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Acerca de
Santos del día
10 de septiembre de 2024
En Alejandría, en Egipto, san Nemesio, mártir, que, acusado falsamente de ladrón, fue llevado a juicio y absuelto por el juez, pero después, en la persecución bajo el emperador Decio, fue acusado ante el juez Emiliano de profesar la religión cristiana, siendo, por ello, atormentado con reiterados suplicios y quemado con ladrones a semejanza del Salvador, que sufrió la cruz entre ellos (251).
Conmemoración de los santos Nemesiano y compañeros Félix, Lucio, otro Félix, Liteo, Poliano, Víctor, Jaderes y Dativo, todos los cuales, como obispos, presbíteros y diáconos, en la rabiosa persecución que se levantó en África siendo emperadores Valeriano y Galieno, fueron apaleados por confesar a Cristo y después atados con grillos y llevados a cavar en minas de metal, donde, entretanto, recibían cartas exhortativas de san Cipriano para mantenerse firmes en los preceptos del Señor, soportando las cadenas del suplicio (257-258).
En Constantinopla, santa Pulqueria, defensora y promotora de la fe ortodoxa (453).
En Novara, región de la Liguria, en Italia, san Agabio (antes Agapio), obispo (s. V).
En Albi, de Aquitania (hoy Francia), san Salvio, obispo, que, procedente de la vida claustral, fue promovido a la sede a su pesar y, al declararse una fuerte epidemia, como buen pastor no quiso ausentarse de su ciudad (584).
Cerca de Espira, en la Renania, de Austrasia, en Germania, pasión de san Teodardo, obispo de Tongeren y mártir, que fue asesinado yendo a visitar al rey Childerico (c. 670).
* En Avranches, de Neustria (hoy Francia), san Auberto, obispo, promotor del culto a san Miguel Arcángel en el monte Tumba (hoy Saint-Michel) (c. 725).
* En el monasterio de Lucedio, en Vercelli, del Piamonte, beato Oglerio, abad de la Orden Cisterciense (1214).
En Tolentino, del Piceno, en Italia, san Nicolás, presbítero, religioso de la Orden de Ermitaños de San Agustín, que, fraile de rigurosa penitencia y oración asidua, severo consigo y comprensivo con los demás, se autoimponía muchas veces la penitencia de los otros (1305).
* En Nagasaki, de Japón, beatos Sebastián Kimura, de la Compañía de Jesús, Francisco Morales, de la Orden de Predicadores, presbíteros, y cincuenta compañeros mártiresÉstos son sus nombres: beatos Angel Orsucci, Alfonso de Mena, José de San Jacinto de Salvanés, Jacinto Orfanel, presbíteros dominicos, y Domingo del Rosario y Alejo, religiosos de la misma Orden; Ricardo de Santa Ana y Pedro de Ávila, presbíteros de la Orden de Hermanos Menores, y Vicente de San José, religioso de la misma Orden; Carlos Espínola, presbítero jesuita, y Gonzalo Fusai, Antonio Kiuni, Tomás del Rosario, Tomás Akahoshi, Pedro Sampo, Miguel Shumpo, Luis Kawara, Juan Chūgoku, religiosos también jesuitas; León de Satsuma, Lucía de Freitas; Antonio Sanga, catequista, y Magdalena, cónyuges; Antonio Coreano, catequista, y María, cónyuges, con sus hijos Juan y Pedro; Pablo Nagaishi y Tecla, cónyuges, con su hijo Pedro; Pablo Tanaka y María, cónyuges; Domingo Yamada y Clara, cónyuges; Isabel Fernández, viuda del beato Domingo Jorge, con su hijo Ignacio; María, viuda del beato Andrés Tokuan; Inés, viuda del beato Cosme Takeya; María, viuda del beato Juan Shōun; Dominica Ogata, María Tanaura, Apolonia y Catalina, viudas; Domingo Nakano, hijo del beato Matías Nakano; Bartolomé Kawano Shichiemon; Damián Yamichi Tanda y su hijo Miguel; Tomás Shichirō, Rufo Ishimoto; Clemente (Bosio) Vom y su hijo Antonio., entre sacerdotes, religiosos, matrimonios, jóvenes, catequistas, viudas y niños, todos los cuales murieron por Cristo, martirizados con crueles tormentos en una colina ante ingente multitud (1622).
En Londres, en Inglaterra, san Ambrosio Eduardo Barlow, presbítero de la Orden de San Benito, mártir, que durante veinticuatro años confirmó en la fe y piedad a los católicos de la región de Lancashire y fue apresado el día de Pascua mientras predicaba, siendo condenado a muerte, bajo el reinado de Carlos I, subiendo, después de un tiempo de cárcel, al patíbulo de Tyburn (1641).
* En aguas marítimas, frente a Rochefort, en la costa de Francia, beato Jacobo Gagnot, presbítero de la Orden Carmelitana y mártir, que, durante la Revolución Francesa, por razón de su sacerdocio fue inhumanamente embarcado en una mísera nave, donde, ayudando a los enfermos concautivos, desfalleció consumido y contagiado de enfermedades (1794).