a la palabra de Dios.
R.Una gran señal apareció en el cielo: una Mujer, vestida del sol, con la luna bajo sus pies, *En el rezo comunitario, la marca * separa la primera parte, dicho por el cantor, de la segunda parte, dicha por la asamblea. y una corona de doce estrellas sobre su cabeza.
V.De pie a tu derecha está la reina enjoyada con oro de Ofir.
R.Y una corona de doce estrellas sobre su cabeza.
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Segunda lecturaLa segunda lectura es hagiográfica, patrística o de escritores eclesiásticos.
De los Sermones de san Bernardo, abad
(Sermón sobre el Acueducto: Opera omnia, edición cisterciense, 5 [1968], 282-283)
Conviene meditar los misterios de salvación
El hijo, en ti engendrado, será santo, será Hijo de Dios. ¡La fuente de la sabiduría, la Palabra del Padre en las alturas! Esta Palabra, por tu mediación, Virgen santa, se hará carne, de manera que el mismo que afirma: Yo estoy en el Padre y el Padre está en mí podrá afirmar igualmente: Procedo y vengo del Padre.
Ya al comienzo de las cosas —dice el Evangelio— existía la Palabra. Manaba ya la fuente, pero hasta entonces sólo dentro de sí misma. Y continúa el texto sagrado: Y la Palabra estaba con Dios, es decir, morando en la luz inaccesible; y el Señor decía desde el principio: Mis designios son de paz y no de aflicción. Pero tus designios están escondidos en ti, y nosotros no los conocemos; porque, ¿quién había penetrado la mente del Señor?, o ¿quién había sido su consejero?
Pero llegó el momento en que estos designios de paz se convirtieron en obra de paz: La Palabra se hizo carne y ha puesto ya su morada entre nosotros; ha puesto ciertamente su morada por la fe en nuestros corazones, ha puesto su morada en nuestra memoria, ha puesto su morada en nuestro pensamiento y desciende hasta la misma imaginación. En efecto, ¿qué idea de Dios hubiera podido antes formarse el hombre, que no fuese un ídolo fabricado por su corazón? Era incomprensible e inaccesible, invisible y superior a todo pensamiento humano; pero ahora ha querido ser comprendido, visto, accesible a nuestra inteligencia.
¿De qué modo?, te preguntarás. Pues yaciendo en un pesebre, reposando en el regazo virginal, predicando en la montaña, pasando la noche en oración; o bien pendiente de la cruz, en la lividez de la muerte, libre entre los muertos y dominando sobre el poder de la muerte, como también resucitando al tercer día y mostrando a los apóstoles la marca de los clavos, como signo de victoria, y subiendo finalmente ante la mirada de ellos hasta lo más íntimo de los cielos.
¿Hay algo de esto que no sea objeto de una verdadera, piadosa y santa meditación? Cuando medito en cualquiera de estas cosas, mi pensamiento va hasta Dios y, a través de todas ellas, llego hasta mi Dios. A esta meditación la llamo sabiduría, y para mí la prudencia consiste en ir saboreando en la memoria la dulzura que la vara sacerdotal infundió tan abundantemente en estos frutos, dulzura de la que María disfruta con toda plenitud en el cielo y la derrama abundantemente sobre nosotros.
ResponsorioEl responsorio se dice como respuesta a la palabra de Dios.
R.Virgen María, no hay quien se asemeje a ti entre las hijas de Jerusalén: tú eres la madre del Rey de los reyes, tú la señora de los ángeles, tú la reina de los cielos. *En el rezo comunitario, la marca * separa la primera parte, dicho por el cantor, de la segunda parte, dicha por la asamblea. Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre.
V.Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo.
R.Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre.
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De los Sermones de san Agustín, obispo
(Sermón 25, 7-8: PL 46, 937-938)
Dio fe al mensaje divino y concibió por su fe
Os pido que atendáis a lo que dijo Cristo el Señor, extendiendo la mano sobre sus discípulos: Éstos son mi madre y mis hermanos; y el que hace la voluntad de mi Padre, que me ha enviado, es mi hermano y mi hermana y mi madre. ¿Por ventura no cumplió la voluntad del Padre la Virgen María, ella, que dio fe al mensaje divino, que concibió por su fe, que fue elegida para que de ella naciera entre los hombres el que había de ser nuestra salvación, que fue creada por Cristo antes que Cristo fuera creado en ella? Ciertamente, cumplió santa María, con toda perfección, la voluntad del Padre, y por esto es más importante su condición de discípula de Cristo que la de madre de Cristo, es más dichosa por ser discípula de Cristo que por ser madre de Cristo. Por esto María fue bienaventurada, porque, antes de dar a luz a su maestro, lo llevó en su seno.
Mira si no es tal como digo. Pasando el Señor, seguido de las multitudes y realizando milagros, dijo una mujer: Dichoso el seno que te llevó. Y el Señor, para enseñarnos que no hay que buscar la felicidad en las realidades de orden material, ¿qué es lo que respondió?: Dichosos más bien los que escuchan la palabra de Dios y la cumplen. De ahí que María es dichosa también porque escuchó la palabra de Dios y la cumplió; llevó en su seno el cuerpo de Cristo, pero más aún guardó en su mente la verdad de Cristo. Cristo es la verdad, Cristo tuvo un cuerpo: en la mente de María estuvo Cristo, la verdad; en su seno estuvo Cristo hecho carne, un cuerpo. Y es más importante lo que está en la mente que lo que se lleva en el seno.
María fue santa, María fue dichosa, pero más importante es la Iglesia que la misma Virgen María. ¿En qué sentido? En cuanto que María es parte de la Iglesia, un miembro santo, un miembro excelente, un miembro supereminente, pero un miembro de la totalidad del cuerpo. Ella es parte de la totalidad del cuerpo, y el cuerpo entero es más que uno de sus miembros. La cabeza de este cuerpo es el Señor, y el Cristo total lo constituyen la cabeza y el cuerpo. ¿Qué más diremos? Tenemos, en el cuerpo de la Iglesia, una cabeza divina, tenemos al mismo Dios por cabeza.
Por tanto, amadísimos hermanos, atended a vosotros mismos: también vosotros sois miembros de Cristo, cuerpo de Cristo. Así lo afirma el Señor, de manera equivalente, cuando dice: Éstos son mi madre y mis hermanos. ¿Cómo seréis madre de Cristo? El que escucha y el que hace la voluntad de mi Padre celestial es mi hermano y mi hermana y mi madre. Podemos entender lo que significa aquí el calificativo que nos da Cristo de «hermanos» y «hermanas»: la herencia celestial es única, y, por tanto, Cristo, que siendo único no quiso estar solo, quiso que fuéramos herederos del Padre y coherederos suyos.
Responsorio Is 61, 10; Lc 1, 46-47El responsorio se dice como respuesta a la palabra de Dios.
R.Desbordo de gozo en el Señor, y me alegro con mi Dios: *En el rezo comunitario, la marca * separa la primera parte, dicho por el cantor, de la segunda parte, dicha por la asamblea. porque me ha vestido un traje de gala, como a una novia que se adorna con sus joyas.
V.Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios mi salvador.
R.Porque me ha vestido un traje de gala, como a una novia que se adorna con sus joyas.
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De los sermones de san Proclo de Constantinopla, obispo
(Sobre la Natividad del Señor, 1-2: PG 65, 843-846)
El amigo de los hombres se ha hecho hombre naciendo de la Virgen
Alégrense los cielos, y las nubes destilen la justicia, porque el Señor se ha apiadado de su pueblo. Alégrense los cielos, porque, al ser creados en el principio, también Adán fue formado de la tierra virgen por el Creador, mostrándose como amigo y familiar de Dios. Alégrense los cielos, porque ahora, de acuerdo con el plan divino, la tierra ha sido santificada por la encarnación de nuestro Señor, y el género humano ha sido liberado del culto idolátrico. Las nubes destilen la justicia, porque hoy el antiguo extravío de Eva ha sido reparado y destruido por la pureza de la Virgen María y por el que de ella ha nacido, Dios y hombre juntamente. Hoy el hombre, cancelada la antigua condena, ha sido liberado de la horrenda noche que sobre él pesaba.
Cristo ha nacido de la Virgen, ya que de ella ha tomado carne, según la libre disposición del plan divino: La Palabra se hizo carne, y habitó entre nosotros; por esto la Virgen ha venido a ser madre de Dios. Y es virgen y madre al mismo tiempo, porque ha dado a luz a la Palabra encarnada, sin concurso de varón; y así, ha conservado su virginidad por la acción milagrosa de aquél que de este modo quiso nacer. Ella es madre, con toda verdad, de la naturaleza humana de aquél que es la Palabra divina, ya que en ella se encarnó, de ella salió a la luz del mundo, identificado con nuestra naturaleza, según su sabiduría y voluntad con las que obra semejantes prodigios. De ellos procede Cristo según la carne, como dice san Pablo.
En efecto, él fue, es y será siempre el mismo; mas por nosotros se hizo hombre; el amigo de los hombres se hizo hombre sin sufrir por eso menoscabo alguno en su divinidad. Por mí se hizo semejante a mí, se hizo lo que no era aunque conservando lo que era. Finalmente, se hizo hombre para cargar sobre sí el castigo por nosotros merecido y hacernos de esta manera capaces de la adopción filial y otorgamos aquel reina, del cual pedimos que nos haga dignos la gracia y misericordia del Señor Jesucristo, al cual junto con el Padre y el Espíritu Santo, pertenece la gloria, el honor y el poder, ahora y siempre y por los siglos de los siglos. Amén.
Responsorio Sal 71, 6. 19; Ap 21, 3El responsorio se dice como respuesta a la palabra de Dios.
R.Que baje como lluvia sobre el césped. *En el rezo comunitario, la marca * separa la primera parte, dicho por el cantor, de la segunda parte, dicha por la asamblea. Que la gloria de Dios llene la tierra.
V.Ésta es la morada de Dios con los hombres, y acampará entre ellos; ellos serán su pueblo y Dios estará con ellos.
R.Que la gloria de Dios llene la tierra.
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De los Sermones del beato Guerrico, abad
(Sermón 1, En la Asunción de santa María: PL 185, 187-189)
María, madre de Cristo y madre de los cristianos
Un solo hijo dio a luz María, el cual, así como es Hijo único del Padre celestial, así también es el hijo único de su madre terrena. Y esta única virgen y madre, que tiene la gloria de haber dado a luz al Hijo único del Padre, abarca, en su único hijo, a todos los que son miembros del mismo; y no se avergüenza de llamarse madre de todos aquéllos en los que ve formado o sabe que se va formando Cristo, su hijo.
La antigua Eva, más que madre madrastra, ya que dio a gustar a sus hijos la muerte antes que la luz del día, aunque fue llamada madre de todos los vivientes, no justificó este apelativo; María, en cambio, realizó plenamente su significado, ya que ella, como la Iglesia de la que es figura, es madre de todos los que renacen a la vida. Es, en efecto, madre de aquella Vida por la que todos viven, pues al dar a luz esta Vida, regeneró en cierto modo a todos los que habían de vivir por ella.
Esta santa madre de Cristo, como sabe que, en virtud de este misterio, es madre de los cristianos, se comporta con ellos con solicitud y afecto maternal, y en modo alguno trata con dureza a sus hijos, como si no fuesen suyos, ya que sus entrañas, una sola vez fecundadas, aunque nunca agotadas, no cesan de dar a luz el fruto de piedad.
Si el Apóstol de Cristo no deja de dar a luz a sus hijos, con su solicitud y deseo piadoso, hasta ver a Cristo formado en ellos, ¿cuánto más la madre de Cristo? Y Pablo los engendró con la predicación de la palabra de verdad con que fueron regenerados; pero María de un modo mucho más santo y divino, al engendrar al que es la Palabra en persona. Es ciertamente digno de alabanza el ministerio de la predicación de Pablo; pero es más admirable y digno de veneración el misterio de la generación de María.
Por eso vemos cómo sus hijos la reconocen por madre, y así, llevados por un natural impulso de piedad y de fe, cuando se hallan en alguna necesidad o peligro, lo primero que hacen es invocar su nombre y buscar refugio en ella, como el niño que se acoge al regazo de su madre. Por esto creo que no es un desatino el aplicar a estos hijos lo que el profeta había prometido: Tus hijos habitarán en ti; salvando, claro está, el sentido originario que la Iglesia da a esta profecía.
Y si ahora habitamos al amparo de la madre del Altísimo, vivamos a su sombra, como quien está bajo sus alas, y así después reposaremos en su regazo, hechos partícipes de su gloria. Entonces resonará unánime la voz de los que se alegran y se congratulan con su madre: Y cantarán mientras danzan: Todas mis fuentes están en ti, santa Madre de Dios.
Responsorio Mt 1, 20. 21; Mi 5, 3El responsorio se dice como respuesta a la palabra de Dios.
R.Lo concebido en María es obra del Espíritu Santo; dará a luz un Hijo. *En el rezo comunitario, la marca * separa la primera parte, dicho por el cantor, de la segunda parte, dicha por la asamblea. Él salvará a su pueblo de los pecados.
V.La Madre dará a luz, y el resto de sus hermanos retornarán.
R.Él salvará a su pueblo de los pecados.
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Segunda lecturaLa segunda lectura es hagiográfica, patrística o de escritores eclesiásticos.
De las Homilías de san Juan Crisóstomo, obispo
(Sobre el cementerio y la cruz, 2: PG 49, 396)
Adán y Cristo, Eva y María
¿Te das cuenta, qué victoria tan admirable? ¿Te das cuenta de cuán esclarecidas son las obras de la cruz? ¿Puedo decirte algo más maravilloso todavía? Entérate cómo ha sido conseguida esta victoria, y te admirarás más aún. Pues Cristo venció al diablo valiéndose de aquello mismo con que el diablo había vencido antes, y lo derrotó con las mismas armas que él había antes utilizado. Escucha de qué modo.
Una virgen, un madero y la muerte fueron el signo de nuestra derrota. Eva era virgen, porque aún no había conocido varón; el madero era un árbol; la muerte, el castigo de Adán. Mas he aquí que de nuevo una Virgen, un madero y la muerte, antes signo de derrota, se convierten ahora en signo de victoria. En lugar de Eva está María; en lugar del árbol de la ciencia del bien y del mal, el árbol de la cruz; en lugar de la muerte de Adán, la muerte de Cristo.
¿Te das cuenta de cómo el diablo es vencido en aquello mismo en que antes había triunfado? En un árbol el diablo hizo caer a Adán, en un árbol derrotó Cristo al diablo. Aquel árbol hacía descender a la región de los muertos; éste, en cambio, hace volver de este lugar a los que a él habían descendido. Otro árbol ocultó la desnudez del hombre, después de su caída; éste, en cambio, mostró a todos, elevado en alto, al vencedor, también desnudo. Aquella primera muerte condenó a todos los que habían de nacer después de ella; esta segunda muerte resucitó incluso a los nacidos anteriormente a ella. ¿Quién podrá contar las hazañas de Dios? Una muerte se ha convertido en causa de nuestra inmortalidad: éstas son las obras esclarecidas de la cruz,
¿Has entendido el modo y significado de esta victoria? Entérate ahora cómo esta victoria fue lograda sin esfuerzo ni sudor por nuestra parte. Nosotros no tuvimos que ensangrentar nuestras armas, ni resistir en la batalla, ni recibir heridas, ni tan siquiera vimos la batalla, y, con todo, obtuvimos la victoria; fue el Señor quien luchó, y nosotros quienes hemos sido coronados. Por tanto, ya que la victoria es nuestra, imitando a los soldados, cantemos hoy, llenos de alegría, las alabanzas de esta victoria, y alabemos al Señor, diciendo: La muerte ha sido absorbida por la victoria. ¿Dónde está, muerte, tu victoria? ¿Dónde está, muerte, tu aguijón?
Éstos son los admirables beneficios de la cruz en favor nuestro: la cruz es el trofeo erigido contra los demonios, la espada contra el pecado, la espada con la que Cristo atravesó a la serpiente; la cruz es la voluntad del Padre, la gloria de su Hijo único, el júbilo del Espíritu Santo, el ornato de los ángeles, la seguridad de la Iglesia, el motivo de gloriarse de Pablo, la protección de los santos, la luz de todo el orbe.
ResponsorioEl responsorio se dice como respuesta a la palabra de Dios.
R.Por voluntad del Señor, que quiso restablecer nuestra dignidad, *En el rezo comunitario, la marca * separa la primera parte, dicho por el cantor, de la segunda parte, dicha por la asamblea. Eva engendró a María, como una espina a una rosa.
V.Para que la virtud cubriera el pecado, y la gracia remediara la culpa.
R.Eva engendró a María, como una espina a una rosa.
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Segunda lecturaLa segunda lectura es hagiográfica, patrística o de escritores eclesiásticos.
De la Constitución dogmática Lumen géntium, sobre la Iglesia, del Concilio Vaticano segundo
(Núms. 63-65)
María, tipo de la Iglesia
La Bienaventurada Virgen, por el don y la prerrogativa de la maternidad divina, con la que está unida al Hijo redentor, y por sus singulares gracias y dones, está unida también íntimamente a la Iglesia. La Madre de Dios es tipo de la Iglesia, como ya enseñaba san Ambrosio, a saber: en el orden de la fe, de la caridad y de la perfecta unión con Cristo.
Porque en el misterio de la Iglesia, que con razón también es llamada madre y virgen, la Bienaventurada Virgen María la precedió, mostrando en forma eminente y singular el modelo de la virgen y de la madre, pues creyendo y obedeciendo, engendró en la tierra al mismo Hijo del Padre, y esto sin conocer varón, cubierta con la sombra del Espíritu Santo, como nueva Eva, prestando fe, no adulterada por duda alguna, no a la antigua serpiente, sino al mensaje de Dios. Dio a luz al Hijo, a quien Dios constituyó como primogénito entre muchos hermanos, a saber: los fieles a cuya generación y educación coopera con materno amor.
Ahora bien, la Iglesia, contemplando su arcana santidad e imitando su caridad, y cumpliendo fielmente la voluntad del Padre, también ella es hecha madre, por la palabra de Dios fielmente recibida; en efecto, por la predicación y el bautismo engendra para la vida nueva e inmortal a los hijos concebidos por el Espíritu Santo y nacidos de Dios. Y también ella es virgen que custodia pura e íntegramente la fe prometida al Esposo e imitando a la madre de su Señor, por la virtud del Espíritu Santo, conserva virginalmente la fe íntegra, la sólida esperanza, la sincera caridad.
Mientras que la Iglesia en la Santísima Virgen ya llegó a la perfección, por la que se presenta sin mancha ni arruga, los fieles, en cambio, aún se esfuerzan en crecer en la santidad venciendo al pecado; y por eso levantan sus ojos hacia María, que brilla ante toda la comunidad de los elegidos como modelo de virtudes. La Iglesia, reflexionando piadosamente sobre ella y contemplándola en la luz de la Palabra hecha hombre, llena de veneración, entra más profundamente en el sumo misterio de la encarnación y se asemeja más y más a su Esposo.
Porque María, que, habiendo entrado íntimamente en la historia de la salvación, en cierta manera une y refleja en sí las más grandes exigencias de la fe, mientras es predicada y honrada atrae a los creyentes hacia su Hijo y su sacrificio y hacia el amor del Padre. La Iglesia, a su vez, buscando la gloria de Cristo, se hace más semejante a su excelso modelo, progresando continuamente en la fe, la esperanza y la caridad, buscando y obedeciendo en todas las cosas la divina voluntad.
Por lo cual, también en su obra apostólica con razón la Iglesia mira hacia aquélla que engendró a Cristo, concebido por el Espíritu Santo y nacido de la Virgen, precisamente para que por la Iglesia nazca y crezca también en los corazones de los fieles. La Virgen en su vida fue ejemplo de aquel afecto materno, que debe animar también a quienes, en la misión apostólica de la Iglesia, cooperan para regenerar a los hombres.
ResponsorioEl responsorio se dice como respuesta a la palabra de Dios.
R.Por la Virgen María se manifestó a los creyentes la salvación del mundo. *En el rezo comunitario, la marca * separa la primera parte, dicho por el cantor, de la segunda parte, dicha por la asamblea. Su vida ínclita embellece a toda la Iglesia.
V.Celebremos con todo nuestro afecto la conmemoración de la santísima Virgen María.
R.Su vida ínclita embellece a toda la Iglesia.
Si el Oficio de lectura se dice seguido de otra Hora, se omite la siguiente oración y la conclusión, y se salta, según el caso, a la salmodia de Laudes, salmodia de Tercia, salmodia de Sexta, salmodia de Nona o salmodia de Vísperas.
En lugar de la siguiente oración puede decirse , , , o .
OraciónLa oración conclusiva cierra el rezo del Oficio de lectura.
Oremos.
Señor Dios todopoderoso, haz que, por la intercesión de santa María, la Virgen, nosotros, tus hijos, gocemos de plena salud de alma y cuerpo, vivamos alegres en medio de las dificultades del mundo y alcancemos la felicidad de tu reino eterno. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
En lugar de la siguiente oración puede decirse , , , o .
OraciónLa oración conclusiva cierra el rezo del Oficio de lectura.
Oremos.
Perdona, Señor, las culpas de tus fieles y haz que quienes no logramos agradarte con nuestros actos seamos salvados por la intercesión de la Madre de tu Hijo, nuestro Señor Jesucristo. Que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
En lugar de la siguiente oración puede decirse , , , o .
OraciónLa oración conclusiva cierra el rezo del Oficio de lectura.
Oremos.
Ven en ayuda de nuestra debilidad, Dios de misericordia, y haz que, al recordar hoy a la Madre de tu Hijo, por su intercesión nos veamos libres de nuestras culpas. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
En lugar de la siguiente oración puede decirse , , , o .
OraciónLa oración conclusiva cierra el rezo del Oficio de lectura.
Oremos.
Que venga en nuestra ayuda, Señor, la poderosa intercesión de la Virgen María; así nos veremos libres de todo peligro y gozaremos de tu paz. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
En lugar de la siguiente oración puede decirse , , , o .
OraciónLa oración conclusiva cierra el rezo del Oficio de lectura.
Oremos.
Concédenos, Señor, la valiosa intercesión de la Virgen María, cuya gloriosa memoria hoy celebramos, y danos parte en los dones de tu amor por la intercesión de aquélla a la que hiciste llena de gracia. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
En lugar de la siguiente oración puede decirse , , , o .
OraciónLa oración conclusiva cierra el rezo del Oficio de lectura.
Oremos.
Te pedimos, Señor, que la maternal intercesión de la Madre de tu Hijo libre de los males del mundo y conduzca a los gozos de tu reino a los fieles que se alegran al saberse protegidos por la Virgen María. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
ConclusiónEn el rezo comunitario, durante la invocación inicial todos permanecen de pie.
V.Bendigamos al Señor.
R.Demos gracias a Dios.
Enlaces a las próximas Horas: Laudes, Tercia, Sexta, Nona, Vísperas y Completas.
LaudesLas Laudes están dirigidas y ordenadas a santificar la mañana. Habitualmente se celebran con la primera luz del día. Por ser una Hora principal debe dárseles máxima prioridad.
✠Todos hacen la señal de la cruz, desde la frente hasta el pecho y desde el hombro izquierdo al derecho. Invocación inicialLa invocación inicial se omite cuando las Laudes se dicen seguido del Invitatorio.En el rezo comunitario, durante la invocación inicial todos permanecen de pie.
V.Dios mío, ven en mi auxilio.
R.Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
HimnoEl himno tiene por fin facilitar el comienzo de la oración.En el rezo comunitario, durante la invocación inicial todos permanecen de pie.Si las Laudes se dicen unidas a otra Hora, en lugar de este himno puede decirse el de la referida Hora; en este caso también se omite el himno de la otra Hora.
María, pureza en vuelo,
Virgen de vírgenes, danos
la gracia de ser humanos
sin olvidarnos del cielo.
Enséñanos a vivir,
ayúdenos tu oración,
danos en la tentación
la gracia de resistir.
Honor a la Trinidad
por esta limpia victoria,
y gloria por esta gloria
que alegra la cristiandad. Amén.
SalmodiaLa salmodia de las Laudes consta de un salmo matutino, un cántico del antiguo Testamento y un salmo de alabanza.En el rezo comunitario los salmos se cantan o recitan bien sea en forma seguida (in directum), bien sea alternando los versos o estrofas entre dos coros o dos partes de la asamblea, o bien sea en forma responsorial.
Ant. 1.Por la mañana proclamamos, Señor, tu misericordia y de noche tu fidelidad.
Salmo 91
Alabanza a Dios que con sabiduría y justicia dirige la vida de los hombres«Este salmo canta las maravillas realizadas en Cristo» (S. Atanasio).
Es bueno dar gracias al Señor
y tocar para tu nombre, oh Altísimo,
proclamar por la mañana tu misericordia
y de noche tu fidelidad,
con arpas de diez cuerdas y laúdes
sobre arpegios de cítaras.
Tus acciones, Señor, son mi alegría,
y mi júbilo, las obras de tus manos.
¡Qué magníficas son tus obras, Señor,
qué profundos tus designios!
El ignorante no los entiende
ni el necio se da cuenta.
Aunque germinen como hierba los malvados
y florezcan los malhechores,
serán destruidos para siempre.
Tú, en cambio, Señor,
eres excelso por los siglos.
Porque tus enemigos, Señor, perecerán,
los malhechores serán dispersados;
pero a mí me das la fuerza de un búfalo
y me unges con aceite nuevo.
Mis ojos no temerán a mis enemigos,
mis oídos escucharán su derrota.
El justo crecerá como una palmera
y se alzará como un cedro del Líbano:
plantado en la casa del Señor,
crecerá en los atrios de nuestro Dios;
en la vejez seguirá dando fruto
y estará lozano y frondoso,
para proclamar que el Señor es justo,
que en mi Roca no existe la maldad.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.Por la mañana proclamamos, Señor, tu misericordia y de noche tu fidelidad.Si se juzga oportuno, puede omitirse la repetición de la antífona.
Ant. 2.Dad gloria a nuestro Dios.
Cántico Dt 32, 1-12
Beneficios de Dios para con su pueblo«¡Cuántas veces he querido agrupar a tus hijos como la gallina cobija a los polluelos bajo las alas!» (Mt 23, 37).
Escuchad, cielos, y hablaré;
oye, tierra, los dichos de mi boca;
descienda como lluvia mi doctrina,
destile como rocío mi palabra;
como llovizna sobre la hierba,
como sereno sobre el césped;
voy a proclamar el nombre del Señor:
dad gloria a nuestro Dios.
Él es la Roca, sus obras son perfectas,
sus caminos son justos,
es un Dios fiel, sin maldad;
es justo y recto.
Hijos degenerados, se portaron mal con él,
generación malvada y pervertida.
¿Así le pagas al Señor,
pueblo necio e insensato?
¿No es él tu padre y tu creador,
el que te hizo y te constituyó?
Acuérdate de los días remotos,
considera las edades pretéritas,
pregunta a tu padre y te lo contará,
a tus ancianos y te lo dirán:
Cuando el Altísimo daba a cada pueblo su heredad,
y distribuía a los hijos de Adán,
trazando las fronteras de las naciones,
según el número de los hijos de Dios,
la porción del Señor fue su pueblo,
Jacob fue la parte de su heredad.
Lo encontró en una tierra desierta,
en una soledad poblada de aullidos:
lo rodeó cuidando de él,
lo guardó como a las niñas de sus ojos.
Como el águila incita a su nidada,
revolando sobre los polluelos,
así extendió sus alas, los tomó
y los llevó sobre sus plumas.
El Señor solo los condujo,
no hubo dioses extraños con él.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.Dad gloria a nuestro Dios.Si se juzga oportuno, puede omitirse la repetición de la antífona.
Ant. 3.¡Qué admirable es tu nombre, Señor, en toda la tierra!
Salmo 8
Majestad del Señor y dignidad del hombre«Todo lo puso bajo sus pies y lo dio a la Iglesia como cabeza, sobre todo» (Ef 1, 22).
Señor, dueño nuestro,
¡qué admirable es tu nombre
en toda la tierra!
Ensalzaste tu majestad sobre los cielos.
De la boca de los niños de pecho
has sacado una alabanza contra tus enemigos,
para reprimir al adversario y al rebelde.
Cuando contemplo el cielo, obra de tus manos;
la luna y las estrellas que has creado,
¿qué es el hombre, para que te acuerdes de él;
el ser humano, para darle poder?
Lo hiciste poco inferior a los ángeles,
lo coronaste de gloria y dignidad,
le diste el mando sobre las obras de tus manos,
todo lo sometiste bajo sus pies:
rebaños de ovejas y toros,
y hasta las bestias del campo,
las aves del cielo, los peces del mar,
que trazan sendas por las aguas.
Señor, dueño nuestro,
¡qué admirable es tu nombre
en toda la tierra!
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.¡Qué admirable es tu nombre, Señor, en toda la tierra!Si se juzga oportuno, puede omitirse la repetición de la antífona.
En lugar de la siguiente lectura puede leerse o .
Lectura breve Ga 4, 4-5La lectura breve está señalada de acuerdo con las características del día, del tiempo o de la fiesta. Hay libertad para reemplazar la lectura breve por una lectura bíblica más extensa, apropiada al caso. En la celebración con el pueblo puede añadirse una homilía ilustrativa de la lectura. También puede añadirse un espacio de silencio a continuación de la lectura o de la homilía.
Cuando se cumplió el tiempo, envió Dios a su Hijo, nacido de una mujer, nacido bajo la ley, para rescatar a los que estaban bajo la ley, para que recibiéramos el ser hijos por adopción.
Responsorio breveComo respuesta a la palabra de Dios, se ofrece un canto responsorial o responsorio breve, que puede omitirse si se juzga oportuno.
V.Después del parto, ¡oh Virgen!, has permanecido intacta.
R.Después del parto, ¡oh Virgen!, has permanecido intacta.V.Madre de Dios, intercede por nosotros.
R.¡Oh Virgen!, has permanecido intacta.V.Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R.Después del parto, ¡oh Virgen!, has permanecido intacta.
En lugar de la siguiente lectura puede leerse o .
Lectura breve Is 61, 10La lectura breve está señalada de acuerdo con las características del día, del tiempo o de la fiesta. Hay libertad para reemplazar la lectura breve por una lectura bíblica más extensa, apropiada al caso. En la celebración con el pueblo puede añadirse una homilía ilustrativa de la lectura. También puede añadirse un espacio de silencio a continuación de la lectura o de la homilía.
Desbordo de gozo en el Señor, y me alegro con mi Dios: porque me ha vestido un traje de gala y me ha envuelto en un manto de triunfo, como a una novia que se adorna con sus joyas.
Responsorio breveComo respuesta a la palabra de Dios, se ofrece un canto responsorial o responsorio breve, que puede omitirse si se juzga oportuno.
V.El Señor la eligió y la predestinó.
R.El Señor la eligió y la predestinó.V.La hizo morar en su templo santo.
R.Y la predestinó.V.Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R.El Señor la eligió y la predestinó.
En lugar de la siguiente lectura puede leerse o .
Lectura breve Ap 12, 1La lectura breve está señalada de acuerdo con las características del día, del tiempo o de la fiesta. Hay libertad para reemplazar la lectura breve por una lectura bíblica más extensa, apropiada al caso. En la celebración con el pueblo puede añadirse una homilía ilustrativa de la lectura. También puede añadirse un espacio de silencio a continuación de la lectura o de la homilía.
Una gran señal apareció en el cielo: una Mujer, vestida del sol, con la luna bajo sus pies, y una corona de doce estrellas sobre su cabeza.
Responsorio breveComo respuesta a la palabra de Dios, se ofrece un canto responsorial o responsorio breve, que puede omitirse si se juzga oportuno.
V.Alégrate, María, llena de gracia, el Señor está contigo.
R.Alégrate, María, llena de gracia, el Señor está contigo.V.Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre.
R.El Señor está contigo.V.Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R.Alégrate, María, llena de gracia, el Señor está contigo.
Cántico evangélicoEl cántico evangélico expresa la alabanza y acción de gracias por la obra de la redención.En el rezo comunitario, durante la invocación inicial todos permanecen de pie.
En lugar de la siguiente antífona puede decirse , , , o .
Ant.Celebremos con todo nuestro afecto la conmemoración de la santísima Virgen María, para que ella interceda por nosotros ante nuestro Señor Jesucristo.
✠Todos hacen la señal de la cruz, desde la frente hasta el pecho y desde el hombro izquierdo al derecho. Cántico de Zacarías Lc 1, 68-79
El Mesías y su precursor
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo,
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas.
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.Celebremos con todo nuestro afecto la conmemoración de la santísima Virgen María, para que ella interceda por nosotros ante nuestro Señor Jesucristo.Si se juzga oportuno, puede omitirse la repetición de la antífona.
En lugar de la siguiente antífona puede decirse , , , o .
Ant.El Señor te ha bendecido, santa Virgen María, más que a todas las mujeres de la tierra.
✠Todos hacen la señal de la cruz, desde la frente hasta el pecho y desde el hombro izquierdo al derecho. Cántico de Zacarías Lc 1, 68-79
El Mesías y su precursor
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo,
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas.
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.El Señor te ha bendecido, santa Virgen María, más que a todas las mujeres de la tierra.Si se juzga oportuno, puede omitirse la repetición de la antífona.
En lugar de la siguiente antífona puede decirse , , , o .
Ant.Tú has engendrado, Virgen inmaculada, al que ha venido del cielo y has dado un Salvador al mundo; así nos ha sido devuelta la vida que habíamos perdido.
✠Todos hacen la señal de la cruz, desde la frente hasta el pecho y desde el hombro izquierdo al derecho. Cántico de Zacarías Lc 1, 68-79
El Mesías y su precursor
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo,
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas.
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.Tú has engendrado, Virgen inmaculada, al que ha venido del cielo y has dado un Salvador al mundo; así nos ha sido devuelta la vida que habíamos perdido.Si se juzga oportuno, puede omitirse la repetición de la antífona.
En lugar de la siguiente antífona puede decirse , , , o .
Ant.Alégrate, María, llena de gracia, el Señor está contigo; bendita tú entre las mujeres. Aleluya.
✠Todos hacen la señal de la cruz, desde la frente hasta el pecho y desde el hombro izquierdo al derecho. Cántico de Zacarías Lc 1, 68-79
El Mesías y su precursor
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo,
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas.
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.Alégrate, María, llena de gracia, el Señor está contigo; bendita tú entre las mujeres. Aleluya.Si se juzga oportuno, puede omitirse la repetición de la antífona.
En lugar de la siguiente antífona puede decirse , , , o .
Ant.Virgen inmaculada y santa, ninguna alabanza es digna de ti, pues por ti hemos recibido a nuestro Redentor, Jesucristo nuestro Señor.
✠Todos hacen la señal de la cruz, desde la frente hasta el pecho y desde el hombro izquierdo al derecho. Cántico de Zacarías Lc 1, 68-79
El Mesías y su precursor
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo,
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas.
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.Virgen inmaculada y santa, ninguna alabanza es digna de ti, pues por ti hemos recibido a nuestro Redentor, Jesucristo nuestro Señor.Si se juzga oportuno, puede omitirse la repetición de la antífona.
En lugar de la siguiente antífona puede decirse , , , o .
Ant.Tú eres la gloria de Jerusalén; tú, la alegría de Israel; tú, el orgullo de nuestra raza.
✠Todos hacen la señal de la cruz, desde la frente hasta el pecho y desde el hombro izquierdo al derecho. Cántico de Zacarías Lc 1, 68-79
El Mesías y su precursor
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo,
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas.
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.Tú eres la gloria de Jerusalén; tú, la alegría de Israel; tú, el orgullo de nuestra raza.Si se juzga oportuno, puede omitirse la repetición de la antífona.
En lugar de las siguientes preces pueden decirse .
PrecesLas preces de Laudes son peticiones para consagrar el día y el trabajo a Dios. En el rezo comunitario, durante las preces todos se ponen de pie.
Elevemos nuestras súplicas al Salvador, que quiso nacer de María Virgen, y digámosle:
R.Que tu santa Madre, Señor, interceda por nosotros.La respuesta R. se repite luego de cada petición.
Sol de justicia, a quien María Virgen precedía cual aurora luciente,
— haz que vivamos siempre iluminados por la claridad de tu presencia. R.
Palabra eterna del Padre, tú que elegiste a María como arca de tu morada,
— líbranos de toda ocasión de pecado. R.
Salvador del mundo, que quisiste que tu Madre estuviera junto a tu cruz,
— por su intercesión concédenos compartir con alegría tus padecimientos. R.
Señor Jesús, que colgado en la cruz entregaste María a Juan como madre,
— haz que nosotros vivamos también como hijos suyos. R.
Se pueden añadir algunas intenciones libres.
Según el mandato del Señor, digamos confiadamente:
Padre nuestro, que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu Reino;
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal.
En lugar de las siguientes preces pueden decirse .
PrecesLas preces de Laudes son peticiones para consagrar el día y el trabajo a Dios. En el rezo comunitario, durante las preces todos se ponen de pie.
Elevemos nuestras súplicas al Salvador, que quiso nacer de María Virgen, y digámosle:
R.Que tu santa Madre, Señor, interceda por nosotros.La respuesta R. se repite luego de cada petición.
Salvador del mundo, tú que con la eficacia de tu redención preservaste a tu Madre de toda mancha de pecado,
— líbranos también a nosotros de toda culpa. R.
Redentor nuestro, tú que hiciste de la inmaculada Virgen María tabernáculo purísimo de tu presencia y sagrario del Espíritu Santo,
— haz también de nosotros templos de tu Espíritu. R.
Palabra eterna del Padre, que enseñaste a María a escoger la parte mejor,
— ayúdanos a imitarla y a buscar el alimento que perdura hasta la vida eterna. R.
Rey de reyes, que elevaste contigo a tu Madre en cuerpo y alma al cielo,
— haz que aspiremos siempre a los bienes celestiales. R.
Señor del cielo y de la tierra, que has colocado a tu derecha a María reina,
— danos el gozo de tener parte en su gloria. R.
Se pueden añadir algunas intenciones libres.
Según el mandato del Señor, digamos confiadamente:
Padre nuestro, que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu Reino;
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal.
En lugar de la siguiente oración puede decirse , , , o .
OraciónLa oración conclusiva cierra el rezo de las Laudes.
Señor Dios todopoderoso, haz que, por la intercesión de santa María, la Virgen, nosotros, tus hijos, gocemos de plena salud de alma y cuerpo, vivamos alegres en medio de las dificultades del mundo y alcancemos la felicidad de tu reino eterno. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
En lugar de la siguiente oración puede decirse , , , o .
OraciónLa oración conclusiva cierra el rezo de las Laudes.
Perdona, Señor, las culpas de tus fieles y haz que quienes no logramos agradarte con nuestros actos seamos salvados por la intercesión de la Madre de tu Hijo, nuestro Señor Jesucristo. Que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
En lugar de la siguiente oración puede decirse , , , o .
OraciónLa oración conclusiva cierra el rezo de las Laudes.
Ven en ayuda de nuestra debilidad, Dios de misericordia, y haz que, al recordar hoy a la Madre de tu Hijo, por su intercesión nos veamos libres de nuestras culpas. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
En lugar de la siguiente oración puede decirse , , , o .
OraciónLa oración conclusiva cierra el rezo de las Laudes.
Que venga en nuestra ayuda, Señor, la poderosa intercesión de la Virgen María; así nos veremos libres de todo peligro y gozaremos de tu paz. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
En lugar de la siguiente oración puede decirse , , , o .
OraciónLa oración conclusiva cierra el rezo de las Laudes.
Concédenos, Señor, la valiosa intercesión de la Virgen María, cuya gloriosa memoria hoy celebramos, y danos parte en los dones de tu amor por la intercesión de aquélla a la que hiciste llena de gracia. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
En lugar de la siguiente oración puede decirse , , , o .
OraciónLa oración conclusiva cierra el rezo de las Laudes.
Te pedimos, Señor, que la maternal intercesión de la Madre de tu Hijo libre de los males del mundo y conduzca a los gozos de tu reino a los fieles que se alegran al saberse protegidos por la Virgen María. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
ConclusiónEn el rezo comunitario, durante la invocación inicial todos permanecen de pie.
Si preside un obispo, un presbítero o un diácono, puede bendecir al pueblo con la bendición solemne:
V.El Señor esté con vosotros.
R.Y con tu espíritu.V.Que la paz de Dios, que sobrepasa todo anhelo y esfuerzo humano, custodie vuestro corazón y vuestra inteligencia en el amor y conocimiento de Dios y de su Hijo Jesucristo, nuestro Señor.
R.Amén.V.La bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo ✠Todos hacen la señal de la cruz, desde la frente hasta el pecho y desde el hombro izquierdo al derecho. y Espíritu Santo, descienda sobre vosotros.
R.Amén.
También puede bendecir al pueblo con la bendición común:
V.El Señor esté con vosotros.
R.Y con tu espíritu.V.La bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo ✠Todos hacen la señal de la cruz, desde la frente hasta el pecho y desde el hombro izquierdo al derecho. y Espíritu Santo, descienda sobre vosotros.
R.Amén.
Si se despide a la comunidad, se añade la invitación:
V.Podéis ir en paz.
R.Demos gracias a Dios.
En el rezo individual o en una celebración comunitaria presidida por un ministro no ordenado, se dice:
V.El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R.Amén.
Enlaces a las próximas Horas: Oficio de lectura, Tercia, Sexta, Nona y Vísperas.
Hora terciaLa Hora tercia está orientada a santificar la media mañana. Habitualmente se celebra entre las 9:00 y las 12:00.
✠Todos hacen la señal de la cruz, desde la frente hasta el pecho y desde el hombro izquierdo al derecho. Invocación inicialEn el rezo comunitario, durante la invocación inicial todos permanecen de pie.
V.Dios mío, ven en mi auxilio.
R.Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
En lugar del siguiente himno puede decirse o .
HimnoEl himno tiene por fin facilitar el comienzo de la oración.En el rezo comunitario, durante la invocación inicial todos permanecen de pie.Si la Hora tercia se dice unida a otra Hora, en lugar de este himno puede decirse el de la referida Hora; en este caso también se omite el himno de la otra Hora.
Ven, Espíritu Santo, luz y gozo,
Amor, que en tus incendios nos abrasas:
renueva el alma de este pueblo tuyo
que por mis labios canta tu alabanza.
En sus fatigas diarias, sé descanso;
en su lucha tenaz, vigor y gracia:
haz germinar la caridad del Padre,
que engendra flores y que quema zarzas.
Ven, Amor, que iluminas el camino,
compañero divino de las almas:
ven con tu viento a sacudir al mundo
y a abrir nuevos senderos de esperanza. Amén.
En lugar del siguiente himno puede decirse o .
HimnoEl himno tiene por fin facilitar el comienzo de la oración.En el rezo comunitario, durante la invocación inicial todos permanecen de pie.Si la Hora tercia se dice unida a otra Hora, en lugar de este himno puede decirse el de la referida Hora; en este caso también se omite el himno de la otra Hora.
Ven del seno de Dios, oh Santo Espíritu,
a visitar las mentes de tus fieles;
y haz que los corazones que creaste
se llenen con tus dádivas celestes.
Ilumine tu luz nuestros sentidos,
encienda el fuego de tu amor los pechos;
Espíritu de Cristo, fortalece
este barro mortal de nuestros corazones.
Danos, Amor, tu amor y la alegría
de conocer al Padre y a su Hijo,
de poseerte a ti que eres de entreambos
eternamente el inefable Espíritu. Amén.
En lugar del siguiente himno puede decirse o .
HimnoEl himno tiene por fin facilitar el comienzo de la oración.En el rezo comunitario, durante la invocación inicial todos permanecen de pie.Si la Hora tercia se dice unida a otra Hora, en lugar de este himno puede decirse el de la referida Hora; en este caso también se omite el himno de la otra Hora.
El trabajo, Señor, de cada día
nos sea por tu amor santificado,
convierte su dolor en alegría
de amor, que para dar tú nos has dado.
Paciente y larga es nuestra tarea
en la noche oscura del amor que espera;
dulce huésped del alma, al que flaquea
dale tu luz, tu fuerza que aligera.
En el alto gozoso del camino,
demos gracias a Dios, que nos concede
la esperanza sin fin del don divino;
todo lo puede en él quien nada puede. Amén.
SalmodiaLa salmodia de la Hora tercia consta de tres salmos o fragmentos de salmo.En el rezo comunitario los salmos se cantan o recitan bien sea en forma seguida (in directum), bien sea alternando los versos o estrofas entre dos coros o dos partes de la asamblea, o bien sea en forma responsorial.
Cuando se celebra sólo una Hora intermedia (tercia, sexta o nona), se dice la salmodia habitual a continuación. Cuando se celebran las tres Horas intermedias, en lugar de la salmodia habitual a continuación también puede decirse , cuidando de que se diga la salmodia habitual para una Hora intermedia y las salmodias complementarias para las Horas restantes.
Ant. 1.«El cielo y la tierra pasarán, mis palabras no pasarán», dice el Señor.
Salmo 118, 81-88
Me consumo ansiando tu salvación,
y espero en tu palabra;
mis ojos se consumen ansiando tus promesas,
mientras digo: ¿cuándo me consolarás?
Estoy como un odre puesto al humo,
pero no olvido tus leyes.
¿Cuántos serán los días de tu siervo?
¿Cuándo harás justicia de mis perseguidores?
Me han cavado fosas los insolentes,
ignorando tu voluntad;
todos tus mandatos son leales,
sin razón me persiguen, protégeme.
Casi dieron conmigo en la tumba,
pero yo no abandoné tus decretos;
por tu bondad dame vida,
para que observe los preceptos de tu boca.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.«El cielo y la tierra pasarán, mis palabras no pasarán», dice el Señor.Si se juzga oportuno, puede omitirse la repetición de la antífona.
Ant. 2.Tú eres, Señor, mi refugio y mi bastión contra el enemigo.
Salmo 60
Oración de un desterrado«Oración del justo que espera la vida eterna» (S. Hilario).
Dios mío, escucha mi clamor,
atiende a mi súplica;
te invoco desde el confín de la tierra
con el corazón abatido:
llévame a una roca inaccesible,
porque tú eres mi refugio
y mi bastión contra el enemigo.
Habitaré siempre en tu morada,
refugiado al amparo de tus alas;
porque tú, ¡oh Dios!, escucharás mis deseos
y me darás la heredad de los que veneran tu nombre.
Añade días a los días del rey,
que sus años alcancen varias generaciones;
que reine siempre en presencia de Dios,
que tu gracia y tu lealtad le hagan guardia.
Yo tañeré siempre en tu honor,
e iré cumpliendo mis votos día tras día.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.Tú eres, Señor, mi refugio y mi bastión contra el enemigo.Si se juzga oportuno, puede omitirse la repetición de la antífona.
Ant. 3.Protege mi vida, Señor, del terrible enemigo.
Salmo 63
Súplica contra los enemigos«Este salmo se aplica especialmente a la pasión del Señor» (S. Agustín).
Escucha, ¡oh Dios!, la voz de mi lamento,
protege mi vida del terrible enemigo;
escóndeme de la conjura de los perversos
y del motín de los malhechores:
afilan sus lenguas como espadas
y disparan como flechas palabras venenosas,
para herir a escondidas al inocente,
para herirlo por sorpresa y sin riesgo.
Se animan al delito,
calculan cómo esconder trampas,
y dicen: «¿Quién lo descubrirá?»
Inventan maldades y ocultan sus invenciones,
porque su mente y su corazón no tienen fondo.
Pero Dios los acribilla a flechazos,
por sorpresa los cubre de heridas;
su misma lengua los lleva a la ruina,
y los que lo ven menean la cabeza.
Todo el mundo se atemoriza,
proclama la obra de Dios
y medita sus acciones.
El justo se alegra con el Señor,
se refugia en él,
y se felicitan los rectos de corazón.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.Protege mi vida, Señor, del terrible enemigo.Si se juzga oportuno, puede omitirse la repetición de la antífona.
Cuando se celebra sólo una Hora intermedia (tercia, sexta o nona), en lugar de la salmodia complementaria a continuación, se dice . Cuando se celebran las tres Horas intermedias, en lugar de la salmodia complementaria a continuación también puede decirse , cuidando de que se diga la salmodia habitual para una Hora intermedia y las salmodias complementarias para las Horas restantes.
Ant. 1.Llamé, y él me respondió.
Salmo 119
Deseo de la paz«Estad firmes en la tribulación, sed asiduos en la oración» (Rm 12, 12).
En mi aflicción llamé al Señor,
y él me respondió.
Líbrame, Señor, de los labios mentirosos,
de la lengua traidora.
¿Qué te va a dar o a mandar Dios,
lengua traidora?
Flechas de arquero,
afiladas con ascuas de retama.
¡Ay de mí, desterrado en Masac,
acampado en Cadar!
Demasiado llevo viviendo
con los que odian la paz;
cuando yo digo: «Paz»,
ellos dicen: «Guerra».
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.Llamé, y él me respondió.Si se juzga oportuno, puede omitirse la repetición de la antífona.
Ant. 2.El Señor guarda tus entradas y salidas.
Salmo 120
El guardián del pueblo«No tendrán hambre ni sed; no les molestará el sol ni calor alguno» (Ap 7, 16).
Levanto mis ojos a los montes:
¿de dónde me vendrá el auxilio?
El auxilio me viene del Señor,
que hizo el cielo y la tierra.
No permitirá que resbale tu pie,
tu guardián no duerme;
no duerme ni reposa
el guardián de Israel.
El Señor te guarda a su sombra,
está a tu derecha;
de día el sol no te hará daño,
ni la luna de noche.
El Señor te guarda de todo mal,
él guarda tu alma;
el Señor guarda tus entradas y salidas,
ahora y por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.El Señor guarda tus entradas y salidas.Si se juzga oportuno, puede omitirse la repetición de la antífona.
Ant. 3.Me he alegrado por lo que me dijeron.
Salmo 121
La ciudad santa de Jerusalén«Os habéis acercado al monte de Sión, ciudad del Dios vivo, Jerusalén del cielo» (Hb 12, 22).
¡Qué alegría cuando me dijeron:
«Vamos a la casa del Señor»!
Ya están pisando nuestros pies
tus umbrales, Jerusalén.
Jerusalén está fundada
como ciudad bien compacta.
Allá suben las tribus,
las tribus del Señor,
según la costumbre de Israel,
a celebrar el nombre del Señor;
en ella están los tribunales de justicia
en el palacio de David.
Desead la paz a Jerusalén:
«Vivan seguros los que te aman,
haya paz dentro de tus muros,
seguridad en tus palacios.»
Por mis hermanos y compañeros,
voy a decir: «La paz contigo.»
Por la casa del Señor, nuestro Dios,
te deseo todo bien.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.Me he alegrado por lo que me dijeron.Si se juzga oportuno, puede omitirse la repetición de la antífona.
Lectura breve Dt 8, 5b-6La lectura breve está señalada de acuerdo con las características del día, del tiempo o de la fiesta. Hay libertad para reemplazar la lectura breve por una lectura bíblica más extensa, apropiada al caso. En la celebración con el pueblo puede añadirse una homilía ilustrativa de la lectura. También puede añadirse un espacio de silencio a continuación de la lectura o de la homilía.
El Señor, tu Dios, te ha educado como un padre educa a su hijo; para que guardes los preceptos del Señor, tu Dios, sigas sus caminos y lo temas.
V.La voluntad del Señor es pura y eternamente estable.
R.Los mandamientos del Señor son verdaderos y enteramente justos.
En lugar de la siguiente oración puede decirse , , , o .
OraciónLa oración conclusiva cierra el rezo de la Hora tercia.
Oremos.
Señor Dios todopoderoso, haz que, por la intercesión de santa María, la Virgen, nosotros, tus hijos, gocemos de plena salud de alma y cuerpo, vivamos alegres en medio de las dificultades del mundo y alcancemos la felicidad de tu reino eterno. Por Cristo nuestro Señor. Amén.
En lugar de la siguiente oración puede decirse , , , o .
OraciónLa oración conclusiva cierra el rezo de la Hora tercia.
Oremos.
Perdona, Señor, las culpas de tus fieles y haz que quienes no logramos agradarte con nuestros actos seamos salvados por la intercesión de la Madre de tu Hijo, nuestro Señor Jesucristo. Que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.
En lugar de la siguiente oración puede decirse , , , o .
OraciónLa oración conclusiva cierra el rezo de la Hora tercia.
Oremos.
Ven en ayuda de nuestra debilidad, Dios de misericordia, y haz que, al recordar hoy a la Madre de tu Hijo, por su intercesión nos veamos libres de nuestras culpas. Por Cristo nuestro Señor. Amén.
En lugar de la siguiente oración puede decirse , , , o .
OraciónLa oración conclusiva cierra el rezo de la Hora tercia.
Oremos.
Que venga en nuestra ayuda, Señor, la poderosa intercesión de la Virgen María; así nos veremos libres de todo peligro y gozaremos de tu paz. Por Cristo nuestro Señor. Amén.
En lugar de la siguiente oración puede decirse , , , o .
OraciónLa oración conclusiva cierra el rezo de la Hora tercia.
Oremos.
Concédenos, Señor, la valiosa intercesión de la Virgen María, cuya gloriosa memoria hoy celebramos, y danos parte en los dones de tu amor por la intercesión de aquélla a la que hiciste llena de gracia. Por Cristo nuestro Señor. Amén.
En lugar de la siguiente oración puede decirse , , , o .
OraciónLa oración conclusiva cierra el rezo de la Hora tercia.
Oremos.
Te pedimos, Señor, que la maternal intercesión de la Madre de tu Hijo libre de los males del mundo y conduzca a los gozos de tu reino a los fieles que se alegran al saberse protegidos por la Virgen María. Por Cristo nuestro Señor. Amén.
ConclusiónEn el rezo comunitario, durante la invocación inicial todos permanecen de pie.
V.Bendigamos al Señor.
R.Demos gracias a Dios.
Enlaces a las próximas Horas: Oficio de lectura, Sexta, Nona y Vísperas.
Hora sextaLa Hora sexta está orientada a santificar el medio día. Habitualmente se celebra entre las 12:00 y las 15:00.
✠Todos hacen la señal de la cruz, desde la frente hasta el pecho y desde el hombro izquierdo al derecho. Invocación inicialEn el rezo comunitario, durante la invocación inicial todos permanecen de pie.
V.Dios mío, ven en mi auxilio.
R.Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
En lugar del siguiente himno puede decirse o .
HimnoEl himno tiene por fin facilitar el comienzo de la oración.En el rezo comunitario, durante la invocación inicial todos permanecen de pie.Si la Hora sexta se dice unida a otra Hora, en lugar de este himno puede decirse el de la referida Hora; en este caso también se omite el himno de la otra Hora.
Te está cantando el martillo
y rueda en tu honor la rueda.
Puede que la luz no pueda
librar del humo su brillo.
¡Qué sudoroso y sencillo
te pones a mediodía,
Dios de esta dura porfía
de estar sin pausa creando,
y verte necesitando
del hombre más cada día!
Quien diga que Dios ha muerto
que salga a la luz y vea
si el mundo es o no tarea
de un Dios que sigue despierto.
Ya no es su sitio el desierto
ni en la montaña se esconde;
decid, si preguntan dónde,
que Dios está —sin mortaja—
en donde un hombre trabaja
y un corazón le responde. Amén.
En lugar del siguiente himno puede decirse o .
HimnoEl himno tiene por fin facilitar el comienzo de la oración.En el rezo comunitario, durante la invocación inicial todos permanecen de pie.Si la Hora sexta se dice unida a otra Hora, en lugar de este himno puede decirse el de la referida Hora; en este caso también se omite el himno de la otra Hora.
El pan de cada día
dánoslo hoy, Señor, a manos llenas;
convierte en alegría
nuestras labores buenas
y acaricia el dolor de nuestras penas.
¡Horas de tedio largas
sin la presencia buena de tus manos!
¡Ay, las horas amargas
nos veulven inhumanos,
si no abrimos el alma a los hermanos!
Santifica el momento
de este ruido tenaz, de esta fatiga.
Busquemos el aliento
de tu presencia amiga
que acreciente el esfuerzo y nos bendiga. Amén.
En lugar del siguiente himno puede decirse o .
HimnoEl himno tiene por fin facilitar el comienzo de la oración.En el rezo comunitario, durante la invocación inicial todos permanecen de pie.Si la Hora sexta se dice unida a otra Hora, en lugar de este himno puede decirse el de la referida Hora; en este caso también se omite el himno de la otra Hora.
Este mundo del hombre, en que él se afana
tras la felicidad que tanto ansía,
tú lo vistes, Señor, de luz temprana
y de radiante sol al mediodía.
Así el poder de tu presencia encierra
el secreto más hondo de esta vida;
un nuevo cielo y una nueva tierra
colmarán nuestro anhelo sin medida.
Poderoso Señor de nuestra historia,
no tardes en venir gloriosamente;
tu luz resplandeciente y tu victoria
inunden nuestra vida eternamente. Amén.
SalmodiaLa salmodia de la Hora sexta consta de tres salmos o fragmentos de salmo.En el rezo comunitario los salmos se cantan o recitan bien sea en forma seguida (in directum), bien sea alternando los versos o estrofas entre dos coros o dos partes de la asamblea, o bien sea en forma responsorial.
Cuando se celebra sólo una Hora intermedia (tercia, sexta o nona), se dice la salmodia habitual a continuación. Cuando se celebran las tres Horas intermedias, en lugar de la salmodia habitual a continuación también puede decirse , cuidando de que se diga la salmodia habitual para una Hora intermedia y las salmodias complementarias para las Horas restantes.
Ant. 1.«El cielo y la tierra pasarán, mis palabras no pasarán», dice el Señor.
Salmo 118, 81-88
Me consumo ansiando tu salvación,
y espero en tu palabra;
mis ojos se consumen ansiando tus promesas,
mientras digo: ¿cuándo me consolarás?
Estoy como un odre puesto al humo,
pero no olvido tus leyes.
¿Cuántos serán los días de tu siervo?
¿Cuándo harás justicia de mis perseguidores?
Me han cavado fosas los insolentes,
ignorando tu voluntad;
todos tus mandatos son leales,
sin razón me persiguen, protégeme.
Casi dieron conmigo en la tumba,
pero yo no abandoné tus decretos;
por tu bondad dame vida,
para que observe los preceptos de tu boca.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.«El cielo y la tierra pasarán, mis palabras no pasarán», dice el Señor.Si se juzga oportuno, puede omitirse la repetición de la antífona.
Ant. 2.Tú eres, Señor, mi refugio y mi bastión contra el enemigo.
Salmo 60
Oración de un desterrado«Oración del justo que espera la vida eterna» (S. Hilario).
Dios mío, escucha mi clamor,
atiende a mi súplica;
te invoco desde el confín de la tierra
con el corazón abatido:
llévame a una roca inaccesible,
porque tú eres mi refugio
y mi bastión contra el enemigo.
Habitaré siempre en tu morada,
refugiado al amparo de tus alas;
porque tú, ¡oh Dios!, escucharás mis deseos
y me darás la heredad de los que veneran tu nombre.
Añade días a los días del rey,
que sus años alcancen varias generaciones;
que reine siempre en presencia de Dios,
que tu gracia y tu lealtad le hagan guardia.
Yo tañeré siempre en tu honor,
e iré cumpliendo mis votos día tras día.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.Tú eres, Señor, mi refugio y mi bastión contra el enemigo.Si se juzga oportuno, puede omitirse la repetición de la antífona.
Ant. 3.Protege mi vida, Señor, del terrible enemigo.
Salmo 63
Súplica contra los enemigos«Este salmo se aplica especialmente a la pasión del Señor» (S. Agustín).
Escucha, ¡oh Dios!, la voz de mi lamento,
protege mi vida del terrible enemigo;
escóndeme de la conjura de los perversos
y del motín de los malhechores:
afilan sus lenguas como espadas
y disparan como flechas palabras venenosas,
para herir a escondidas al inocente,
para herirlo por sorpresa y sin riesgo.
Se animan al delito,
calculan cómo esconder trampas,
y dicen: «¿Quién lo descubrirá?»
Inventan maldades y ocultan sus invenciones,
porque su mente y su corazón no tienen fondo.
Pero Dios los acribilla a flechazos,
por sorpresa los cubre de heridas;
su misma lengua los lleva a la ruina,
y los que lo ven menean la cabeza.
Todo el mundo se atemoriza,
proclama la obra de Dios
y medita sus acciones.
El justo se alegra con el Señor,
se refugia en él,
y se felicitan los rectos de corazón.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.Protege mi vida, Señor, del terrible enemigo.Si se juzga oportuno, puede omitirse la repetición de la antífona.
Cuando se celebra sólo una Hora intermedia (tercia, sexta o nona), en lugar de la salmodia complementaria a continuación, se dice . Cuando se celebran las tres Horas intermedias, en lugar de la salmodia complementaria a continuación también puede decirse , cuidando de que se diga la salmodia habitual para una Hora intermedia y las salmodias complementarias para las Horas restantes.
Ant. 1.Tú que habitas en el cielo, ten misericordia de nosotros.
Salmo 122
El Señor, esperanza del pueblo«Dos ciegos… se pusieron a gritar: “Señor, ten compasión de nosotros, Hijo de David”» (Mt 20, 30).
A ti levanto mis ojos,
a ti que habitas en el cielo.
Como están los ojos de los esclavos
fijos en las manos de sus señores,
como están los ojos de la esclava
fijos en las manos de su señora,
así están nuestros ojos
en el Señor, Dios nuestro,
esperando su misericordia.
Misericordia, Señor, misericordia,
que estamos saciados de desprecios;
nuestra alma está saciada
del sarcasmo de los satisfechos,
del desprecio de los orgullosos.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.Tú que habitas en el cielo, ten misericordia de nosotros.Si se juzga oportuno, puede omitirse la repetición de la antífona.
Ant. 2.Nuestro auxilio es el nombre del Señor.
Salmo 123
Nuestro auxilio es el nombre del Señor«El Señor dijo a Pablo: «No temas… que yo estoy contigo» (Hch 18, 9-10).
Si el Señor no hubiera estado de nuestra parte
—que lo diga Israel—,
si el Señor no hubiera estado de nuestra parte,
cuando nos asaltaban los hombres,
nos habrían tragado vivos:
tanto ardía su ira contra nosotros.
Nos habrían arrollado las aguas,
llegándonos el torrente hasta el cuello;
nos habrían llegado hasta el cuello
las aguas espumantes.
Bendito el Señor, que no nos entregó
como presa a sus dientes;
hemos salvado la vida como un pájaro
de la trampa del cazador:
la trampa se rompió y escapamos.
Nuestro auxilio es el nombre del Señor,
que hizo el cielo y la tierra.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.Nuestro auxilio es el nombre del Señor.Si se juzga oportuno, puede omitirse la repetición de la antífona.
Ant. 3.El Señor rodea a su pueblo ahora y por siempre.
Salmo 124
El Señor vela por su pueblo«La paz de Dios sobre Israel» (Ga 6, 16).
Los que confían en el Señor son como el monte Sión:
no tiembla, está asentado para siempre.
Jerusalén está rodeada de montañas,
y el Señor rodea a su pueblo
ahora y por siempre.
No pesará el cetro de los malvados
sobre el lote de los justos,
no sea que los justos extiendan
su mano a la maldad.
Señor, concede bienes a los buenos,
a los sinceros de corazón;
y a los que se desvían por sendas tortuosas,
que los rechace el Señor con los malhechores.
¡Paz a Israel!
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.El Señor rodea a su pueblo ahora y por siempre.Si se juzga oportuno, puede omitirse la repetición de la antífona.
Lectura breve 1R 2, 2b-3La lectura breve está señalada de acuerdo con las características del día, del tiempo o de la fiesta. Hay libertad para reemplazar la lectura breve por una lectura bíblica más extensa, apropiada al caso. En la celebración con el pueblo puede añadirse una homilía ilustrativa de la lectura. También puede añadirse un espacio de silencio a continuación de la lectura o de la homilía.
Esfuérzate y sé hombre. Sé fiel al Señor tu Dios marchando por sus caminos, guardando sus mandamientos, sus leyes y sus preceptos, como están escritos en la ley de Moisés, para que seas afortunado en cuanto hicieras y dondequiera que vayas.
V.Guíame, Señor, por la senda de tus mandatos.
R.Porque ella es mi gozo.
OraciónLa oración conclusiva cierra el rezo de la Hora sexta.
Oremos.
Señor, fuego ardiente de amor eterno, haz que, inflamados en tu amor, te amemos a ti sobre todas las cosas y a nuestro prójimo por amor tuyo. Por Cristo nuestro Señor. Amén.
ConclusiónEn el rezo comunitario, durante la invocación inicial todos permanecen de pie.
V.Bendigamos al Señor.
R.Demos gracias a Dios.
Enlaces a las próximas Horas: Oficio de lectura, Nona y Vísperas.
Hora nonaLa Hora nona está orientada a santificar la media tarde. Habitualmente se celebra entre las 15:00 y las 18:00.
✠Todos hacen la señal de la cruz, desde la frente hasta el pecho y desde el hombro izquierdo al derecho. Invocación inicialEn el rezo comunitario, durante la invocación inicial todos permanecen de pie.
V.Dios mío, ven en mi auxilio.
R.Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
En lugar del siguiente himno puede decirse o .
HimnoEl himno tiene por fin facilitar el comienzo de la oración.En el rezo comunitario, durante la invocación inicial todos permanecen de pie.Si la Hora nona se dice unida a otra Hora, en lugar de este himno puede decirse el de la referida Hora; en este caso también se omite el himno de la otra Hora.
Fundamento de todo lo que existe,
de tu pueblo elegido eterna roca,
de los tiempos Señor, que prometiste
dar tu vigor al que con fe te invoca.
Mira al hombre que es fiel y no te olvida,
tu Espíritu, tu paz háganlo fuerte
para amarte y servirte en esta vida
y gozarte después de santa muerte.
Jesús, Hijo del Padre, ven aprisa
en este atardecer que se avecina,
serena claridad y dulce brisa
será tu amor que todo lo domina. Amén.
En lugar del siguiente himno puede decirse o .
HimnoEl himno tiene por fin facilitar el comienzo de la oración.En el rezo comunitario, durante la invocación inicial todos permanecen de pie.Si la Hora nona se dice unida a otra Hora, en lugar de este himno puede decirse el de la referida Hora; en este caso también se omite el himno de la otra Hora.
Oh Jesús, que en tu cruz has demostrado
tu gran amor, tu gran misericordia,
y tu fuerza nos das para seguirte
por el mismo camino hacia la gloria.
Que fielmente cumplamos en tu Iglesia
nuestra parte en tu obra salvadora,
y, al llegar a la tarde de la vida,
en gozo eterno el Padre nos acoja.
Gracias, Padre, a ti porque nos llamas,
a Jesús, que en su sangre nos redime,
y al Espíritu Santo, luz y guía
de este pueblo que al cielo se dirige. Amén.
En lugar del siguiente himno puede decirse o .
HimnoEl himno tiene por fin facilitar el comienzo de la oración.En el rezo comunitario, durante la invocación inicial todos permanecen de pie.Si la Hora nona se dice unida a otra Hora, en lugar de este himno puede decirse el de la referida Hora; en este caso también se omite el himno de la otra Hora.
Danos, Señor, la firme voluntad,
compañera y sostén de la virtud,
que sabe en la fatiga hallar quietud
y en medio de las sombras claridad:
La que trueca en tesón la veleidad,
y el ocio en perennal solicitud,
y las ásperas fiebres en salud
y los torpes engaños en verdad.
Y así conseguirá mi corazón
que los favores que a tu amor debí
le ofrezcan algún fruto en galardón.
Y aún tú, Señor, conseguirás así
que no llegue a romper mi confusión
la imagen tuya que pusiste en mí. Amén.
SalmodiaLa salmodia de la Hora nona consta de tres salmos o fragmentos de salmo.En el rezo comunitario los salmos se cantan o recitan bien sea en forma seguida (in directum), bien sea alternando los versos o estrofas entre dos coros o dos partes de la asamblea, o bien sea en forma responsorial.
Cuando se celebra sólo una Hora intermedia (tercia, sexta o nona), se dice la salmodia habitual a continuación. Cuando se celebran las tres Horas intermedias, en lugar de la salmodia habitual a continuación también puede decirse , cuidando de que se diga la salmodia habitual para una Hora intermedia y las salmodias complementarias para las Horas restantes.
Ant. 1.«El cielo y la tierra pasarán, mis palabras no pasarán», dice el Señor.
Salmo 118, 81-88
Me consumo ansiando tu salvación,
y espero en tu palabra;
mis ojos se consumen ansiando tus promesas,
mientras digo: ¿cuándo me consolarás?
Estoy como un odre puesto al humo,
pero no olvido tus leyes.
¿Cuántos serán los días de tu siervo?
¿Cuándo harás justicia de mis perseguidores?
Me han cavado fosas los insolentes,
ignorando tu voluntad;
todos tus mandatos son leales,
sin razón me persiguen, protégeme.
Casi dieron conmigo en la tumba,
pero yo no abandoné tus decretos;
por tu bondad dame vida,
para que observe los preceptos de tu boca.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.«El cielo y la tierra pasarán, mis palabras no pasarán», dice el Señor.Si se juzga oportuno, puede omitirse la repetición de la antífona.
Ant. 2.Tú eres, Señor, mi refugio y mi bastión contra el enemigo.
Salmo 60
Oración de un desterrado«Oración del justo que espera la vida eterna» (S. Hilario).
Dios mío, escucha mi clamor,
atiende a mi súplica;
te invoco desde el confín de la tierra
con el corazón abatido:
llévame a una roca inaccesible,
porque tú eres mi refugio
y mi bastión contra el enemigo.
Habitaré siempre en tu morada,
refugiado al amparo de tus alas;
porque tú, ¡oh Dios!, escucharás mis deseos
y me darás la heredad de los que veneran tu nombre.
Añade días a los días del rey,
que sus años alcancen varias generaciones;
que reine siempre en presencia de Dios,
que tu gracia y tu lealtad le hagan guardia.
Yo tañeré siempre en tu honor,
e iré cumpliendo mis votos día tras día.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.Tú eres, Señor, mi refugio y mi bastión contra el enemigo.Si se juzga oportuno, puede omitirse la repetición de la antífona.
Ant. 3.Protege mi vida, Señor, del terrible enemigo.
Salmo 63
Súplica contra los enemigos«Este salmo se aplica especialmente a la pasión del Señor» (S. Agustín).
Escucha, ¡oh Dios!, la voz de mi lamento,
protege mi vida del terrible enemigo;
escóndeme de la conjura de los perversos
y del motín de los malhechores:
afilan sus lenguas como espadas
y disparan como flechas palabras venenosas,
para herir a escondidas al inocente,
para herirlo por sorpresa y sin riesgo.
Se animan al delito,
calculan cómo esconder trampas,
y dicen: «¿Quién lo descubrirá?»
Inventan maldades y ocultan sus invenciones,
porque su mente y su corazón no tienen fondo.
Pero Dios los acribilla a flechazos,
por sorpresa los cubre de heridas;
su misma lengua los lleva a la ruina,
y los que lo ven menean la cabeza.
Todo el mundo se atemoriza,
proclama la obra de Dios
y medita sus acciones.
El justo se alegra con el Señor,
se refugia en él,
y se felicitan los rectos de corazón.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.Protege mi vida, Señor, del terrible enemigo.Si se juzga oportuno, puede omitirse la repetición de la antífona.
Cuando se celebra sólo una Hora intermedia (tercia, sexta o nona), en lugar de la salmodia complementaria a continuación, se dice . Cuando se celebran las tres Horas intermedias, en lugar de la salmodia complementaria a continuación también puede decirse , cuidando de que se diga la salmodia habitual para una Hora intermedia y las salmodias complementarias para las Horas restantes.
Ant. 1.El Señor ha estado grande con nosotros, y estamos alegres.
Salmo 125
Dios, alegría y esperanza nuestra«Como participáis en el sufrimiento, también participáis en el consuelo» (2Co 1, 7).
Cuando el Señor cambió la suerte de Sión,
nos parecía soñar:
la boca se nos llenaba de risas,
la lengua de cantares.
Hasta los gentiles decían:
«El Señor ha estado grande con ellos.»
El Señor ha estado grande con nosotros,
y estamos alegres.
Que el Señor cambie nuestra suerte
como los torrentes del Negueb.
Los que sembraban con lágrimas
cosechan entre cantares.
Al ir, iban llorando,
llevando la semilla;
al volver, vuelven cantando,
trayendo sus gavillas.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.El Señor ha estado grande con nosotros, y estamos alegres.Si se juzga oportuno, puede omitirse la repetición de la antífona.
Ant. 2.El Señor nos construya la casa y nos guarde la ciudad.
Salmo 126
El esfuerzo humano es inútil sin Dios«Sois edificación de Dios» (1Co 3, 9).
Si el Señor no construye la casa,
en vano se cansan los albañiles;
si el Señor no guarda la ciudad,
en vano vigilan los centinelas.
Es inútil que madruguéis,
que veléis hasta muy tarde,
los que coméis el pan de vuestros sudores:
¡Dios lo da a sus amigos mientras duermen!
La herencia que da el Señor son los hijos;
una recompensa es el fruto de las entrañas:
son saetas en mano de un guerrero
los hijos de la juventud.
Dichoso el hombre que llena
con ellas su aljaba:
no quedará derrotado cuando litigue
con su adversario en la plaza.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.El Señor nos construya la casa y nos guarde la ciudad.Si se juzga oportuno, puede omitirse la repetición de la antífona.
Ant. 3.Dichoso el que teme al Señor. ▶Cuando la antífona coincide con los primeros versos de un salmo o cántico, el salmo o cántico se comienza en la marca ▶.
Salmo 127
Paz doméstica en el hogar del justo«“Que el Señor te bendiga desde Sión”, es decir, desde su Iglesia» (Arnobio).
¡Dichoso el que teme al Señor
▶ y sigue sus caminos!
Comerás del fruto de tu trabajo,
serás dichoso, te irá bien;
tu mujer, como una vid fecunda,
en medio de tu casa;
tus hijos, como renuevos de olivo,
alrededor de tu mesa:
ésta es la bendición del hombre
que teme al Señor.
Que el Señor te bendiga desde Sión,
que veas la prosperidad de Jerusalén
todos los días de tu vida;
que veas a los hijos de tus hijos.
¡Paz a Israel!
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.Dichoso el que teme al Señor.Si se juzga oportuno, puede omitirse la repetición de la antífona.
Lectura breve Jr 6, 16La lectura breve está señalada de acuerdo con las características del día, del tiempo o de la fiesta. Hay libertad para reemplazar la lectura breve por una lectura bíblica más extensa, apropiada al caso. En la celebración con el pueblo puede añadirse una homilía ilustrativa de la lectura. También puede añadirse un espacio de silencio a continuación de la lectura o de la homilía.
Poneos en los caminos y mirad, preguntad a las sendas antiguas: «¿Es éste el buen camino?» Caminad por él, y hallaréis reposo para vuestra alma.
V.Tus preceptos son mi herencia perpetua.
R.La alegría de mi corazón.
OraciónLa oración conclusiva cierra el rezo de la Hora nona.
Oremos.
Escucha, Señor, nuestra oración y danos la abundancia de tu paz, para que, por intercesión de la santísima Virgen María, después de haberte servido durante toda nuestra vida, podamos presentarnos ante ti sin temor alguno. Por Cristo nuestro Señor. Amén.
ConclusiónEn el rezo comunitario, durante la invocación inicial todos permanecen de pie.
V.Bendigamos al Señor.
R.Demos gracias a Dios.
Enlaces a las próximas Horas: Oficio de lectura y Vísperas.
I Vísperas (Domingo XXVII del tiempo ordinario)Las Vísperas se celebran en agradecimiento por cuanto se nos ha otorgado en la jornada y por cuanto hemos logrado realizar con acierto. Habitualmente se celebran al atardecer. Por ser una Hora principal debe dárseles máxima prioridad.Los domingos y las solemnidades tienen dos Vísperas: las I Vísperas, que se celebran el sábado o el día antes de la solemnidad, y las II Vísperas, que se celebran el mismo domingo o día de la solemnidad.
✠Todos hacen la señal de la cruz, desde la frente hasta el pecho y desde el hombro izquierdo al derecho. Invocación inicialEn el rezo comunitario, durante la invocación inicial todos permanecen de pie.
V.Dios mío, ven en mi auxilio.
R.Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
HimnoEl himno tiene por fin facilitar el comienzo de la oración.En el rezo comunitario, durante la invocación inicial todos permanecen de pie.Si las Vísperas se dicen unidas a otra Hora, en lugar de este himno puede decirse el de la referida Hora; en este caso también se omite el himno de la otra Hora.
Luz mensajera de gozo,
hermosura de la tarde,
llama de la santa gloria,
Jesús, luz de los mortales.
Te saludamos, Señor,
oh luz del mundo que traes
en tu rostro sin pecado
pura la divina imagen.
Cuando el día se oscurece,
buscando la luz amable
nuestras miradas te siguen
a ti, lumbre inapagable.
Salve, Cristo venturoso,
Hijo y Verbo en nuestra carne,
brilla en tu frente el Espíritu,
das el corazón del Padre.
Es justo juntar las voces
en el descanso del viaje,
y el himno del universo
a ti, Dios nuestro, cantarte.
Oh Cristo que glorificas
con tu vida nuestra sangre,
acepta la sinfonía
de nuestras voces filiales. Amén.
SalmodiaLa salmodia de las Vísperas consta de dos salmos o de dos partes de un salmo más extenso, y de un cántico tomado de las cartas de los apóstoles o del Apocalipsis.En el rezo comunitario los salmos se cantan o recitan bien sea en forma seguida (in directum), bien sea alternando los versos o estrofas entre dos coros o dos partes de la asamblea, o bien sea en forma responsorial.
Ant. 1.De la salida del sol hasta su ocaso, alabado sea el nombre del Señor.
Salmo 112
Alabado sea el nombre del Señor«Derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes» (Lc 1, 52).
Alabad, siervos del Señor,
alabad el nombre del Señor.
Bendito sea el nombre del Señor,
ahora y por siempre:
de la salida del sol hasta su ocaso,
alabado sea el nombre del Señor.
El Señor se eleva sobre todos los pueblos,
su gloria sobre los cielos.
¿Quién como el Señor Dios nuestro,
que se eleva en su trono
y se abaja para mirar
al cielo y a la tierra?
Levanta del polvo al desvalido,
alza de la basura al pobre,
para sentarlo con los príncipes,
los príncipes de su pueblo;
a la estéril le da un puesto en la casa,
como madre feliz de hijos.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.De la salida del sol hasta su ocaso, alabado sea el nombre del Señor.Si se juzga oportuno, puede omitirse la repetición de la antífona.
Ant. 2.Alzaré la copa de la salvación, invocando tu nombre, Señor.
Salmo 115
Acción de gracias en el templo«Por medio de Jesús ofrezcamos continuamente a Dios un sacrificio de alabanza» (Hb 13, 15).
Tenía fe, aun cuando dije:
«¡Qué desgraciado soy!»
Yo decía en mi apuro:
«Los hombres son unos mentirosos.»
¿Cómo pagaré al Señor
todo el bien que me ha hecho?
Alzaré la copa de la salvación,
invocando su nombre.
Cumpliré al Señor mis votos
en presencia de todo el pueblo.
Vale mucho a los ojos del Señor
la vida de sus fieles.
Señor, yo soy tu siervo,
siervo tuyo, hijo de tu esclava:
rompiste mis cadenas.
Te ofreceré un sacrificio de alabanza,
invocando tu nombre, Señor.
Cumpliré al Señor mis votos
en presencia de todo el pueblo,
en el atrio de la casa del Señor,
en medio de ti, Jerusalén.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.Alzaré la copa de la salvación, invocando tu nombre, Señor.Si se juzga oportuno, puede omitirse la repetición de la antífona.
Ant. 3.El Señor Jesús se rebajó; por eso Dios lo levantó sobre todo, por los siglos de los siglos.
Cántico Flp 2, 6-11
Cristo, siervo de Dios, en su misterio pascual
Cristo, a pesar de su condición divina,
no hizo alarde de su categoría de Dios,
al contrario, se anonadó a sí mismo,
y tomó la condición de esclavo,
pasando por uno de tantos.
Y así, actuando como un hombre cualquiera,
se rebajó hasta someterse incluso a la muerte
y una muerte de cruz.
Por eso Dios lo levantó sobre todo
y le concedió el «Nombre-sobre-todo-nombre»;
de modo que al nombre de Jesús toda rodilla se doble
en el cielo, en la tierra, en el abismo
y toda lengua proclame:
Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.El Señor Jesús se rebajó; por eso Dios lo levantó sobre todo, por los siglos de los siglos.Si se juzga oportuno, puede omitirse la repetición de la antífona.
Lectura breve Hb 13, 20-21La lectura breve está señalada de acuerdo con las características del día, del tiempo o de la fiesta. Hay libertad para reemplazar la lectura breve por una lectura bíblica más extensa, apropiada al caso. En la celebración con el pueblo puede añadirse una homilía ilustrativa de la lectura. También puede añadirse un espacio de silencio a continuación de la lectura o de la homilía.
El Dios de la paz, que sacó de entre los muertos, por la sangre de la alianza eterna, al gran Pastor de las ovejas, nuestro Señor Jesús, os haga perfectos en todo bien, para hacer su voluntad, cumpliendo en vosotros lo que es grato en su presencia por Jesucristo, a quien sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén.
Responsorio breveComo respuesta a la palabra de Dios, se ofrece un canto responsorial o responsorio breve, que puede omitirse si se juzga oportuno.
V.Cuántas son tus obras, Señor.
R.Cuántas son tus obras, Señor.V.Y todas las hiciste con sabiduría.
R.Tus obras, Señor.V.Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R.Cuántas son tus obras, Señor.
Cántico evangélicoEl cántico evangélico expresa la alabanza y acción de gracias por la obra de la redención.En el rezo comunitario, durante la invocación inicial todos permanecen de pie.
Ant.El hombre se unirá a su mujer y serán los dos una sola carne. ¡Gran misterio es éste! Y yo lo refiero a Cristo y a la Iglesia.
✠Todos hacen la señal de la cruz, desde la frente hasta el pecho y desde el hombro izquierdo al derecho. Cántico de la Santísima Virgen María Lc 1, 46-55
Alegría del alma en el Señor
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
—como lo había prometido a nuestros padres—
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.El hombre se unirá a su mujer y serán los dos una sola carne. ¡Gran misterio es éste! Y yo lo refiero a Cristo y a la Iglesia.Si se juzga oportuno, puede omitirse la repetición de la antífona.
En lugar de las siguientes preces pueden decirse .
PrecesLas preces de Vísperas son peticiones de intercesión. En el rezo comunitario, durante las preces todos se ponen de pie.
Recordando la bondad de Cristo, que se compadeció del pueblo hambriento y obró en favor suyo los prodigios de su amor, digámosle con fe:
R.Escúchanos, Señor.La respuesta R. se repite luego de cada petición.
Reconocemos, Señor, que todos los beneficios que hoy hemos recibido proceden de tu bondad; haz que no sean estériles, sino que den fruto,
— encontrando un corazón noble de nuestra parte. R.
Dios nuestro, luz y salvación de todos los pueblos, protege a los que dan testimonio de ti en el mundo,
— y enciende en ellos el fuego de tu Espíritu. R.
Haz, Señor, que todos los hombres respeten la dignidad de sus hermanos,
— y que todos juntos edifiquemos un mundo cada vez más humano. R.
A ti, que eres el médico de las almas y de los cuerpos,
— te pedimos que alivies a los enfermos y des la paz a los agonizantes, visitándolos con tu bondad. R.
Se pueden añadir algunas intenciones libres.
Dígnate agregar a los difuntos al número de tus escogidos,
— cuyos nombres están escritos en el libro de la vida. R.
Porque Jesús ha resucitado, todos somos hijos de Dios; por eso nos atrevemos a decir:
Padre nuestro, que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu Reino;
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal.
En lugar de las siguientes preces pueden decirse .
PrecesLas preces de Vísperas son peticiones de intercesión. En el rezo comunitario, durante las preces todos se ponen de pie.
Si se cree oportuno, en estas preces pueden citarse los nombres de algunas personas por las que se quiera orar.
Oremos a Dios, que cuida de todas sus creaturas, y digamos con sincera humildad:
R.Auxilia a tu pueblo, Señor.La respuesta R. se repite luego de cada petición.
Que la Iglesia reúna a todos los hombres en torno a ti. R.
Ayuda a nuestro papa N. R.
Bendice a nuestro obispo N. R.
Dirige tú mismo el trabajo de los ministros de la iglesia. R.
Santifica a los laicos. R.
Ayuda a los encarcelados. R.
Aleja de nosotros los terremotos. R.
Líbranos de una muerte inesperada. R.
Admite a los difuntos en tu gloria. R.
A continuación se dice el Padre Nuestro:
Padre nuestro, que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu Reino;
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal.
OraciónLa oración conclusiva cierra el rezo de las Vísperas.
Dios todopoderoso y eterno, que con la magnificencia de tu amor sobrepasas los méritos y aun los deseos de los que te suplican, derrama sobre nosotros tu misericordia, para que libres nuestra conciencia de toda inquietud y nos concedas aun aquello que no nos atrevemos a pedir. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
ConclusiónEn el rezo comunitario, durante la invocación inicial todos permanecen de pie.
Si preside un obispo, un presbítero o un diácono, puede bendecir al pueblo con la bendición solemne:
V.El Señor esté con vosotros.
R.Y con tu espíritu.V.Que la paz de Dios, que sobrepasa todo anhelo y esfuerzo humano, custodie vuestro corazón y vuestra inteligencia en el amor y conocimiento de Dios y de su Hijo Jesucristo, nuestro Señor.
R.Amén.V.La bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo ✠Todos hacen la señal de la cruz, desde la frente hasta el pecho y desde el hombro izquierdo al derecho. y Espíritu Santo, descienda sobre vosotros.
R.Amén.
También puede bendecir al pueblo con la bendición común:
V.El Señor esté con vosotros.
R.Y con tu espíritu.V.La bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo ✠Todos hacen la señal de la cruz, desde la frente hasta el pecho y desde el hombro izquierdo al derecho. y Espíritu Santo, descienda sobre vosotros.
R.Amén.
Si se despide a la comunidad, se añade la invitación:
V.Podéis ir en paz.
R.Demos gracias a Dios.
En el rezo individual o en una celebración comunitaria presidida por un ministro no ordenado, se dice:
V.El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R.Amén.
Enlaces a las próximas Horas: Oficio de lectura y Completas.
CompletasLas Completas cierran la santificación del día. Habitualmente se celebran antes del descanso nocturno.
✠Todos hacen la señal de la cruz, desde la frente hasta el pecho y desde el hombro izquierdo al derecho. Invocación inicialEn el rezo comunitario, durante la invocación inicial todos permanecen de pie.
V.Dios mío, ven en mi auxilio.
R.Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Examen de concienciaEs muy de alabar que, después de la invocación inicial, se haga un examen de conciencia.
Hermanos, habiendo llegado al final de esta jornada que Dios nos ha concedido, reconozcamos sinceramente nuestros pecados.
Se examina en silencio la conciencia.
En lugar de la siguiente fórmula penitenciaria puede decirse o .
Fórmula penitenciaria
Yo confieso ante Dios todopoderoso
y ante vosotros, hermanos,
que he pecado mucho
de pensamiento, palabra, obra y omisión:
por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.
Por eso ruego a santa María, siempre Virgen,
a los ángeles, a los santos y a vosotros, hermanos,
que intercedáis por mí ante Dios, nuestro Señor.
En lugar de la siguiente fórmula penitenciaria puede decirse o .
Fórmula penitenciaria
V.Señor, ten misericordia de nosotros.
R.Porque hemos pecado contra ti.V.Muéstranos, Señor, tu misericordia.
R.Y danos tu salvación.
En lugar de la siguiente fórmula penitenciaria puede decirse o .
Fórmula penitenciaria
V.Tú que has sido enviado a sanar los corazones afligidos, Señor, ten piedad (de nosotros).
R.Señor, ten piedad (de nosotros).V.Tú que has venido a llamar a los pecadores, Cristo, ten piedad (de nosotros).
R.Cristo, ten piedad (de nosotros).V.Tú que estás sentado a la derecha del Padre para interceder por nosotros, Señor, ten piedad (de nosotros).
R.Señor, ten piedad (de nosotros).
AbsoluciónSi preside la celebración un ministro, él solo dice la absolución; en caso contrario, la dicen todos.
V.El Señor todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.
R.Amén.
En lugar del siguiente himno puede decirse o .
HimnoEl himno tiene por fin facilitar el comienzo de la oración.En el rezo comunitario, durante la invocación inicial todos permanecen de pie.Si las Vísperas se dicen unidas a otra Hora, en lugar de este himno puede decirse el de la referida Hora; en este caso también se omite el himno de la otra Hora.
Cuando la luz del sol es ya poniente,
gracias, Señor, es nuestra melodía;
recibe, como ofrenda, amablemente,
nuestro dolor, trabajo y alegría.
Si poco fue el amor en nuestro empeño
de darle vida al día que fenece,
convierta en realidad lo que fue un sueño
tu gran amor que todo lo engrandece.
Tu cruz, Señor, redime nuestra suerte
de pecadora en justa, e ilumina
la senda de la vida y de la muerte
del hombre que en la fe lucha y camina.
Jesús, Hijo del Padre, cuando avanza
la noche oscura sobre nuestro día,
concédenos la paz y la esperanza
de esperar cada noche tu gran día. Amén.
En lugar del siguiente himno puede decirse o .
HimnoEl himno tiene por fin facilitar el comienzo de la oración.En el rezo comunitario, durante la invocación inicial todos permanecen de pie.Si las Vísperas se dicen unidas a otra Hora, en lugar de este himno puede decirse el de la referida Hora; en este caso también se omite el himno de la otra Hora.
Se inclina ya mi frente,
sellado está el trabajo;
Señor, tu pecho sea
la gracia del descanso.
Mis ojos se retiran,
la voz deja su canto,
pero el amor enciende
su lámpara velando.
Lucero que te fuiste,
con gran amor amado,
en tu gloria dormimos
y en sueños te adoramos. Amén.
En lugar del siguiente himno puede decirse o .
HimnoEl himno tiene por fin facilitar el comienzo de la oración.En el rezo comunitario, durante la invocación inicial todos permanecen de pie.Si las Vísperas se dicen unidas a otra Hora, en lugar de este himno puede decirse el de la referida Hora; en este caso también se omite el himno de la otra Hora.
Cristo, Señor de la noche,
que disipas las tinieblas:
mientras los cuerpos reposan,
sé tú nuestro centinela.
Después de tanta fatiga,
después de tanta dureza,
acógenos en tus brazos
y danos noche serena.
Si nuestros ojos se duermen,
que el alma esté siempre en vela;
en paz cierra nuestros párpados
para que cesen las penas.
Y que al despuntar el alba,
otra vez con fuerzas nuevas,
te demos gracias, oh Cristo,
por la vida que comienza. Amén.
SalmodiaLa salmodia de las Completas consta de uno o dos salmos.En el rezo comunitario los salmos se cantan o recitan bien sea en forma seguida (in directum), bien sea alternando los versos o estrofas entre dos coros o dos partes de la asamblea, o bien sea en forma responsorial.
Ant. 1.Ten piedad de mí, Señor, y escucha mi oración.
Salmo 4
Acción de gracias«El Señor hizo maravillas al resucitar a Jesucristo de entre los muertos» (S. Agustín).
Escúchame cuando te invoco, Dios, defensor mío;
tú que en el aprieto me diste anchura,
ten piedad de mí y escucha mi oración.
Y vosotros, ¿hasta cuándo ultrajaréis mi honor,
amaréis la falsedad y buscaréis el engaño?
Sabedlo: el Señor hizo milagros en mi favor,
y el Señor me escuchará cuando lo invoque.
Temblad y no pequéis, reflexionad
en el silencio de vuestro lecho;
ofreced sacrificios legítimos
y confiad en el Señor.
Hay muchos que dicen: «¿Quién nos hará ver la dicha,
si la luz de tu rostro ha huido de nosotros?»
Pero tú, Señor, has puesto en mi corazón más alegría
que si abundara en trigo y en vino.
En paz me acuesto y en seguida me duermo,
porque tú solo, Señor, me haces vivir tranquilo.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.Ten piedad de mí, Señor, y escucha mi oración.Si se juzga oportuno, puede omitirse la repetición de la antífona.
Ant. 2.Durante la noche, bendecid al Señor.
Salmo 133
Oración vespertina en el templo«Alabad al Señor, sus siervos todos, los que le teméis, pequeños y grandes» (Ap 19, 5).
Y ahora bendecid al Señor,
los siervos del Señor,
los que pasáis la noche
en la casa del Señor:
Levantad las manos hacia el santuario,
y bendecid al Señor.
El Señor te bendiga desde Sión:
el que hizo cielo y tierra.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.Durante la noche, bendecid al Señor.Si se juzga oportuno, puede omitirse la repetición de la antífona.
Lectura breve Dt 6, 4-7La lectura breve está señalada de acuerdo con las características del día, del tiempo o de la fiesta. Hay libertad para reemplazar la lectura breve por una lectura bíblica más extensa, apropiada al caso. En la celebración con el pueblo puede añadirse una homilía ilustrativa de la lectura. También puede añadirse un espacio de silencio a continuación de la lectura o de la homilía.
Escucha, Israel: El Señor, nuestro Dios, es solamente uno. Amarás al Señor, tu Dios, con todo el corazón, con toda el alma, con todas las fuerzas. Las palabras que hoy te digo quedarán en tu memoria; se las repetirás a tus hijos y hablarás de ellas estando en casa y yendo de camino, acostado y levantado.
Responsorio breveComo respuesta a la palabra de Dios, se ofrece un canto responsorial o responsorio breve, que puede omitirse si se juzga oportuno.
V.En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
R.En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.V.Tú, el Dios leal, nos librarás.
R.Te encomiendo mi espíritu.V.Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R.En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
Cántico evangélicoEl cántico evangélico expresa la alabanza y acción de gracias por la obra de la redención.En el rezo comunitario, durante la invocación inicial todos permanecen de pie.
Ant.Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y descansemos en paz.
✠Todos hacen la señal de la cruz, desde la frente hasta el pecho y desde el hombro izquierdo al derecho. Cántico de Simeón Lc 2, 29-32
Cristo, luz de las naciones y gloria de Israel
Ahora, Señor, según tu promesa,
puedes dejar a tu siervo irse en paz,
porque mis ojos han visto a tu Salvador,
a quien has presentado ante todos los pueblos:
luz para alumbrar a las naciones
y gloria de tu pueblo Israel.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y descansemos en paz.Si se juzga oportuno, puede omitirse la repetición de la antífona.
OraciónLa oración conclusiva cierra el rezo de las Completas.
Oremos.
Guárdanos, Señor, durante esta noche y haz que mañana, ya al clarear el nuevo día, la celebración del domingo nos llene con la alegría de la resurrección de tu Hijo. Que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.
ConclusiónEn el rezo comunitario, durante la invocación inicial todos permanecen de pie.
V.El Señor todopoderoso nos conceda una noche tranquila y una santa muerte.
R.Amén.
En lugar de la siguiente antífona puede decirse , o .
Antífona final
Madre del Redentor, virgen fecunda,
puerta del cielo siempre abierta,
estrella del mar,
ven a librar al pueblo que tropieza
y se quiere levantar.
Ante la admiración de cielo y tierra,
engendraste a tu santo Creador,
y permaneces siempre virgen.
Recibe el saludo del ángel Gabriel,
y ten piedad de nosotros, pecadores.
En lugar de la siguiente antífona puede decirse , o .
Antífona final
Salve, Reina de los cielos
y Señora de los ángeles;
salve raíz, salve puerta,
que dio paso a nuestra luz.
Alégrate, virgen gloriosa,
entre todas la más bella;
salve, agraciada doncella,
ruega a Cristo por nosotros.
En lugar de la siguiente antífona puede decirse , o .
Antífona final
Dios te salve, Reina y Madre de misericordia,
vida, dulzura y esperanza nuestra,
Dios te salve.
A ti llamamos los desterrados hijos de Eva,
a ti suspiramos, gimiendo y llorando,
en este valle de lágrimas.
Ea, pues, Señora, abogada nuestra,
vuelve a nosotros tus ojos misericordiosos,
y después de este destierro muéstranos a Jesús,
fruto bendito de tu vientre.
¡Oh clemente, oh piadosa,
oh dulce Virgen María!
En lugar de la siguiente antífona puede decirse , o .
Antífona final
Bajo tu amparo nos acogemos,
santa Madre de Dios,
no desprecies las oraciones
que te dirigimos en nuestras necesidades,
antes bien líbranos de todo peligro,
oh Virgen gloriosa y bendita.