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Santos del día
27 de agosto de 2024
Memoria de santa Mónica, que, muy joven todavía, fue dada en matrimonio a Patricio, del que tuvo hijos, entre los cuales se cuenta a Agustín, por cuya conversión derramó abundantes lágrimas y oró mucho a Dios. Al tiempo de partir para África, ardiendo en deseos de la vida celestial, murió en la ciudad de Ostia del Tíber (387).
En Capua, de la Campania, san Rufo, mártir (s. III/IV).
En Tomis, de la Escitia, santos mártires Marcelino, tribuno, su esposa Mannea, Juan, hijo de ambos, y Serapio, clérigo, y Pedro, soldado (c. s. IV).
En Bérgamo, en la provincia de Liguria, san Narno, que es considerado primer obispo de la ciudad (s. IV).
En la Tebaida, en Egipto, san Poemeno, abad, tenido en suma consideración entre los anacoretas y del que se refieren muchas máximas llenas de sabiduría (s. IV/V).
En Couserans, de la Aquitania, san Licerio, obispo, que, oriundo de Hispania, fue discípulo de san Fausto de Riez y con sus oraciones libró a la ciudad de ser destruida por los visigodos (c. 540).
En Arlés, de la Provenza, san Cesáreo, obispo, que, después de haber llevado vida monástica en la isla de Lérins, recibió ese episcopado en contra de sus deseos. Preparó y reunió sermones apropiados para las festividades que los presbíteros debían leer con objeto de instruir al pueblo y escribió también reglas de vida, tanto para hombres como para religiosas, para dirigir la vida monástica (542).
En Pavía, de la Lombardía, san Juan, obispo (c. 825).
* En el monasterio de Petershausen, que él había fundado, en Suabia, sepultura de san Gebardo, obispo de Constanza (995).
* En el monasterio de Aups, en Saboya, muerte de san Guarino, obispo de Sion, que, siendo monje de Molesmes en tiempos de san Roberto, fundó este cenobio, que dirigió santamente y agregó a la Orden del Císter (1150).
* En Lausana, entre los helvecios (hoy Suiza), san Amadeo, obispo. Siendo monje de Claraval, fue designado abad del cenobio de Hautecombe y elegido, más tarde, para la sede episcopal, desde donde educó con destreza a los jóvenes, formó un clero piadoso y casto y cantó las alabanzas en su predicación de la bienaventurada Virgen María (1159).
* En Foligno, de la Umbría, beato Ángel de Conti, presbítero de la Orden de Eremitas de San Agustín, insigne por sus penitencias y humildad, y de suma paciencia al recibir ofensas (1312).
* En Leominster, en Inglaterra, beato Rogerio Cadwallador, presbítero y mártir. Había sido ordenado en Valladolid, en España, e, insigne por su ciencia, ejerció su ministerio clandestinamente durante dieciséis años en su patria y, finalmente, condenado por el hecho de ser sacerdote, en tiempo del rey Jacobo I fue ajusticiado después de crueles torturas (1610).
* En Nagasaki, en Japón, beatos Francisco de Santa María, presbítero de la orden de los Hermanos Menores, y sus catorce compañerosSus nombres: Beatos Bartolomé Díaz Laurel y Antonio de San Francisco, religiosos de la Orden de los Hermanos Menores; Gaspar Vaz y María Vaz, esposos; Magdalena Kiyota, viuda; Cayo Akashi Jiemon, Francisca Pinzokere, Francisco Kurobioye, Francisco Kuhioye, Luis Matsuo Soyemon, Martín Gómez Tōzaemon, Tomás Wo Jinyemon, Lucas Tsuji Kiyemon y Miguel Koga Kizayemon., mártires, que por orden del gobernador de la ciudad sufrieron el martirio en odio al nombre cristiano (1627).
En la ciudad de Usk, en Gales, san David Lewis, presbítero de la Compañía de Jesús y mártir, que, ordenado sacerdote en Roma, celebró ocultamente los sacramentos en su patria durante más de treinta años y prestó ayuda a los pobres, hasta que en el reinado de Carlos II fue ahorcado por ser sacerdote (1679).
* En el mar frente a Rochefort, en Francia, en una vieja nave, beatos mártires Juan Bautista Souzy, presbítero, y Udalrico (Juan Bautista) Guillaume, hermano de las Escuelas Cristianas, mártires, que, en el furor de la persecución contra la Iglesia, fueron detenidos de manera inhumana y por Cristo murieron de hambre y aquejados de grave enfermedad (1794).
* En Reading, en Inglaterra, beato Domingo de la Madre de Dios Barberi, presbítero de la Congregación de la Pasión, que, buscando con empeño restablecer la unidad de los cristianos, llevó a muchos al seno de la Iglesia católica (1849).
* En la localidad de Picasent, en la región de Valencia, en España, beato Fernando González Añón, presbítero y mártir, que, en tiempo de persecución, mereció pasar a la bienaventuranza eterna (1936).
* En el camino entre las aldeas de Godella y Bétera, en el mismo territorio en España, beato Raimundo Martí Soriano, presbítero y mártir, que, en el furor de la misma persecución contra la fe, derramó su sangre por Cristo (1936).
* En San Sebastián, en España, beata María del Pilar Izquierdo Albero, virgen, que muy probada por la pobreza y por graves enfermedades, sirvió a Dios mostrando una caridad singular en favor de los pobres y afligidos, para cuyo servicio fundó la Obra Misionera de Jesús y María (1945).